¿Otra copa? (Libre)

El camarero nos trajo las hamburguesas y se fue enseguida a buscar mis patatas y mi refresco, supuse que los cócteles tardarían un poco más. -Si- musité, en respuesta a su primera pregunta. No era de extrañas que muchos cazadores nos alojáramos allí, no teníamos grandes sueldos (muchos no teníamos ni sueldo), pero sí que era casualidad. De todos modos yo me alojaba en un cuarto muy modesto, de los más antiguos del motel. -Vaya... quizás por eso me sonabas...- dije, pensando en voz alta.

-¿Te sonaba de algo?-Le pregunté, sin mirarla concentrada en hecharle ketchup a la hamburguesa, la cerré con el panecillo y por el otro lado la mostaza, era como un ritual, heche más ketchup a un lado del plato para poder mojar las patatas fritas que acompañaban a la hamburguesa, pedí un refresco de cola a otra camarero-. Tendrás que haber visto a Jhosef también, compartimos la habitación, si algún día necesitas ya sabes...

-¿El qué?¿Ver el espectáculo?- dije sonriendo y negando con la cabeza. La verdad es que jamás había visto por ahí a Jhosef, pero claro, contando que me pasaba el día fuera y casi sólo iba para domir... Quizás me sonara de lo mismo que su novio, de las habladurías de otros cazadores. -Quién sabe, nos habremos cruzado antes... o igual te pareces a alguien que me haya cargado- añadí, echando algo de ketchup en mi hamburguesa, sin prestar tanta atención como había hecho Serena.

-¿Qué espec...? Aumh, lo pillo-Dije sonrojandome un poco, me lleve una patata frita a la boca y empecé a masticarla con lentitud-. Espero que no me confundas ni me intentes matar-Bromeé dándole el primer bocado a la hamburguesa-. Me referías que si algún día necesitas algo, puede llamarme cuando quieras, seguro que Jhosef ya te lo habrá dicho...

Le habría respondido lo mismo que a Jhosef, que me iba mejor estando sola, pero uno: ni era cierto y dos: él había terminado liándome, así que si Serena era la mitad de persuasiva que él, mejor no picarla.

-Gracias, lo mismo digo... tú sólo sigue el asfixiante olor a lejía y llegarás a la puerta de mi cuarto en el motel- porque a la del armario de la limpiaza fijo que no conducía y yo era la única obsesa de la limpieza que rondaba por allí, o eso esperaba.

-Podrías darle una charla a Jhosef, para que no dejase las cosas por medio, el otro día casi me pincho con uno de sus cuchillos...-Dije sonriendo, el camarero trajo mi refresco y le dí un sorbo, para luego limpiarme la boca con la servilleta-. Lo digo en serio, Kyra. Llega un momento de nuestra vida que necesitamos tener a alguien a nuestro lado.

Sonreí con aquello, con la boca llena de comida, Jhosef era de los que se dejaba sus armas por ahí, tal y como me lo imaginaba, me encantaba. -El experto en charlas es él...- a mi me echaba cada sermón que daba miedo, pero era parte de su encanto, supongo, por eso y su manía de justificarse y querer aclararlo todo me había caído bien y no lo había mandado a la mierda desde el principio.

Su segundo comentario ya no me gustó tanto, me alegraba por ella si había cazado a Jhosef, pero mi vida era asunto mío, quizás yo ya tuviera a alguien, pero no me dedicaba a contarlo en bares a desconocidas o no iba por su habitación de hotel esquivando sus juguetes. -Algunos estilos de vida exigen un nivel de soledad un tanto alto...-

Miré a Kyra tras su último comentario, suspiré y me dediqué a mojar una patata en el ketchup, quizás demasiado.

-Yo pensaba lo mismo que tú hasta que llegué a este pueblo, no te estoy diciendo que te conviertas ahora en Miss Popular...., pero a mi por lo menos me gusta sentir que alguien se preocupará por mi si no doy señales de vida-Le dije sonriendo, me lleve la patata a la boca y me limpie los dedos en la servilleta.

Volví a sonreír, pero esta vez no me estaba divirtiendo. Serena parecía una buena chica, debía serlo si estaba con alguien como Jhosef, pero se estaba extralimitando, acababa de conocerme, una botella de tequila y unas hamburguesas no la autorizaban a darme consejos. -Quizás ya haya alguien, quizás lo hubo, quizás no quiero que lo haya...- era asunto mío. Trataba de ser amable aunque mis palabras no lo fueran del todo. -Tú preocúpate por conservar lo que tienes, hay mucha pécora suelta- yo me ocuparía de mi vida.

Miré a Kyra, me pase la mano por el flequillo para acomodarlo encima de los ojos, gesto que hacía cuando estaba nerviosa.

-No quería molestarte con mis comentarios, normalmente suelo hablar con la gente como si les conociese de toda la vida, eso hace algunas veces que meta la pata-Dije haciendo una mueca, para después darle un bocado a la hamburguesa.

Me pareció sincera y yo era consciente de que no tenía mucho tacto al hablar, así que encontré oportuno disculparme... bueno, discuparme no, pero sí tratar de quitar tensión al momento. -Yo suelo meter la pata porque no hablo mucho con la gente, he ido perdiendo la práctica- pero podía aprender de Serena, con tiempo, paciencia y ganas y seguro que ninguna de las dos tenía nada de eso.

-Ya, sueles pasar mucho tiempo en los sótanos, ¿verdad?-Ironicé, solía hacerlo cuando perdía los nervios o algo salía mal. Metí una cañita en el vaso del refresco y bebí de ella, me mantuve en silencio en silencio, entretenida en terminandome la hamburguesa.

-Algo así...- me vino bien un rato de silencio, las cosas eran algo más complicadas y enrevesadas que la simple solendad, pero ni Serena quería saberlo ni yo quería explicárselo, así que ambas seguimos calladas terminándonos la cena.
El silencio se rompió cuando el camarero apareción con los cócteles, no hacía falta ni acercar la nariz para ver que eran casi todo vozka.

Vozka, el cóctel tenía el tono de todos los Vozka que probablemente había en el local, mire uno de los vasos y cogí uno alzandolo un poco, mirando a Kyra.

-Vale, brindemos por que nos veamos otra vez y que ninguna de las dos diga gilipollecez que a la otra no le interesen...-Dije manteniendo la copa en alto esperando a que Kyra cogiese la suya.

Más o menos así tendrían que ser lo brindis de las bodas, Serena podría intentar patentarlo...

Cogí mi cóctel y brinde con ella, esbozando una sonrisa. La verdad es que era algo fuera, normal si llevaba vozka, pero no era del todo intragable, así que le di otro sobro y volvi a mi hamburguesa. -Dime ¿qué te trajo a este pueblo?-

No solía ser de Vodka, pero tenía que admitir que la mezclar de aquellos sabores me gusto, después de beber por segunda vez y con la hamburguesa terminada, me dispuse a comer de mis patatas.

-No lo sé..., no estaba haciendo nada en concreto. Solo iba a quedarme un par de días, estaba de paso...-Le respondí, era cierto, estaba en Houston cuado escuché hablar a dos cazadores de este pueblo, donde solían reunirse de vez en cuando cada equix tiempo-. ¿Y a ti?

-Más o menos lo mismo...- dije tras tragar mi último pedazo de hamburguesa. -Venía siguiendo una pista que no me llevó a ningún lado y al final tuve que quedarme- vale, lo expresé demasiado mal. Nadie me obligaba a permanecer allí, pero de algún modo alguien me ataba y por eso no quería irme. -Pronto me di cuetna de que aquí se cuece algo grande, así que he decidido esperar, a ver qué pasa-

-¿Qué pista estabas siguiendo?-Le pregunté mojando la última patata en el ketchup-. Algo grande no sé, pero que haya tantos cazadores reunidos en un mismo pueblo no es normal...-Le dije llevandome la patata a la boca, después de saborearla, me limpie la boca y las manos con la servilletas.

-Una que no me sirvió de nada- no iba a darle detalles, era algo personal, demasiado personal, cinco años ya, y seguía sintiéndome tan impotente como el primer día. -Hay muchos cazadores, pero hay más malos, muchísimos más... ocurren cosas extrañas por todo el país, pero en esta zona se concentran los peores sucesos- radio Kyra informando, podía sacar papel y boli.

-¿Qué has averiguado de este pueblo?-Le pregunto, encendiendo un cigarro, al final, me había descuidado de la caza los últimos días, dejándola apartado, pero el gusanillo había entrado de nuevo, le di una calada al cigarrillo apartando el plato vacio de mi vista.

-¿Eres cazadora o periodista?- me salió del alma, no pretendía ofenderla, pero hacía muchas preguntas y no parecía saber mucho de lo que pasaba ¿a qué se dedicaba cuando estaba con Jhosef? Ah, claro... a eso. -Disculpa, ya sabes la falta de prácitca...- me disculpé, antes de que pudiera decirme nada. -Hasta donde yo sé, se han cuadriplicado las posesiones demoniacas sólo en esta parte del país, por ponerte un ejemplo-

Iba a protestarla, cuando se disculpo, deje que el cigarro se consumiese en el cenicero, me tape las manos con la rebeca que llevaba cuando menciono las posesiones demoniacas, hice una mueca, mi madre había muerto en una de ellas. Jugué con la cañita dentro cóctel dándolo un sorbo, mañana sería un día resacoso.

-Puedo ayudarte en eso, los demonios, podría decirse que son especialidad mía-Dije pasándome ambas manos por la cara-. Ayudarte si quieres, sé que la mayoría de los cazadores sois muy solitarios. Yo no me incluyo, soy un caso aparte...

¿Su especialidad? Vamos, no dije nada a eso a pesar de que el comentario me pareciera del todo... desacertado. -Pues tienes razón, suelo trabajar sola, pero si algún día necesito algo, ya sé a quién recurrir- sí, a ella y Jhosef y rezaba por no golpear su puerta en un momento demasiado privado o seguro que se negaban a echarme una mano por haberle cortado el rolo... en fin. -Eres algo rarita ¿lo sabías?- añadí con una sonrisa, no pretendía faltarle al respeto o insultarla, pero se veía muy sociable, muy normal para ser lo que era, lo que éramos.

Sonreí ante el comentario de Kyra, no era la primera vez que me llamaban rara, ya hubiese sido por mi forma de vestir, de pensar o por mi familia.

-¿Rara de loca psicopata o rara en el buen sentido?-Le pregunté bebiendo de nuevo del cóctel, no me gustaba mucho el vodka, pero ese cóctel tenía una mezcla que me gustaba.

La miré alzando una ceja mientras jugaba con mi vaso. -Bueno, sólo somos dos, así que tú debes ser la rara en el buen sentido, porque la loca psicópata soy yo- sí, Kyra la ex paciente de psiquiatría enganchada a las pastillas y liada con un vampiro... vamos, de novela. -Nah, de verdad, en el buen sentido... es difícil encontrar gente que se dedique a lo que nos dedicamos y que todavía conserve...- ¿la humanidad? -... las ganas- de reírse, de socializar, de seguir adelante y esas cosas.