Atrapada (Jake)

Ella pareció ofenderse por mi reacción pero yo no le di demasiado interés, al fin y al cabo esto terminaría pronto y si salíamos victoriosos, dudo que volviéramos a vernos. Ya que, posiblemente éramos de sitios diferentes y tendríamos otras misiones importantes que hacer. Entonces, recordé la frase anterior que ella había dicho, en la cual mostraba su interés por hacer cacerías en grupo, cosa muy poco común en los cazadores. Y me pregunté si en realidad, pretendía insinuarme algo.

Resoplé varias veces sin darle importancia y respondí finalmente con desgana:

-No pasa nada.

Alcé la vista para asegurarme de que el coche volvía a perderse tras cruzar el puente; éste, giró a la derecha y se adentró por un pequeño camino de tierra que se desdibujaba entre los árboles del bosque. Entonces, comencé a notar un cambio en el ambiente, levanté la vista y allí estaba; tan radiante y voluminoso, el sol asomaba por el horizonte y se elevaba por encima de las copas de los árboles. Era una imagen preciosa y durante unos segundos, que me parecieron horas, nos quedamos admirando el amanecer como dos idiotas. Ninguno dijo nada hasta que yo decidí romper el silencio:

-Préparate-carraspeé.

Alesha se aventuró a ir delante, eso me tenía un poco nervioso, no es que no confiara en su habilidad de cazadora, sino que… bueno mejor me concentro en la misión.

En silencio nos acercamos a la zona y cuando estuvimos lo suficientemente cerca como para indagar el interior, nos detuvimos. Yo le hice unas señas a Alesha para separarnos, ella entraría por la parte trasera de la casa y yo por la delantera, de este modo tendríamos más juego para distraer a los vampiros. Además, era más seguro.

Entre en sigilo abriendo la puerta con la ganzúa y me adentré en el sitio, estaba todo muy oscuro así que esperé a que mis ojos se acostumbraran a la penumbra para poder continuar. Cuando esto ocurrió, avancé ganando terreno hasta descubrir a alguien que parecía estar aún despierto. ¿Estaría haciendo guardia? Vaya, estos vampiros van a prendiendo, deben de haberse enfrentado a más de un cazador. Me agaché aún más para evitar la mirada del individuo y me escondí tras una pared, pegándome totalmente a ella. Entonces, agucé el oído para estudiar la zona. Efectivamente solo había uno despierto, el resto parecía estar en el quinto sueño.

Cuando tuve la oportunidad me abalancé sobre el vampiro haciendo un corte seco en su cuello. La sangré comenzó a salir a borbotones de forma descontrolada, el chico intentó alertar al resto, pero le fue imposible decir una palabra. Solté el cadáver lentamente en suelo para no hacer ruido y empuñé en alto el machete por si me llevaba alguna grata sorpresa. Anduve hasta alcanzar una puerta que parecía dividir el lugar, cuando la abrí estuve a punto de atravesar a Alesha con mi machete. Ella dio un brinco pero no profirió ningún sonido. La solté y sonreí ante su asombro, estaba seguro de que se había llevado un buen susto.

Los vampiros parecían seguir en su plácido sueño, así que le hice unas señas a Alesha para que buscara por la parte contraria a la que yo iba. Entonces, me topé con un ama muy peculiar. Tenía unas decoraciones muy anticuadas y sobre ella dormitaba un vampiro con dos vampiresas a los lados. “Típico de un líder”

-Sh-llamé la atención de Alesha y señalé al vampiro.

Probablemente desde que acabáramos con él despertarían el resto y entones estaríamos en un grave aprieto.

El cometario de Alesha me resultó algo incómodo, no por el hecho de que hubiera una posibilidad de morir. La verdad es que siempre había deseado morir a manos de un demonio y no, bajo las garras de un chupasangre. Solo de pensarlo me daba escalofríos. Volví a la realidad y me centré en la misión. Me acerqué a Alesha para susurrarle al oído:

-Tenemos que hacer un golpe seco y rápido. Encárgate de la chica de la izquierda, yo intentaré cargarme a los otros dos. Voto por salir cagando leches de aquí y venir a por un contraataque otro día, puede que sean demasiados, quizá sin líder se deshagna el nido y se dispersen por un tiempo. Puede haber muchas guerras entre ellos por el liderazgo así que esa posibilidad no la descarto. ¿Qué me dices?

Entonces todo se desmoronó en un abrir y cerrar de ojos. El líder se levantó rápidamente y sin apartar la mirada de Alesha se lanzó sobre su cuello. A pesar de que no se había percatado de mí, otros si lo habían hecho. Dos vampiros se abalanzaron para sujetarme con fuerza mientras el líder se encargaba inmovilizarla a ella.

-Vaya, carne fresca en mi propia casa-dijo el líder-, ¡amarradlos!

Nos amararon de pie en una columna de forma que Alesha quedó a mi lado. Mientras el Vampiro líder le hablaba al resto en unas palabras inaudibles yo planeaba mi plan de escapada. Alesha, que se temía lo peor me miró en busca de ayuda. Yo me limité a sonreír para que supiera que todo iba a salir bien. El vampiro se acercó de repente a Alesha y le olisqueó el cuello tiernamente, a mí se me pusieron los pelos de punta irremediablemente.

-Esta me gusta… huele muy bien-dijo el Vampiro arrastrando las palabras. Cogió la barbilla de ella y la levantó para que sus miradas se encontraran. Mi tensión fue en aumento.

Mientras el Vampiro se distraía con la chica yo me busqué la forma de deshacerme de la cuerda con una navaja que tenía atada a la muñeca para estos mismos casos. No era la primera vez que me encontraba atado. El líder, de repente, se giró hacia mí al escuchar el resquebrajar de la cuerda.

-Vaya se ha roto-dije poniendo las manos sobre mi cara con aire juguetón. La distracción fue suficiente para golpear al Vampiro con un puñetazo que lo desestabilizó por completo. Sus piernas trastabillaron y cayó al suelo con estrépito. Continué la contienda con el resto de los Vampiros que se me abalanzaba hasta alcanzar mi machete que reposaba sobre una mesa. Lo agarré con fuerza y con un hermoso giro desgarré la garganta de un Vampiro. Esto fue suficiente para alertar al resto, pues se pusieron nerviosos y en posición defensiva, enseñando los dientes. Con rapidez crucé la sala dando empujones para esquivar a los vampiros y cuando uno de ellos estaba a punto de alcanzar el cuello de Alesha le golpeé con el mango del machete en la cabeza. Éste se giró mareado y acabé degollándolo en un rápido movimiento. Aproveché para cortar las cuerdas de Alesha y le di el otro machete que había cogido en la mesa. Ambos nos pusimos en posición defensiva, espalda contra espalda.

Los vampiros, estaban algo asustados. El líder nos miraba con el ceño fruncido mientras veía como acabábamos con su nido. Entonces, ya era demasiado tarde para a acabar con él. Así que, le hice un gesto a Alesha para que me siguiera. Corrimos todo lo que pudios en dirección a la salida mientras los vampiros nos seguían de cerca. Cuando conseguimos salir nos alejamos cuanto pudimos del lugar.

-Ya no nos siguen-paré para tomar aliento-, me alegro de que sea de día. No ha salido como esperábamos, vamos a tener que hacerles otra visita algún día-reí.

Me incliné sobre mí mismo y apoyé las manos en las rodillas. A pesar de la actuación tan trepidante, me había agotado totalmente luchar con ellos. Había sido un subidón de adrenalina que no esperaba y ahora mi cuerpo lo estaba pagando caro. Me llevé algunos golpes y placajes durante la lucha que no había sentido hasta ahora. Aunque, tampoco eran demasiado. Entonces, miré a Alesha para asegurarme de que estaba bien.

-¿Estás de una pieza?-le pregunté.

Sonreí ante su comentario y acto seguido me ofreció su mano para que me sentara a su lado. Ignoré su gesto y me senté a su lado sin decir nada. Entonces, ambos nos quedamos una vez más en silencio, admirando el paisaje de la mañana. Ella probablemente estuviera dándole vueltas a mis repentinos cambios de humor, a veces era más tierno y a veces más arisco con ella. No sabría explicar el porqué, la verdad es que no tengo ni idea de porqué actúo así. Quiero abrirme a ella, pero no me atrevo, son demasiadas cosas que podrían peligrar.

-La verdad, es que me temo que nos tendremos que quedar aquí un par de semanas más. Son demasiados para nosotros y ahora que hemos averiguado su escondrijo, dudo que se queden en él. Lo más probable es que se muevan y tengamos que volver a encontrar el rastro, aunque eso no será demasiado difícil, solo habrá que esperar a la próxima víctima. La verdad… no me gusta nada tener que decir eso, pero no hay más remedio…

La miré un instante y ella tenía la mirada fija en algún punto en la lejanía. ¿Qué estaría pasando por su cabeza? Por un momento, su belleza me cautivó y quise quedarme varios segundos observándola, pero algo en mi interior me hizo volver a la realidad.

-Bueno, creo que nos va a venir bien el motel ese por unos días. ¿Regresamos? Puedes descansar en el coche. La verdad es que aunque sean las nueve de la mañana, yo quiero dormir-reí.

Ella se quedó unos instantes observándome, sentí su mirada recorriendo mi rostro y tuve que hacer un esfuerzo por centrarme en la carretera. Al cabo de unos minutos no pude reprimirme y la miré para asegurarme de que se encontraba bien, y ya lo creo que estaba bien. Parecía sumida en un profundo sueño feliz; un sueño en el que no existían vampiros ni cazadores, un sueño libre de malos pensamientos y de acontecimientos sobrenaturales. En ese momento, recordé porque me gustaba tanto ser un niño y vivir en la ignorancia, eso era la felicidad. Pero por las consecuencias no ha podido ser así, e imagino que ella tampoco tuvo opción. Esa es la marca del cazador.

Llegamos al motel y paré el motor, ella aún seguía con los ojos cerrados, la observé en silencio y dudé entre despertarla o dejarla disfrutar más de su profunda siesta. Finalmente me decanté por despertarla, puesto que acabaría doliéndole la espalda en esa posición.

-Hemos llegado-dije seriamente, dándole un golpecito en el hombro.

Ella se estiró con un leve gemido de satisfacción que me puso la carne de gallina. Evité su mirada, y salí del coche.

-Mi habitación no será suficiente para los dos, vamos a asegurarnos de que hay una para ti-añadí.

El señor de facetas arrugadas y pelo canoso no contestó rápidamente a la pregunta de Alesha, sino que se limitó a abrir una agenda bastante desgastada y con las tapas de cuero.

-Me queda una habitación familiar, con cama de matrimonio y dos camas individuales para niños.

Alesha y yo intercambiamos una mirada desconcertada.

-Verá, es que yo estoy alojado en una individual y esa…

-Estás en una individual y quieres una individual para esta chica, pero no va a ser posible, esa es la que me queda y es la más cara de todas, si se lo puede costear…-Me interrumpió el vejestorio.

Miré a Alesha en busca de respuestas y finalmente por mi cabeza pasaron demasiadas conclusiones; algunas las descarté enseguida, y otras las analicé con riguroso cuidado.

-Alesha, quizá deberíamos compartir habitación, ya que tiene tantas camas no nos supondrá un problema, estaremos más seguros si podemos cubrirnos las espaldas juntos.

El viejo comenzó a reírse tras mi comentario.

-Claro, claro, ahora se le llama “cubrir las espaldas”. Estos jóvenes de hoy en día-murmuró el anciano.

Yo me ruboricé un tanto, no pretendía en ningún momento abusar de la chica ni mucho menos, lo único que pretendía era tenerla bajo protección y bueno, rebajar un poco el precio.

-¿Entonces qué? ¿Suspendo tu habitación y os doy la familiar?-preguntó el ansiado abuelo.

Yo me limité a mirar a Alesha que parecía pensarse muy bien la respuesta. Lo que ella decidiera, lo respetaría. Aunque, conociendo la vida de los cazadores, no me extrañaría nada que su fondo también estuviera tan vacío como el mío.

La habitación era algo que no me esperaba y a juzgar por la expresividad de ella, también la había sorprendido. Había cuadros de paisajes colgados en las paredes, la limpieza parecía crucial en aquel motel de carretera y lo más sorprendente: las vistas. Me asomé al exterior por la pequeña ventana del dormitorio matrimonial y descubrí el bosque, tan espeso y siniestro como de costumbre. Hacía bastante viento en el exterior y el cielo estaba nublado, lo que me hacía pensar que acabaría lloviendo tarde o temprano.

-Creo que es la primera vez que voy a dormir bien en mucho tiempo-dije-, estos ingleses no se pierden una-comenté.

Dejé la mochila en el suelo y me senté sobre la cama para acomodarme.

-Voy a darme una ducha-dije-, ¿Quieres ir tu primero?-pregunté educado.

Su cortesía y humildad me hizo gracia. No había lidiado nunca antes con una chica que se preocupara tanto por no causarme molestias.

-No te preocupes mujer, iremos ahora mismo si hace falta-me levanté de la cama de un salto-, no había caído en que no tenías equipaje, lo siento-añadí y agarré las llaves del Camaro. Vamos.

Ella pareció dudar cuando yo me dirigí a la puerta, pero finalmente me siguió. Probablemente se había sorprendido de que tomara esa decisión tan repentina, si no fuera por su indumentaria, diría que ha salido de un colegio de monjas; tan educada y preocupada. Si de verdad ella supiera qué tipo de persona soy… saldría corriendo.

Subimos al coche y arranqué el motor. Esperé a que ella se pusiera el cinturón y comencé la marcha.

-Guíame-le dije mientras entrabamos en la carretera.

Reí ante su comentario y rece para que no se me sonrojaran las mejillas. Su atrevimiento me había cogido por sorpresa, así que mi límite a mirar la carretera.

Hice caso a sus indicaciones en silencio hasta que ella rompió el silencio con una pregunta.

-Yo… vivo en todas partes-contesté-, pero he pasado unos días en Twonhidden también, es un buen lugar para la cacería, probablemente también pase un tiempo hasta que resuelva algunos temas.

Giré a la derecha según me había dicho y aceleré un poco para hacer el recorrido más ameno.

-Me sorprende que una chica como tú… no esté con… no tenga…-titubeé-, bueno, ¡ya sabes! ¿No tienes pareja?-me atreví a preguntar. Esta era la pregunta típica que le hacía a las chicas antes de ligármelas, pero verdaderamente, ahora lo hice más bien por intuición, por curiosidad. No pretendía en ningún momento ser grosero ni lanzarme sobre ella. Si íbamos a pasar dos semanas juntos, quería asegurarme de saber todos los detalles importantes sobre ella, no vaya a ser que luego tenga problemas con algo o con alguien.

-Me sorprende que los cazadores corramos todos la misma suerte. Estamos muy liados viajando de un lado a otro y cazando como para tener una pareja, ¿no crees?

Una vez solucionada la pregunta quise cambiar de tema rápidamente, no quería que se hiciera opiniones desacertadas.

-Bueno, ya hemos llegado. ¿Cuándo te cogieron los vampiros dónde estabas exactamente?-dije mientras aparcaba el coche.

Había que andar con cuidado pues, cabía la posibilidad de que los vampiros estuvieran observándonos, al fin y al cabo habíamos irrumpido en su guarida sin un pase.

La verdad es que no tenían nada que ver un motel de otro, pero tampoco era peor que los tugurios en los que yo había estado, sin ir más lejos, mi habitación en Twonhidden dejaba que desear. Cuando pidió la llave de su habitación, fuimos hasta ella y entramos en silencio. Yo me aseguré de que los rincones estaban limpios, y efectivamente no había rastro de los vampiros. Alesha comenzó a sacar ropa del armario y a meterla en su maleta, yo le hice un gesto con la cabeza y añadí:

-Te espero fuera, estaré vigilando-dije.

Cuando hubo terminado me ofrecí a llevar su maleta hasta el coche. La cargué en el maletero del Camaro y subimos al coche. En todo momento nos mantuvimos en guardia, no lidiamos palabra hasta entrar en el coche donde nos relajamos un poco.

-¿Tienes todo?-le pregunté asegurándome.