Camino a la salvación (James)

Como cada domingo a medio día me presenté en misa. A pesar de no creer en la iglesia como institución sí creía en Dios y había sido educada para creer que iba a ir al infierno por el simple hecho de ser quien era, así que luchaba con todas mis fuerzas por salvar mi alma.

De riguroso negro, como si vistiera de luto, y con un rosario de cuentas de azabache que había heredado de mi abuela, era lo único que conservaba de ella, me presenté en misa para escuchar durante más de una hora lo pecaminosa que era la raza humana.

Paseaba por el pueblo donde ahora mismo sabia que residia Amy, no sabia que podia hacer por alli ya que no parecia tener una diversion extrema y preferia muchisimo mas la vida que se llevaba en Houston.
Encontre una iglesia, creo que llevaba sin pisar una de ellas muchisimo tiempo y no iba a hacerlo hoy, por supuesto que no, pero la rodee mirando al cielo, mirando el campanario que tenia situado en la torre mas alta y sonriendo de lado pensando en lo que me divertiria al hacerlo sonar con fuerza.
Sin darme cuenta se abrieron las puertas de la iglesia saliendo varias personas de la misma y chocando con ella de ellas.
- Perdon - Dije sin llegar a mirar la cara de la persona que tenia en frente y que perdia el equilbrio por mi culpa.

Salía cabizbaja, sin mirar por donde iba, maldiciendo por lo bajo el sermón de aquel domingo, era como si hubiera estado específicamente dirigido a mi... no me daba pena la desgracia que iba a sufrir el cura aquella misma semana, no era bueno ser religioso en un pueblo lleno de tanta maldad.

Iba tan metida en mi que me choqué con alguien nada más salir de la iglesia y, sin querer y para evitar caer al suelo al perder el equilibrio, le agarré. El flash se sobrevino sin que yo pudiera hacer nada. Cerré los ojos y sentí la ya familiar incapacidad para respirar. Vi fuego... la cara de una mujer... sangre... música... escuché su voz... La visión no duró más de un par de segundos, lo suficiente para dejarme agotada.

Abrí los ojos, desubicada y me quedé pálida... ahora me tocaba disculparme e inventarme algo, fijo. -No, no... ha sido culpa mía-.

No entendia como de un simple choque esa chica estaba semi tirada en el suelo sufriendo una especie de alucinacion o un ataque epileptico ya que no se encontraba dentro de sus cabales. Me agache rapido sujetandola y haciendola levantarse cuando abrio de nuevo los ojos - ¿Estas bien? Perdona por el golpe, no esperaba que fuera para tanto... - Dije serio intentandola mirar a los ojos.

Intenté respirar hondo y apreté los dientes, sólo deseaba que no volviera a repetirse a pesar del contacto, si una sola visión me agotaba, un par más podían dejarme cao. -No, no...- repetí, notando como me temblaban las manos.

El chico me ayudó a ponerme en pie, no lograba pensar en nada decente para justificarme, definitivamente tendría que elaborar una lista con posibles excusas para futuros tropiezos. -No me lo esperaba, iba despistada y... disculpa, de verdad- quizás si lo apabullaba con disculpas me tomara por una exagerada y tratara de librarse de mi.

Asenti lentamente mientras terminaba de coger de nuevo un poco de equilibro aquella muchacha y con una cara algo petrificada, seguia algo en su mundo mirandome directamente. Agache un poco la cabeza mirando a sus ojos, intentando mirar dentro de ellos, pero no veia nada. Pense en mi pequeño don, si cantaba algo podria hacer que se tranquilizara del todo pero... habia sentido algo raro cuando ella habia caido en sus brazos, un sentimiento extraño y no sabia si podria fiarse o no de ella - No te preocupes, es normal...

Me miraba a los ojos ¿por qué me miraba así? Ese era el modo que tenía yo de mirar a las personas cuando trataba de percibir algo, cuando me miraban fijamente, fuera por la razón que fuera, me ponía nerviosa... aunque normalmente todos los ojos que se posaban en mi iban acompañados de muecas de desprecio o miedo.

-Em...- quise decir algo, pero en principio no se me ocurría nada que tuviera sentido. -¿Ibas a entrar?- porque quizás por eso nos habíamos cruzado en la puerta y ahora yo le estaba estorbando si pretendía pasar.

Sali de mis cavilaciones en cuanto ella volvio a hablar y entonces centre mi mirada en sus labios, interpretando aquello que me decia y que no llegaba a oir con el cantar de algunos pajaros cercanos a nosotros.
- No, solo paseaba y termine aqui... hace años que no entre a un... sitio como este - Dije dandole una explicacion sin necesidad.

Me giré y miré la puerta de la iglesia, yo iba con frecuencia y no creía que fuera a servirme de mucho, pero como se dice, lo útimo que se pierde es la esperanza. -Ya... hay mejores lugares en los que pasar el tiempo ¿verdad?- un comentario extraño viniendo de la boca de una feligresa, pero supongo que yo no era como las señoras mayores y aburridas que pasaban el día utilizando la iglesia como lugar de intercambio de cotilleos.

Movi la cabeza hacia ambos lados pensandolo un momento detenidamente, la iglesia solo servia para que algunos feligreses se lastimaran de la muerte de Jesus y analizaran sus pecados... yo simplemente necesitaria un dia entero para esto último. - Si... encontraria muchisimos sitios mas animados que este... - Solte una carcajada. - Por cierto, me llamo James Wycliff

Le miré reír, mucha gente veía la iglesia de un modo cerrado y equivocado, aunque claro, yo simplemente la usaba como un refugio para escapar de mi misma.
Se presentó, algo que me contrarió enormemente, era la conversación más larga que había tenido en semanas. -Bedisa... Bailey- musité, esperando que no le sonara de nada mi apellido o se daría media vuelta y se iría.
Le miré, me sonaba su cara de algo, sabía que había escuchado su nombre en alguna parte, pero no recordaba en donde.