Tiempo para hablar (Dean) (+18)

Después de salir del pueblo nos fuimos al motel en su coche, que a mí me encantaba. Era elegante y, a pesar de ser antiguo, se notaba que con el mimo y cuidado que le había dedicado su dueño había vuelto a renacer. Nunca me cansaría de ir en ese coche. Nos bajamos al llegar al recinto y yo le guié hasta mi habitación. Abrí la puerta y encendí la luz. - Ponte cómodo. - le dije mientras cogía algo de ropa del armario. Me giré. - Voy a darme una ducha rápida, vuelvo en cinco minutos. - le dije con una sonrisa mientras me metía al baño, me desnudaba y me situaba bajo el reconfortante chorro de agua fría. En cuanto acabé me volví a vestir, me puse una toalla sobre los hombros para que el pelo mojado no me empapara la ropa y salí a su encuentro, mucho más relajada.

Sonreí y entre en la habitación, observándola. Me dije que me colocase cómodo mientras ella se duchaba. sonreí y asentí con la cabeza. Me quite la chaqueta, la camisa y los zapatos y me alargue sobre la cama boca abajo.

Dejé la ropa doblada encima de la mesa, y me fui hasta el mini-bar. Saqué un par de cervezas razonablemente frías y lo volví a cerrar. Me dirigí a la cama y me senté con las piernas cruzadas en ella, ofreciéndole una de las botellas a Dean. Bebí un sorbo de la mía y me puse a acariciarle la espalda con las yemas sin apenas darme cuenta de lo que hacía. Suspiré algo cansada. - ¿Qué te impulsó a hacerte cazador? - fue la primera pregunta que me salió, sin considerar que podía no querer responderla. Le miré, esperando su reacción.

Me gire hacia ella, tomando la cerveza, y con la otra mano cogiendo la mano que me acariciaba.

- No lo decidí.

Dije, y abrí la cerveza.

- Y tu??

- No fue una decisión totalmente consciente. En cuanto lo dejé con 16 me abrí a mi nueva vida, pero a pesar de todo sentía como me faltaba algo, así que en cuanto salí de la universidad volví a retomarlo. La primera vez, sin embargo, era tan pequeña que recuerdo que acepté la propuesta de ser entrenada porque ignoraba el peligro y pensaba que podía ser divertido. Ojalá pudiera seguir pensando lo mismo ahora. - añadí con la mirada desviada al vacío y bebiendo un sorbo de la cerveza.

- Todos los cazadores queremos lo mismo.

Dije, riendo levemente.

- No sólo los cazadores, diría yo. Los ángeles también quieren que todo sea más sencillo y menos demoniaco, pero este es el mundo que nos ha tocado habitar y en ese aspecto tampoco se puede hacer más de lo que hacemos. - le dije con un suspiro. Todo sería mucho más fácil si no hubiera criaturas que nos hicieran la vida imposible. - Cambiando de tema a uno menos deprimente, conocí a tu hermano. - le dije con una sonrisa.

- Oh, conociste a mi hermano y dices que es menos deprimente?? Que buena chica eres.

Reí y la mire.

- Y que te dijo el??

Pregunte, luego suspire recordando lo primero que dijo.

- No es del todo cierto lo que decías, pero lo dejaremos así, novata.

- Oye, tu hermano es majo. Me dio conversación un buen rato y me animó bastante el día. - comenté riéndome y mirándole con expresión divertida. - Hombre, pues después de casi embestirle porque no iba mirando a donde debía hablamos de muchas cosas, del trabajo, de la carrera, de nuestras vidas anteriores.... De ti también, por si te interesa. - dejé caer con cierta malicia. - Tendrás que esforzarte y convencerme si quieres saber que me dijo, experto. - comenté sacándole la lengua.

- Si no me lo dices, no te enseño, y te dejo tirada aquí.

Reí y la mire.

- No, no me importa de que hablaseis de mi.

Mire a otro lado.

- Venga va, dime, que dijisteis?? Me pusisteis verde, verdad??

- Oh, ¿sería capaz de dejar tirada a su frágil y vulnerable alumna por no contarle un chisme? Qué malicia, la suya, señor profesor. - exclamé con falso tono afectado llevándome una mano a la frente de manera teatral. - Bueno es saber que no te importe que habláramos de ti, a pesar de que te pusiéramos tan verde como lo hicimos. - comenté con una sonrisilla inocente, mirándole a los ojos y encogiéndome de hombros. - Nah, te lo diré. Simplemente dije que te conocía y se llevó una impresión algo equivocada. - dije remarcando el algo, pues había supuesto que nos habíamos liado y eso sí había pasado, sólo que no exactamente como él había supuesto. - También me dijo que te estaba buscando aquel día y que érais muy difrentes, aunque a decir verdad eso es bastante obvio. Y la mejor parte, estuvimos hablando acerca del hermano guapo. - comenté.

- Y quien es el hermano guapo??

Pregunte alzando una ceja.

- Y mas vale que respondas bien, por que de eso dependerá que te enseñe o no.

Sabía que esa era la parte que le iba a interesar, así que no pude evitar sonreír de manera maliciosa. - Pues a decir verdad tengo mis serias dudas, porque tu hermano era bastante mono... - contesté alzando las cejas a mi vez. - Pero tienes suerte de que mi debilidad sean los chicos de ojos verdes y aspecto de malotes. - acabé diciendo de manera pícara. Me tumbé a su lado y me quedé mirándole a los ojos. - Espero haber acertado en mi elección. - comenté con una sonrisa de inocencia fingida.

- No, por que has dicho que mi hermano es mono, así que castigada.

Reí y me tumbe en la cama.

- Ahora, sufrirás las consecuencias... Después de la siesta.

Dije, antes de darle la espalda y cerrar los ojos haciéndome el dormido.

- Entonces reitero lo dicho, eres muy malo. - dije haciendo un mohín de falso enfado y cruzándome de brazos. - Además, es cierto que es mono. Pero a mí no me gustan los chicos monos. - dije con tono más juguetón. Vi cómo se tumbaba a mi lado y cerraba los ojos, fingiendo dormir. Suspiré sonoramente, para que me oyera bien. Me pegué a su espalda y fui hasta su oreja. - ¿No hay nada que pueda hacer para conseguir que me perdones? - le pregunté con un susurro, alzando la mano de nuevo hasta su espalda para volver a acariciarla suavemente, esta vez a propósito.

Reí al notar su mano por mi espalda. Gire un poco mi espalda.

- Que estas dispuesta a hacer??

Pregunte, subiendo mi mano por su cadera, riendo, notando su pecho pegado a mi espalda.

- ¿Por conseguir tu perdón? Cualquier cosa que tú me pidas yo la haré gustosa. - contesté a su comentario esbozando una sonrisilla pícara al notar su mano subir por mi cadera progresivamente. Me acerqué más a él, apoyando mi cabeza en su hombro. - Realmente no sabes hasta qué punto estoy dispuesta a conseguir que me perdones, Dean. - dejé caer siguiendo con mis caricias suaves en su espalda y sonriéndole.

La mire.

- Parece que intentas engañarme para sacar algo.

Dije, riendo, y me gire hacia ella, quedando cara a cara.

- Pero bueno, en ese caso... Por que no seguimos donde nos quedamos en el baño?? Antes de que entrase el demonio??

- ¿Yo? ¿Engañarte? ¿Y para conseguir algo? No sabía que pensabas que era tan retorcida, Dean. - comenté con los ojos abiertos al máximo fingiendo inocencia. - Ya sabes que yo haré todo lo que tú consideres necesario para así aliviar mi culpa, Dean. Cuenta conmigo para eso. - dije guiñándole el ojo, divertida. - Pero como parece que ya hace tanto tiempo que pasó aquello ya casi ni sé a qué nos estamos refiriendo exactamente. - dije sacudiendo la cabeza. - ¿Estás dispuesto a recordármelo? - pregunté mirándole a los ojos con inocencia, de nuevo fingida.

La mire.

- O eres muy inocente, o me tomas el pelo, y no me gusta eso.

Dije, y la mire un poco mal.

Entrecerré los ojos ante su mirada. Verdaderamente era malicioso, y no se imaginaba hasta qué punto eso me gustaba. - Puede ser que sea inocente, o puede ser que de verdad esté jugando. Pero si no te gusta trataré de no hacerlo más. - comenté algo entristecida porque me hubiese mirado mal. En el fondo me molestaba más de lo que él pensaba, aunque tampoco iba a ir demostrándolo tan claramente como podría haberlo hecho. Me acerqué y le di un beso en la mejilla, dulcemente para que pudiera perdonarme. - Ya me estoy ganando muchas ofensas contigo, Dean. No sé si voy a dar abasto para ser capaz de hacer que me perdones todas. Por intentarlo no será, desde luego, porque voy a poner todo mi empeño en hacer que me perdones. - comenté.

Reí al escucharla.

- Entonces, no me beses en la mejilla guapa.

Dije antes de tomarla por la nuca y besar sus labios con pasión y deseo.

- Hazlo así.

Su besó no me cogió por sorpresa, pero sí el modo en el que me había besado, con un fuego interior que me arrastró de tal modo que me hizo responderle con la misma pasión con la que él se me había acercado. - Lo tendré en cuenta. - dije en cuanto nos separamos. Le sonreí de manera juguetona y le volví a acercar a mí. Le besé con ganas, aunque no con tanta intensidad como con el contacto anterior, y subí las manos por su pecho, acariciándolo, hasta llegar a su cuello, donde las dejé quietas. Me acerqué más hasta que no hubo distancia entre nuestros cuerpos y me acomodé a su lado, contenta.

Sonreí al notar el contacto de nuestros cuerpos, por lo que coloque mi mano en su pierna, y la hice pasar por encima de mi, colocando la sentada sobre mi. Seguí su beso con intensidad, llevando mis manos hasta su culo, acariciándolo.

Me sentó sobre él y yo me dejé, sonriente. Podía ser mucho más interesante que como estábamos hasta ese momento. Siguió besándome con una intensidad que me hacía seguirle sin objetar nada ni cuestionarme nada. Simplemente estábamos él y yo. Tenía suerte de que no llevara la camiseta puesta, pues eso me hacía evitar perder el tiempo quitándosela. Pasé las manos por su cuello y me acerqué a él para besarle en el torso desnudo, bajando lentamente mientras notaba sus manos acariciarme con maestría. Me di cuenta por primera vez de que llevaba puesto un collar con una figura de una cabeza colgando, pero apenas le dediqué una breve mirada. No era el momento para fijarme en él. Seguí mi recorrido a través de su pecho, disfrutando del sabor de su piel.