¿Otro cazador? (Sam y Alesha)

No era algo muy normal ni habitual el andar por el cementerio a las tantas de la madrugada, a decir verdad. Pero también era el lugar en el que más probabilidades había de encontrarse con algún otro cazador o criatura, como tenía sobradamente comprobado. De todas formas, no era mi intención el toparme con nadie que perteneciese a esas clases...

A no ser que se tratase de Ruby, con la que necesitaba hablar desesperadamente.

Desde hacía ya varios días que no la veía, algo normal con todo lo que se nos venía encima, pero tenía que hablar con ella de varios asuntos; especialmente del regreso de Jess de entre los muertos. Necesitaba saber por qué ella estaba allí, si la había sacado algún demonio como parte de un trato o algo semejante. Si no, tendría que hablar con Castiel o algo así.

Pensar en Castiel me llevó a pensar en Dean, ya que no le había contado a ninguno de los dos. ¿Cómo se lo tomarían?

Dejé de reflexionar sobre todo aquello cuando una cazadora, en pleno exorcismo de un fantasma, me apuntó con su cuchillo.

Alcé ambas manos con lentitud, para que viese que no llevaba nada en ellas. No me apetecía ser ensartado en medio del cementerio.

-Soy otro cazador, Sam Winchester.

Me miró con sorpresa cuando me presenté, y bajó el cuchillo en el acto. Con ese pequeño gesto, relajó la atmósfera ostensiblemente; a nadie le resulta agradable que le apunten con un cuchillo, y supongo que tampoco que lo pillen en plena noche quemando un cadáver. El encuentro, a decir verdad, no se había producido en las mejores condiciones.

Estreché su mano y le devolví la sonrisa.

-Encantado. Sí, es que soy un chico muy ocupado -sonreí de nuevo ante su apuro.- No pasa nada, Alesha.

No contesté a su pregunta, pues lo cierto era que no podía hablarle de Ruby.

Las llamas crecían, avivadas por el frío viento nocturno. Por alguna razón, siempre solía soplar un viento frío en los cementerios, sobre todo de noche. Tal vez era cosa de los espíritus que rondaban por allí, creando una especie de microclimas o algo semejante.

Ambos sabíamos que había ignorado su pregunta deliberadamente, para algo un cazador solía ser bastante bueno en detectar mentiras, pero prefirió ignorarlo.

-Curioso, la verdad -sonreí.- Aunque no es la primera vez que conozco a alguien en circunstancias parecidas -añadí, riendo.- Bueno, en estos momentos hay algo...

Se acercó un poco a mí para huir de las llamas, que el aire le echaba encima, y se fue a apoyar contra un árbol, desde donde me dedicó una larga mirada. Seguramente me estaba examinando y comparando con Dean, algo que muchos cazadores hacían al enterarse de que éramos familia.