Una copa... quizás dos (libre)

Decidí parar en un bar de copas de camino al motel. Mi última pista me había llevado a un pueblo de mala muerte repleto de sombras y voces tenebrosas y lo único que podía ayudarme en aquel momento era tomar una copa.

Dejé el coche en el aparcamiento, guardé unos cuantos dólares en el bolsillo de mis jeans y sujeté mi arma en el cinturón, estratégicamente tapada con la chaqueta. Traté de pasar lo más desapercibida posible al entrar en el bar, sólo me senté en a barra, lejos de los demás clientes y pedí un tequila con café. Era tarde, una copa, quizás dos y me marcharía.

Se había hecho de noche cuando llegue con mi furgoneta al pueblo. Esperaba poder abrir al día siguiente mi tienda, así que debía volver pronto al motel.
De camino vi un bar y pensé que no seria mala idea tomar algo, ademas llevaba varias horas sin fumar y necesitaba un cigarrillo.
Aparque la furgoneta y me puse el abrigo. Era un abrigo de cuero negro largo hasta los pies. Esto me permitía llevar cualquier arma escondida bajo el. Saque la pistola de la guantera y me la coloque en la cintura de la falda. Seria suficiente. Cogí mi bandolera y me la colgué del hombro. Comprobé que llevaba el tabaco en el bolsillo y me dirigí al bar.

Entre y me senté en la barra. Saqué mi paquete de tabaco, cogí un cigarro y lo encendí . Que bien me sentaba. El camarero se acercó a mi.

- Una cerveza, por favor- le pedí. Habría preferido tomar algo mas fuerte, pero recordé que tenia que volver a conducir.

Había preferido no pensar en que tenía que conducir, con un poco de suerte me mataría en una curva de camino al motel y podría dejar de preocuparme por lo que yo llamaba trabajo...

Negué con la cabeza, tratando de desechar aquella estúpida idea de mi cabeza, una tontería producto del agotamiento y el pesimismo. Al volver a la realidad vi a una chica sentada no muy lejos, con un abrigo largo bastante bonito. La miré un instante de arriba a abajo, miré su tabaco y rebusqué en mis bolsillos... pero no estaba, me había dejado la cajetilla en el coche.

Maldita sea. Pensé, enfadada conmigo misma por haberme despistado.

Di un buen trago a mi cerveza. Me encantaba el sabor de la cerveza fría mezclada con el tabaco. Me relajaban estos momentos. Mire a mi alrededor y vi a una chica sentada en la barra, no muy lejos de mi. Se rebuscaba en los bolsillos de forma desesperada... yo conocía bien esa sensación. Sonreí para mis adentros y le pase mi paquete de tabaco por encima de la barra sin volverme hacia ella. Estaba claro que necesitaba un cigarro.

Di una fuerte calada al mio y una enorme bocanada de humo salio de mi boca.

Esbocé una sonrisa de lado con el acto de la chica, había sido un detalle a agradecer, pero antes necesitaba encenderme un cigarro, tendría que esperarse un poquito más.

La primera calada me supo a gloria, casi tan bien como la segunda, después le devolví la cajetilla del mismo modo que me la había pasado ella, observando mi tequila. -Gracias- musité, sin borrar aquel amago de sonrisa. Ahora sólo faltaba que me diera su abrigo... ok, no.

Guarde en el bolsillo del abrigo el paquete de tabaco que me devolvio la chica. Mire mi botellin de cerveza, quedaba menos de la mitad. Le di otro buen trago y apure mi cigarrillo. No iba a quedarme mucho rato alli. Queria ir pronto a casa para abrir por la mañana la tienda. Tenia que desempaquetar muchas cosas y no queria que se me hiciera tarde, pero tampoco queria ser maleducada, asi que me volvi hacia la chica y le salude:

- Me llamo Banshee - le dije- acabo de mudarme al pueblo, ¿tu también eres nueva por aquí?

Hubiese sido demasiado bueno que no dijera nada, que lo dejara estar, pero la gente tenía tendencia a cumplir las normas sociales para no resultar desagradable.
-Kyra...- musité, dándole otra calada al cigarrillo. Le hice una señal al camarero para que me sirviera otra copa y también para que le sirviera otra cerveza a Banshee.- Podríamos decir que acabo de llegar-.

Cogí la cerveza que me había servido el camarero, la alcé e incliné la cabeza en señal de agradecimiento. Kyra no parecía tener muchas ganas de hablar, así que opte por no alargar demasiado la conversación.

- Bueno Kyra, entonces estamos igual.- Tenia curiosidad por saber que la había traído hasta aquí-- ¿Y que te trae por aquí? ¿negocios? ¿vienes a visitar a alguien? ¿o solo estas de paso?

Le di un trago a la cerveza recién puesta y saque de nuevo el paquete de tabaco, cogí un cigarrillo, lo encendí y le ofrecí a Kyra.

Acepté encantada otro cigarrillo y me lo coloqué en la oreja, esperaría unos minutos tras acabar el primero, así no me vería con necesidad si Banshee se marchaba.

-Trabajo- murmuré, pensando rápidamente en algo por si se le ocurría preguntar a qué me dedicaba. Podía decire cualquier cosa, uno de mis fuertes era mentir sobre mi, estaba tan acostumbrada que ni siquiera me sentía culpable, me salía de modo natural, era incluso divertido.- Soy toda una adicta al trabajo-.

- Asi que una adicta al trabajo... ¿Y a que te dedicas que te causa tanta adicción?- Vi que se habia colocado el cigarro en la oreja - Mis únicas adicciones son el tabaco y los hombres- Sonreí mientras daba buena cuenta de mi cerveza. Se me estaba haciendo un poco tarde, pero no me iba a ir sin saber algo mas de esta chica, sentía bastante curiosidad, sobretodo después de que me pareciera haber visto un bulto debajo de su cazadora... ¿es posible que llevara un arma?

La dichosa curiosidad, ella me estaba obligando a mentir. -Reducción de pantilla, recolocación de trabajadores, papeleos...- no sonaba especialmente adictivo, pero sí lo suficientemente aburrido como para no desembocar en más preguntas. - Incluso en ciudades como Houston y en pueblos pequeños hay empresas que quieren librarse de algún trabajador puñetero-.
Compartía con ella mi adicción al tabaco y culpaba a los libros y películas de Disney de mis altas espectativas en cuanto a los hombres, todos eran unos hijos de p%·$&/%&/.

No parecía querer seguir hablando del tema, así que no insistí mas. Termine mi cerveza y mire el reloj que llevaba en la muñeca. Se habia hecho tarde.
- Pues nada Kyra, espero que encuentres trabajo pronto. Yo tengo que irme ya, se me hace tarde. Mañana tengo que abrir mi tienda pronto y todavía tengo mucho que desempaquetar. - Rebusque en mi bandolera alguna tarjeta que habia preparado para la tienda, era una tarjeta de visita con el nombre de la tienda Kadabra escrito en mayúsculas, debajo mi nombre y la dirección de la tienda esotérica - Ten, abro mañana, pásate si quieres - Se la tendí y espere a que la recogiera

Sentí cierta curiosidad y sonreí de lado al ver la tarjeta, quizás una tienda así me vendría bien, pero antes de irme de la lengua prefería pasarme por allí y ver qué podía ofrecerme realmente, a ver si era una verdadera tienda esotérica o sólo un garito lleno de velas e inciensos de colores. -Cuenta conmigo- dije tratando de ser lo más amable posible. -Y gracias por los pitillos- me había salvado de... bueno, de volver al coche.

- No hay de que - Me alegre de que aceptase mi tarjeta. -Nos vemos- Le dije, mientras me colgaba la bandolera en el hombro. Me asegure de que no me dejaba nada en la barra y me volví hacia la puerta del bar.

Afuera me esperaba mi furgoneta, un buen trecho hasta mi ático y muchas cosas que hacer a la mañana siguiente.

Tire de las solapas de mi abrigo para colocármelo bien, y decidida salí por la puerta.

Me despedí con un leve movimiento de la cabeza y volví a sumirme en mis pensamientos. No tardé mucho en irme, aún tenía que pasar por un 24 horas o una gasolinera a comprar desifectante y lejía si pretendía dormir en una habitación de motel limpia aquella noche. Cero gérmenes, era una maniaca de la limpieza... sí, maniaca, la etapa de obsesa era para principiantes.

((Un placer rolear, Ban!!))