Sobrenatural Rol
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Últimos temas
» Saludos a todos/as
por Santiago-Botrán Jue Feb 09, 2012 5:12 pm

» Pide tu Casa
por Santiago-Botrán Jue Feb 09, 2012 5:04 pm

» Lo que la memoria te trae
por Abigail Christensen Dom Feb 05, 2012 8:14 pm

» ficha de Abigail Christensen
por Abigail Christensen Jue Ene 26, 2012 6:36 pm

» Tema Libre!!!
por Sobrenatural Miér Ene 18, 2012 12:46 pm

» una pregunta
por Bryanda Aquitaine Sáb Jul 23, 2011 8:02 pm

» Registro de Avatares
por Baby doll Sáb Jul 02, 2011 10:17 pm

» Hola a todos
por Baby doll Sáb Jul 02, 2011 10:01 pm

» soy nueva me gustaria ...
por kurenai Mar Mayo 31, 2011 12:35 am

» casa Chris Kennedy
por Khorayan Sáb Feb 26, 2011 8:09 am

Staff
Administradores
Shady Vengeance
Sobrenatural
Diario de Amanda Smith STAFFSHADYDiario de Amanda Smith STAFFSOBRENATURAL
Moderadores
Alex Willis
Amanda Smith
Jhosef Crow
Diario de Amanda Smith CopiadeSTAFFAMANDADiario de Amanda Smith CopiadestaffalexDiario de Amanda Smith STAFFJHOSEF
¿Quién está en línea?
En total hay 2 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 2 Invitados :: 1 Motor de búsqueda

Ninguno

[ Ver toda la lista ]


El record de usuarios en línea fue de 60 durante el Sáb Ago 10, 2019 1:28 am
Blog
Blog
Afiliados
Diario de Amanda Smith Botonafiliados
Mejor Pj Chica
Diario de Amanda Smith Mejorpjchica
Mejor Pj Chico
Diario de Amanda Smith Mejorpjchico
Mejor User
Diario de Amanda Smith Mejoruser
Pj más divertido
Diario de Amanda Smith Pjmasdivertido
Pj más misterioso
Diario de Amanda Smith Pjmasmisterioso
Mejor Pareja o +18
Diario de Amanda Smith Mejorpareja

Diario de Amanda Smith

Ir abajo

Diario de Amanda Smith Empty Diario de Amanda Smith

Mensaje por Amanda Smith Mar Mayo 25, 2010 6:04 pm

25/10/2010

Tal vez sea de día, tal vez de noche, ya ni soy consciente de la hora. La mortecina luz cenital que se cuela juguetona por la ventana no ayuda precisamente a establecer el momento exacto del día, pero a estas alturas ya no me importa. Puede ser por la noche, donde las criaturas nocturnas harían presa de mí; o puede también ser por el día, donde los monstruos con pieles y aspecto humano se encargarían de comerme viva usando la simple diplomacia y métodos menos obvios que las criaturas a las que me encargo de cazar. En cualquier caso, todo ha dejado de tener el mismo significado para mí después de esta tarde, en la que las cosas han tomado un rumbo inesperado. Para no caer presa de la confusión ni del desorden he decidido plasmarlo todo desde mi llegada aquí sobre el papel. Así se evitarán confusiones innecesarias y se comprenderán las razones de mi comportamiento, aún cuando a veces ni yo misma las comprendo.

El primer día que llegué aquí fue un día frío, en el que el aire cortante ayudaba a dar aquella sensación de invierno cerrado. Pensé que tras acabar mis estudios de psiquiatría en un tiempo récord, me vendría bien poner en práctica mis conocimientos de cazadora, oficio abandonado años atrás por la muerte de mi maestro. Y la idea en sí era buena, porque había llegado a un pueblo donde, según los rumores, cazadores con los que podría continuar mi entrenamiento no me faltarían. ¿Qué más podía pedir? Pueblo nuevo, vida nueva, o al menos eso esperaba. Paseando por las calles casi desiertas de este lugar tuve mi primer reencuentro con lo sobrenatural, marcado por un casual encontronazo con un ángel, Neliel. Ella sería mi primer contacto con este mundillo desde que a la edad de dieciséis años lo abandonara por completo, y fue ella la que me hizo tener el buen presentimiento de que mi decisión de volver al negocio había sido acertada. Pobre ilusa de mí.

Al día siguiente fui a un bar, lugar donde sabía que habría gente metida en aquel turbio mundo, y acabé por conocer a Dean Winchester, que accedió a ser mi profesor particular. ¿Qué decir de él? Aparte de que la química fue más que evidente, que logré aprender bastante con él en la única clase en la que llegamos a aprender. La única que tuvimos, en realidad, pues el encuentro acabó con los dos en mi habitación del motel. Claro, una cosa llevó a la otra y pasó lo que pasó. No me culpo especialmente por aquello, aunque desde ese día no volví a tener mayor contacto con él. Lástima, porque me había caído bien.

También tuve la oportunidad de conocer a Sam Winchester un día en el que fui a la estación de autobuses del pueblo. Aquel encuentro me hizo darme cuenta de lo distinto que era de su hermano mayor, y de que por vez primera desde que me había dejado caer en Townhidden, tenía lo que se podía considerar como un verdadero amigo. Sam había resultado ser un chico dulce y encantador, con el que la confianza fue casi instantánea a pesar de que ambos guardábamos nuestros propios esqueletos en el armario, alardeando casi de nuestra educación propia de cazadores. Hablamos de bastantes cosas y terminamos por darnos los números de teléfono por temas de trabajo, y todo eso. Tenía una buena sensación, tras aquel encuentro casual.

Unos días más tarde, ya cómodamente instalada en el pueblo y con aspecto de que eso iba a ir para largo, fui a la biblioteca municipal a coger algún libro, que tanto leer sobre seres sobrenaturales y tan poco sobre otros temas amenazaba con dejar mi cerebro licuado. Allí fue donde conocí a una chica interesante, Sookie Stackhouse, que a pesar de ser humana tenía la capacidad de leer los pensamientos de los demás. Nos llevamos bien casi enseguida, y en aquel encuentro de nuevo casual en la biblioteca acabamos por ser amigas. Nuestro lazo se fortaleció cuando, unos días más tarde, me la encontré en el motel buscándome. Aproveché que tengo conocimientos médicos para curar sus heridas, y me contó que aquello había sido producto de un encuentro con su ex, un vampiro al que no conocía, pero que no había sido culpable de sus heridas. La curé y la ayudé, pero desde ese día no volví a verla, tampoco. Cosas extrañas que tiene la vida.

Mi moto empezó a dar problemas, no recuerdo exactamente si fue aquel día o si venía ya desde antiguo. El caso era que tenía que ir al taller para arreglarla, y allí conocía tanto a la chica que lo llevaba, Alex, como a otro chico bastante simpático, aunque no tuvimos la oportunidad de conocernos demasiado. Su nombre era Jake, y estaba allí para cambiar las bujías de su Camaro. A él tampoco volvería a verle, al menos hasta este momento en el que escribo estas líneas. Es curioso que a pesar de haber conocido a tantos haya sido capaz de mantener el contacto con tan pocos.

Caminando otro día por las calles del pueblo (actividad que, junto con la caza ocasional, se había convertido en una de mis favoritas desde que había llegado) me pasé por la comisaría, y me encontré con que Shady, una joven a la que no conocía, estaba poniendo una denuncia porque le habían robado sus pertenencias. Entre cigarro y cigarro (que ya lo digo yo, el tabaco es lo mejor para socializar y conocer gente) estuvimos un rato hablando, hasta que una de las policías salió, en su pausa del cigarrillo, y se unió a nosotras. Su nombre era Jessica, y estuvimos hablando con ella un momento hasta que cada una se fue por su lado. Me enteré después de que murió, atacada por un demonio, y que dejó a un hijo de seis años sin madre. A veces los demonios son tan irreflexivos... Aunque bueno, es algo que está dentro de su naturaleza tan profundamente como la crueldad o la falta de empatía. No se puede pretender aplicarles los mismos moldes que a los humanos cuando no lo son. Definitivamente no, no lo son.

Apenas un par de días después de aquello, me enteré de que el Anticristo existía y que estaba en el pueblo, y de la peor manera posible, además. Él junto a otro demonio decidió atacar el pueblo sin motivo alguno, y Townhidden sufrió sus ansias de destrucción y dolor de manera brutal. Algunos cazadores nos reunimos allí, tanto los que conocía (como los Winchester) como algunos que no conocía (como un hombre llamado Justin, al parecer hermano de Alex y del que después me enteré que era el ex marido de Jessica y el padre de su hijo), y tratamos de frenar aquella barbarie sin sentido, pero sólo acabamos destrozados y apaleados (yo, en particular, tuve que abandonar aquel encuentro por no poder conmigo misma, y cada vez que lo recuerdo me entra rabia por haber sido tan débil). Justo tras aquella situación, apenas un par de días después, me encontré con el Anticristo en una cafetería, y me mostró una faceta de él mucho más desconocida que casi podía tildarse de amable. Synyster, que así se llama, consiguió sorprenderme de más en aquel encuentro, provocándome una notable confusión que sería apenas el principio de mi fin.

Tras eso recibí una llamada de Catherina, una cazadora a la que había conocido tiempo atrás y que se había convertido en, probablemente, mi mejor amiga. En un encuentro en el que hablamos de muchas cosas, finalmente me contó que la perseguía medio Infierno y que necesitaba mi ayuda, tanto para librarse de ese peso como para descubrir más cosas acerca de un demonio llamado Odette, que al parecer la había torturado hasta la saciedad. Yo se lo prometí, y desde ese momento me dediqué a buscar toda la información que pude sobre ella. Craso error, de nuevo, pero en ese instante no podía saberlo.

Como si la casualidad quisiera llamar a mi puerta, sin ser capaz de evitarla, mi ex James volvió a mi vida. Yo no tenía demasiado claros mis sentimientos por él, pero sabía que necesitaba tiempo para poner mi vida en orden desde aquella extraña petición de Cath, que sin saberlo se convertiría en mi cruz. Nos encontramos en uno de sus conciertos, en el que me contó que tenía un don: controlar a la gente con su voz. Atando cabos supe que era un niño de Azazel, pero cuando se lo conté nada cambió entre nosotros. Seguía habiendo aquella innegable confianza no exenta de atracción, y acabamos por ir a su piso, donde sorprendentemente conociéndonos a ambos no pasó nada que sirviera para confundirme aún más. Pero el camino ya lo llevaba, sólo era cuestión de tiempo hasta que alcanzara los límites actuales.

Paseando de nuevo por el pueblo, una chica bastante irritante se acercó a mi y se pegó cual lapa, resultándome curioso aquel acto por ser una desconocida. Una desconocida que, además, vestía con un exagerado y agobiante tono rosa pastel que simplemente no me daba buena espina. Iba demasiado a juego con aquel algodón de azúcar que terminó por estamparme en la cabeza, y parecía todo una imagen demasiado estudiada como para ser real. Acabó por desvelarse como Odette, aquel demonio del que Cath andaba huyendo y a cuyas fauces yo había caído directa. Enseñándome una personalidad falsa y empalagosa al principio, acabó por mostrarme su auténtico interior, sádico, cruel y maligno, que no dudó en emplear cuando descubrió que yo era una cazadora. Al final, decidió que lo mejor iba a ser dejarme viva y usarme como GPS humano, para que le acabara por decir mis contactos con los cazadores y que ella pudiera estar al acecho. Desde ese momento he sido cuidadosa, y me enorgullece decir que, al menos en eso, no la he fastidiado.

Un viaje era lo que necesitaba para desconectar, así que decidí irme a Los Angeles para ver si, de paso, cambiaba un poco de aires, pues aquel agobiante clima de Townhidden empezaba a poder conmigo. Allí tuve un encuentro rocambolesco con una estrella del rock de capa caída, Nikki Sixx, con el que de nuevo sentí otra conexión inmediata. Salimos de fiesta por ahí, yendo al Whiskey-A-Go-Go y a su backstage, donde me descubrió un conflicto de doble personalidad y que bajo su aspecto de alcohólico pervertido se escondía otro chico con problemas graves, a los que también había que añadir poderes dados por aquel Azazel, al que empezaba a detestar ya. Acabamos por ir a la playa de LA, donde nos dejamos llevar y casi nos acostamos, siendo interrumpidos por putas rusas de nombre impronunciable y también por la policía. Tras aquello la situación se le echó encima y tuvo que inyectarse heroína, aunque permanecí con él todo el tiempo posible para mantenerle a salvo. Al final nos separamos, pero logré hacer un nuevo amigo y que la confusión de mi interior alcanzara límites insospechados.

Unos días más tarde me encontré con Cath y con Damon, un vampiro al que había conocido en una fiesta, hacía ya tiempo, en un bar, y empezamos a beber para tratar de atajar nuestros problemas, pero no funcionó demasiado bien, pues no recuerdo mucho de esa noche excepto que la culpabilidad sigue ahí.

Decidida a tomar las riendas de nuevo, acabé yendo a Houston, donde por azares del destino vivían tanto Nikki como James. En la Plaza Mayor les encontré a ambos, y aunque al principio era feliz por tener a dos de las personas que más me importaban allí conmigo, pronto el odio entre ambos se hizo patente y la tensión era insoportable, casi podía cortarse con un cuchillo. Terminaron por darse de leches en medio de allí, sin importarles usar sus poderes en medio de todo el mundo y sin que mis vanos intentos por detenerles surtieran el más mínimo efecto.

Acabé por llegar a mi habitación y empezar a escribir esto, ya ni sé cuánto tiempo hace. Desde ese momento ando como en otro mundo, pues lo que siento en mi interior es semejante torbellino de sensaciones que no me permiten ser yo misma. Me confunden, me agarrotan, me controlan, pueden conmigo. Sé que debería afrontarlas, pero simplemente no puedo, son superiores a mis fuerzas. No sé cómo voy a pasar la noche y sobrevivir a mañana, ni tampoco sé cómo seguiré adelante si no me planteo un cambio serio en mi vida. Pero, de momento, dejo el bolígrafo sobre la mesa y me despido de este cuaderno viejo que me sirve para plasmar algo que ni siquiera comprendo. Adiós, diario. Hasta que vuelva a utilizarte.
Amanda Smith
Amanda Smith
Moderador
Moderador

Cantidad de envíos : 1031
Fecha de inscripción : 01/02/2010

Volver arriba Ir abajo

Diario de Amanda Smith Empty Re: Diario de Amanda Smith

Mensaje por Amanda Smith Mar Jun 29, 2010 5:02 pm

¿30/10/2010?

Me he puesto a releer lo que tuve la ocasión de escribir con anterioridad a esta nueva entrada en el cuaderno viejo que ahora se encuentra en mis manos. Parece que han sido siglos o milenios, cuando en realidad apenas fueron unos días, indefinidos totalmente, lo que pasó. Claro, me parece raro que yo sea, en realidad, la misma chica agobiada y atenazada por ilusiones y peligros de adolescente que la que escribió aquellas líneas preocupada por todo lo que aparentemente se le estaba viniendo encima. Demasiado para una mente tan débil como la que entonces poseía, y mucho más para alguien que no tenía los suficientes dedos de frente como para evitar el peligro, en vez de parecer querer ir buscándolo como una suicida o una desesperada masoquista. Suerte que no me había terminado por alcanzar, porque de lo contrario no me encontraría aquí ahora, añadiendo a mi diario lo que espero que sea algo de lucidez frente a mi estupidez anterior.

Tras mi pequeña avalancha emocional en el motel no tengo demasiado claro el tiempo que pasó hasta que pude volver a entrar dentro de la categoría de persona. Requirió una buena dosis de alcohol y de autocompasión por mi parte el recobrar las fuerzas suficientes como para vestirme y salir de mi habitación del motel para acabar llegando a un bar de mala muerte, donde, por supuesto, lo único que quería hacer era emborracharme y, con un poco de suerte, olvidar. Pero claro, bastaba que lo quisiera para que precisamente no pudiera obtenerlo, así que Odette, mi querida y amada Odette, se encargó de tenderme una trampa mediante una bruja para lograr llevarme hasta un bosque. Tras una muestra magistral de paciencia conmigo y mi venada emo autoimpuesta, terminó dándome de leches allí mismo, en medio del silencioso bosque y con la luna y los árboles como únicos testigos de mi paliza, bien merecida sin dudarlo. El cabreo que agarré entonces fue bastante considerable, y terminé por decir una frase referida a cuánto odiaba a los demonios, frase que supuso mi salvación, aunque en ese momento lo considerara como una condena. Se inspiró lo suficiente como para darme a beber de su sangre, y me provocó un dolor de cabeza que terminó por conducirme a matar a un hombre que, atraído por mis gritos, se había acercado hasta nosotras. De allí, mediante palabras y promesas, logró que acabara nuestra especie de ritual abandonándome a mis más bajos instintos y logrando que terminara por beber su sangre y diera rienda suelta a mi sed de venganza, sangre y dolor mediante asesinatos numerosos aquella noche, de unos vaqueros muy cariñosos y de un grupo de adolescentes de botellón. Aquello me agotó para ser la primera vez que usaba aquellos poderes recién descubiertos, y tuve que volverme al motel para, bajo grandes cantidades de alcohol, dominarlos.

Practicaba por las noches, mientras por el día dormía, haciendo caso a los estúpidos deseos de mi cuerpo. Deseos que, por haber bebido sangre de demonio, se tornaron primarios y, sobre todo, intensos como sólo ellos. Estaba la sed de sangre, aunque luchaba con la sed de violencia y también con la sed de sexo. Era sed lo que más me atenazaba, exactamente igual que mientras escribo estas líneas, y el único modo de satisfacerla era crear una pequeña anarquía, justo lo que necesitaba. Para ello me fui a un club de streaptease de Houston, donde sabía que la corrupción anidaba en cada esquina, cortesía de mi pequeña y reciente obsesión particular: Nikki Sixx. Desde nuestro frustrado encuentro en Los Angeles no podía evitar sentir que era a él a quien necesitaba y no a nadie más. Cada vez que sentía las ganas de pasar la noche con alguien, era él quien venía a mi mente, él y sus perfectos labios, ojos, cuerpo...todo él, en definitiva. Se había convertido para mí en una droga igual de irresistible que la sangre de Odette, y sin duda le necesitaba o iba a acabar volviéndome loca. Llegar al club Wheels fue lo mejor que pude haber hecho esa noche. No lo sabía (ni siquiera lo intuía), pero Nikki estaba allí con una prostituta persa cuyo nombre aún ignoro. El ambiente pronto me aburrió y me puse a bailar como una de aquellas streapers que trabajaban por allí, logrando atraer la atención de Nikki. Caí en sus brazos como una auténtica princesa de cuento, y la escena habría sido dulce de no ser porque en dulzura era en lo que menos era capaz de pensar en aquellos momentos. Tener el calor de su cuerpo tan cerca y haberle anhelado tanto durante demasiado tiempo fueron las razones de que, ignorando que él aún desconocía aquel cambio en mí, lo primero que hiciera fue besarle sin contenerme lo más mínimo. Ni que a él le molestara, ya que parecía estar tan ávido de mí como yo de él. Su putita persa, sin embargo, fue la encargada de jodernos el momento y me obligó a pelearme con ella allí mismo. Aunque tenía ganas de pelea, no era con ella con quien me apetecía luchar, ya que posiblemente la echarían de menos y así no podía matarla. Nikki fue el encargado de separarnos para evitar que la cosa pasara a mayores, y una vez separadas me llevó hasta un callejón que había tras el club, donde me preguntó acerca de mi pequeño cambio, obvio incluso para él. Tras probar mi sangre se derrumbó, toda su fuera abandonándole y su interior resquebrajándose de una manera dolorosamente obvia. Ahí fue cuando dejó de luchar contra el destino, contra su naturaleza y, sobre todo, contra sí mismo. Ahí fue cuando Sikki tomó el control.
La situación con Sikki fue bastante distinta. Ya desde el primer momento en que le había conocido había intentado que pasara algo entre nosotros, pero mi estúpida estupidez o simplemente mi pretendido puritanismo lo había impedido. De lo contrario nos habríamos acostado en aquel baño del Whisky sin importarnos nada de nada. Sin embargo, tras mi cambio estaba sedienta de él, tanto que no me importaba toda reticencia que antes hubiera podido tener. Y claro, en aquel callejón alejado de cualquier mirada indiscreta fue donde nos dejamos llevar por todo lo que queríamos y nuestros cuerpos nos pedían...no, nos gritaban y exigían de una manera que no podía ser ignorada. Follamos unas cuantas veces con brutalidad animal y sin que nuestra ansia del otro pasara lo más mínimo, así que nos vimos obligados a continuar la diversión...en lo que participaron unas buenas dosis de sangre y vísceras, sobre todo sangre que no dudamos un instante en beber para ponernos a tono. No lo necesitábamos, pero aún así la situación mejoró, si eso era posible. ¿El resultado de aquella noche? Una auténtica orgía de sexo, sangre y violencia que estoy deseando repetir con él.

Las heridas y marcas que mi cuerpo mostraba tras mi brutal encuentro con Sikki fueron el recordatorio de aquella noche de pasión. Ellas y también el chupetón morado casi negro de mi cuello, que no me importaba enseñar a pesar de que tampoco fuera mostrándolo por ahí libremente. Con cualquier cosa que me pusiera ya eran visibles aquellas marcas, y al volver a Houston en un día extraño (en el que no me apetecía demasiado ni matar ni torturar, para variar un poco), tuve la oportunidad de conocer a una chica, Ruth, a la que no le pasaron inadvertidas. Con ella pasé una interesante mañana (aunque estuviera exenta de muerte o de sangre), y por muy extraño que ahora pueda parecerme, la considero algo parecido a una amiga.

Mis pensamientos no pueden ser leídos por nadie aparte de mí. Nadie comprendería el porqué de mis acciones ni de mis conductas, ni siquiera tras leer estas palabras que han salido de mi propia experiencia o tras analizar mis conductas. Guardaré este diario donde nadie pueda encontrarlo nunca, para evitar juicios innecesarios. Oh, vaya, resquicios de la antigua Amanda quieren volver a salir a la luz... Mejor será cortar con todo mi pasado e ignorar estas venadas. Hasta siempre, querido diario, ya que no creo que nos volvamos a encontrar en una larga temporada.
Amanda Smith
Amanda Smith
Moderador
Moderador

Cantidad de envíos : 1031
Fecha de inscripción : 01/02/2010

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.