Invitando a tomar algo... [Cath]

Llegamos al bar de copas minutos despues de salir de la iglesia. Me sente en una mesa y espere a Cath.

Entré en el bar y me dirigí a mi mesa preferida. Di la vuelta para sentarme frente a Jeremy, de espaldas a la puerta. En se instante se me ocurrió pensar en la bronca que me armarían mis tíos cuando supieran que había vuelto al bar, y me reí por lo bajo.
-¿Qué vas a tomar? -le pregunté, una vez tomé asiento.

-El alcohol no es lo mio. Me pongo malo cuando bebo...-sonrei.- Creo que tomare algun refresco. Y tu? Que vas a tomar? - pregunte, ya que se acercaba un camarero.

-Me tomaré un zumo o algo así, los refrescos me sientan mal en el estómago -sonreí.- Aún no tengo edad para beber -le aclaré.
El camarero ya me conocía de otras veces, por lo que no hube de decirle más que
-Lo de siempre.
Francamente, no entendía por qué mis tíos ponían el grito en el cielo. Vale que no era el lugar más adecuado del mundo, pero no hacía nada malo allí, era una chica responsable.

-Entiendo. - pedi al camarero lo que ibamos a tomar. - Parece que aqui ya te conocen.

-Bastante, es cierto. Vengo por aquí a menudo, te dije que era mi sitio preferido -le recordé.- Aquí se consigue bastante información sobre cosas extrañas que suceden por EE.UU., aunque a mis tíos no les gusta que yo venga. Creo que porque lo asocian a mis desapariciones -añadí, pensativa

-Bueno... Creo que este tipo de sitios solo hay en E.E.U.U. Nunca e sido tan cercano a gente de bares... Siempre e conseguido informacion por periodicos y algunos rumores que corren.

Me encogí de hombros.
-También es un medio, pero la gente rara vez denuncia esas cosas. Prefieren desahogarse contando sus historias en un bar, borrachos hasta las cejas, de modo que ni ellos mismos se lo creen al día siguiente.

Rei.
-Supongo que asi son los borrachos... y la gente normal.- ya que nosotros no nos podiamos tratarnos como normales...

Sonreí de medio lado.
-La mente humana es maravillosa, ¿no crees? De esa manera se inmunizan de los horrores que han vivido -el camarero llegó con nuestras bebidas, que depositó frente a nosotros.
Tomé un trago de la mía y proseguí.
-Pero hay personas que no se conforman con el simple olvido o la borrachera....Así nacen los cazadores. No somos personas normales, no como los demás -musité.

Cogi la bebida y la escuche mientras bebia. Luego la deje en la mesa.

-Bueno... Pero no todos acabamos en el bando de los buenos... Otros venden su alma al demonio. - dije con un tono de desprecio.

Me quedé un poco parada ante la dureza de sus palabras. Tal vez le había tocado de cerca aquello, supuse.
-Sí, y esos son los peores. Cualquiera sabe que los muertos, muertos están. No se deben traer de vuelta bajo ninguna circunstancia -recordé la vehemencia con que Jeremy me había dicho esas mismas palabras.
Irónicamente, una semana despues de haberlas pronunciado, él había perecido.
-Y los que lo hacen solo por ganas de fama o riqueza o algo así...esos no merecen llamarse personas, siquiera -bufé, con odio en la voz.
Era algo incomprensible para mí, el hacer un trato con esos seres. Además, nada justificaba el tener que asarte una eternidad sufriendo las penas del infierno.

-Esos son uno mas de ellos. Que quieren vivir la buena vida en la Tierra... Pero no saben lo que les espera alli abajo. - dije bufando.

-¿Para qué condenarte a un sufrimiento eterno a cambio de algo que apenas vas a disfrutar? Diez años casi no son nada, y eso en los mejores de los casos -bufé.- No, no son humanos, son seres infernales como tú dices. Lo que logran se lo tienen merecido.

-Eso es porque la mayoria que hacen eso son... ateos. No creen que la vida sea ningun reto, si no que simplemente, algo que se les a regalado y que despues de la muerte no hay nada. No han visto el infierno.

-Serán ateos, pero tienen que buscar un demonio con el que pactar. Si hay demonios, ¿cómo no va a haber infierno? Si no ¿de dónde salen? -bufé.- Yo antes no era muy creyente, y sin embargo desde lo de...- se me quebró la voz unos instantes, pero me recompuse rápidamente- he encontrado una nueva fuerza para creer. No sé, el averiguar todas estas cosas de lo sobrenatural me dio esperanzas de que hay algo más. La fe fue la ventana que me ayudó a superarlo -reí entre dientes-. Curioso, ¿No? Que los demonios me ayudasen a creer en Dios.

-La gente es asi de ingenua.-dije desviando la vista a la ventana. Por un momento me pareció que paró de hablar, que le pasaba algo. Volví a ella y sonreí por lo que había dicho.- Si, una anéctoda bastante extraña... Pero supongo que cada persona a de... encontrar la fe de alguna forma u otra.

-Una cosa es la ingenuidad, y otra la estupidez -repuse.- El ser humano es un especialista en negar todo aquello que se salga de lo natural, incluso aunque lo tenga delante de sus propias narices.
Cuando mi voz se quebró, Jeremy volvió a mirarme. Le dediqué una sonrisa de medio lado, hurtando los ojos a su mirada. No quería que viese el dolor que sentía por dentro: esa guerra era solo mía, de nadie más.
-Supongo. Y siempre se encuentra en los lugares más insospechados -añadí.- No respondas si no quieres, pero ¿tú siempre has creído o algo te ha ayudado a hacerlo?

Di un largo suspiro a su pregunta, esbozando una leve sonrisa. -Siempre e creido en Dios... - la mire a los ojos. Note una tristeza enorme...- Mira... Pase lo que te pase... Lo que te haya pasado... Eres uno de los nuetros. Tu guerra, es nuestra guerra.

Me pareció que no era del todo sincero al responder, pero era normal: mi pregunta había sido demasiado directa, demasiado personal.
-Mi familia también, todos creen en Dios desde siempre -murmuré.- Yo siempre he sido la rara, la diferente.
Lo miré unos instantes a los ojos, pero después volví a desviar la mirada hacia mi copa. Tomé un trago, para tranquilizarme por dentro.
-Sí, pero la guerra contra el dolor debo librarla yo sola. Si no, ¿qué clase de cazadora seré? Tengo que ser fuerte, nadie puede ayudarme. Aunque espero que no sea siempre así...
Así de difícil, iba a decir, pero se me cortó una vez más la voz. Ojalá con el tiempo todo mejorase.

-"No importa cuantas veces caigas, si no cuantas te levantes"-recité, apoyandome al respaldo del asiento. - Es el lema familiar. - dije con media sonrisa.

Le devolví la sonrisa.
-Es lo que cuenta, en realidad. Lo importante de caer es tener el valor suficiente como para levantarse una vez más y seguir luchando. Intento encontrar ese valor en alguna parte, pero es difícil -desvié la mirada a la congregación, que comenzaba a ser ruidosa-. Al menos lo intento susurré-. No me rindo, ni me rendiré; al menos lo intento -repetí para mí misma.
Suspiré profundamente.
-Desgraciadamente, en mi familia no hay lemas ni nada parecido -comenté, con una sonrisa burlona.- No ha habido nadie lo suficientemente noble ni lo suficientemente inteligente como para crear uno, ni creo que lo vaya a haber jamás.

Sonrei para mi mismo. -Mi familia tiene una larga generacion de cazadores... Los lemas es lo nuestro. - solte una rija floja. - Entonces... Porque tu no inventas un lema...? Para ti, y para tus descendientes.

-Soy la primera cazadora de mi familia, o al menos eso creo. No tengo noticias de que mis padres o mis abuelos o nadie lo fuera, y no es algo precisamente fácil de ocultar -comenté.- En mi caso tengo suerte; mis tíos asocian mi comportamiento con la rebeldía de la edad y de todo lo que ha pasado.
Crucé las manos y me las miré; luego alcé la vista de nuevo y la clavé en sus ojos con una sonrisa, la primera sonrisa verdadera que me salía en mucho tiempo.
-Pero aún es pronto para pensar en lemas. Tal vez algún día me salga uno, pero tiene que ser algo espontáneo, sin preparación. Si no, para mi no tendría sentido.

Me miro con una sonrisa sincera. La primera que veia que no fuera la de Angie. Le devolvi la sonrisa. - Bueno, pues... Que te vaya bien, no?