Pensando (Castiel)

Estaba cada vez más perdido. No había sido capaz de contarle nada a Dean, a mi hermano, acerca del regreso de Jess, mi novia muerta. ¿Cómo iba a hacerlo, y de un modo que no pareciese que estaba trastornado de algún modo?

Después de aquella charla sobre lo que estaba pasando, y de que ambos nos centrásemos en el trabajo que teníamos entre manos, había intentado sacar el tema, pero no pude hacerlo. No, era una locura intentarlo cuando Dean estaba tan centrado en la caza, y además yo no sabía cómo explicarme.

Luego ambos nos habíamos separado, y como yo no sabía qué hacer ni a dónde ir comencé a deambular sin rumbo fijo por las calles del pueblo. Me sorprendí a mí mismo cuando me encontré en el bosque, sin recordar el trayecto que me había llevado hasta allí, pero en cierto modo era el único lugar donde podía ir; al menos allí no había nadie, solo silencio que me ayudaba a reflexionar.

Estaba buscando a Sam pero con los símbolos enoquianas que había dibujado en sus costillas me era cada vez mas difícil intente localizarle por el celular pero nada , no entraba señal , aun no comprendía de el todo esos artefactos tan inútiles, comencé a caminar a través de el pueblo, y sin saber porque razón me adentre en el bosque, al caminar mire en frente de mi a un joven alto que reconocí de inmediato. -Sam- le llame y camine un poco mas a prisa - te he estado buscando-

Llevaba ya un buen rato paseando por allí, disfrutando del silencio que por allï reinaba. Seguía dandole vueltas al asunto, buscando la mejor forma de contarle a Dean que Jess había vuelto de entre los muertos, sin que se me ocurriese nada aún. Pero, ¿cuál era la forma correcta de decir aquello? En teoría, él más que nadie tenía que creerlo, ya que él mismo había regresado hacía algunos meses por obra y gracia de Castiel.

Castiel, ese era otro caso. También a él tenía que contárselo, pero tampoco se me ocurría de que manera podía hacerlo. Además, nunca sabía dónde encontrarle ni como; aparecía de vez en cuando, para encomendarnos alguna misión, pero el que mejor podía localizarle era Dean.

Por otro lado, me sabría mal decírselo a Castiel primero en vez de a mi hermano; aunque confiábamos en él, la familia va primero y consideraría una traición hablarle al ángel antes que a mi propio hermano.

Pero tal vez él supiese algo sobre aquello; quizás tenía alguna información sobre el suceso, o a lo mejor hasta era capaz de encontrar un modo de contárselo a Dean sin que sonase a locura.

De pronto, como si mis pensamientos lo hubiesen invocado, escuché que me llamaba. Me di la vuelta y le vi caminando de prisa, casi corriendo, hacia mí.

-Hola Castiel -saludé.- Dime, ¿por qué me buscabas?

la situacion no era nada facil, tener que cuidar la espalda de dos chicos que eran mas testarudos que no se que. Yo sabia que al acerme cargo de esta mision , seria estar con un par de niños pero, habia resultado mas que esto, ahora era capaz hasta de colgar mis alas por ayudar a este par. no solo me habian atrapado con ellos si no que hasta sentia aprecio por cada uno, por el bocazas de Dean y el testarudo de Sam.
Llegue hasta donde se encontraba Sam y me detuve de pronto me abordo con la pregunta de que queria.
-Dean me pidio que te encontrase.. necesitamos hablar , ay una mision pero puede ser muy peligrosa, como siempre-
Me quede viendole, le pasaba algo, seria tan facil meterme en sus pensamientos pero habia aprendido que era importante para los humanos tener privacidad.

¡Maldición! ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado? La vida de un cazador nunca era sencilla, pero la de un cazador de mi familia era el doble o el triple de difícil que las de los demás. Con todo lo del Apocalipsis, el mundo yéndose por el retrete a marchas forzadas, los ángeles tocando las narices y los demonios aún más... Y ahora, Jess volvía de entre los muertos.

Por supuesto, estaba pletórico por dentro de que ella estuviese de vuelta, conmigo, pero eso me creaba aún más quebraderos de cabeza que antes. Porque, ¿cómo le dices a tu hermano, y a un ángel, que el amor de tu vida, que lleva seis años muerta, resulta que ahora está viva? Y sin que te tomen por loco o crean que es un demonio o algo semejante.

Suspiré profundamente. Estaba claro: los Winchester estábamos malditos.

-Acabo de hablar con él, no me ha dicho nada -comenté, extrañado. Luego sonreí de medio lado, divertido.- ¿Cuándo no lo son, Cass? Por cierto, necesito que me digas una cosa: ¿sabes algo acerca de un demonio llamado Lestat? -pregunté.

Miré el bosque silencioso, un lugar tranquilo en medio de toda la locura que era mi vida.

-Cass... -murmuré.

Luego me quedé callado. No sabía cómo decírselo, como hablarle de Jess. No tenía valor para hacerlo.

Sentía la mirada de Castiel fija en mí, con cierta compasión o lo que fuese. No me pregunté por qué me miraba de aquel modo, seguramente mi aspecto en aquellos momentos no era el mejor que podía tener, con todas aquellas preocupaciones encima. Lo que de verdad me preguntaba era qué estaría pensando él que lo causaba, pero eso era imposible averiguarlo.

Suspiré pesadamente. También quería averiguar el modo en que se tomaría todo lo que tenía que contarle, y lo mismo con mi hermano. Era egoísta de mi parte el simplemente pensarlo, pero lo que de verdad deseaba era que nada de todo aquello hubiese pasado nunca: que mi padre nunca se hubiese convertido en cazador, que el mundo estuviese en manos de otras personas... Pero de ese modo, mucha gente habría muerto.

Y mucha más seguiría muriendo si no hacíamos nada por evitarlo.

Me pasé una mano por el cabello, revolviéndolo, al oír la definición que me estaba dando de Lestat.

-Desde luego, encaja -murmuré, recordando nuestro encuentro hacía unas noches.- Algo así. Es que estoy metido en un caso que la implica -le conté.- Y quería preguntarte sobre él....Lestat está acosando a un chico llamado Jake Tayler, porque es el recipiente de un demonio -conté.- De momento ha poseído a su novia, y amenaza con matarla en cualquier momento.

Le miré cuando se puso a mi lado, en silencio, y traté de armarme de valor por dentro. Al menos él seguramente no me pegaría o me armaría una escandalera, que por algo era un ángel...

-Tengo que contarte algo -dije.- Pero primero necesito que me prometas que me escucharás hasta el final -pedí, mirándole a los ojos con una súplica muda.

El escrutinio al que Cass me sometía a veces podía resultar bastante incómodo, como de hecho lo estaba siendo para mí. Su mirada clara hacía pensar que veía tu mente con total nitidez y que conocía todos y cada uno de tus pensamientos. Lo cual no era algo agradable cuando lo que necesitabas era algo de tranquilidad para ponerlos en orden.

-Eso espero. Gracias, Cass -repuse.

Me miró a los ojos con fijeza, y después asintió. Su gesto me dio algo de calma, así que respiré hondo y puse claridad en mi mente para poder explicarme.

-Sabes que, cuando era más joven, me separé de mi padre y mi hermano durante dos años, para ir a la universidad -dije.- Allí conocí a Jessica Lee Moore, de la que me enamoré y a quien iba a proponerle matrimonio, pero luego Azazel acabó con ella, matándola en el techo de nuestro cuarto...

Por supuesto que Cass sabía todo sobre mi vida con Jess, pero necesitaba ponerle un cierto orden a mis pensamientos y el contarlo todo desde el principio a veces ayudaba.

-No fueron solo momentos -murmuré, sin poder evitarlo-. Todo el tiempo que pasé con ella fue feliz.

Por mi mente pasaron los recuerdos de aquellos días en los que todo iba bien, en los que pensaba que los demonios, las criaturas sobrenaturales, la caza...que todo había acabado para mí.

Me quedé sin palabras cuando él preguntó. De algún modo, tendría que haber previsto que Castiel lo sabría. Era un ángel, a fin de cuentas, y pocas cosas se les escapaban a los ángeles. Además, era un alivio no tener que decirlo en voz alta.

-Sí, así es. ¿Ha sido cosa vuestra?

Aparté la mirada hacia las copas de los árboles, incómodo. Sentía que a través de mi rostro, y en especial de mis ojos, él podía averiguar muchas cosas sobre lo que pasaba por mi mente. Y no quería a nadie hurgando en ella, siendo consciente del tremendo dolor y sufrimiento que estaba viviendo en aquellos momentos. Mi tormento era solo mío, de nadie más. Por muy ángel que fuese, no le quería rondando mis pensamientos.

Sus palabras me extrañaron, así que fruncí el ceño y dije:

-¿Que nuestro pasado volvería a la vida? ¿Qué quisieron decir con eso? -inquirí, confuso.

No sabia por qué, pero no sonaba bien. Más bien a treta de Zacharías, aunque no veía en qué podía eso beneficiarles. Pero más valía estar en guardia, porque con ese uno nunca sabía de dónde le iban a venir.

Asentí agradecido.

-Gracias, Cass -descendí los ojos de nuevo hasta él, para dirigirle una mirada cargada de gratitud.

Sabía que podía contar con él para aquello, me dije. Pero a continuación me puse tenso y volví a desviar la mirada.

-Sí, hablé con ella. No recordaba....no recordaba haber muerto. Pensó que yo me había fugado hasta que la llevé a ver su tumba -murmuré, incómodo.

No había sido una visita fácil para ninguno de los dos.

-No. Dean no lo sabe y... no sé cómo decírselo sin que me acabe dando una paliza.