Pensando en lo que se viene (libre)

Sonreí con pesar.

-Eso siempre pasa. Nunca puedes fiarte de si alguien te dice algo amable con sinceridad o si lo hace porque busca algo -murmuré.- La gente es una hipócrita a veces, los únicos de los que puedes fiarte son los amigos de verdad. Y esos se cuentan con los dedos de una mano, y aún así sobran dedos -me encogí de hombros. Luego sonreí de nuevo, con humor-. Por supuesto, no pienses que lo que dije fue porque quiero algo; en mi caso era sincero, puedes fiarte.

Fruncí un poco el ceño al oírle asentir, pero me quedé atónito al escuchar sus declaraciones y mi sonrisa desapareció. Mi primer impulso fue el de retroceder un paso por la impresión, para mirarlo todo con retrospectiva. Luego me encogí de hombros: eso explicaba muchas cosas de la extraña situación del principio. Sonreí de nuevo y avancé otra vez el paso retrocedido. Sería una hipocresía absoluta de mi parte el huir aterrorizado ante ella, solo porque había tenido el valor de admitir aquello a viva voz.

-Bueno, es algo sorprendente, pero gracias por la sinceridad. Tienes razón, creo que nos parecemos bastante tú y yo.

Entrecerré un poco los ojos, pensativo ante su pregunta.

-Bueno, a decir verdad no sabría decirlo con exactitud. Tal vez huyo de mí mismo, no solo de lo que soy...

Pareció preocupada y tensa cuando vio mi reacción, pero luego sonrió con más alegría cuando se dio cuenta de mi cambio de opinión. ¿O tal vez lo había oído de mi mente? Aquello resultaba muy confuso...

-No es algo muy habitual, pero algunos hay. Y créeme, toda criatura sobrenatural o humano con poderes en el radio de varios kilómetros, siempre acaba encontrándome. Sean buenos o malos -bromeé.

Le dediqué una sonrisa ante su caricia; no estaba del todo de acuerdo con ella.

-Es un pequeño problema, no me llevo bien conmigo. Soy único, lo sé -bufé con amargura, y aparté la mirada.- Algo que no debería existir de ningún modo...

Le devolví la sonrisa sin demasiado entusiasmo, fijando de nuevo la mirada en su rostro.

-No es lo mismo -negué con la cabeza.- Tú naciste así, Sookie. ¿Quién podría negarte el derecho a existir, a vivir?

Sacudí la cabeza y alcé una mano para revolverme el cabello.

-Yo soy un monstruo, una aberración. Algo que no debe existir, de ningún modo.

Mi mente vagó a todas las cosas que yo hacía; mis poderes no eran naturales, no tenía derecho a poseerlos y menos aún debería usarlos. Pero debía hacerlo, por el bien común.

Vi que algo que había recordado no la hacía muy feliz precisamente, y me sentí mal por ello.

-A nadie le gusta ser diferente, por mucho que la gente presuma de querer serlo -dije, suavemente.

Sus palabras me hicieron sentir mejor, y su delicado beso me dejó sorprendido. Nunca ninguna chica se había atrevido a hacer algo así, excepto Jess cuando ya estábamos saliendo.

-Sí, lo hago por los demás, pero una parte de mi disfruta con ello. Una pequeña parte de mí se siente bien haciéndolo...Eso no está bien.

Sonreí.

-A menudo pasa así. Una vez te acostumbras a serlo, normalmente prefieres seguir siéndolo. Si fuésemos todos iguales, sería un aburrimiento, ¿no? -bromeé.

Negué con la cabeza.

-No es culpa tuya, últimamente todo me recuerda a ella -confesé, con la mirada algo perdida.- No sé por qué, ya hace seis años...

Cogió mis manos, y volví a fijar la mirada en el presente, en Sookie.

-No es algo...bueno. Me hace menos humano.

Sonreí de medio lado. Tenía que haberlo visto venir.

-Porque ya lo he intentado, con todas mis fuerzas, pero no puedo quitarme la idea de que es algo maligno que me llevará a la perdición -repuse, con voz pesarosa.

Me encogí de hombros levemente.

-No es nada. Supongo que creía haberme hecho ya a la idea, pero al parecer no es así. Tiempo al tiempo, nada más... La verdad es que temo olvidarla alguna vez -confesé, en un susurro.

Solté una carcajada.

-Bueno, si me comparas con todos ellos, supongo que sí que lo soy. Pero tampoco es un gran consuelo -bromeé.

A todo hay quien gane, me recordé.

Sonreí, incómodo. Maldición, ¿qué les pasaba últimamente a las mujeres conmigo? Me daba mucha vergüenza que me dijesen esas cosas...

-Es difícil, pero supongo que alguna vez tendré que hacerlo -repuse, encogiéndome de hombros.

Pensé en Jess una vez más y en lo mucho que la añoraba. Su muerte me había hecho tanto daños...aunque ese era el objetivo que perseguía Azazel cuando la mató.

-Supongo que sí, pero no puedo evitar temerlo. El perderla fue un golpe muy duro, y si ahora pierdo su recuerdo, si la olvido, su muerte será aún peor. No habrá valido para nada...

Me encogí de hombros, con un toque de humor en la mirada.

-Es que soy un cabezota -dije, riendo entre dientes.

Reprimí el impulso un tanto infantil de sacarle la lengua. Seguramente había oído de mi mente mi reacción al piropo y le había hecho gracia.

-Es que esas cosas me dan vergüenza -me quejé, con una risita.- No estoy habituado a que me los digan -me excusé.

La miré con pena.

-Vaya, lo siento. Siempre es difícil separarse de la persona amada -dije con voz baja.- Aunque sean capullos guapos -agregué, en tono de broma.

Me encogí un poco de hombros ante el tema de Jess. Luego reí cuando me llamó cabezota.

-Es un defecto, o una virtud, que padecen los miembros de mi familia.

Me rei al escuchar sus pensamientos y controle las ganas de reir mas fuerte. -Perdona Sam -dije sin parar de reir -Muchas gracias hacia tiempo que no me lo pasaba tan bien-sonrei y asenti -Te prometo que no volvere a decirtelo si no quieres-dije sonriendo pero no entendia por que me parecia guapo bastante a decir verdad -No pasa nada ya estoy acostumbrada yo creo que Eric nunca me amo de verdad quizas por eso me duele mas pero se que no era para mi y no solo por el echo de ser un vampiro-rei al escucharle -Si pero como una persona asi no puede estar conmigo no debe-le mire con una sonrisa sincera -Esa chica tenia suerte de que la quisieras tanto sabes- dije con sinceridad-No todas las personas tienen tantas dudas sobre avanzar en este camino solo por miedo a olvidar a alguien tan importante en su corazon es tan bonito Sam pero no debes tener miedo ella no estaria feliz de verte atascado en un pasado que no volvera a ella le gustaria verte sonriendo -dije con sinceridad-Estamos a mano a mi tambien me dicen que soy cabezora.-

Se rió, y supe con seguridad que estaba oyendo mis pensamientos acerca de si había oído mis pensamientos sobre el piropo...Dios, creo que me estoy mareando.

Rompí a reír sin poder evitarlo, ante lo absurdo e hilarante de la situación.

-La verdad, lo mismo digo -asentí, secándome una lágrima.- Es extraño, pero es muy divertido.

Asentí con solemnidad, el rostro serio.

-Te lo agradezco -luego volví a sonreír.

Era una lástima que se hubiese topado con aquel vampiro llamado Eric. Por lo que contaba, era un auténtico capullo.

-No merece la pena que malgastes un solo pensamiento en él -le dije con voz suave.- Hay personas que no están hechas para estar juntas, lo mejor para ambos es que sea así. Te deseo suerte, Sookie, y que encuentres a alguien que te ame de verdad.

Tanto como yo amé a Jess, y como aún la amaba. Era un amor que jamás me iba a abandonar mientras viviese, bien lo sabía yo, junto con el dolor por haber sido la causa de su muerte. Quizás nunca pudiese perdonarme a mí mismo por lo sucedido aquella noche.

-Lo sé, pero ella debería seguir aquí. Si no fuese por mi culpa...No quiero perder su recuerdo, no puedo hacerlo.

Sonreí de medio lado.

-Sí, creo que es una cualidad bastante común.

Le devolví la sonrisa.

-Bueno, no es algo que hagas a posta, es parte de ti misma y, sinceramente, me enfadase o no me enfadase, iba a dar igual. Lo ibas a seguir haciendo -me encogí de hombros con una risa.

La miré, apenado de haberla ofendido, de haberla hecho sentir mal.

-Lo siento. No volveré a decir nada de eso, lo prometo.

Me encogí un poco cuando dijo que no era mi culpa. No podía estar de acuerdo con ella, no sabiendo que había tenido aquellos sueños antes de que pasase y no había hecho nada por evitarlo, no había intentado avisarla de ningún modo. Solo porque quería ser normal.

No la había salvado, y solo había sido culpa mía.

-Supongo que no. Lo siento -dije, sin poder reprimir una sonrisa.

Sonrei mirandole a los ojos-Gracias por comprenderlo no muchas personas lo hacen- sonrei -Para tu informacion puedo intentar no ver las mentes de los demas.-le mire molesta-Te he dicho que no te disculpes -dije mirandole a los ojos -Deja de comportarte asi conmigo yo no tengo ganas de que te sientas mal no me gusta que la gente se sienta mal por que no le gusta que les diga algo -Escuche sus pensamientos y senti que le comprendia muchas veces por mas que lo intentaba yo desee ser normal pero no funciono-No es culpa tuya querer ser normal -dije

Le devolví la sonrisa, con un encogimiento de hombros.

-Supongo que a mi me pasa algo parecido; el trabajo de cazador no es algo comúnmente aceptado, la verdad -suspiré.- Pero supongo que te costará cierto esfuerzo mantener a la gente fuera de tu mente.

Reí suavemente.

-Sí, pero ya sabes que yo soy un cabezota -me excusé.

La miré, algo perdido.

-¿Sabes? No he entendido eso último -dije, confuso.

Me encogí de hombros levemente. No estaba de acuerdo, pero tampoco tenía ganas de seguir con el tema.

Sonreí a su vez.

-Vale, no se lo diré a nadie -dije cuando me anunció que iba a compartir conmigo un secreto.

Reí suavemente cuando se acercó para susurrarme al oído que conocía a más cazadores aparte de a mí. No era de extrañar, éramos un buen puñado a decir verdad, y había muchos en aquel pueblo. Bueno, no demasiados teniendo en cuenta el elevado número de acontecimientos sobrenaturales que estaban teniendo lugar en aquellos tiempos.

La miré con comprensión; estábamos en situaciones muy parecidas, los dos.

-Es normal que las personas que no se encuentran en la misma situación reaccionen mal. No es algo que puedan comprender.

Pensé en la cantidad de peleas y discusiones con mi hermano que los poderes otorgados por la sangre de demonio me había acarreado. Y también pensé en la enorme cantidad más que me acarrearían de enterarse Dean algún día de lo que hacía para incrementarlos, aunque rezaba por que éso nunca sucediese.

-A mi también me gustaría que lo fuésemos -le contesté. Luego me encogí suavemente de hombros.- No pasa nada, Sookie. Es algo comprensible, pero en mi caso no es aceptable. No es una opción que haya debido considerar nunca, ni por un momento.

Me rei cuando le conte que no era el unico cazador que conocia -Si pero estoy arta de ser la loca el bicho raro el Sookie ven aqui averigua si estoy embarazada -le mire molesta -Mira que le tengo dicho a Arlen que soy telepata no vidente -dije con una sonrisa-No te rias no hace gracia bueno si lo hace-dije riendo intente mantener las distancias con sus pensamientos todo lo que pude y es que no queria que pensase que era una cotilla pero no pude evitar escuchar algo -Ves como no es tu culpa ni mia yo naci asi pero tu es por un demonio no tienes culpa y deja de culparte don cabezota.-Luego sonrei -Que pasa por que tu quieras ser una persona normal Sam una persona que no tiene por que oir nada que no debes oir o ver algo o lo que sea Sam no tiene nada de malo..-