Concierto (James)

Había escuchado que un nuevo grupo iba a venirse de gira al pueblo, y eso me sorprendió bastante, pues honestamente no era el lugar más adecuado para un concierto de un grupo que, a juzgar por los cotilleos de todo el mundo, era bastante famoso. Decidí ir a verlo, no obstante, pues tenía mi punto curioso y también porque en aquellas marabuntas siempre podían meterse demonios fácilmente, y mi trabajo era proteger y protegerme de ellos. Me puse ropa normal: unos simples vaqueros claros, una camiseta de tirantes negra bastante recatada para lo que yo acostumbraba y mis fieles botas de motera, siempre útiles si tocaba salir corriendo del lugar. Salí de mi casa abrigada con una chaqueta de cuero amplia, donde guardaba armas que pudieran serme útiles. Fui al local donde iba a tener lugar el evento siguiendo los grupillos de chicas que parecían ir en la misma dirección hasta que finalmente llegué. Estaban todas en la entrada pegando chillos, pero como eran menores no podían entrar. Me supuse que sería alguna clase de ídolo de masas adolescentes y me dio cierto palo entrar, pero al escuchar una voz familiar en el interior me decidí. Me sonaba, pero no la acababa de ubicar. Enseñé mi carnet al guardia y pasé al interior, donde me pedí una cerveza y me apoyé en una pared para beberla tranquila. Las luces se terminaron apagando y salió el grupo, que no vi al principio pero sí escuché. Su cantante tenía una voz especial, grave y terriblemente seductora que me sonaba mucho, y cuando me acerqué para ver de quién se trataba mi sorpresa fue mayúscula al ver a James, uno de mis ex.

Contento por estar en un sitio como ese, rodeado de gente que no conocia y que admiraba mi musica. El dia del concierto fue expectacular, habia muchisima gente, me asome un poco y vi como todos codeaban el nombre de la banda. Luego, una vez apagadas las luces comence a cantar y sali al escenario. La obacion fue tremenda y agusti conmigo mismo, comenece a canta y moverme. Guiñe mi ojo a algunas de las chicas que estaban por las primeras filas pero algo llamo mi atencion y casi hizo que parara en seco la cancion. Es esa "Amanda? Seria ella? Y el tipo de estaba a su lado, seria su novio? Ah no, es un tio sin mas.

El sonido de las guitarras eléctricas meciéndome acompañaba mi sorpresa gigantesca al verle a él, precisamente a él. ¿Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos? ¿Cuatro años? Sí, eso como mínimo, pues desde que me había ido del instituto en el que los dos estudiábamos desde que yo había llegado a Estados Unidos no habíamos vuelto a encontrarnos. ¿Desde cuándo su voz era tan atrayente? Desde luego cuando yo le conocí no, pues a pesar de que era indudablemente bonita y llena de talento no era tan...perfecta. Tenía el punto justo como para instaurar el respeto en la sala a pesar de haber cantado sólo un par de sílabas. Nos tenía a todos maravillados, aunque a mí algo extrañada. Desde luego había crecido en todos los aspectos, convirtiéndose en alguien más atractivo aún de lo que yo ya recordaba. Vi que me dedicaba una mirada y yo le sonreí de manera torcida, reconociéndole. Sin duda alguna, la velada había empezado a tornarse interesante. Me dejé llevar por la música, dándome cuenta de que conocía algunas de las canciones que tocaban. Las había compuesto cuando estábamos en el instituto, y me las sabía a diferencia del resto de la gente. Alcé mi botella y me puse a bailar al ritmo que la seductora voz de Jimmy me dictaba, casi como si no pudiera evitarlo. Me mantuve así hasta que acabó el concierto en una gran ovación general, mientras que yo me limité a esperar apoyada en la columna de antes a que bajaran los músicos para así poder saludarle.

El concierto había terminado, habían pasado casi 2 horas cantando y pasándolo bien junto a la gente de ese pequeños bar de copas del pueblo. No había podido evitar mirar mas de una vez a Amanda pero el resultaba muy extraño que después de muchos años, volvieran a encontrarse. Estaba preciosa y bueno, sin poder evitarlo me concentre en que ella lo pasara bien mientras cantaba.

Luego, bajaría a saludarla ya que pasaría una buena temporada en este pueblo y sus al rededores con la gira. Después de secarme un poco con una toalla y de coger un cigarro para relajarme un poco, baje los dos escalones del escenario. Entonces una tía se colgó de mi cuello, diciendo lo bien que cantaba y lo mágico que había sido el concierto para ella. Después, metió un papel en mi bolsillo del chaleco y me lanzo un beso en el aire. Solté una risotada y me gire para seguir el camino que había elegido, hacia Amanda.

- Todavía no lo puedo creer - Dije sin mas.

Estaba esperando en la pared a que el señorito Jimmy decidiera bajar cuando vi que una chica se le colgó de los hombros. Casi me pongo a carcajearme en medio del bar por la escenita y por la cara de James, un auténtico poema. Le conocía lo bastante bien como para saber que en un momento dado aprovecharía que ella le había metido su teléfono por ni se sabía donde, y su risa triunfadora de cuando se separaron no hizo más que confirmármelo. Negué con la cabeza, divertida. Este chico nunca cambiaría, daba igual el tiempo que pasara sin que nos viéramos.
Vino a mi lado y me soltó que aún no lo podía creer, sin presentación previa ni nada parecido. Nos lo podíamos permitir, al fin y al cabo, pues teníamos bastante confianza por nuestra historia juntos. Hasta cierto punto, eso sí, porque no sabía qué parte de lo que sentía por él se había mantenido con los años y aún era pronto para saberlo.
- Pues créelo, estoy aquí. - le dije conteniendo la risa. Después me mordí el labio. Qué narices, le había echado de menos. Me acerqué a él y le abracé amistosamente. - Cuánto tiempo, Jimmy. - le dije en cuanto nos separamos, apoyando las manos en las caderas.

Sonreí a la que, por dos años, había sido la chica mas especial de mi vida, la que me había enseñado el mismo sentido de la vida pero que por H o por B, nuestros caminos se habían separado. Había crecido mas, lo pude notar cuando hecho un vistazo rápido a su cuerpo de arriba abajo y después al abrazarnos.
- Hace muchísimo tiempo, creí que no me reconocerías.
Dije rascándome la nuca un poco mientras sonreía de lado y miraba de nuevo a Amy. Apoye luego ese mismo brazo en la columna donde había estado apoyada ella, descansando un poco.
- Estas cambiada Amy, aunque sigues siendo preciosa.

- Ha pasado tiempo, sí, pero lamento comunicarte que no eres fácil de olvidar. - le dije con una sonrisa. Cierto era, sin embargo, pues su cara era bastante memorable una vez se le veía. Lo que más me gustaba de ella era su mirada, que era capaz de derretirte o congelarte a placer desde la morada de sus intensos ojos color azul hielo. Su voz era otra de las cosas que le hacían fácilmente reconocible, pues alguien que fuera capaz de tanta belleza como él simplemente al cantar marcaba a todo aquel que le escuchara, como a mí ya me había pasado hacía ya cuatro largos años. Me dirigió una sonrisa de medio lado, de las que sólo en él cobraban su auténtico significado de irresistibilidad, e hizo que la mía propia sólo aumentara. Quisiera o no le había echado bastante de menos, sobre todo cuando se ponía en plan seductor y yo me lo pasaba pipa rechazándole.
- Tú también has cambiado mucho, Jimmy, aunque no sé si para mejor. - dejé caer con una sonrisa inocente, de broma. Definitivamente era como el vino: mejoraba con los años en vez de empeorar.

- Lo se nena aunque, no me sorprenderia que tu encontraras a alguien mejor en la universidad - La mire esta vez cogiendo un poco de su pelo y jugando con el, siempre me habia encantado hacer ese tipo de cosas, y parece que realmente las echaba de menos. Su sonrisa se ensancho mas con mi gesto y mi ego como no, crecio un poquito mas de lo que ya habia crecido en estos 4 años. Luego retire su mechon hacia atras y pase esa misma mano por mi nuca para rascarme un poco la cabeza.
- No has notado mejoria en mi, Amy? - Pregunte mirandola directamente a los ojos - Porque yo te veo mucho mejor con el tiempo.

- En la universidad conocí a mucha gente, y una gran parte de ella muy interesante. Mejor no lo sé, pero interesante sin duda.. Tampoco era plan de decirle que a pesar de los numerosos ligues que había tenido en los cuatro años en los que no nos habíamos visto él había sido, sin duda, el mejor de todos ellos. No había logrado encontrar a nadie mejor que él, pero no iba a decírselo porque no quería que su ego me absorbiera por completo. Cogió un mechón de mi pelo con suavidad y me gustó el gesto, pues el cuidado que había puesto en él combinado con lo que a mí me gustaba que me acariciaran y me peinaran resultó simplemente fabuloso. Casi lamenté que separara la mano y me soltara para pasarla por detrás de su cabeza y rascarse la nuca. Alcé un poco las cejas cuando me preguntó acerca de su mejoría, pero sobre todo por lo que él me había dicho de que yo efectivamente sí había mejorado. Bueno era saberlo, sin lugar a dudad.
- Si te soy sincera creo que yo apenas he cambiado, o si lo he hecho al menos no mucho. - Contesté a su piropo encogiéndome de hombros. - Sin embargo tú sí que has cambiado en este largo tiempo sin vernos, Jimmy. - dejé caer, maliciosa. - Aunque en tu caso ha sido definitivamente para mucho mejor. - acabé suavizando mi tono y mis palabras, dedicándole una sonrisa más amable.

Ella siempre habia sido asi conmigo, dando una de cal y una de arena. Tambien estaba acostumbrado a sus frases con doble sentido, leer entre lineas y no dejar nada claro. Eso es lo que la hacia mas apetecible e intrigante. Despues de rascar mi nuca, volvi a poner la mano sobre la pared donde ella estaba apoyada. Sonrei de lado y la mire de arriba abajo.

- Que modesta puedes llegar a ser, sirena - Dije dejando mi mano libre sobre mi cadera - He mejorado muchisimas cosas... pero deberias dejar que te lo demostrara, no crees? - Me rei con una carcajada seca y despues me apoye de nuevo sobre mis dos pies - Que vas a hacer ahora?¿Te apetece tomar una copa con un viejo amigo?

Con lo de mi modestia me encogí de hombros y alcé los ojos al cielo, sonriéndole coquetamente y casi de manera inocente, como si no pudiera hacer nada por evitarlo. Él sabía que yo era así, y sabía también a qué atenerse cuando estaba conmigo. Sabíamos demasiado bien cómo era el otro por todo lo que habíamos llegado a vivir juntos en aquellos dos años de convivencia, y por lo tanto ya nos permitíamos muchos excesos que yo, por mi parte, no haría con nadie que no fuera él. Jugar así con él, por ejemplo, era algo que él me ponía tan en bandeja que lo llevaba al extremo cuando estábamos juntos. Además, eso sí que no podía evitarlo. Su personalidad me resultaba tan atrayente que me hacía sacar todas las aristas de la mía para tratar de hacerle más humano, menos perfecto de lo que me parecía. En ese aspecto no había cambiado en absoluto, igual que mis opiniones sobre él. Sobre todo si seguía tratándome así, buscando halagarme.
- Cuando quieras, aunque tal vez deberías saber que no eres el único que ha mejorado en este tiempo que llevamos sin vernos, cielo. - contesté a su comentario con una sonrisa pícara. Yo también sabía jugar muy bien a este juego que nos traíamos, y estaba más que dispuesta a demostrárselo. - No tenía nada especial que hacer, salvo buscar a algún chico que estuviera dispuesto a tomar algo conmigo. - comenté con fingida inocencia. - Si te ofreces yo encantada, Jimmy. - dije alzando las cejas y parpadeando pesadamente, con picardía dedicada exclusivamente a él.

Ahora, teniendola delante, hablando con ella, era cuando me daba cuenta de lo mucho que habia hechado de menos su compañia y su forma de ser.
Me encantaba, sencillamente eran las dos palabras que solo pasaban por mi mente mientras la miraba a los ojos. Pero nos habiamos distanciado y eso era algo que ninguno habia podido evitar. La culpa no la tenia nadie, solo el tiempo y la distancia... asi que habria que recuperar todo el tiempo perdido.

Sonrei y solte un pequeño bufido como si fuera muchisimo esfuerzo pensar en que alguien mas, aparte de mi, podria haber cambiado en este tiempo.
Luego volvi a coger uno de sus mechones, como hacia siempre y como no podia evitar hacer y la mire a los ojos un poco mas cerca
- Haremos una cosa... - dije sonriendo de lado - tomamos algo juntos y si encontramos alguien mejor para tomar algo contigo... te dejo el camino libre - Sonrei alzando una ceja - ¿Trato hecho?

Había echado mucho de menos el modo en el que miraba a los ojos, estudiando cada parte de mi mente a través de ellos y percibiendo hasta el más mínimo cambio de humor que era capaz de reflejar en ellos. Le había echado mucho de menos también a él durante todo este tiempo en el que no nos habíamos visto, más de lo que en un principio había llegado a suponer o, tan siquiera, imaginar. Me había refugiado tras mis estudios y tras otros chicos para mantener la mente ocupada y me había funcionado, al menos hasta ese momento. Pero en el mismo instante en el que me volvió a mirar a los ojos supe que me había estado engañando vilmente durante años, que su presencia en mi vida y, sobre todo, en mi corazón no iba a ser tan fácil de eliminar como en un principio había supuesto.
Seguía con su vista clavada en la mía y acariciándome el pelo, como siempre le había gustado mucho hacer. Le sonreí, recordando los tiempos en los que habíamos estado juntos.
- Tenemos trato, pero que sepas que últimamente me he vuelto muy fácil de contentar en ese aspecto y que puede que lo tengas difícil para quedarte conmigo. - dejé caer con una sonrisilla inocente. Me separé de donde estaba apoyada y le cogí de la mano, provocando miradas de ira en la mayoría de las chicas que nos rodeaban. Que se fastidiaran, que él era mío al menos por aquella noche. Nos dirigí a la barra y me apoyé en ella, pidiendo algo más fuerte que mi cerveza anterior. El camarero me puso el mojito en la mano con una sonrisa algo sospechosa que me limité a ignorar, limitándome a pagar mi bebida y a esperar a que Jimmy pidiera la suya.

Me encantaba el tacto de su pelo en las llemas de los dedos, siempre habia tenido una obsesion con esa melena, y todo esto me recordaba a las mañanas en las que me despertaba y su pelo extendido por mi almohada, como una sirena, me habia dejado embobado y no habia parado de tocar. Siempre la pedia que fuera con el pelo suelto para poder recrearme en cualquier sitio y lo mejor de todos mis recuerdos era, su pelo mojado cuando salia de la ducha. Un olor a limpio mezclado con frutas me volvia loco y ella lo sabia.
Senti que me cogia de la mano y nos dirigia a algun lado, la barra.
- Intentare currarme el tiempo que este contigo para que no me dejes, al menos esta noche - La guiñe el ojo y vi como pedia algo fuerte. Me acerque al oido del camarero y le pedi algo del estilo, fuerte pero fresquito. Un margarita pronto estaba en la barra. - Lo proximo que pidamos, me lo cobras todo a mi, colega - Dandole un par de toquecitos amistosos en el brazo y haciendo que sonriera. Me gire despues apoyando mi cadera en la barra y la mire sonriendo de lado. - ¿Que haces en este pueblo Amanda?

Él se pidió también un combinado algo más fuerte, un margarita, y yo me quedé mirándole con una sonrisa nostálgica. El primer día de instituto fue el que le conocí, aunque en ese momento no me había dado otra impresión aparte de ser un ligón nato. Fue el día que habíamos ido a la primera fiesta juntos y en la que los dos habíamos acabado tan borrachos que no recordábamos ni nuestro propio nombre el que ignoramos que no nos soportábamos y nos liamos por primera vez, un momento que a pesar de las lagunas de aquel día no he sido capaz de olvidar. Después del desastre con mi primer novio, al que había tenido que matar, él había sido lo más serio que había pasado en mi vida, marcándome casi más que el otro chico. Al fin y al cabo él fue el encargado de empezar a llevarme por el lado oscuro y de descubrirme la parte lujuriosa y libinidosa de la vida. Él me había ayudado mucho a ser como era ahora, y en el fondo se lo agradecía mucho.
- Si te lo curras me aseguraré un buen rato, así que mejor me quedo para disfrutar de eso. - comenté con una sonrisilla, divertida. Luego me preguntó lo que hacía en el pueblo, y aunque mantuve la sonrisa en mi interior ya no sonreía. Él no había llegado a saber nada de mi pasado como cazadora, ni tan siquiera sabía si conocía la existencia de los seres a los que últimamente me tocaba enfrentarme casi a diario, y creía que este no era ni el momento ni el lugar para contárselo, así que decidí omitir una parte de la verdad y generalizar, para no mentirle aunque sí omitir parte de la verdad. - Para buscar trabajo. Una vez acabé la universidad necesitaba encontrar cualquier cosa que me sirviera para vivir, aunque me temo que aún sigo buscándolo. - contesté mencionando sólo la parte de mi posible trabajo como psiquiatra. - Además, me aburría de estar ya en el mismo sitio y creía que me merecía un cambio de aires. - añadí encogiéndome de hombros. - ¿Y tú qué haces por aquí? - pregunté bebiendo un sorbo de mi mojito.

Me encantaba recordar los tiempos en que era un joven alocado, en los que no me importaban las cosas que me dijeran, solo me importaba la musica y las mujeres. Las fiestas tambien eran algo en lo que ponia mucho de mi tiempo libre y gracias a una de esas fiestas, conoci a Amanda. Ya casi no recordaba como habia sido, sera por todo el alcohol que bebimos esa noche pero dificilmente dejara de acordarse de sus preciosos y grandes ojos y de como llamo su atencion nada mas verla.

- Perfecto - contesté mirandola fijamente y pensando en lo bien que nos lo habiamos pasado y en que ella era la unica chica con la que habia compartido mi pasion y bueno una relacion mas duradera que con ninguna en toda mi vida. Asenti lentamente mientras me comentaba lo de su futuro trabajo - Si me entero de algo, te ayudare a buscar uno. - contesté sonriendo de lado y tomando algo de mi copa, estaba delicioso y pase la lengua por mis labios.

- ¿Yo? Ya habras visto los carteles por el pueblo... una super gira por todo America, aunque por sitios pequeños... - Dije encogiendome de hombros como si fuera algo normal.

Sonreí ampliamente e incliné la cabeza con su sugerencia de ayudarme a buscar trabajo. - Muchas gracias. - casi ronroneé. Joder, Amanda, ya empiezas a descontrolarte y no llevamos ni diez minutos juntos. Si seguía así, dejándome llevar por cómo me sentía cuando estábamos juntos, no dudaba ni por un instante en que íbamos a acabar borrachos y liándonos, como había sido tan habitual durante tantos años. Y no, no quería dejar que eso pasara. Habíamos crecido y habían pasado ya muchos años desde que éramos adolescentes locos y ciegos por las malditas hormonas, que se notara al menos.
- Bueno, supongo que siendo psiquiatra de una estrella del rock tengo futuro garantizado, ¿no? - le dije en tono de broma para tratar de olvidarme de cuánto me atraía su simple presencia allí. - No tenéis fama de estar muy cuerdos, que digamos. - añadí encogiéndome de hombros y poniendo los ojos en blanco, como si no tuviera remedio. Bebió un trago de su bebida, bajo mi creciente atención, y no me sorprendió ver que no me lo ponía nada fácil al ver cómo se pasaba la lengua por los labios para eliminar los restos. Gestos que ya le salían tan automáticos como aquel lograban volverme loca, o al menos más aún de lo que ya estaba. Suspiré esta vez para quitarme esos pensamientos de la cabeza, sabiendo que no me servirían de nada.
Él siguió hablando, diciendo en un tono tan normal que estaba de gira por todo el continente. Vale, muy bien, era por ciudades pequeñas, pero aún así era francamente impresionante. - Me alegra ver que te vaya tan bien, señor modesto. - le dije con una sonrisa y alzando mi vaso para brindar con él. - Por tu éxito. - acalré antes de llevarme el vaso a los labios y acabarme lo que quedaba del mojito. Lo dejé en la mesa al terminar y saqué un cigarro del bolsillo, que encendí para después darle una pequeña calada, mirándole a los ojos. - Si quieres una groupie veo aquí a más de una que se ofrecería voluntaria sin pensarlo. - comenté señalando con la mano a la mayor parte de las chicas del bar, que se lo comían con los ojos y me miraban mal a mí por, posiblemente, estar robándoles una oportunidad de oro.

Asenti cuando me dio las gracias, no tenia por que hacerlo, para algo nos conociamos desde hace tanto tiempo, y si no nos echabamos una mano entre nosotros, quien lo haria? Luego bebi un poco mas de mi copa, no queria beber mucho aquella noche, no era una noche mas en la que disfrutar despues del concierto con alguna tia, ella era LA TIA, asi que tendria que comportarme al menos.
- ¿Garantizado? Al menos conmigo te haria de oro, nunca he estado bien de la cabeza...- le dije en tono de broma como habia hecho ella misma hace un momento. - Tenemos muchas mas famas que cumplimos a rajatable... mujeriegos por ejemplo. - la guiñe un ojo y sonrei de lado. Senti su mirada fija en mi, no era algo raro estaba acostumbrado a que esos enormes ojos me penetrasen siempre y sobre todo ahora, despues de haber aprendido a analizar a la gente por dentro. Ahora recordaba que lo unico que siempre les habia separado, era el secreto mejor guardado de James, su don especial para embaucar a la gente a traves de su dulce voz. Nunca se lo habia contado, nada mas que por miedo a el rechazo, siempre le habia pasado lo mismo.
Alzo su vaso después de contarle todo el tema de la gira, nos habia ido muy bien durante todo el tiempo que habiamos tocado, Europa, Asia en todos lados, no eramos The Beatles pero si teniamos a nuestros fans incondicionales. - Por mi exito y por habernos encontrado de nuevo - luego termino su copa como si fuera un refresco mas, siempre habia tolerado muy bien el alcohol hasta un cierto limite asi que me limite a beber un poco mas del mio mirandola y sonriendo como siempre de lado. Después deje el mismo en la mesa y me retire el pelo hacia atras mirando a la gente que nos rodeaba. - Esa de ahi al lado tiene una delantera, puf... pero creo que hoy me quedare con la mejor groupie - cogiendo su dedo acusador en mi mano y apretandolo para luego dejarlo libre y mirarla a ella.

Le sonreí de nuevo, con dulzura, cuando asintió. Me alegraba que volviéramos a tener la confianza el uno en el otro suficiente como para que pedir ciertas cosas sobrara, dándose ya por supuesto que contábamos con nuestro apoyo total e incondicional. Bebió de su copa a un ritmo más lento que el mío, pero ambos sabíamos que yo tenía un aguante bastante fuerte en lo referido al alcohol y me lo podía permitir. Me sorprendió que él se lo tomara con tanta calma, y más siendo noche de concierto, pues no era lógico que precisamente hoy quisiera acabar sobrio. Luego soltó que nunca había estado bien de la cabeza, y yo solté una pequeña risilla, totalmente de acuerdo con él. - No, la verdad es que muy cuerdo no has estado nunca. Tendría que plantearme trabajar contigo en serio, porque a un negocio tan lucrativo no le diría yo que no... - comenté con expresión pícara. Añadió también que muchas de sus otras famas las cumplían, y yo asentí con energía. Que me lo dijera a mí que era un mujeriego, pues incluso cuando estábamos juntos no había dejado de tontear con otras chicas a pesar de estar medio saliendo. Cuando nos pusimos ya más en serio dejó de hacerlo, pero tenía que admitir que toda esa experiencia con otras chicas le había servido para sorprenderme, muy gratamente en ocasiones. Añadió a mi brindis el habernos encontrado de nuevo, detalle muy importante que yo agradecía al karma, al destino o a lo que fuera que controlaba estas cosas. Dejó su vaso en la mesa y contempló a las presentes, analizando la posible mejor compañía para la noche. Yo asistí a su examen con las cejas levantadas y una sonrisa divertida en la cara. Comentó algo acerca de la delantera de una chica, que se había hinchado como un pavo al notar la fría mirada de Jimmy en ella y que incluso se nos acercó a pesar de haberme dicho él que prefería mi compañía esta noche. Me sujetó el dedo y luego lo soltó, para enfatizar su elección, y yo le miré con expresión pícara al notar el acercamiento de la chica. Se me quedó mirando con soberbia y le dio un golpecito en la espalda a Jimmy para que se girara hacia ella, poniendo una voz que pretendía ser sensual y diciéndole que me dejara y que se fuera con ella, que se lo iba a pasar mucho mejor que con una simple cría. Yo la miré con las cejas levantadas con expresión de asombro no muy intensa. Mira que tienes mal gusto a veces, Jimmy, pensé para mí.

Me encantaba la idea de ayudar de nuevo a Amanda, como siempre habia hecho ella conmigo en un pasado cercano. Mañana mismo me pondria manos a la obra con la busqueda de empelo, incluso podria hablar con la dueña del Bar de Copas donde acababamos de hacer el concierto. Me gustaba el ambiente de ese sitio pero el pueblo era algo tenebroso y oscuro para lo que yo estaba acostumbrado, aun asi, no habia pensado en ningun momento pasar mas tiempo del necesario alli pero ahora.. las cosas cambiarian sin dudarlo. La mire alzando una ceja, ambos sabiamos de mi locura asi que no me molesto su comentario lo mas minimo. - Entonces, podria contratarte como psicologa de la banda.... o incluso una psicologa personal - comenté mientras movia las cejas en una expresion algo insinuante. Recorde al mencionar aquello de las otras famas que teniamos los musicos, lo bien que lo habia pasado en mi solteria después de la relacion con Mandy, aunque nunca me llegara a complicar emocionalmente con ninguna. Esa misma razon fue la que hizo que ella hubiera sido la unica en mi vida.

Las chicas que me miraban, o nos miraban mejor dicho, no tenian nada de especial menos un cuerpo y una cara bonita pero hoy no me apetecia nada de eso, solo queria hablar con un alma bonita y sabia sin duda que eso solo lo tenia Mandy. Pronto senti una extraña sensacion al coger su dedo, pero lo deshice negandome por dentro, me conocia muy bien y con ese tipo de acercamientos, terminariamos pasando la noche juntos. Un leve toque en mi espalda me hizo salir de mis pensamientos y girarme lentamente hacia atras mirando a la chica que llevaba las tetas como su fueran una corabata y unos labios sabrosos pero sin ningun poder sensual para mi.

- ¿Una simple cria? Aunque no lo creas esta cria daria mil vueltas a cualquiera de tus amiguitas - Dije señalando en direccion a todo el resto del corral de gallinas expectantes. No me gustaba meterme con las mujeres ni hacerlas sentir mal delante de otras personas, no iba conmigo pero, ese comentario no me habia gustado nada y menos los aires de suficiencia que llevaba aquella gallina. - Esta noche me quedare con ella, estoy seguro de que lo pasaremos muy bien ambos dentro de un rato en mi cama - Sonrei de lado e hice un gesto como espantandola de mi lado. Apoye los codos en la mesa y cruce mis dedos unos con otros mirando a Amanda.

Con él era muy fácil hablar, aunque fuera de chorradas. También lo había sido de cosas serias, aunque siempre conseguíamos encontrar el modo de ocultarlas bajo temas aparentemente intrascendentes para no afrontarlas directamente, por mucho que no las evitáramos de nuestras conversaciones. Era normal, pues cuando habíamos estado juntos los dos éramos bastante jóvenes y eso de tomar decisiones serias no era lo nuestro. Yo había ido al país del Tío Sam precisamente para huir de el problema de tomar decisiones chungas, que se me habían acumulado de la muerte de mi abuelo y mi progresiva separación de todos mis amigos. James había supuesto un nuevo comienzo para mí, y por ello le iba a estar tremendamente agradecida. - Yo más que dispuesta a ser tu psiquiatra personal, más que de la banda. Tanto trabajo creo que me estresaría, pues apenas empezaría con uno los demás ya me darías razones para ponerme con otro. - comenté, divertida. Además no quería trabajar con ninguno que no fuera él por muy lucrativo que fuera. Vale, necesitaba un trabajo, pero tampoco estaba dispuesta a agobiarme tantísimo. - Podría ser tu psiquiatra personal y tu groupie a tiempo parcial, según tengas el día y según el diagnóstico que te toque. - sugerí, traviesa. Es que me las ponía muy fáciles para sacar mi lado pervertido de nuevo. Además, en estos años había mejorado casi increíblemente y si no me sintiera atraída por él, como mínimo, tendría que hacerme mirar si seguía siendo hetero. Y por el momento todo indicaba que sí, así que entraba dentro de lo normal querer lanzarme a sus brazos con más intensidad a cada segundo que pasara. No me extrañaría por ello, entonces. Respondió a su propia sugerencia con picardía reflejada en una sonrisa muy apetecible, a la que yo reaccioné esbozando otra igual de pícara, aunque segura de no ser tan apetecible como era él.
La reacción de Jimmy a la chica que se le acercó fue sorprendente, pero me hizo sentirme bien por dentro porque me hubiera defendido. Estaba segura de que él no solía tratar así a las chicas, al menos por lo que había visto cuando habíamos estado juntos, y estaba también segura de que ciertas cosas no habían cambiado en él. Aunque lo cierto era que la chica había sido bastante borde para no conocernos a ninguno de nada y no saber que nos importábamos demasiado como para dejar que nos insultaran tan fácilmente. Yo la miré con superioridad y una expresión de picardía mezclada con una de malicia, enarcando la ceja para que viera que efectivamente, habíamos tenido la oportunidad de probarnos mutuamente y que él sabía por experiencia que yo era buena. Aunque claro, no pensaba que lo fuera tanto como él había dicho. En cuanto le hizo el segundo corte, diciendo que se lo iba a pasar conmigo muy bien en la cama en un rato yo le miré a los ojos instintivamente, sabiendo que en mi interior había deseado por un momento que eso fuera verdad. De momento le iba a seguir el juego para quitarnos de encima a esta petarda, que ya cansaba. Se nos había quedado mirado indignada. Bueno, a mí, pues por su cara parecía que pensara que le había echado un maleficio para ignorarla a ella y que se fijara en mí, una chica aparentemente mojigata y casta en un bar lleno de busconas. La miré, desafiante, y me acerqué a Jimmy con aire malicioso. Si algo había cambiado desde nuestra época de instituto era mi malicia, que había aumentado considerablemente como método de autodefensa contra el mundo exterior. Cambié mi mirada de ella a él, a sus ojos cristalinos y fríos y apoyé mi mano sobre las suyas.- Nos lo pasermos muy bien, cielo, ya sabes que sí. - comenté lo suficientemente alto como para que el putón lo oyera. Pegué mi cuerpo más al suyo, dejando nuestros rostros a apenas unos centímetros. Una vez así, y ante la mirada incrédula de la colega me acerqué a los labios de Jimmy y, sabiendo que podía estar cometiendo una estupidez de la que me arrepentiría después, le besé con suavidad y parsimonia, tomándome mi tiempo para que el contactoo fuera intenso y placentero y para que así nos dejaran solos de nuevo.

Me rei como un tonto a su comentario, habria que pensar seriamente en que pudiera ser mi psicologa, siempre lo habia sido de una manera indirecta asi que no era de extrañar que sintiera confianza con ella para contarle mis cosas, mis problemas, todos... todo menos mi pequeño y extraño don. - Entonces esta hecho, seras mi psicologa, personal - enfatice la ultima palabra para que se notara bien que me encargaria de que se cumpliera, el solo hecho de compartir a una chica siempre me habia puesto nervioso, y mas cuando se trataba de Mandy - Los dias en que notes que mejoro, ¿tendre algun premio? - pregunte, alzando una ceja de manera traviesa. No pude evitar soltar una carcajada, me lo pasaba increible con esa chica, aunque no hablaramos, el simple hecho de mirarnos, nos entendiamos a la perfeccion y parecia que con los años era mucho mejor, apesar de los 2 largos años que habian transcurrido desde la ultima vez que nos habiamos visto.

Pensaba que habia sido bastante borde con aquella chica y no era para nada mi estilo ni mis formas de tratar a la gente, pero habia cosas que no soportaba y era la gente egocentrica y que se creia superior a los demas. Aunque pensandolo bien, habia algo peor que eso, la gente que lo manifestaba en alto e intentando ofender a los demas. Esperaba no haber sido muy atrevido mencionar lo de la cama con Mandy, no queria que pensara que solo queria eso de ella, al menos hoy no.Aun asi movi la cabeza negando mientras veia como se levantaba con una malicia en la mirada que nunca habia visto y que me gustaba muchisimo. Al girarme para ver como Amy caminaba hacia mi, vi la cara indignada de aquella chica que se quedaba todavia ahi parada, sin yo saber muy bien para que, ¿queria mas humillacion? ¿o es que le ponia ese rollo masoca? Pronto llego a mi lado Mandy y apoyo sus manos en las mias. Asenti a su comentario viendo que ella queria jugar igual que yo con aquella estupida y sin que hiciera falta decir nada, lo sabiamos ambos. Abri mis piernas un poco para que se situara entre ambas y se juntara un poco mas a mi. Sin mas acerco su cara a mi, pensaba en un primer momento que eso solo era una carantoña para que la rubia saliera espantada con sus amigas gallinas pero pronto note el roce de sus labios en los mios, suaves y delicados. Me quede un poco inmovil sintiendo una electricidad entre nuestros labios, para después comenzar a mover mis labios sobre los suyos con la misma paz y tranquilidad que ella.

Aquel no era un beso normal, y abriendo un solo ojo vi como la rubia indignada se daba la vuelta y se dirigia por donde habia venido. Cerre mi ojo y pensandolo un solo segundo, decidi continuar con ese dulce beso que estaba poniendome la carne de gallina. Mi mano subio y agarre su cuello a la altura de la nuca para intensificar el beso un poco mas. Finalice todo aquello con un fuerte beso en sus labios y me separe para mirarla a la cara, seguro de que mis ojos brillarian por la emocion - Wow... sin palabras. - Sonrei.

Se rió cuando yo sugerí que tenía que ser su psicóloga, y me gustó que enfatizara lo de personal, pues ambos sabíamos demasiado bien que si iba a psicoanalizarle a él ignoraría a los demás miembros de su banda, porque ni tenía confianza con ellos ni eran mi Jimmy. A él podía contarle cualquier cosa que se me pasara por la cabeza, por muy estúpida o sinsentido que fuera. Exceptuando, claro, mi trabajo como cazadora y todo lo que conllevaba, criaturas sobrenaturales incluidas y la presencia del inminente Apocalipsis sobre nuestras cabezas más notablemente. Él no podía, no debía saber que yo me dedicaba a extermina criaturas no humanas que resultaran un peligro para las personas, pues seguramente no me creería y pensaría que la que estaba de psiquiatra era yo, a pesar de que eso en parte era cierto. No, sin lugar a dudas no podía contarle lo que hacía si quería que nuestra relación siguiera igual que como estaba hora. Aunque bueno, no tenía muy claro cómo estábamos ahora mismo, pues la distancia había hecho bastante sobre nosotros y no tenía nada claro qué quedaba de todo lo que habíamos compartido. Le había abierto mi corazón por completo, o casi, y no sabía qué parte de lo que sentía por él cuando estábamos juntos seguía viva y cuál había muerto, aunque tenía la ligera sensación de que nada de lo que había vivido había alterado lo más mínimo mis sentimientos por él. Bromeó preguntando si en los días que estuviera mejor tendría un premio, y yo sonreí, maliciosa. - Un premio habrá, sí, y creo que me conoces lo suficiente como para saber de qué tipo será. - contesté yo enarcando las cejas y sonriendo de manera torcida. No lo hacía tan bien como él ni queriendo, pues parecía que la misma expresión "sonrisa torcida" había sido diseñada para él después de que algún afortunado le hubiera visto sonreír así, cosa que solía hacer bastante a menudo. Se rió con la pregunta, y yo me uní a sus risas tamb ién por mi respuesta. No podía ser de otra forma cuando estaba con él, pues siempre nos lo habíamos pasado muy bien cuando estábamos juntos. Al principio la diversión era picarnos y tentarnos, pero ya a medida que pasábamos más tiempo juntos no necesitábamos ni hablarnos para poder disfrutar de un buen rato, siempre y cuando estuviéramos juntos, claro está. Y me alegraba hasta extremos inusitados de que, a pesar de los años, al distancia y todo lo que ambos habíamos vivido, pusiéramos seguir diviertiéndonos como antaño. Lo iba echando de menos, ya.
James odiaba a la gente egocéntrica y chula, eso lo sabía desde el mismo momento en que nos habíamos conocido. La chica que había intentado tener algo con él no le conocía lo suficiente como para saber eso, que no dejaba que trasluciera tan a la luz como para que fuera visible simplemente al verle. Ése fue su mayor error, además de insultarme. Jimmy tampoco podía sopotar que alguien se metiera conmigo, a pesar de que ambos sabíamos que yo podía defenderme sola muy bien. Él no sabía hasta qué punto, pero sin duda le sorprendería si llegaba a verlo algún día. La cara se le había teñido de preocupación al sugerir lo de la cama de él y yo, y también me gustó ese detalle por su parte. Tenía muy claro que no me quería sólo para ir a la cama, porque de lo contrario no habríamos podido ser capaces de mantener una conversación tan larga como la que ya llevábamos sin intentar nada, y no lo había hecho. Las sugerencias e indirectas que nos habíamos dedicado eran simplemente porque no podíamos evitarlo, pero no porque quisiéramos acabar acostándonos. Bueno, al menos no totalmente por mi parte, porque parte de eso sí que había. Era inevitable, me ponía desde el mismo momento en que le había conocido y eso no iba a cambiar habiendo mejorado él tantísimo. Al acercarme yo había abierto las piernas y así permitirme acomodarme. Nos conocíamos demasiado bien y ya estábamos hasta compenetrados, sin importar la distancia y el tiempo. Lo que no me esperaba era que además de seguir el beso lo intensificara agarrándome por la nuca y pegándome a él, haciendo que la las chispas que estaban saltando entre nosotros desde hacía rato se intensificaran aún más. Yo no pude evitarlo, tampoco, y subí las manos hasta agarrarle por las solapas de la chaqueta, algo bruscamente porque no podía pensar demasiado claramente, y acabar de pegar nuestros cuerpos.
En un momento dado, que me pareció extremadamente doloroso, se separó de mi lado y vi que le brillaban los ojos. Le solté las manos de las solapas y me llevé una de ellas a los labios, acariciándolos con dos dedos mientras la otra mano caía sin fuerzas a mi lado. Fui consciente de que la rubia se había ido con sus gallinas, así que mi objetivo primero se había cumplido. No podía evitar sentirme decepcionada por haberme separado de él, sin embargo, pues ahora me daba cuenta de lo que verdaderamente le había echado de menos. - Sí, sin palabras. - susurré yo, mirándole a los ojos intensamente. Volví a agarrarle de la mano y le sonreí, intentando desviar la atención de las ganas que tenía de saltar sobre él y ponernos a hacer el amor en medio del bar.
- ¿Por dónde íbamos antes de que nos interrumpieran? - pregunté, ahogando un suspiro.

Todo habia pasado sin apenas darme cuenta, hace un breve minuto o tal vez un poco mas, estabamos ambos charlando cada uno en un lado de la alta mesa, bebiendo y tratando temas de locura. Ahora, ella estaba entre mis piernas, con su manos en las solapas de mi cazadora y yo cogiendola por la nuca. Ese beso nunca tendria que haber acabado pero asi habia sido, creo que por mi maldita culpa pero necesitaba respirar, tomar un poco de aire y analizar la situacion. Aunque siempre me decia a mi mismo que dejara pasar las cosas, que no pensara solo actuara, pero la situacion requeria un poco de tranquilidad... me conocia cuando estaba con Mandy y si no paraba, estariamos en pocos minutos en el baño.
La mire a los ojos, no tenia muchas ganas de hablar en ese momento, solo de seguir besandola... "Si la cantara algo al oido, podria aturdirla un poco y... ¿Que coño dices James?" El que estaba aturdido ahora era yo.
- ¿Por donde ibamos? Ahora mismo no lo recuerdo... quiza... - Dije poniendo cara pensativa mirando al cielo, intentando recordar donde habiamos dejado nuestra conversacion, pero todavia con la mano en su nuca, la hice con un movimiento, que se acercara de nuevo a mi y la bese con la misma dulzura que lo habia hecho ella la primera vez. Esto ya no era una juego, anhelaba sus besos como un mendigo un trozo de pan. Ahora es cuando pasaba por mi mente, como habia podido aguantar dos años sin probar sus caricias ni sus besos. Mis labios se movieron habiles en los suyos y pronto abrieron paso a la lengua, que juguetona quiso jugar con la de Amanda.
Todo eso estaba muy bien pero yo era un tio apasionado y cuando me provocaban de esa manera, y la que lo hacia era esa personita, no aguantaba mucho tiempo con el jueguecito.

Parecía tan lejano para mí el momento en el que estábamos hablando Jimmy y yo de banalidades de viejos amigos que casi me estaba empezando a plantear si había sido real, si verdaderamente no había sido verle un instante y ya empezar a besarle, como había descubierto que me seguía gustando tantísimo hacer. No me gustaba, de hecho, era algo sin lo que no podía vivir y sin lo que simplemente no sabía cómo había aguantado durante todo el tiempo en el que no nos habíamos visto por irme yo a la universidad, lejos de él. Le echaba demasiado de menos entonces, pero me había mantenido tan ocupada que poco a poco dejó de poblar mis pensamientos conscientes para arratrarse al mundo de mis sueños, reticente a irse. Creo que nunca había llegado a salir de mi mente del todo, ya fuera de una u otra forma, y es ahora cuando lo estaba viendo claramente. Él seguía formando parte de mi corazón, por mucho que no nos conviniera a ninguno que eso fuera así. Yo podía ponerle en peligro por mi trabajo y eso era lo último que desearía que pasara.
Me miró con expresión aturdida, como si se le hubiera pasado algo por la cabeza totalmente fuera de lugar o muy descabellado y yo le sostuve la mirada, con dificultad. Mis ojos se empeñaban en querer ir a sus labios para que no dejara de besarme, y me estaba resultando casi imposible contenerme para no volver a acortar la distancia que nos separaba y volver a besarle. Tampoco era plan de liarme con él de ese modo aquí mismo, me repetía a mí misma constantemente en un vano intento por convencerme de que lo mejor era separarme de sus brazos y pasar página, por mucho que doliera. Y lo peor de todo era que sabía que si esta vez le dejaba ir yo ya no iba a ser capaz de recuperarme del todo, que siempre iba a faltar una parte de mí que él se llevaría con su marcha, irremediablemente.
A mi pregunta respondió que no recordaba por dónde íbamos, y puso después una expresión dubitativa. Sólo me costó unas milésimas de segundo darme cuenta de que planeaba volver a besarme, pero no fui capaz de reunir las fuerzas suficientes como para soltar algún comentario hiriente o simplemente separarme de él para que así no nos volviéramos a juntar y correr el riesgo de no separarnos. Aprovechó que aún tenía la mano en mi nuca para volver a acercarme a su lado y me besó, sólo que esta vez con una dulzura que no recordaba haber sentido en ninguno de los besos que él me había dado, que eran bastantes. Nunca, en toda nuestra historia juntos, me había sentido tan confusa como estaba ahora mismo. Y él no ayudaba tentándome y acercándome para que le besara, precisamente. Mejor que nadie sabía que cuando probaba sus labios dejaba de ser persona para pasar a ser un autómata que necesitaba de su contacto como la energía que lo movía. Lo que al principio había sido dulce pronto dejó de serlo, más concretamente en el momento en que su lengua se abrió pasó y empezó a juguetear con la mía. Jimmy, ¿por qué tienes que ponérmelo siempre tan difícil? Solté mi mano de la suya y las llevé tras su cuello, pegándome más a él. Vale, y si yo encima le ponía tan a prueba como no estaba dejando de hacer tampoco ayudaba demasiado. No podía evitarlo, pues su sola presencia me alteraba ya lo suficiente como para dejar de pensar con racionalidad y dejarme llevar tanto como la situación me pedía. Y, estando con él, eso era mucho.
Acabé separándome yo de él porque necesitaba respirar, y apoyé la cabeza en su hombro, con los ojos cerrados y contando hasta lo menos treinta o cuarenta mil para así poder tranquilizarme lo suficiente como para volver a mantener una conversación normal.