Ey ey tu, a donde crees que vas?(Ariel)[+18]

había salido de noche a dar una vuelta por el lugar, tal vez relajarme y desestresarme, y puede que incluso quitarme este repugnante olor a muerto que llevaba siempre encima, no entendía el por que.. No les daba tiempo a apestar siquiera. Suspire, y vi una parada de autobuses, con sus asientos cómodos y sonreí. Toque uno, y lo hice un sillón enorme y cómodo, que incluso daba masajes. Me senté en este, e incluso se me escapo un gemido al apoyarme en el.

Me incorpore de un salto al ver que una chica me llamo algo exaltada. La observe frente a mi, y frote mis ojos algo enrojecidos. Joder que sueño había tenido, mas le valía a aquella chica que valiese la pena que me hubiera despertado, sino se las vería canutas para salir ilesa de estas.

- Joder, ¿Que quieres rubia, por que me despiertas?

Dije estirándome un poco, luego alce mi mirada hacia ella.

- ¿Que pasa?

Pregunte y lo mire.

Alce una ceja al escuchar su relato, y aun mas al ver que sentaba en MI sillón nuevo, acabado de estrenar. Observe su cuerpo al hablar de un violador, y reí al escucharla, negué con la cabeza.

- Levanta de ahí.

Dije, sus cuerpo actuó solo, sin que su mente le diese tiempo a reaccionar se levanto del asiento, dejándome el espacio libre. Sonreí amablemente y me senté de nuevo.

- Gracias rubia.

La mire de nuevo de arriba a abajo.

- Con que un violador... ¿Tu me has visto bien? Acaso no te intimido lo suficiente como para seguir tu camino y pensar que si me dices eso no te violaremos entre los dos ¿Rubia?

Pregunte, riendo.

La mire y le sonreí ampliamente, observe que coloco una mano detrás de su espalda, como buscando algo. Sonreí de soslayo y negué levemente con la cabeza. Me gire hacia ella de nuevo, al escuchar lo del sillón, reí.

- No lo has pedido, siquiera por favor.

Dije riendo a carcajadas.

- Esta bien... Te dejare un cachito pequeñito.

Me aparte un poco y sonreí.

- Pero solo un cachito.

Escuche tantas preguntas, luego negué con la cabeza a lo que dijo, bueno, a todo lo que dijo.

- Oye... Te e dejado sentarte, ¿Que mas quieres?

Pregunte, luego suspire.

- El sofá ya estaba aquí cuando llegué.

Negué con la cabeza y alce mis hombros ante su pregunta. La mire, sabía de sobra que había sido por mi causa. La mire, y negué de nuevo con la cabeza.

- ¿Por que te caigo bien? Yo que se, te lo e pedido, y lo has echo, yo no tengo nada que ver en eso rubia, has sido tu.

Reí y la mire.

- Oh, ¿Mis modales?¿Para que los quieres?

Su risa me saco un poco de quicio. Odiaba a la gente que se reía de mi, aunque no fuese así lo parecía. La mire con una ceja un poco levantada y fruncida. Negué con la cabeza.

- Pues no tengo ni puta idea de por que lo has echo, ¿Clarito?

dije y la mire, algo borde.

- Si eres rarita no es mi culpa.

Observe que se fijo en que la miraba notablemente, y reí.

- Es que tienes una araña que te baja por el hombro.

Dije con una risa, y hice que una araña pequeñita bajase por su hombro.

Sonreí al ver que observo la araña y la tomo con una mano, luego dejo la araña en mi pierna y la mire con un poco de despreció. La araña desapareció de mi pierna, y la mire a ella fijamente, escuche lo que dijo y negué con la cabeza. Camino de frente hacia los asientos incómodos. Reí, y aparecí de nuevo con el sillón donde estaban antes los asientos. La mire.

- ¿Crees que te vas a librar de mi tan fácilmente bonita?

Dije y reí, negué con la cabeza.

Escuche todo lo que dijo atento, con una amplia sonrisa algo socarrona en mi rostro. Gratamente disfrutaba con su presencia, jugando con ella como si de una cobaya se tratase. Deslice mi mano hasta mi cabello, echándolo un poco atrás y negando con la cabeza a lo que dijo. Erraba en todas sus acusaciones.

- Si, si existen, y no, ni uno ni lo otro, algo mas poderoso.

Dije, y dibuje una pequeña sonrisa.

- ¿Cazadora cierto?

Me levante lentamente del sillón y encare mi rostro con el suyo.

- Soy una especie de demonio, y dudo que te hayas enfrentado a algo siquiera parecido a mi... Dudo que incluso tu ridícula cabecita llegue a comprender que o quien soy.

La mire alzando una ceja y me aparte un poco de ella, asintiendo con la cabeza y riendo.

- Un autobús quieres, vale.

Dije, e hice aparecer un autobús del cielo que iba a caer directamente sobre ella.

- Cuidado, creo que no parara exactamente en la parada.

Reí, y sin estar muy seguro de lo que pudiese hacer convertí su daga en una daga de plástico.

Reí al notar el impacto del plástico sobre mi pecho. Pero me puse serio al ver como la chica soltaba desde el sofá hasta mi, tumbandome en el suelo y colocándose sobre mi. Una pose muy erótica si no fuese por que empezó a darme puñetazos en plena cara. Me cogió del cuello y apretó y apretó, pero aun seguía respirando. La tome de las muñecas y se las doble haciendo que perdiese fuerza, entonces la gire y me coloque yo encima de ella, aun con las muñecas cogidas.

- Solo te e dado lo que pedías, no has especificado como lo querías.

Me estremecí al notar su mordisco en mi cuello y largue un pequeño gemido de dolor. Me separe de encima de ella y la mire.

- ¿Pero estas loca que te pasa?¿Intentas cabrearme?

Pregunte, esta vez enfadado de verdad.

- No sabes con quien te metes rubia, hoy estaba de buenas.

Moví mi mano hacia un lado, haciendo que saliese volando contra el árbol mas cercano. Luego cerré mi puño con fuerza, asfixiandola, restandole todo el oxigeno que sus pulmones hubieran podido almacenar de antemano.

- Soy algo que tu mente no puede comprender, soy algo entre un demonio y un humano.

Respondí simplemente, y la envié hacia otro árbol, haciendo que este impactase en su espalda. La observe con frialdad en mi rostro. Me volví a acercar a ella poco a poco.

- Soy tu peor pesadilla, y esto aun no es nada de lo que en verdad puedo llegar a hacer, rubia.