Invitando al demonio (Lestat) [+18]

Como todos los domingos tenia como costumbre ir a la iglesia y rezar. Si, un pequeño defecto de mi anterior hogar... Mi "padre" me hacia rezar cada día al menos un ave maría antes de irme a la cama, y cuando me despertaba mas de lo mismo, creo que por eso le cogí manía a dios, y me cruce en su contra. Como cada domingo me inclinaba delante de la capilla, juntaba mis manos y rezaba un par de oraciones que en verdad no iban dirigidas a nadie, pensamientos sin rumbo, sin sentido y sin nada en si. Huecos de sentimiento, y vacíos de significados. Me levante, hice la señal de la cruz y salí por la puerta de la iglesia, la cual después de que cerrase la puerta estallo en llamas escasos segundos.

Suspire, coloque bien mi sombrero y me di la vuelta, caminando por el pequeño parque que había justo en las puertas de la iglesia. Me senté en un banco, cerré los ojos y deje que la brisa golpease mi rostro.

Sentí una presencia extraña cerca, pero no le di la mas leve importancia a ella.

Caminaba, con mis preciosas piernas y que tanto me habian costado conseguir. Me gustaba pasear cuando hacia algo de viento, sentir como se movia mi pelo y el viento me daba de frente. Senti como alguien, alguien especial merodeaba por alli así que segui su olor y me llevo a la Iglesia.

Situada detras de un arbol, divise como un chico salia de la iglesia. Un momento me quede observando, aquel chico no era un humano cualquiera asique sin mas, apareci delante de el mirandole desde arriba al estar el sentado en el banco.

- Que tenemos aqui? - Cerre los ojos y aspire profundo para volver a abrirlos - Tienes algo raro...

Sin ton ni son sentí una fuerte presencia justo delante de mi, mientras mantenía los ojos cerrados le escuche hablar, tenía voz de chica. Alce una ceja, pues no parecía ser Ody. Abrí los ojos, y contemple a quien era. Vaya... Otro demonio. Suspire larga y pesadamente.

"¿No os cansáis?"

- ¿Serán los tatuajes? No se... O tu forma de mirar.

Dije simplemente, cortante.

- Ahora apártate, me tapas el sol.

Pedí mas o menos educadamente mientras seguía observando a la chica parada en frente de mi.

Alce una ceja ante aquel demonio algo extraño. Ese chico no era todo un demonio, tenia una mezcla extraña, algo de humano todavía en su ser.
Me carcajee cuando me pidió que me apartara desagradable, no quería mi compañía pero eso es lo que le daría.

- ¿Cual es tu nombre? - Pregunté aunque mas bien era una imposición a que me lo dijera. Si supiera su nombre o algo relacionado a el, podría situarlo en el inframundo. - No sabes con quien estas hablando, ¿verdad?

- Me es indiferente, tan solo, apartate.

La oblige con mis poderes a que se quitase del frente. Alce la mirada hacia ella, negando con la cabeza.

- Para que quieres saber mi nombre, no te servira para nada.

Simplemente cerre los ojos, y me estire en el banco, desconectando y, en otras palabras pasando de la chica que tenía en frente, aunque no sabía el por que, tenía algo extraño que me llamaba a abrir de nuevo los ojos.

- ¿Quien eres tu?

Le pregunte abriendo de nuevo los ojos, y centrandome en ella.

Me hacia gracia lo estupidos que podian ser algunas veces estos demonios novatos. Me retiro hacia un lado con algun poder extraño, asique con eso me confirmaba que no era del todo humano ni del todo demonio. Pero queria saber mas, tenia interes por saber que era y quien lo habia creado asi.

- Pretendes que te diga quien soy cuando te comportas desagradable, y ni siquiera te presentas ante mi? - Sonrei - JA! Soy hija de Lucifer, estupido!

Comente sentandome en el banco donde estaba sentado tambien el, no me gustaba ese sol que habia aparecido de repente, me gustaba mucho mas la lluvia.

Negué con la cabeza ante lo que dijo. Gire mi rostro hacia ella centrandome en su mirada acusadora, y reí.

- Has sido tu quien a venido aquí, te has puesto frente a mi, tapandome el sol, y exigiendome cosas, no yo.

Respondí simplemente.

- Para ti, mi nombre no tiene importancia, y que me digas hija de Lucifer... Pues vaya... Todos los demonios os pensaís que Lucifer es vuestro padre.

Me gire de nuevo hacia ella.

- Pero no entendeís nada.

Simplemente me volví al frente, me cansaba el sol, por lo que nuble el cielo.

Me reí mientras comentaba todo eso, sus palabras no me herían en ningún sentido. Sin mas no conteste a todo aquello, yo era una verdadera hija de Lucifer, pero para que iba darle explicaciones a alguien que no las quería. Si me había acercado al sentir que era un demonio, era porque necesito un par de aliados conmigo en mi misión.

- ¿Que haces en este pueblucho? Has venido a matar o poseer a alguien? - Pregunté sin esperanzas de que de contestara - Estoy interesada en contar con un poco de ayuda demoníaca...

- No soy un demonio.

Respondí simplemente. Me gire hacia ella.

- ¿Y... Que tipo de ayuda quieres?

Pregunte mientras dibujaba una sonrisa malevola en mi rostro, empezaba a justarme el juegecito entre ella y yo.

- ¿Y, que debería hacer yo?

¡Bien, bien, bien! Habia conseguido que me hiciera un poco de caso, aunque fuera el minimo, pero lo necesitaba y mas si tenia ese poder que me demostraba pero no era un demonio. Entonces, ¿que era?

- No eres un demonio, pero me gustas.

Dije mirándole y frunciendo el ceño mientras lo examinaba de arriba abajo. Podría sernos de mucha ayuda para eliminar a todos los seres cercanos a Jake Tayler.

- Tu, solo tendrías que matar a un par de personas, humanos sin importancia en el mundo.

La mire, cerrando levemente los ojos para seguidamente abrirlos y centrarme de nuevo en ella. Durante unos segundos permanecí inexpresivo, pero luego no pude esconder una sonrisa diabólica que tomaba gran parte de mi rostro.

- Esta bien, entonces te ayudare pero...

La mire esta vez mas fijamente.

- Que saco yo a cambió de ayudarte??

Pregunte, la verdad, dudaba que pudiera darme algo que me interesase, simplemente lo haría por puro placer y amor al arte.

Le mire y puse los ojos en blanco mirando hacia el cielo, ahora la gente solo se movía por interés. Pero lo necesitaba y no estaba dispuesta a perder su gran ayuda por una tontería.
Entonces un color negro se filtro en mis ojos.

- Pide lo que quieras, no suelo conceder deseos mágicos como si fuera un genio de la lampara pero me has caído bien.

Estaba en el bote y ahora solo tendría que buscar a otra mas, una hija también de Lucifer. El demonio por el que yo estaba trabajando, me había dado un nombre, Odette.

- No, solo te pediré que me devuelvas el favor cuando te lo pida, y me traicionas, te prometo que lo pagaras caro.

Dije simplemente, y la mire.

- Si vamos a trabajar juntos, nada de secretos ni truquitos, o te devuelvo de donde saliste.

Sonreí y la mire.

- Trato echo??

Asenti lentamente y abri la boca despacio
- Trato hecho. No se con que demonios has tratado pero soy alguien de fiar, creo...
Dije mientras me reia y me giraba hacia el horizonte para mirarlo. Todo esto no acababa mas que empezar y ya sentia los aires de grandeza de sentir a mi jefe conmigo en la tierra. "Pronto, muy pronto" Me dije a mi misma.

Mire a la chica con una leve sonrisa en mi rostro, mientras volvía mi rostro hacia el infinito.

- Dime ¿como te llamas? Y ¿por que quieres mi ayuda?

Pregunte, mientras poco a poco volvía mi rostro hacia ella, observándola, esta vez de arriba abajo. No estaba nada mal, pero posiblemente siquiera me acercase a ella. Los demonios eran extraños, y ya estaba lo suficientemente servido para ello. La mire, con una leve sonrisa de nuevo.

- Por cierto, me llamo Synyster, llámame como te salga.

Sonrei satisfecha porque al final habiamos dejado el trato zanjado. Ahora solo quedaba encontrar a mi hermana Odette.
- Mi nombre es Lestat, y aunque todos los demonios lo digan, si soy hija real de Lucifer.
Suspire mirando al horizonte, de nuevo volvía el puto sol y me asqueaba tanto. Así que pronto me iría de ese banco y esa estropeada iglesia.
- Te quiero porque eres fuerte, eres especial y necesito una pequeña mano en este pueblo para deshacerme de mucha gente.

Note como el sol no le gustaba para nada, por lo que hice que se hiciese de noche por completo. La mire, y sonreí ampliamente.

- Entonces, dime cuando tenemos que actuar.

Dije, y sonreí ante la idea de la hija oficial de Lucifer.

- Oh, con que la verdadera hija de Lucifer, pues es un placer conocerte.

Simplemente hable claro y conciso.

- De todos modos... Llámame cuando me necesites.

Le mire de nuevo ahora sonriendo por el gesto que habia tenido al cambiar el sol por la preciosa oscuridad. Luego el dije que estaba encantado de conocerme.
- El placer es mio - Dije mirandole detenidamente y mordiendo mi labio inferior. - De momento, tengo que encontrar a una zorrita rubia que anda cerca del cazador en el que estoy trabajando.
Aparte, tambien cabia decir que era la hermana de el cuerpo que llevaba ahora puesto y que tan bien me sentaba.

La mire, y asentí con la cabeza.

- Esta bien, pues te ayudare a buscarla... ¿Algún dato mas aparte de que es rubia, y es una zorra?

Pregunte retoricamente, observe el gesto de su boca, y suspire, desvié mi mirada hacia el infinito.

- Mmm... puedo buscar a gente para que nos ayude.

Solté una carcajada seca al escuchar su pregunta
- Se llama Shady Vengeance, es lo único que tienes que saber
Comenté y apoye la espalda relajándome en el respaldo del banco mientras seguía mirando el infinito. Luego hecho la cabeza hacia atrás mirando el cielo.
- Necesito encontrar a alguien, es otro demonio... una de mis hermanas. Se llama Odette, quizas puedas ayudarme.
Dije aunque no sabia si andaría todavía por el pueblo o vagaba por cualquier otro lado.

Reí al escuchar el nombre del demonio a quien buscaba, y me voltee hacia ella, sin poder dejar de reír.

- Oh, vaya... ¿Odette? Si, la conozco, puedo hablar con ella para que nos ayude, y no creo que se oponga.

Dije, y la observe de nuevo.

- De todos modos, le hablare de ti para que me crea. Mientras tanto, tu haz lo que tengas que hacer.

Me estire en el banco, y ajuste mi sombrero a mi cabeza.

No me extraño que la conociera, si era como Lucifer me había dicho, enseguida se habría hecho amiga de algún demonio o mestizo que hubiera en la tierra.
- Perfecto.
Sonreí y mire despacio hacia un lado para observarle. Era atractivo si mi juicio no me fallaba pero se hacia el interesante demasiado así que no estaría interesado en nada ni nadie por el momento, típico de los demonios.

Note como la chica me observaba, y desvié una sonrisa en mi rostro. Gire mi mirada hasta ella, clavandola en sus ojos.

- Sucede algo Lestat??

Pregunte al notar como no dejaba de mirarme, si hubiera podido, me hubiera puesto rojo. Reí levemente, y mire al suelo, estirando el cuerpo hacia delante, uniendo mis manos entrelazando los dedos.
La observe desde los pies, hasta subir de nuevo a la cabeza.

Vi su sonrisa he hizo que saliera la mía sin poder evitarlo. No era mala compañía aquel ser, porque todavía no sabia que era. Luego me pregunto si pasaba algo.
- Nada, si fueras todo un demonio, diria que has elegido un muy buen recipiente.
Comente sonriendo y alzando una ceja.

Reí al escucharla.

- ¿supongo que e de tomar eso como un cumplido verdad?

Dije, y reí levemente.

- Si, tu recipiente tampoco esta, nada mal... ¿Es verdad eso de los 7 pecados capitales cierto? que por mucho que lo hagas, dará igual.

Pregunte.

- Me gusta la idea de la lujuria.

La mire, de nuevo de arriba abajo.