Sin escapatoria [Ragnos]

Tic, tac, tic, tac, así sonaba el reloj, el reloj de la media noche, el de la noche de muerte, destrucción, y las bombillas, simplemente parpadeaban. ¿Qué irónico efecto de película de miedo, no? Pero, era yo, entreteniendome con aquella mujer la cual había estado huyendo de unos pooobres insensatos. O eso al menos pensaba. Sonreí con cierto divertimento mientras avanzaba en silencio por la calle, dejándome ver algo gracias a las luces, hasta que finalmente, avancé lo justo para que mi sombra se pudiera ver:

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aqui? ¿Una ratita perdida? - pregunté con cierta sorna y diversión. -No deberías correr por ahi a estas altas horas de la noche, señorita - canturré.

Reí un momento, mientras hacía estallar algunas luces, pero manteniéndome aun visible. Me reía, disfrutando de aquel momento. No mataría a aquella mujer, pero si que la acojonaría como nunca antes lo habían hecho.

-Señor poompaaas... ¡ja! - reí haciendo alusión a una canción infantil.

Permanecí en todo momento tranquilo, mientras avanzaba con paso cauto y hacia la mujer, mientras que, a medida que avanzaba, más luces se rompían. Chask, trask, bom, zas... Una auténtico concierto de rotura de bombillas, deleitaba mis oidos, pero, aquella mujer no tenía miedo, y eso no era bonito, nada bonito, rompía la perfecta armonía que él estaba creando. Una perfecta armonía de temor:

-¿Gracioso? ¿Crees que pretendo ser gracioso? - sonreí autosuficiente para después cruzarme de brazos, parándome lo suficiente, dejándola a ella el último par de focos que restaban en aquella puñetera calle. -¿Sabes defenderte? Oh, que mieeeedo... ¿debo tener yo cuidado, preciosa? Creo que no - contesté su sonrisa con una de superioridad, para después, mostrarle mis ojos amarillos, los cuales se veian hasta en la más oscura noche, de forma tenue.

-No me toques las narices, yo que solo venía a jugar... - dicho esto, me dejé al descubierto, permitiéndola ver mi rostro. -Dejé de matar hace mucho, ahora, solo me dedico a asustar y a hacer negocios que nos beneficien a ambas partes, ¿sabes?

Me crucé de brazos mientras avanzaba lenta pero decididamente, para después, observar sus gestos, mientras dejaba de apagar y destrozar luces, ya me había aburrido obviamente. Me rasqué el mentón, mientras escuchaba en silencio sus palabras, aunque, lejos de ser ya palabras, eran rudas amenazas que impactaban contra mi una tras de otra, algo que lentamente me iba enfureciendo.

-Decisión tomada... - la apunté un segundo e imité un gesto con mis manos al de una pistola, con el cual, apunté su pierna derecha y hice una única cosa. -¡BANG! - en ese instante, la pierna de la chica, pareció dejar de funcionar, tal y como si un disparo hubiera atravesado su rodilla, pero sin herirla y sin nada.

-Verás, no vengo aqui a matarte, ni a ganarme una reputación. - dije seriamente. -Vengo a proponerte un trato, porque busco gente decidida como tú, si es que en verdad, gusta de escucharme, y si no, tendré que buscar a otra persona, y te dejaré tranquilamente - comenté. -No pierdes nada

Mantuve mi mirada en ella, y finalmente, ella afirmó que iba a escuchar mi propuesta. Asentí en silencio, con una burlona sonrisa en mis labios para después, acuclillarme frente a ella en silencio y sonreir burlon:

-Quiero llevarte a la cama, a cambio, tendrás la inmortalidad - ironicé, iba completamente en coña, y se me notaba para variar. -Pero no, te jodes - completé levantandome.

Chasquee los dedos, y la rodilla de Ariel, volvía a funcionar como si nada. Después me giré hacia ella y empecé:

-Verás, ultimamente muchos cazadores están porculizandome en mi local, ¿sabes? Entran, arman follón, se cargan a veces a algunos demonios fuera de mi local, y eso, es mala publicidad - comenté.

-Solamente quiero que me proporciones información de toooooodos los cazadores que conozcas y tengan intención de pasarse por mi bar, así les hago yo un arreglo para que no porculicen. A cambio, tendrás lo que quieras que esté en mis posibilidades - afirmé seriamente, clavando mis ahora amarillos ojos en los suyos.

Se agacho frente a mi, diciendo lo que quería y lo que me ofrecía, con ironía vacilando con migo.- M... Acostarme contigo a cambio de la inmortalidad- dije haciendo como que me lo pensaba- no parece mal trato, disfruto y encima vivo eternamente..- vacile unos istantes, sabiendo que simplemente bromeaba, chasqueo los dedos y mi rodilla se mejoro al instante, me puse nuevamente en pie.
El comenzo a explicarme la realidad de para que me necesitaba, escuche cada una de sus palabras.

- Piensas que te voy a ayudar a que mates a cazadores.. o los tortures y tu sigas haciendo lo que quieras que hagas tan tranquilo- me acerque un poco a el mirando sus ojos amarillentos sin ningún miedo- Soy cazadora cariño, no te voy a vender a mis compañeros así como así, se que algunos pueden ser mezquinos y estúpidos pero no es razón suficiente- realmente no parecía malvado quitando sus ojos demoniacos el carácter y la forma de haberme tratado no eran los de un demonio común, teniendo en cuenta que podría haber roto mi pierna, o haber echo conmigo lo que hubiera querido, me pidió cortésmente ayuda.. así que dude durante unos segundos para después continuar hablando- A que se dedica tu local, quiero saber exactamente que es lo que haces y que tipo de gente va, y sobretodo porque van los cazadores a tu negocio, algún motivo tendrán- quería saber la historia después ya decidiría si ayudarle o no.

- Aaaaah, te intereeeesa.- sonreí divertido para después aplaudidos con cierta ironía. Después la mire seriamente mientras me encendía un cigarrillo con tranquilidad, reflexionando los pros y los contras de contarle en que consistía mi club, pero, muchos ya conocían el funcionamiento del club.

- Zona neutral chata, eso es mi club. Ángeles, demonios, cazadores, humanos, un negocio de compra venta de todo tipo de cosas camuflado, aunque, solamente información. - comenté.- Y simplemete teno a unos tocapelotas queriendome joder el tinglado y los quiero muertos, es simple, ¿ no ? .- concluí.

La mire interrogante, esperando una respuesta.

- Ya veo, con que, algo cambio...- dije ahora sin el cigarrillo en mi boca. Gruñí y se lo quité nuevamente llevandolo a mi boca. La mire pensativo sobre que ofrecerle, pues había tantas cosas, pero, ¿qué coño querría aquella mujer?

- Te ofrezco de momento flujo de información gratuito, pero, si tienes otra idea señorita cazadora, estoy aborto a sugerencias.- dije fumando tranquilamente.

- Ve al grano chata, cuando hablo de negocios me gusta ir al grano.- dije seriamente, mirandola con total tranquilidad, gruñendo ante el hecho de que me quitaba mi cigarro. Me lo llevé otra vez a la boca y le di otra calada.

- Propon algo y ya veré que será, señorita...- concluí.

- Poder... - dicho esto, me comencé a reír a carcajada limpia. Finalmente la mire a los ojos y me serené.- ¿Y para que coño quieres poder? Como mucho te echo un buen polvo pero, ¿poder? .- ladee la cabeza pensativo.- Aclara eso chata y me lo pienso.

-Creeme, no te imaginas lo que un demonio aburrido llega a hacer - comenté con total tranquilidad, ofreciendole un cigarro de la caja que llevaba encima, encogiendome de hombros ante sus comentarios. Volviendo al tema del poder, negué.

-No voy a darte eso sin una buena razón, y esa razón, no es válida - dije seriamente.

-¿De gays? Mira preciosa, el problema está en que eres una cazadora, y me aborreces, y yo te aborrezco, así de simple. Si quieres echar un polvo, por mi encantado, pero, ¿qué certeza tengo de que no me matarás, chata? - sonreí irónico.

Me moví nuevamente, chasqueando los dedos pensativo.

-Mal motivo, no te lo daré pues - sonreí divertido. -Tendrias que ofrecerme tú algo para que te lo diera, en el hipotetico caso de que quiera y pueda

-Porque rompería uno de mis principios y eso para mi es sagrado, y me la pela que te ofendas - dije serenamente para después, continuar fumando mi cigarro.

-No, me da igual, y si quieres poder, creeme, tendrás que currartelo y muuuuucho, al menos para que yo te eche un cable - dije seriamente.

-Desde que ostentan negocios con muuuucho dinero en juego, y desde que personalmente, me sale de los cojones, ¿queda claro? - gruñí con el mismo tono desagradable para después, moverme en mi sitio. La miré de reojo y finalmente, ladee la cabeza pensativo sobre lo que me estaba pidiendo. Finalmente, sonreí:

-Puedo, pero, hay una condición. Jurarme lealtead eterna, y obedecer las órdenes que te de, porque creeme, tomar mi sangre, es algo muyyyyy adictivo - sonreí muy burlón.

No me podía estar pidiendo en serio, que fuera su puñetera esclava a cambio de poder y que estaba diciendome sobre la sangre, lo mire confusa entrecerrando mis ojos - Veras no pienso ser tu esclava si esa es la condición creo que va a ser que no- me acerque nuevamente a el, para quedar a apenas unos centímetros de separación- Que cumpla todas tus ordenes?.. m.. y bueno que tiene que ver tu sangre en todo esto.