Un policía corrupto [Kyra Hudson]

Tres muertos en la última semana, todos delincuentes y todos relacionados de algún modo con un policía muy poco fiable llamado Damon Smit. Hacía ya tiempo que no me topaba con un humano que había hecho un trato con un demonio y se comportaba de un modo tan indiscreto.

Me arriesgaba mucho yendo a la comisaría y, a pesar de que Wendy había tratado de hacer desaparecer gran parte de mis antecedentes, me sentía incómoda, así que prefería presentarme allí de noche. La tapadera de policía no me convenía en un pueblo tan pequeño, así que dejé cao al encargado de mantenimiento, me puse un mono de trabajo y empujé el carrito, cargado de productos de limpieza y armas escondidas, y me paseé por el edificio, buscando el despacho de aquel desgraciado. Un par de policías me vieron acercarme, así que abrí la puerta de una de las salas de estar y entré con unas bolsas, con la excusa de vaciar las papeleras, había una rubia dentro ¿de todas las habitaciones por qué tenía que entrar en una donde hubiera alguien? Joder...

Genial, le buscaba a él. Automáticamente me hizo sospechar. No la había visto nunca, no debía de ser de aquella comisaría o Wen ya la habría despellejado viva comiéndose una tarrina de helado... menuda maruja.
Negué, despejando mi mente y empezando a teorizar a toda prisa. Quizás fuera un demonio o alguien que tenía que ver el lado oscuro de Smit.

Miré su identificación, Marie Claire ¿estaba de broma? Tenía que ser falso a la fuerza ¿por qué no se había puesto directamente Cosmopolitan? -El señor Smit está reunido ahora- mentí, él aún no lo sabía, pero me estaba esperando. -Será mejor que vuelva mañana a primera hora- me acerqué de nuevo al carrito, cerca de mis armas por si algo iba mal.

Fuera o no policía, era una petarda. Salió de la sala y esperé un instante para seguirla, cogiendo un par de armas para mi seguridad. La vi entrar en el despacho de Smit y enseguida alzó la voz, parecía haber problemas, así que iba a ser hora de intervenir.
Entré y apunté directamente a la cabeza de Marie. -Sí, sí que lo es ¿y quién eres tú?- pregunté, quitándole el seguro a la pistola. Ella se volteó para mirarme y pareció sorprendida. Seguro que se preguntaba qué hacía la chica de la limpieza apuntándole a la cabeza. Con la mano libre, en la que llevaba otro arma, apunté a Smit.

Apuntaba a Damon, quizás buscáramos lo mismo, eliminarle, pero me preocupaba cuales fueran sus motivos, si eran bueno todo iría bien, pero si era una chica mala tendría que ocuparme de dos cadáveres aquella noche y sólo tenía cavada una tumba. -Vale, no soy de mantenimiento, pero tu identificación es más falsa que un dólar de madera, bonita, así que baja el arma y déjame trabajar- dije quitándole también el seguro al arma que apuntaba al policía al verle hacer un mínimo movimiento hacia el cajón de su mesa. -Inténtalo y te lleno la cabeza de plomo- le amenacé, sin apartar los ojos de la chica.

La miré con cierta rabia, yo no era nada simpática, pero ella no se quedaba para nada atrás. Bajé el arma con la que le apuntaba a ella y me centré en el blanco principal, el policía, que no parecía entender muy bien lo que pasaba allí, eso sí, la palabra cazadora parecía haber entendido a la perfección.

-Bien, Smittie, aquí mi colega y yo tenemos entendido que te has metido en un negocio muy sucio- tan sucio que habría que limpiarlo en profundidad, por suerte las balas ayudaban. -Aunque si nos dices con qué demonio andas jugando, quizás te perdondemos la vida.

Me mantuve a margen cuando la cazadora comenzó a jugar a ser a poli mala, me gustaba el juego, yo sería la poli peor... El tipo se envalentonó por un instante, lanzándonos una intensa y oscura mirada, por decirlo de algún modo ¿de verdad creía que iba a asustarnos de ese modo?
-Oye, eso no te va a servir porque mi amiga y yo nos sabemos un par de canciones que no te gustaría escuchar...- ritos con los que causarle muchísimo dolor, sin embargo si nos hacía caso quizás sólo le rompiéramos la mitad de los huesos del cuerpo. Enseguida se relajo y sus ojos volvieron a su estado original, quizás así pudiéramos llegar a un acuerdo.

Escuché la excusa barata de policía sin creerme ni por asomo su arrepentimiento, temía morir, sólo e quedaba actuar si pretendía que nos apiadáramos de él... que pena que no fuera a salirle bien la jugada. -¿Y se supone que debemos sentir pena por ti? Hacías tratos con un demonio ¿qué esperabas?- Si es que por muy bonito y fácil que se lo pinten trata con el mal personificado, de eso no puede salir nada bueno para nadie.

Suspiré y negué tras mirar a la cazadora, no tenía intención de aflojar. Le encañoné de nuevo y le miré, se me agotaba la paciencia. -¿Dónde podemos encontrarle?- tendría que haber algún lugar, algún modo de localizar al demonio, si no ¿cómo lo hacía él?
-No... no sé- balbuceó. -Yo no le busco, es él quien me encuentra, es siempre igual- No me gustó su respuesta así que le golpeé con la culata, abriéndole la frente. -¡¿Me ves cara de estúpida?!- pregunté, enfadada. -¡¿Crees que esto es un juego?! Porque se me acaba la paciencia y si no me das un nombre o un modo de encontrarle te mataré y será una muerte mucho peor que cualquier otra que puedas imaginar...- así que nada de usar de excusa eso de que el demonio le mataría también si hablaba, porque nosotras dos dábamos mcho más miedo, al menos yo sí, si me lo proponía.