Despues de la caza...(Cath)

(Continuación)

Fui por donde me guiaba hasta llegar a su casa. Sali del coche y cerré la puerta de un portazo. Esperé a que Cath también saliera y me acerqué a la puerta.

Bajé del coche de un salto y rodeé el coche para ir a la puerta. Extraje las llaves del bolsillo trasero de los vaqueros y me dispuse a abrir la puerta. Pude ver que la luz estaba prendida: seguramente ya habrían cenado y estarían esperándome con mala cara, dispuestos a echarme una buena bronca.
-¿Lista para conocerles? -bromeé, guiñándole un ojo a Angela.
Tomé aire y abría la puerta de la casa.
-Ya he llegado -anuncié con voz potente.
-¿Dónde estabas? ¿Qué horas son estas de llegar?- me llegó la respuesta apagada desde el salón.
Puse los ojos en blanco y bufé.

-Claro.-sonrei. Volvi la vista a la puerta. La abrio y entre detras de ella. Lo primero que dijeron era lo tipico de una familia estricta que salia en las series de television. - Hola. - dije con una sonrisa cuando acabaron de hablar.

Conduje a Angela hasta el salón, bufando por lo bajo. Vaya topicazo que habían soltado, tal cual en las series de la tele. Mis tíos no eran muy normales, la verdad, parecía que la veían demasiado...
Se hizo el silencio, hasta pareció que la tele enmudeció cuando irrumpimos mi acompañante y yo en la salita. Mi familia la miró, sorprendida, sin saber cómo reaccionar.
-He salido a dar una vuelta -repuse, indiferente.- Ésta es Angela, me ha traído a casa.
- ¿A estas horas? ¿Qué hacías fuera a estas horas? Deberías salir menos y estudiar más, escoger una carrera o ponerte a trabajar de una santa vez -masculló mi tío, en tomo malhumorado.
Mi tía, sin embargo, sonrió a Angela y dijo:
-Estamos encantados de conocerte, Angela. Gracias por traerla a casa, espero que Catherina no te haya causado ninguna molestia.
Puse mala cara al oír mi nombre completo. Detestaba que me llamasen Catherina.

Me senté en el sofá del salón, mientras dejaba que me observaran, aunque no es que me gustara mucho esa sensación.
-El placer es mio, señora Summers.-dije con una sonrisa.- Claro que no. Me a sido de gran ayuda, de verdad.- nunca habia sonreido tanto, ni siquiera para actuar delante de alguien. - Creo que Cath tendria un gran futuro en la empresa de mi familia... - dije intentando convencer a su tío. - Pero claro, para eso tendria que irse muy a menudo de viaje... Pero las experiencias son inolvidables.

Angela se sentó en un sofá, mientras yo permanecía de pie con aire desafiante, mirando fijamente a los ojos de mi tío.
-Ya te he dicho que necesito buscar algo que me guste. Y no hay nada de malo que salga por las noches -agregué, algo malencarada.
Hasta en público insistía en humillarme, tratándome como a un bebé, como a una irresponsable total.
Si supieras las veces que te he salvado la vida, pensé, hablarías de otro modo.
La oferta de Angela fue acogida con un silencio sorprendido.
- ¿Y a qué se dedica la empresa de tú familia?- quiso saber mi tía, con una sonrisa amable.
-Oh, no me cabe duda de que sería así. La chica tiene un gran talento, es muy lista y trabajadora, pero desde que asesinaron a su familia está de capa caída-comentó mi tío.-Se comporta como una rebelde...supongo que es normal, al fin y al cabo solo han pasado unos meses.
Clavé los ojos en el suelo para no gritarle que se callase de una vez, y apreté los puños con fuerza dentro de los vaqueros.

-Una larga cadena de hoteles por Europa, y estamos pensando en poner unas cuantas en America. - respondi a su tia. Luego mire a su tio. - Si quiere que no este de capa caida, seria mejor que no se lo recordara, no cree? Y menos si solo han pasado unos meses. Es mejor dejar que salga sola para desahogarse. Creame, lo digo por puera experiencia. Yo perdi a mis padres hace tiempo.

Casi tuve que contener la risa por lo de los hoteles, pero debido al comentario de mi tío no estaba de humor para reír. Le dirigí una mirada furibunda al hombre sentado en el sofá, asombrada del poco tacto que podía llegar a tener a veces.
- Vaya, hoteles- se asombró mi tía-.A Cath se le daría bien, seguro. ¿Y dices que vais a abrir hoteles aquí, en América? Europa es hermosa, pero está tan lejos...
Mi tío se quedó tan cortado por el comentario de Angela que no supo qué decir.
-Gracias -susurré yo, mirándola a los ojos.- Europa está lejos -le dije a mi tía-, pero allí está mi tierra, y la echo de menos. De todas formas aún no es seguro, y no sabría a donde tendría que ir, ¿verdad Angela?

-Claro.-asenti.- Como vera, yo tampoco soy de aqui. Sangre danesa y britanica.- dije con una sonrisa torcida. - Con los aviones de hoy en dia, ya no esta tan lejos. Pero si, es precioso. Hay que visitar todos los paises europeos antes de morir. Vale la pena. A usted le gustaria ir, no es cierto?

Mis tíos estaban bastante asombrados, y vi como a mi tía se le encendían los ojos ante la posibilidad de visitar alguna vez Europa si yo "iba a trabajar allí". Sabía que ese había sido siempre su sueño.
-Pero los aviones son algo caros... Es cierto que ver Europa sería estupendo, pero la que debe decidir es Catherina.
La miré con agradecimiento, ella no era como mi tío, que parecía algo contrariado de que se le hubiese marginado un tanto de la conversación.
-Sería una experiencia interesante para la chica, pero seguramente que tendréis muchos candidatos... ¿Por qué escogerla a ella? No niego que tienes buenas cualidades -agregó mirándome-, pero a veces es necesario otro tipo de trato.

Sonreí con gracia. Por suerte, heredé ese don agudo en los negocios de parte de padre.
-No son caros si los pagamos nosotros... - dije con calma. Miré a su tío. Ese hombre no me agradaba para nada. Para la poca paciencia que tenía yo, podría explotar en cualquier momento. - En realidad, hay pocos candidatos.. La mayoría de voluntarios tienen un currículum poco complejo. En cambio el de Cath... le digo yo, señor que... Tiene potencial. - sonreí. - Si mi padre siguiera vivo, la habría elegido sin dudarlo.

Contuve una risita, dándome cuenta de que Angela tenía un gran don para los negocios. Había convencido a mi tía con un par de frases, e iba camino de lo mismo con el pesado de mi tío.

-Oh, pero a nosotros nos gustaría visitarla de vez en cuando...y los nuestros los tendríamos que pagar nosotros mismos, ya que no somos empleados -musitó mi tía apenada.- Catherina, tienes una gran oportunidad. No la desaproveches por que sí...
-Claro que no tía, pero tengo que pensarlo todo bien.
Maldita sea, ¿por qué insistían ambos en llamarme Catherina? Sabían que lo odiaba.
Mi tío la escrutó con ojo calculador. No parecía que se gustasen mutuamente, la verdad.
-¿Es un puesto de importancia? ¿Por qué hay tan pocos aspirantes?

-No pasa nada, señora Summers... Todo eso caerá en mi cuenta. - dije, intentando convencer del todo a su tía. - Tranquila, no lo hará.

Sonreí frívola, mirando a su tío. Que hombre más molesto.
-Si se refiere a... mi mano derecha, sí, es un puesto de mucha importancia. - expliqué, ya que la empresa la heredaba yo, pero se lo dejaba a cargo a unos amigos. - Hay pocos aspirantes... porque la mayoria no tienen lo que buscamos. Exigimos mucho, por eso la gente se rinde con facilidad. - dije sonriendo ampliamente, con inocencia.

Le dediqué una rápida mirada de agradecimiento a Angela, antes de sonreirle cariñosamente a mi tía.
-¡Oh, muchísimas gracias! -murmuró mi tía sorprendida y agradada.
Sacudía la cabeza con suavidad.
-Tampoco haría falta tanto, tía -respondí en ese momento.- Yo podría pagaros los aviones siempre que quisieseis.
No en vano era la única heredera de una considerable fortuna que no había tocado desde la muerte de mi familia.
Mi tío se quedó mudo de asombro al saber el supuesto cargo al que yo optaba, y por poco me entró un ataque de risa que contuve a tiempo. Por fin algo que lo dejaba sin palabras.

Miré de reojo a Cath, aún con la sonrisa inocente hacia su tío. Por dentro tenía una ganas enormes de reírme delante de su cara...

-No es nada. La famlia es importante, y nosotros tambien nos encargamos de ella. - sonreí.

Volví a mirar a ese hombre, esperando respuesta. Su expresión me decía que tardaría un rato en reaccionar.

-Y..? Qué me dice? - pregunté, victoriosa.

Mi tía sonrió abiertamente a Angela; era increíble lo rápidamente que se la había ganado, con apenas un par de frases bien dichas y una oferta.
-Sí, cuánta razón tienes -murmuró, y no se me pasó por alto la mirada de pena y compasión que me dedicó.- La familia es lo más importante.
Cada vez me era más y más difícil no estallar en carcajadas ante aquella situación. Angela no parecía ir a perder la oportunidad de restregarle a mi tío su victoria.
-Qué parece una oferta muy buena y que debería aceptarla, pero eso es cosa suya -masculló él, por fin.

Asentí por el comentario de su tía.
-Lo sé... perdí la mía por completo, y allí es donde me di cuenta de lo importante que eran.
Miré de nuevo a su tío. Una sonrisa arrogante se dibujó en mi rostro, aunque intenté disimularlo.
-Para no serlo... Poca gente podría conseguir algo como esto. - pausé, mirando a Cath. - Pienso que ella aceptará encantada. - echo. Ahora solo me faltaba cerrar la trampa para ratones.

La mujer le dedicó una mirada idéntica a la que me había lanzado a mí instantes antes.
-Lo siento, de verdad -dijo, solamente.
La sonrisa que Angela lucía pasó de ser de falsa inocencia a mostrar una leve petulancia, que disimuló bastante bien aunque no del todo.
Mi tío se limitó a encogerse de hombros.
-Bueno, creo que tú y yo deberíamos discutir los detalles en privado -comenté, dándoles la espalda a mis tíos y sonriéndole ampliamente.- ¿Qué tal si vamos a mi habitación? -sugerí.

Me giré hacia Cath y sonreí.
-Claro. - me levanté del sillón. Me había acomodado demasiado, tanto como para que me dificultara volver a estar de pie. Miré a sus tíos y les dediqué una amplia sonrisa. -Si nos disculpa... - dije antes de seguir a Cath hasta su habitación. Ya era hora de librarse de esos dos... no sabía cómo ella podía soportar eso todos los días. Si fuera yo, ya estaría viviendo en otro continente. Cuando nos perdieron de vista, suspiré, aunque más bien parecía un bufido de cansancio. -Ahora te entiendo. - susurré, con media sonrisa.

Se volvió hacia mí y sonrió, aceptando mi propuesta. Se levantó del sofá despacio, al parecer se había acomodado bastante, y tras dedicarles una sonrisa y una rápida disculpa, me siguió por el pasillo y las escaleras hasta mi cuarto. Sostuve la puerta abierta para ella, y la cerré una vez que Angela estuvo dentro. Le ofrecí un asiento en mi silla y yo fui a ocupar el enorme sillón-cojín del rincón, arrastrándolo hasta ponerlo de frente a ella. La miré con una sonrisa de lado.

-Y así cada día y a cada hora -respondí.

Llegué a su habitación, donde me esperaba con la puerta abierta. La cerró una vez había travesado el marco y me ofreció asiento en su silla.
Volví a sentarme y crucé las piernas. Arrastró una especie de sillón de un rincón de la habitación y se sentó en frente de mí, con una sonrisa ladeada.

-Oh, vamos... Qué vida más insoportable... Yo no sería capaz de vivir de esta forma. - comenté, igual que una adolescente de 15 años cuando sus padres no la entienden. - Te lo digo en serio, fúgate esta noche y sé libre... No creo que nada de ahí fuera pueda ser peor que seguir aquí.

Se sentó en la única silla de la habitación, con las piernas cruzadas, mientras yo arrastraba mi sillón, mi asiento favorito, para ponerme frente a ella. Con la puerta cerrada ya no había peligro de que mis tíos nos escuchasen. me había costado mucho, pero al final les había hecho comprender que a puerta cerrada, nadie me molesta.

Me incitó a que me fugase, igual que si fuésemos un par de adolescentes incomprendidas por nuestros padres. Sonreí, sin poder evitarlo.

-Más o menos se va llevando...el truco está en no pasar mucho rato en casa -comenté, con una risita.

Luego me puse más seria.

-Lo he pensado cientos de veces, créeme -contesté.- El problema es que no tengo dinero, ya que no puedo heredar de mi padre hasta cumplir los 21. Además, tampoco es tan malo. Al menos aquí tengo comida y cama gratis, y un buen lugar para esconder mis "cosas".

Dejó ver una sonrisa en su rostro. Era fácil hacerme reír pero... ¿yo sonreír con franqueza? Sería un espectáculo para ver.

-Bueno, nunca he estado mucho tiempo fuera de casa desde los 13... Pero odiaba estar encerrada. Tenía tantas cosas por ver... - me sentía en una escena de declaración de una película, sin entender muy bien porqué lo dije.

Le miré y le dediqué una leve sonrisa, compadecida.

-Entonces eso es mejor que nada. - murmuré.
Nos sumergimos en un corto instante de silencio, cuando mi movil empezó a emitir un sonido repetitivo. Lo saqué del bolsillo y miré el mensaje de texto. Me levanté de la silla con rapidez.
-Creo que... tengo que irme. Un placer conocerte Cath. - abrí la puerta y me despedí.

(OFF: tema cerrado, no? xD)