The mission [Ragnos]

Me habían informado de que el demonio que ando buscando se oculta o se divierte, conociéndolo probablemente las dos cosas, en un bar llamado el infierno en la tierra. Un bar que él mismo regenta.
El chaval sierre me ha caído particularmente bien…Dicen las malas lenguas que se ha vuelto arrogante y prepotente. No tengo ningún problema con ninguna de las dos virtudes, de hecho será un cambio agradable, empiezo a estar harto de tanto servilismo inapropiado. La lealtad no está reñida con un poco de carácter propio.
Puedo entender que tras años, siglos en el caso de algunos, de pasearse por este basurero llamado tierra estén echando en falta algo tan simple como pura destrucción masiva. Nada como un genocidio para levantar los ánimos.

Ragnos es uno de mis “hijos” predilectos, no de los más favorecidos pero si los más apreciados. Esta vez tengo algo bueno para él. Creo que va a gustarle. La misión le va como anillo al dedo, hasta me vino bien que decidiese montarse un garito como este.

Espero a la noche para encontrarlo en su ambiente, relajado para poder negociar. Me dicen que disfruta particularmente de ser apreciado como un Dios en su pequeño local. Bien. Aunque resulte una blasfemia estoy dispuesto a pasarlo por alto porque conviene a mis planes.

Es la segunda vez que entro en un bar de copas, no es que tenga mucho con qué compararlo pero he de admitir que ha logrado aqui un buen ambiente, la posición de las luces y la intensidad, asi como el decorado de las paredes y las jaulas me recuerdan vagamente a la sala del caos en mi bienamado hogar. Supongo que de ahí el nombre. Ah, nostalgia. Un sentimiento que comparten todos los seres de la creación. Uno de tantos. Echo un vistazo y no veo nada interesante mientras me acerco a pedir una copa de whisky, pero pronto visualizo una zona apartada en la que un tipo enorme que desde aqui puedo apreciar no es del todo humano guarda la entrada con un rictus de peligrosidad. Tomo la copa y me dirijo con paso seguro a la puerta, necesito un esfuerzo algo mayor del acostumbrado para controlar su mente y que me deje pasar. Parece que mi buen Ragnos sabe cubrirse las espaldas. Una vez dentro encontrarlo es sencillo. Varias personas se aglomeran alrededor de un sillón al fondo, en el medio el hombre al que busco. Es imposible confundirse, aunque no pudiese olerlo a distancia.

Me quedo de pie enfrente de él mientras algunos me miran con disgusto y otros con respeto, no me conocen pero hay algo en mi que siempre los pone en guardia...pobres, si siguieran sus instintos vivirían más. Espero a que él me mire, no me interesan los demás. Al fin alza la vista.

- ¿Llego en mal momento?

Música rock a toda pastilla, señoritas de ropas ligeras y númerosas personas pidiéndome información e innumerables favores. Aaaah, simplemente sublime. Una de esas noches en las que uno no puede permitirse el lujo de parar porque como se pare un segundo, le vienen tropecientos problemas más. Pero algo me dice que algo va a cambiar en esa noche, algo ligeramente... ¿ligero? No lo sé, pero yo tranquilamente escucho a un demonio, en el cuerpo de una mujer de muyyyyyy buen ver. Ladeó la cabeza, mirando sus pechos y después la miro a ella, y asiento sin entender que coño me estaba diciendo.

Sonrio ligeramente, para después, con total tranquilidad observar a un cazador que me observa. Saben que no pueden hacerme nada, si no, la muerte instantánea les espera.

Pero, finalmente, hay algo que me llama la atención. Algo que la neutralidad de mi bar notó, mientras yo con total tranquilidad me preparaba una muy buena copa de whisky.

Voces se callaron, y se quedaron mirando a una persona, cuya presencia noté. Y finalmente, ladee la cabeza pensativo, mientras con total tranquilidad, escuchó unas palabras, y me enciendo un puro, que sumado a la copa de whisky, harían de la noche, algo más, ¿interesante tal vez?

-Nunca es mal momento para tí, colega, a pesar de que me jodes un poco la diversión. ¡Pero siempre eres bienvenido! - sonreí con tranquilidad y efusiva alegría.

Me llevé el puro a mi boca y con total tranquilidad, moví la mano, ordenando a todos los que estaban allí que se largaran echando ostias. Estos negocios sin duda iban a ser interesantes. Me acomodé finalmente y le dí una profunda calada a mi puro y le miré con tranquilidad.

-Verte por aqui, es... si, demasiado raro. Demasiado tiempo, demasiado todo. Pero te lo perdono, creo. - reí mientras le servía una copa de whisky. Tal vez la aceptaría, tal vez no. -Pero algo querrás. Seguuuro. La pregunta es, ¿qué será? - comenté tranquilamente.