Primera visita (Wendy)

-Pues resulta que tu demonio y mi bruja son compañeros de lucha. Mi bruja es una Halliwell. Y me parece que tu demonio está a punto de volver a escena, porque siempre sigue a su bruja.
*Sonreí de lado.*
-todavia no se qué demonio es, pero me estoy acercando. A ver si para la próxima vez te traigo su nombre e información de que clase de poderes tiene.

-Tú dime quién es y yo ya me encargaré de averiguar cómo lo mato- dijo encogiéndome de hombros y levantándome de la cama. -A ver esa pizza...- sí, había recuperado el hambre de golpe, pero mejor que Wen sacara otro tema de conversación, porque si seguíamos hablando de caza tendría que irme a entrenar y ahora no estaba con fuerzas para machacarme.

Me tomé una buena porción y le di un mordisco con ganas. -¿Alguna vez te he dicho que si no fuera por ti ya habría muerto de hambre?- bromeé, algo poce frecuente en mi.

-Nop, nunca me lo habías dicho.
*dije divertida, alegre de verla bromear. Le di un buen mordisco a la pizza... saboreando el queso derretido que tenía. Estaba ahora algo más calmada pero mi mente iba a mil por ahora, evaluando posibles jugadas para ver como apartaba a un topo de mi lado. Hasta que desconecté.*
-Oye si necesitaras alguna vez asilo político, mi casa está a tu disposición.
*Dije mientras jugueteaba con mi armónica.*

Me quedé un tanto descolocada por el comentario, quizás Wen no era del todo consciente de lo que conllevaría. Convivir conmigo era prácticamente imposible, tenía que tenerlo todo bajo control, impecable, en un orden preciso... pondría su casa patas arriba sólo en una visita ¿qué podría hacer si pasaba allí algunos días?

-Es bueno saberlo pero... - no terminé la frase, prefería darle otro mordisco a la pizza. Estaba bien en mi cuarto de motel, pero quizás algún día pudiera necesitar la casa de California, no me convenía ser descortés con ella.

-No quieres perder tu independencia... vale, vale... pero recuérdalo por si en un futuro lo necesitaras.
*Dije dándole otro mordisco a la pizza y echandome un trago del wiskey. Mi independencia era sagrada, a muy pocas personas les había dicho de vivir conmigo. Y todas y cada una de ellas eran de mi absoluta confianza. Me sobraban 3 dedos de la mano para contarlas.*

Apreciaba el gesto, sabía que ella se daría cuenta, pero le agradecía que no insistiera. Tenía la sensación de que Wen había entrado en esa fase en la que se sentía realmente sola y necesitaba a alguien... pero pronto lo superaría, yo o había hecho. -Deberías buscarte un lío más o menos formal, una tío bueno al que llevarte y del que no huir a la mañana siguiente- así se sentiría mucho mejor.

*La miré alucinando. Y miré la botella para volverla a mirar.*
-Pero... Ky... ¿Por qué me dices esto? ¿Tan desolada parezco?
*Me miré al borde del ataque de risa por puro nerviosismo.*
-Nena... y ¿supuestamente donde se encuentran? Porque emmm soy cazadora, soy topo en la policía.... y ¡¡esos tios no se encuentran en E-bay!!
*Dije algo molesta, no encontraría pareja, a pesar de que lo deseaba, pero no lo lograría.*

-Oye, yo te suelto la idea... la parte de buscar ya es cosa tuya- de ser tan fácies de encontrar yo ya tendría uno para mi, pero nada, no había suerte. Todos los tíos que conocía eran demonios o unos capullos. -Además, si tienes a un tío en casa no te sentirás tan solita...- me buré, con una sonrisa de autosificiencia.
Tomé otra porción de pizza, tras es atacaría a a tarta, llevaba mejor ritmo bebiendo que comiendo, y a pesar de mi aguante, no quería que me sentara ma.

-La madre del cordero... ¡ya me gustaría pero admitamoslo tengo un carcater muy poco compatible con una vida amorosa estable!
*Dije terminando mi porción de pizza y mientras me bebía otro trago de wiskey. sonreía de lado.*
-Pero soñar es gratis y si, hay noches en las que me gustaría... y así de paso me aseguraba alguien que llorase algo por mi si la plamo.
*Solía bromear con ese tema, tenía humor negro.*

Bromear con la muerte era un continuo estando con Wen pero, para ser sincera, hasta me gustaba, era un modo de restar importancia a lo que hacíamos. -Yo sufriría... bueno, sufrir no, pero es probable que me sintiera un poco mal- en verdad, si Wen muriera no respondería de mi. Odiaba encariñarme con la gente por ese mismo motivo y aunque California se podía protefer solita, siempre cabía la posibilidad de que pasara algo que no pudiéramos evitar... no me lo perdonaría. -Ve con cuidado ¿Vale?- añadí, creo que no quería decirlo, que simplemente pensé en voz alta, pero ahora ya estaba dicho.

*La miré con cariño, así que me quería.*
-Deacuerdo.., tranquila, solo bromeaba.
*Dije suavemente, me fastidiaba que Kyra se hiciese corazas en torno a su corazón, y que no me dejase entrar. La abrazé.*
-Tranqui... que no me vas a perder.

Si le servía de consuelo a Wen, no dejaba entrar a nadie...
-Bueno, ya está bien, menos abrazos- dije tratando de reírme y zafándome de Wen.- No vaya a ser que tu necesidad haga que te cambies de acera-.

Dejé medio trozo de pizza en la caja, no quería más, se me acababa de antojar dulce y había tarta demasiado cerca. -¿De qué es?- pregunté, sin atreverme a abrirla sin esperar, no quería resultar maleducada.

-¡¡A tanto no he llegado, chiqui!!
*Dije escandalizada cuando mencionó el cambio de acera. Luego miré como ella veía la tarta.*
-De chocolate con nueces.
*Dije esperando haber acertado con la tarta.*
-¿O no te gustan las nueces? si eso pido otra.

-No, es perfecta- cualquier cosas que llevara chocolate lo era y más en momentos de bajón psicosocial como aquel.
Busqué bajo la base de la blonda de la tarte, venía con un pequeño cuchilo de plástico, era mejor que nada, no iba a usar un cuchillo ceremonial o una de mis armas para cortar un pedazo, sería demasiado... raro. -Mierda... tendré que comprarme cubiertos-.

-O usar la navaja que te regalé por navidad.
*Sugerí, con una risa ahogada. El alcohol me hacía ese efecto, no estaba borracha, solo que me hacía tener el humor más despierto.*
-A ver...
*Dije sacando mi navaja y cortando dos porciones, bastante grandes para ambas.*
-Siempre ayuda tener una navaja, no sé qué haría yo sin ella.

Tenía esa navaja guardada como oro en paño, no iba a utilizarla para partir una estípuda tarta, estaba reservada para algún demonio malnacido que se mereciera sufrir en las distancias cortas.

-Prefiero guardarla para algo más especial- dije, aceptando de Wen un buen pedazo de pastel de chocolate. -Gracias- ahora me sentía realmente violenta por no haberle regalado nada a ella aquellas navidades, tendría que replantearme cual era nuestra relación... pero no quería ni mencionar la palabra amistad, sería un peligro para ambas-

-Como quieras, niña.
*Dije encogiéndome de hombros y mordiendo la tarta, manchándome la nariz de chocolate. Sonreí igual que una niña traviesa. Notaba que ella estaba algo violenta, pero la dejaba margen, para que no se sintiese atosigada.*
-Pues para este año que entra, las dos tenemos otro objetivo que añadir a los nuestros: conseguir pareja y llegar al año que viene.
*Dije sonriendo. Moviendo la tarta.*

Le agradecí, para mi, claro, que respetara mi incomodida sin atosigarme a preguntas como hubiera hecho cualquier otra persona, esa era una de las cosas que me gustaban de Wen.

-Me conformo con llegar viva al año que viene- ¿qué clase de hombre iba a querer estar con una persona como yo? No me lo imaginaba, no habiéndome convertido en lo que era.

-Vale, será nuestro objetivo número uno.
*Dije divertida, dejándome rebalar por el sofá, quedando mis piernas colgando del reposabrazos. La miré con autentica ingenuidad.*
-Tu vales mucho más de lo que crees, eres la más valiente de las dos.
*Dije de pronto, no me gustaba que se infravalorara.*

-Es difícil tener novio estando muerta- apunté, con una leve sonrisa, tras el primer comentario de Wen. Novio, una palabra complicada...
Me quedé pensando cuando dijo que era la más valiente de las dos, no era cuestión de valentía, es más, a veces eso me mentía en más problemas de los recomendable. -No me está valiendo de mucho ser valiente... además, no es cierto, a día de hoy tú te lo has montado mucho mejor que yo- tenía un trabajo estupendo desde el que podía controlar todo lo que se le antojara ¿y yo? Yo vivía en un cuarto de motel fregando de rodillas con lejía cada esquina cada tres días.

-Porque hay que hundirse para volver a salir a la superficie y mejorar.
*Repliqué filosófica cuando escuché cómo decía que la valentía no le servía de nada, que yo me lo había montado mejor.*
-Tu también saldrás a superficie en cualquier momento, Ky... estoy convencida de ello.

-No sé si quiero hacerlo- en ese momento hasta el pastel de chocolate y nueces había dejado de ser apetecible. -Quizás es donde deba estar, Wen- lo dejé con el resto de la tarta y caminé hacia la ventana, desde ahí se podía ver el aparcamiento y mi coche... nada me prohibía dejar de cazar, montar en mi coche y volver a casa... o quizás sí, mi conciencia, mi orgullo.

*Arrugué el ceño, sin entender.*
Por favor, otra masoca no
*Pensé angustiada.*
-No lo entiendo, nena, como no me lo expliques...

-La mejor forma de sobrevivir en este trabajo es no tener a nadie que te haga débi... sólo cuando has tocado fondo, cuando de has despojado de todo, eres realmente libre para actuar- quizás mi lugar era el fondo del pozo ¿y si moría? Nadie me echaría de menos, nadie sufriría por mi ¿y yo? Pues ya estaría muerta, así que todo bien.

¿Y si sobrevivía? Pues a seguir matando demonios sin ningún tipo de gratificación por ello... tenía sentido, pero era una puta mierda.

-Da igual, California. Prefiero no hablar de esto-.

*Me quedé reflexionando sobre lo que me había dicho. En cierto modo tenía sentido porque así los muy hijos de perra no podían atacar a tus seres amados porque no tenías. Pero significaba negarse a sentir alegría, placer, los pequeños detalles que nos alegraban el día. No sabía si sería capaz de eso... no probablemente no sería capaz. Fui hacia ella, y sin mediar palabra la abrazé.*