El error (Jake Gyllenh)

Senti como me observaba desde el marco de la puerta antes de entrar algo mas decidida de lo normal, por lo visto le debia encantar mi casa o quizas mi compañia, sabiendo como era, se hubiera ido despues de haber follado conmigo anteriormente. Segui en mi ordenador, haciendo algunos retoques a las fotografias, quizas demasiados pero, era lo que vendia, modelos falsas en paisages aun mas ficticios.

- Bastante atrasado -para hacer otras cosas mas tipicas de mi- Pero ya sabes que lo hago en segundos todo esto

Siempre se me habia dado bien la informatica, sobretodo aquel tipo de retoques y programas.

- Te sonara increible pero, me he acordado de la primera vez que te enseñe a rebelar una fotografia - sonrei ante la pantalla-

Cierto, me pareció totalmente increíble, como si me leyera la mente, pero estábamos en su estudio y yo rondaba por allí, no era del todo anormal que afloraran recuerdos... aún tratándose de Jake. -¿Y es un recuerdo bueno o malo?- pregunté, acercándome y apoyando mis manos en sus hombros para curiosear un poco de lo que hacía en el ordenador. Parecía que retocaba unas fotos, pero seguro que también aprovechaba y se bajaba algo de porno.

No debia estar tan segura de estar tan cerca mio, el cabron que llevaba dentro nunca se habia ido, siempre salia a la luz en los mejores o peores momentos, consideraba que eran los mejores para mi para auyentar a la gente peores para ellos porque sabia como joder a la perfeccion. Le mentiria, ella no lo notaria, me habia vuelto demasiado buen actor con el tiempo y se iria por donde a venido, odiandome como me odiaba desde un principio.

- Malo -la mire friamente-

Gire mi mirada hacia la pantalla del ordenador siguiendo retocando fotografias, si lo habia notado, aquello la habia dejado KO en segundos, pero, era lo que buscaba, no queria volver a ser el mismo imbecil que estaba con la tia de su infancia la cual le conocia mejor que su propio padre.

No me sorprendió demasiado su respuesta, me esperaba que se comportara como el capullo que era, pero eso no impidió que me hiciera daño, que era exactamente lo que pretendía. -Pues es uno de los mejores que yo conservo- dije dándole un beso de despedida en la mejilla. Si las cosas hubieran ido ago mejor hasta le hubiera pedido que me llevara a casa, por no caminar hasta el otro lado del pueblo, pero no estaba en situación, así que simplemente me marcharía y le dejaría allí con su adorado trabajo.

Volví a su cuarto, me puse los zapatos y después me dirigí al baño para adecentarme un poco aquellos pelos loca que tenía, lucía mucho mejor en el cementerio, la verdad.