Viaje a la perdición

Se acercaba la noche, podía notarlo en la humedad del ambiente ahora que el Sol rojizo se escondía entre los edificios más altos. Por suerte no tuve que esperar mucho, pues el autobús llegó pronto. Me subí a él con el único equipaje de una mochila con varios tapers llenos de corazones de vaca, una cuerda y ropa de recambio, por si acaso. Y es que todo aquello se debía a la maldición que cada noche de la última semana de luna creciente afectaba mi vida. Pronto llegué a la conclusión de que no podía seguir convirtiéndome en licántropo en mi piso, pues los golpes y gruñidos alertaban a todos los vecinos de que algo no iba bien allí dentro. Así que decidí comprarme una targeta de bus y bajarme en la última parada, quedando muy cerca del bosque, donde nadie podría oirme ni cruzarse en mi camino. Llevaba haciendo aquel ritual desde hacía cerca de un año, así que el camino ya me lo sabía de memoria. Perdí la vista en los edificios que dejaba atrás, todos ellos de un color anaranjado, propio del atardecer, y sin darme cuenta, cerré los ojos y me dormí.

Cuando desperté, ya estaba en mi parada. Me incorporé en el asiento algo sobresaltado, y cuando vi que el autobús ya se había detenido, cogí rápidamente la mochila de entre mis pies y esquivé a la gente del pasillo lo más habilmente que pude para pasar en el último momento por la puerta de salida del vehículo público. En nada se fue y dejó la estación a solas y casi en la penumbra. Aún no habían encendido las luces de las farolas, pero la noche ya estaba llegando, amenazante. Me di prisa y subí las estrechas escaleras de la estanción mirando los escalones, aún algo somnoliento, y al llegar arriba, pasó lo que podía pasar: me choqué con alguien en lo alto de la escalinata. Al fin levanté la vista y me encontré con una chica tan pillada por sorpresa como yo. Me hice a un lado al segundo y le dediqué una sonrisa de disculpa algo torpe mientras me apartaba el flequillo rebelde de la cara con una mano.

- Perdona, andaba despistado. Pasa.

Habia empezado a improvisar en mis salidas nocturnas.La verdad es que empezaba a aburrirme ir siempre a los mismos lugares:bosques en lo mas seguro es que acabara llena de tierra,parques con las mismas condiciones,o callejones oscuros en los que no habia mas que ratas y los cadaveres,o restos de estos que dejaba.

Dedici ir a la estacion de autobus,alli,en ese ir y venir de gente,seguro que me encontraba con alguien interesante,una cena de verdad,un alma pura y llena de energia que conseguiria saciar mi hambre de repente.Estaba en las escaleas de la estacion,la verdad es que acababa de llegar y aun no habia tenido tiempo de escoger a nadie,...pero eso cambio rapidamente.En esas escaleras,acabe tropezando "accidentalmente"con un chico con pinta de despistado.El pobre,se disculpo como pudo cuando chocamos,ajeno a que todo aquello habia sido una pequeña puesta en escena mia.

-Oh!Lo siento...estaba pensando en mis cosas y no te he visto...Parece que ambos tenemos prisa.-y tras esto dedique una de mis mas encantadoras sonrisas.


-Has tenido suerte de chocar conmigo y no con un muro o alguna farola.-bromee.Mire a su mochila,la que llevaba al hombro y note un olor a sangre,me relami los labios...algo me indicaba que una persona normal no llevaria ese exceso de olor a sangre...No iba a dejar que se marchara tan facil,no hasta averiguar que pasaba ahi.

Sonreí más sinceramente frente a su primer comentario, que por suerte, no fue borde ni amenazante. Conociendo a más de uno, por un empujón así se habrían cagado en toda mi familia, no literalmente, claro. Al final terminé riendo ligeramente bajando el rostro por su última crítica, y entonces volví a mirarle, habiendo perdido por un momento la prisa que sentí al bajarme del autobús. La chica era sinceramente una belleza, y además, simpática. Como echaba de menos tener una novia en mi vida... O alguna amiga, qué más daba.

- Sí, supongo que sí. - me quedé mirándola unos segundos al rostro, encontrándole cierto parecido con una persona que no me alegraba mucho de recordar. Pero entonces me di cuenta de que no podía seguir allí mucho más. Intenté pasar por su lado, pero ella intentó hacer lo mismo, por lo que volvimos a encontrarnos de cara, e instintivamente ambos volvimos a probar pasar por el lado contrario, con lo que fue una escena algo patética que nos sacó una sonrisa a los dos.- La verdad es que me gustaría quedarme a charlar mientras esperas el bus, pero tengo prisa. Así que... ¿Quién pasa primero?

Le pregunté con cortesía, pensando que realmente habría estado bien conocernos. Aunque me recordase a mi ex, había algo familiar en ella que me atraía. Aún en un par de escalones más bajos al pie de la escalera donde estaba ella, esperé su respuesta.

Parecia que mi encanto natural habia hecho efecto en el,que ahora se mostraba algo mas hablador y por la labor de seguir con la conversacion que habiamos comenzado,pero poco duro eso,ya que por lo visto,tenia prisa.No queria perderme la diversion,la verdad,jugar con el,seria como hacerlo con un peluche,tierno y adorable.

El era mi victima de la noche y no me iba a dar por vencida,ademas,seria mejor para el que me siguiera la corriente si no queria acabar muerto ahi delante,sin darle la oportunidad de una buena conversacion pre-muerte.Ademas...estaba el tema de la sangre.

Empezo de nuevo el espectaculo de cada uno ir hacia el mismo lado para avanzar.-La verdad es que no lo espero,acabo de bajarme...Por lo visto me equivoque de autobus y hasta dentro de unas horas,no pasa el mio.-dije poniendo cara de resignacion,esperaba,al menos,hacerle sentir obligado a acompañarme un rato.

-No te disculpes,si tienes prisa,puedo buscar a alguien mas con quien chocarme en las escaleras.-dije riendome mientras bajaba la mirada.Mientras tanto,miraba de reojo su reaccion.

Asentí a su explicación sintiendo cierta lástima por su situación. A aquellas horas de la noche, ciertamente no pasaban apenas autobuses, y estar una chica como ella tanto rato sóla en la estanción no era aconsejable. Sin darme tiempo a pensar siquiera en los horarios que había de llegada del próximo bus, ella se me adelantó bajando al fin las escaleras y dejándome via libre para marcharme, comentando que ya se chocaría con otro con el que entablar conversación. Seguramente, si encontraba otro tipo, éste no tuviese tanta prisa, pero resultase más peligroso que yo incluso. Estando ya en lo alto de las escaleras, viendo como ella se marchaba, me lo pensé mejor, y mirando la hora de mi reloj de pulsera, me convencí de que aún tenía unos minutos libres. Luego sólo tendría que correr un poco para llegar al bosque y listo.

- ¡Espera!- la joven se giró sorprendida y me vio bajar las escaleras hasta llegar junto a ella.- Me lo he pensado mejor, y creo que no es muy recomendable chocarse con más gente por las escaleras, puedes acabar cayendo por ellas. Así que te haré compañía yo si no te importa. Puedo... hacer esperar unos minutos más mi recado.

Con una sonrisa de acuerdo, terminamos sentándonos ambos en uno de los bancos de la estación, dejando yo de nuevo la mochila entre mis piernas. No esperé más y me giré hacia ella tendiéndole mi mano.

- Soy Aidan Gabrick, encantado.

Tal y como esperaba...desde el principio de los tiempos,cuando un hombre cree que esta delante de una mujer fragil y en apuros,coree en su ayuda,en su salvacion,como si con ellos no fuera a pasarle nada...Patetico,pero esta vez me vino bien.

Coloque una sonrisa en mi cara y bajando la mirada al suelo,agradeci que me acompañara.Acabamos en uno de los bancos que habia en la estacion.Todo estaba bastante solitario y eso contaba a mi favor,menos testigos,mas capacidad de improvisacion.

Me tendio la mano y se presento.-Encantada Aidan,mi nombre el Odette,aunque ultimamente mis amigos me llaman Ody.-añadi encantadoramente.-Siento haberte trastocado los planes,pero en realidad te lo agradezco...me daba un poco de miedo quedarme por aqui sola.-dije intrigada por el chico,aunque estaba en la conversacion,mi cabeza maquinaba e investigaba,todo relacionado con el.

Su mochila,que ahora estaba a sus pies,era lo que mayor intriga me despertaba.La sangre podria indicar que era vampiro,...pero no olia a vampiro,ese olor a muerto,a putrefaccion.

-No me digas que vas de acampada.-dije mirando la mochila y el tipo de ropa que llevaba.

La joven pelirroja me estrechó la mano mientras se presentaba encantadoramente, devolviéndole la sonrisa. Sin duda, era una chica que valía la pena hacerme pasar unos minutos más de espera. Con ese pensamiento, miré instintivamente el cielo, aún no del todo oscuro, pero en el que ya empezaban a aparecer algunas estrellas. Su comentario de agradecimiento me hizo volver a la conversación y dejar las preocupaciones de lado.

- No es ninguna molestia. La verdad es que... a veces es más seguro estar a solas que acompañado.

Mi tono de voz sonó algo serio, como si supiese de lo que hablaba por alguna experiencia vivida. No quise corregir que yo fuese una buena compañía, porque en realidad, pensaba que no era así. Si se me olvidaba la hora de irse, aquella chica podría acabar muerta. En ese momento, Odette cambió de tema preguntándome por la mochila, que miré cogido por sorpresa, frunciendo el ceño. ¿Y ahora qué podía decirle?

- Um... Pues algo así. Mi tío tiene una torre por aquí, y de vez en cuando vengo a poner algo de orden a la casa. Está tan adentrada en la montaña que realmente tengo que hacer de montañista para llegar a ella.

Le expliqué con la máxima naturalidad que pude interpretar, sin acabar de creer si aquella improvisación había sido del todo creíble. Pero antes de querer comprobar si se lo había tragado, cambié de tema.

- ¿Y a tí que te trae por aquí?

Notaba como estaba comodo conmigo,como le agradaba la situacion,y es que tener un buen recipiente,era perfecto para estas ocasiones.

Escuche su explicacion y note por lo elevado de su pulso cardiaco que estaba mientiendo.¿Por que mentir en algo tan simple?Desde luego ocultaba algo.Iba a soltarle alguna indirecta,pero me devolvio la pregunta.Asenti,mientras ponia a mi mente a trabajar,realmente,me encantaba improvisar.

-Veras,un viaje,ya sabes,unas amigas que hace tiempo que no ves...La tipica historia.-la verdad es que iba simplemente son un bolso,nada de equipaje.Abri los brazos,mostrando que no llevaba nada.-Ya tengo ganas de llegar y poder cambiarme de ropa,pegarme una buena ducha y dormir,dormir mucho.-dije metiendome en mi papel de tipica chica ingenua que decide reencontrarse con sus amigas.

-Vaya tiene que ser genial pasar unos dias en el campo,desconectar de todo...-dije mirandolo fijamente.-No se por donde puede haber una maquina de agua...esto de llegar a un lugar desconocido.-dije mirando a mi alrededor.

-Si tuvieras una botella y me dieras algo de agua,...te ocnvertirias en mi heroe particular,primero me acompañas,luego me salvas de la deshidratacion.-añadi apoyaando mi argumento con las manos.

No me contó nada del otro mundo, pero pareció no pensar más en mi escusa, dándome a creer que había resultado verosímil. Al fin y al cabo, su razón para estar allí solo me hizo pensar que era una chica más a la que le gustaba salir con las amigas. Pero... ¿porque me resultaba tan familiar? Tenía cierto parecido con Natalie, sí, pero nada más. Era una chica normal y corriendo. Cuando clavó su mirada en mis ojos, busqué en ellos algo que me diese una razón para encontrar una respuesta, pero cuando creí ver algo que mi instinto no había percivido antes, como algo que escondía, giró la mirada, buscando a su alrededor una fuente. Parpadee un par de veces para quitarme aquella idea paranoica y recordar que en la mochila había metido a última hora una botella de agua. El sabor a sangre por las mañanas era asqueroso.

- Pues creo que hoy no vas a morir deshidratada.

Me incliné hacia la mochila, sin subirla, y abriéndola con cuidado de que no se viese nada más que la ropa de recambio que llevaba, saqué el agua y se la entregué. Maldije al darme luego cuenta de que al sacar la botella, parte de la cuerda había quedado asomada a su vista.

El papel de damisela en apuros se me estaba dando de muerte...y nunca mejor dicho.Abrio su mochila y saco una botella de agua,mientras el,trabajosamente y con mucho cuidado hacia eso,mi mirada se centro en el interior de esta.Estaba todo hecho un lio,muchas cosas para tan poco espacio,y aquello dificultaba la vision.Al final me tendio la botella y sonrei por ello.

-Gracias,eres todo un caballero.-Puaj!mi lenguaje provocaba nauseas,...Antes de abrir la botella,me di cuenta como guardaba rapidamente algo...me fije:una cuerda.Aquello volvio a parecerme extraño.

Basta de juegos...estaba cansada y queria accion.Tire la botella al suelo,el golpe fue ta fuerte que la botella revento.El,ante el brusco sonido,elevo la mirada,encontrandome a mi,con la verdadera expresion que protagonizaba casi siempre mi rostro.Me levante del banco e hice crujir mis huesos.

-Venga,guapo,enseñame lo que llevas ahi y acabemos con esta farsa.-

Escuché un golpe brusco justo cuando cerraba la mochila, y al levantar la mirada, vi la botella estampada contra el suelo. Aquello no podía haber sido más que intencionado. Volví a mirar a Odette y esta vez, no encontré la amabilidad y cortesía de antes en sus ojos. Ahora podía ver claramente lo que me había parecido entrever en ella. Y lo que me resultaba tan familiar. La maldad que había en su aura, tan maldita como la parte asesina y sobrenatural que llevaba en mi interior. Me puse en pie lentamente con el ceño fruncido mientras escuchaba sus nuevas palabras, sin entender aún muy bien el cambio de la situación. Me llevé disimuladamente la mochila a mi espalda, lejos de ella, mientras Odette me miraba recelosa.

- No sé lo que esperas encontrar, pero te aseguro que no hay nada de valor ahí dentro. - le dije con calma para que no sucumbiera a la violencia. No es que me diese miedo una chica de su constitución, pero había visto tantos seres extraños hasta el día de hoy, que ya no sabía qué pensar. Quizás solo era una ratera más, y no había que sacar las cosas de quicio.- En mi cartera llevo diez dólares escasos, si es lo que quieres...

Al parecer no se epseraba para nada lo que acababa de hacer.El se termino por levantar,al igual que habia hecho yo,llevandose la mochila a sus espaldas

-Eso lo decidire yo,no crees?.-dije enarcando una ceja.Tras esto empezo a decir que no tenia nada mas que diez dolares en la cartera...bobadas.

Me harte y en un rapido movimiento,me coloque detras de el,agarrando su mochila,mientras me miraba preocupado.*¿Que tendria alli que guardaba con tanto recelo?*
Sin mas,la abri de un movimiento rapido,rompiendo la cremallera y empezando a sacar todo lo que ahbia alli.La ropa la habia visto,la tire no sin antes hacer un comentario morboso sobre su ropa interior.
Al final,llegue al origen del olor...Se dedicaba a transportar corazones de vaca en su mochila!era mas rarito de lo que parecia a simple vista.

-Vaya...en serio,...nunca te han llamado friky?.-dije con indiferencia sin dejar de mirar el interior de la mochila.La cuerda,la saque y comence a balancearla.

-Me tienes intrigada...¿para que quieres esta cuerda?No me digas que eres uno de esos viciosos que atan a su chica.-bromee mientras me sentaba en el banco de nuevo.

Después de su primer comentario, desapareció de mi vista por unos segundos y reapareció detrás mío, arrancándome la mochila de las manos con una fuerza que no era normal en una chica como ella. Ahora tenía claro que no era lo que aparentaba. Di un par de pasos hacia atrás por simple precaución y observé con desagrado y un suspiro de frustración como rompía la mochila y sacaba de ella todo lo que había dentro hasta llegar a la parte de los corazones de vaca. Eché un rápido vistazo nervioso al cielo mientras hacia la observación de que era algo friki, y me di cuenta de que el tiempo había ido más rápido de lo querido. Apenas tenía tiempo ya para alejarme de la población. Cuando bromeó de nuevo con ese sarcasmo tan irritante, no aguanté más y le arranqué la cuerda de las manos como ella había hecho con la mochila, mirándole fríamente y con cierto tono amenazante.

- Créeme, no quieras saberlo. Y ahora, si no tienes más comentarios hirientes que hacer, me marcho. - me agaché y recogí rápidamente todas mis pertenencias para terminar dedicándole otra mirada fulminante a la joven.- Como comprenderás, tengo cosas más interesante que hacer que darle explicaciones a una niñata. Así que, hasta nunca.

Cerrando la mochila como pude, pasé por su lado, dispuesto a alejarme de allí, deseando que no me siguiese para poder tenerme controlado a tiempo.

Que pena...parecia que no le gustaba lo que estaba haciendo con su mochila...que se aguante!

Sin mas,me arrebato la mochila de las manos,con ese comentario que me dejo con mas ganas de conocer el porque de la cuerda.Mordi mi labio inferios mientras veia como me amenazaba...-Que mono.-dije mientras pasaba por mi lado dispuesto a marcharse de alli.

Volvi a colocarme delante de el,apoyando una de mis manos en su pecho.-No tan deprisa...¿acaso te he dicho que te podias marchar?.-dije negando con la cabeza.
Me di cuenta de que no paraba de mirar al cielo,lo imite,con la duda en mis ojos....y si...No podia ser,...seria demasiado perfecto,...demasiada diversion.

-Antes estabas dispuesto a ayudarme,a hacerme compañia...¿Que he hecho mal?.-dije imitando un falso puchero.

Para mi desgracia, la chica volvió a hacer alarde de teletransportación o lo que fuese que lograse hacerla aparecer de pronto frente a mí. Colocó una mano en mi pecho para pararme y bajé la mirada hacia ella, ocultando la rabia que empezaba a brillar en mis ojos. Tenía el tiempo escaso para marchar de allí, y si no me dejaba ir ya, acabaría matándola a ella y a todo habitante de las casas más cercanas que encontrase. Mis reflejos volvieron a lograr que echase otra mirada más al cielo de reojo, era como un maldito contrareloj. Y para rematar, la chica hizo pucheritos, volviendo a meterse en el rol de niña inocente. No pude más y levanté la mirada hacia ella, esta vez, con una desesperación convertida en rabia.

- No estoy para jueguecitos, así que apartate ahora mismo de mi camino o te echaré yo.

Su contestación fue clara: no moverse del sitio. Apretando la mandíbula, por primera vez hice uso de la fuerza y cogiéndola por los los brazos, la empujé sin mucho cuidado a un lado del camino, haciéndola caer al suelo. Sin mirarla siquiera, seguí mi camino, esta vez subiendo las escaleras aprisa hasta terminar corriendo y llegar a la primera calle de casas, rodeadas todas por los árboles que anunciaban la cercanía de la montaña, sin gente inocente cerca. Miré hacia atrás, viendo que la chica no me seguía, y sin parar, seguí corriendo.

El chico no queria jugar y yo me moria por ello...una mala convinacion.Me aparto bruscamente de su camino y salio de nuevo hacia las escaleras donde nos habiamos encontrado.Me tome mi tiempo,colocando bien mi ropa y mi pelo y sali tras el.No me fue dificil adivinar donde habia ido,a parte de que sabia que su plan era ir al bosque,notaba su presencia,sabia donde estaba.

Poco tarde en encontrarme con el,parecia demasiado activo,se movia nervioso...

-Me parece que la noche sera larga.Mira,no tomare en cuenta lo que me acabas de hacer...este modelito me costo matar a una preciosa jovencita,..sin contar el trabajo que conlleva desvestir a una muerta.-bromee morbosamente.

Empece a camianr a su altura,ya que el no disminuia el paso.

-Vamos,para,que con tacones en el bosque,es dificil cmainar...-lo estaba poniendo de los nervios.-Sabras que no me voy a marchar,verdad?.-dije mientras me reia.

Me sorprendió escuchar la voz de Odette cerca de mí, de nuevo, repentinamente. Le miré de reojo sin mucho interés, ahora solo pensando en alcanzar el bosque y poner a salvo a todo el vecindario. No presté atención a sus comentarios vanales hasta que escuché las palabras "matar" y "muerta". Le miré tan extrañado como horrorizado. Hablaba del asesinato como algo tan común... tan ligero. Aún así volví a mirar al frente, siguiendo a paso rápido mientras ahora le daba vueltas a la condición de aquella asesina. Podía ser tantas cosas... Una vampiresa, una bruja... O en el peor de los casos, un demonio. Empezamos a adentrarnos en el bosque, y entonces mi mayor preocupación disminuyó un poco. Ahora lo importante era deshacerme de aquella chica, si es que se le podía llamar así. Su última risita malévola terminó por sacarme de quicio, tirando la mochila al suelo y acercándome a ella con decisión y el rostro congestionado por la impotencia y la rabia.

- ¡No tienes ni idea de lo que pasará si no lo haces! - le espeté con gesto nervioso a menos de un metro de ella, de algún modo, sin querer acercarme más por el temor a perder el dominio de mi conciencia y despertar a la bestia.- Quizás tú hables de la muerte como algo natural y que puedes crear a tu antojo, ¡pero yo no lo elegí! ¡No quiero que nadie muera, ni siquiera una indeseable como tú!

Puede que hubiese hablado más de la cuenta, pero el recuerdo de todos los crimenes que había cometido hasta el día de hoy y el nerviosismo de la situación lograron que perdiera los papeles. Hasta tal punto que Odette pudo apreciar justo antes de que me girase, un color de ojos nada natural en mi mirada. Llegué hasta mis cosas sin ser consciente de aquello, y cuando me agaché a coger la mochila, vi que mis uñas estaban más largas de lo normal. Aterrado, me volví a poner en pie de un salto y miré la luna, ya presente. No... Estaba demasiado cerca de la urbanización...! Mi respiración se agitó y aquel fue el último pensamiento racional que tuve. Luego la ira y las ganas de sangre de apoderaron de mí, dando paso a la transformación.

Caminabamos bastante deprisa,el,parecia querer huir de toda civilizacion,pues sus pasos cada vez se alejaban mas de la estacion de autobus y de las casas que habian alrededor.
Vi como por mi comentario,su cara se tornaba incredula,mis palabras tuvieron un efecto en el parecido al de un niño pequeño al que le hablabas del hombre del saco.Me rei por su expresion y segui a lo mio,hasta que...Si!sus ojos habian cambiado...Mi "teoria"sobre lo que el podria ser estaban acertadas.Una sensacion de satisfaccion se apodero de mi.

...Pobrecito...Seguro que pasas los sias pensando en las noches de luna llena,en como vas a comportarte,en tus reacciones...pero sobre todo...en la gente a la que le has arrebatado la vida.-me rei,por lo visto acerte en todo,pues su expresion cambio algo,avergonzado por mis palabras.Se agacho,de nuevo con la mochila,o el trozo de tela en el que se habia convertido tras mi examen minucioso y al levantarse,pude ver como algo mas que sus ojos habian cambiado en el.Ahora,sus garras habian hecho acto de presencia,su expresion era mas dura...Hora de la diversion.



-No creo que en este momento estes pensando en dejarme con vida...verdad que sientes ganas de matarme?de rasgar mi carne,de beber mi sangre y recrearte con mi cuerpo muerto?.-dije clavando mis pupilas en las suyas,mi cara,ahora llena de sadismo,estaba describiendo la sensacion que tantas veces habia visto en otras criaturas.

Me di la vuelta al terminar mi exposicion y camine tranquilamente,dejandolo a mis espaldas.

Perdí toda razón y piedad cuando mi mirada se clavó en mis uñas, conviriéndose en garras a una velocidad terrorífica. La voz de Odette fue lo primero que llamó la atención del monstruo en el que me había convertido en menos de cinco segundos. Cuando alcé la mirada de mis manos a ella, la chica se paseaba tranquilamente, dándome la espalda. Ni siquiera había querido entender el comentario tan cruel que dedicó a la parte aún razonable de mi ser, si es que aún quedaba algo. Pero aún así, la rabia que sentía en aquellos momentos no tenía nada que ver con su actitud, simplemente con su presencia. Antes de que pudiese comprender lo queocurría, Odette se vio lanzada contra un árbol, aterrizando en la planta de éste, y por primera vez, pudo ver completamente mi cambio. Mis ojos color hielo se clavaban en ella como si con solo esa mirada pudiese destriparle los sesos y hacerle todo lo que se le pasaba por la mente. Mis garras temblaban por la misma tensión de los músculos y mi mandíbula mostraba con una ira animal los colmillos. Puede que aún conservase el cuerpo humano, pero no quedaba nada más de humanidad en mí. Después de un fuerte gruñido de advertencia, me lancé a atacarla de nuevo, dispuesto a arrancarle el corazón.

Sabia que aquello de darme la vuelta no acabaria siendo una buena idea.La verdad,lo habia hecho para provocarlo,pero su respuesta fue excesiva.Me lanzo contra un arbol,acabando dolorida a los pies de este.Lo mire,sus ojos eran azules,estaban clavados en mi y su furia se palpaba en el ambiente.Notaba como queria seguir con aquello,lanzarse sobre mi y atacarme de nuevo,hacerme daño...matarme.

Me levante rapidamente,colocandome la ropa y clavando mis ojos en el.

-¿Por que todo tiene que acabar siempre estampando al demonio?.-suspire haciendome la victima,baje la mirada y cuando volvi a elevarla y mi expresion habia cambiado,ahora tenia una sonrisa macabra en mis labios.

Alce mi mano,apuntando en otra direccion y lanzandolo por los aires.Escuche un gruñido y rapidamente se levanto.

-Al final,Aidan,he conseguido sacar la fiera de tu interior...A que te esta gustando?.-me rei.No esperaba que me repsondiera,pero me lo pasaba bien lanzandole todos aquellos comentarios.

Camine unos pasos,hasta estar a una distancia prudencial,un par de metros.Gire mi cabeza,crujiendo todos los huesos de mi cuello y le sonrei.Acto seguido me tire hacia el,empujandolo con gran fuerza y haciendolo caer sobre un monton de piedras afiladas.

Antes de poder alcanzarla para ejecutar mi rabia asesina sobre ella, una fuerza invisible e imposible de comprender para mi parte irracional lanzó mi cuerpo con fuerza, esta vez, siendo yo quien chocaba de espaldas contra una superficie dura. No fue un árbol, pero si la tierra algo acolchada por el follaje que se había ido acumulando allí duarnte el paso de los inviernos. Sin daño alguno, volví a incorporarme de un salto y esta vez le rugí sin dejar de mostrar mi letal hilera de colmillos, respondiéndole a aquel tono tan superior que no hacía más que poner en duda quien era allí el ser dominante. Odette se acercó a mí con gesto tan decidido como peligroso, y de un segundo a otro, volví a ser empujado, pero esta vez por sus propios brazos. La demonio tenía una fuerza fuera de lo normal para su constitución, lo que sorprendió al licántropo en el que me había convertido, que cayó de nuevo de espaldas al suelo, de un modo que se rascó toda la piel contra las piedras del irregular terreno. Ahuyé ligeramente por el dolor de los rasguños que llegaron a sangrar, pero aquello no paró a la bestia. Ni siquiera necesité ponerme en pie para volver a salnzarme contra mi adversaria, pero esta vez alcanzándola con mis garras, que fueron directas a rasgar todo su estómago, y sin siquiera pararme a ver si había logrado herirla, abrí las fauces y fui directo a su yugular, con tal ansia que caímos ambos al suelo por el impacto.

Al final,tanto sarcasmo y,ayudandome con algo de castigo fisico,acabaron por volverse en mi contra.No me esperaba ese movimiento tan rapido por su parte.
Sus garras rozaron mi piel,lo note.Ese contacto rasgo mi estomago,aunque por suerte,las heridas fueron superficiales.Consiguio enfadarme,ahora no iba a seguir jugando,no iba a hacer que se divirtiera y que pasara esa noche de luna llena con una amena conversacion unida a uno de mis fantasticos monologos.

Se avalanzo ante mi,con tal fuerza,que ambos cuerpos cayeron al suelo,notaba como queria matarme,y sus fauces estaban demasiado cerca de mi cuello.No queria perder ese recipiente,le estaba cogiendo cariño,y mucho menos iba a permitir que Lucifer me tuviera de vuelta por haberme dejado matar por un simple licantropo que tiene miedo de causar daños a los pobres vecinos de una estacion de autobus,pero no a una chica adorable como yo.

Cuando note sus afilados colmillos de nuevo en mi piel,oliendo mi sangre,la que brotaba de esa herida superficial que me acababa de hacer...cuando note ese calor recorrer mi cuello,volvi a hacer que saliera por los aires.Me levante rapidamente y me fui directa hacia el,poniendo mi pierna en su pecho.Desde alli,y ejerciendo una gran presion sobre este,lo mire desafiante.

-Podria matarte ahora mismo,podria torturarte hasta que me suplicaras que acabara con tu vida...pero tambien podriamos llegar a un acuerdo.-sabia que el que me escuchaba era una bestia,un animal.

-Vamos,estoy hablando contigo Aidan.-termine diciendo haciendo mas presion a la vez en el.

Por sus forcejeos no llegué a alcanzar su cuello, el cúal deseaba con sed de sangre y muerte. El aroma a sus heridas complicó más aún que Odette pudiese hacerse con el control de la situación, pues mis ansias por morderla aumentaban por segundos. En el último momento, la joven reaccionó y de nuevo, aquella fuerza sobrenatural me lanzó por los aires, como dos imanes que se repelen. Esta vez, el poder invisible que me atacó fue mucho más fuerte que el anterior, demostrando que esta vez iba en serio. Se habían acabado los jueguecitos. Mi cuerpo se chocó brutalmente contra un árbol, consiguiendo romperme un hombro por el feo sonido que hicieron mis huesos. Al caer al suelo, quedé semi insconsciente unos segundos, los justos para que volviese a alcanzarme Odette y inmovilizase mi cuerpo clavando su tacón en mi pecho. La bestia aún controlaba mi cuerpo cuando empezó a hablar, pero a lo largo de la conversación, una fuerza superior logró calmar al monstruo y dejarlo enjaulado en una parte de mi ser, devolviéndome totalmente a la normalidad, tanto física como mentalmente. Su última frase llegó a mi entendimiento perfectamente, y como si hubiese despertado de un sueño, parpadeé varias veces al encontrarme allí tumbado y con aquel repentino dolor en el hombro. Miré a mi alrededor con gesto nervioso y luego terminé clavando mi mirada almendrada en sus ojos, aún confundido.

- ¿Qué... Qué ha pasado? ¿Cómo he vuelto a la normalidad?

Paso un rato,inutil para mi,en el que el no reaccionaba.Suspire cansada y aturdida por estar hablando con una bestia y decidi utilizar mis poderes para volverlo a la normalidad.La verdad,aquello cansaba,el licantropo era muy fuerte y tenia sed de sangre y ansias de matar,asi que me costo mas de lo que inagine,pero al final,ahi lo tenia,totalmente desorientado por lo que habia ocurrido.Vi la mueca de dolor en su rostro,ahora que era totalmente consciente de lo que le pasaba,de las heridas que tenia en su cuerpo.

Sonrei ante su pregunta,pero sobre todo ante esa cara tan adorable,mezcla de confusion y sorpresa.

-Necesitaba que me prestaras toda tu atencion y he tenido que ayudarte,por asi decirlo,a que volvieras a ser tu.-el parecia incredulo ante mis palabras.-¿Estas bien?.-pregunte demasiado forzadamente.Se levanto del suelo,mientras observaba el trabajo con el que lo hacia.

-Tranquilo,yo tambien estoy lesionada.-dije señalando mi estomago.
Camine alrededor de el,la ultima vez que hice eso,me llabaron buitre,pero a mi me encantaba tener una perspectiva desde todos los angulos.

-Como te he dicho,necesitaba hablar contigo,y esa bestia que tienes dentro..ufff,es demasiado.En fin,quiero llegar a un trato contigo,has visto lo que puedo hacer,puedo ayudarte a controlarlo.-dije intentando darle un aire mas atractivo a mi propuesta.

-Un quid pro quo,que te parece?

Su respuesta me dejó más confundido de lo que ya estaba. Lo que acababa de pasar dejaba todos los intentos de aquellos dos años por los suelos. Había hecho de todo para poder dominar a la bestia, y ahora aparecía aquella demonio de la nada y me ponía la solución en bandeja, como si fuese lo más fácil del mundo. Una vez se apartó de mí, me levanté a duras penas mientras me cubría el hombro roto con una mano, sin apartar la mirada de ella, tan sorprendida como recelosa. Aquello no podía ser cierto... Sin ser capaz al principio de gesticular palabra, observé las heridas en el estómago que me señalaba, propias de mis garras, y entonces desperté del aturdimiento. Aquello me aclaraba que había pasado de verdad todo aquello. Que había sido licántropo aquella noche, y que antes de acabarla, había vuelto a ser yo mismo. Con sinceridad, le hablé en un susurro casi para mis adentros.

- Lo siento... No fue mi intención. O sí. No recuerdo nada..., como siempre.

En ese momento, noté como mi hombro empezaba a colocarse en su sitio, sintiendo un hormigueo que me advertía de la curación del hueso. Casi había olvidado que mi cuerpo era inmune a todo tipo de heridas, regenerándose velozmente, a excepción de la plata. Mientras atendía a mi hombro, Odette comenzó a dar vueltas a mi alrededor como una tigresa al acecho de su presa, y sin más, me soltó aquello que consiguió que centrase toda mi atención en ella. Primero sentí de nuevo como la esperanza volvía a mí, pero luego caí en la cuenta de con quien hablaba. Alguien que no era de fiar. Con recelo, formulé la pregunta que faltaba por responder.

- ¿A cambio de qué?