Mi otra hija. [Astratea]

Ya han pasado dos días, dos días y aún no he llamado a mi otra hija. No voy a negarlo tengo una clara predilección por Benot, la rebelde y poco aplicada Benot. No me pregunten por qué, no sabría decirlo. Pero tengo que admitir que Astratea no se merece tal desconsideración, siempre ha sido una hija fiel, una alumna aplicada y un demonio obediente.

Ni yo mismo entiendo lo que me lleva a distanciarla, supongo que en parte porque me recuerda demasiado a su madre y ella me repugna, o porque aún siendo mi hija no acabo de sentirlo del todo como tal. Sea como sea si no he conseguido descubrirlo en milenios no lo haré ahora, pero tengo que llamarla, decirle de primera mano que estoy aqui. Mi hija no puede enterarse por terceros. Ya lo sabe seguro, pero aún asi esperará que yo mismo la requiera.

Le mando por fin un mensaje a través de un demonio menor y busco un sitio adecuado para recibirla. No iré a buscarla a su casa porque sería demasiado personal y, desde luego, no pienso llevarla a la cripta. Es un demonio adulto, capaz y autonomo, ella no necesita de mi protección.

Al pasar por una tienda de tatuajes sonrio. ¿Por qué no? el cuerpo no es mio. Sé exactamente lo que quiero. Tras indicarle al demonio a donde tiene que enviar a mi hija entro y me siento en una camilla. El tipo, un sujeto entrado en carnes y sin un gramo de piel sin marcar está dispuesto a mandarme al cuerno por falata de cita pero me mira solo una vez y cambia de opinión. Me enseña unos libros de tatuajes, yo pido un papel y dibujo lo que quiero sin apuro. Un triángulo invertido con un ojo dentro.
Ya somos dos, ¿donde estás padre? ¿No piensas acudir al rescate de tu bendita raza de monstruos?

Me pregunta donde lo quiero. ¿donde? No tengo ni idea. Me quito el brasier y la camisa ,blancas ambas, y le digo con un gesto que donde prefiera.

No era enfado lo que sentía en el momento era quizás decepción, o tristeza, normalmente no solía sentir nada en absoluto y la vida me iba bastante bien, pero el, el podía hacerme sentir todo lo que repugnaba y aunque quería evitarlo o reflejar indiferencia no podía.
Mi padre, Lucifer había conseguido subir a la tierra hacia días que el se encontraba en aquel lugar, yo me entere desde el primer día, por Bennot mi encantadora y estúpida hermana.
Y ahora me dirigía a pie si par hacer mas tiempo asta el encuentro frente a frente con mi padre, no es que no deseara verlo que si lo deseaba, pero estaba algo resentida y quería relajarme antes de encontrarme con el.
Luego encima no entendí en absoluto el lugar donde me había citado (un centro de tatuajes?) vaya como si estuviera tan ocupado que no podía ni ver a su hija, y hubiera utilizado un momento de "ocio" para hacerse un tattoo y de camino verme.
Suspire antes de abrir la puerta del negocio ni si quiera me digne a mirar si había alguien en la sala de espera estaba demasiado concentrada en no mostrar ni el mas mínimo sentimiento.
Pase de largo rápidamente asta llegar a la puerta de la cabina de tatuajes, la abrí sin llamar, y vi el que sin duda era el cuerpo que mi padre había poseído sentado en una camilla sin camiseta, a punto de hacerse un tatuaje.
Me quede parada observando le, humedezco mis labios sin apartarle la vista - Hola padre- dije con una voz fría, interpretando a la perfeccion mi papel de no sentir absolutamente lo mas mínimo aunque por dentro me estaban calcomiendo los nervios y quizás asta un poco de ira crecía en mi pecho.

El hombre barrigón prepara las agujas y se pone a ello sin más dilación, escogiendo la parte alta de uno de los brazos del pobre desgraciado que me sirve de recipiente. El tipo no me cae del todo mal, le he prometido una venganza a cambio y la tendrá.

Me pregunta si deseo algo de azucar por se r la primera vez...¿en serio? Si crees que esto es dolor voy a pagarte unas vacaciones en mi chalecito privado bajo la corteza terrestre, ya verás qué bien...estoy imaginando mentalmente al cerdo asado y lo que voy a hacerle sufrir sin necesidad de agujas cuando soy consciente de golpe de la presencia de mi hija. No la he notado llegar, estaba distraido.

- Astratea- pronuncio su nombre sin más a modo de saludo y suspiro cuando noto su postura rigida, siempre es asi con ella. Nunca sé qué hago mal, sólo espera más de mi de lo que puedo darle.

Es un demonio brillante pero parece que eso no le basta. Con Benot, a pesar de su desobediencia es más sencillo. Creo que se siente apartada, y es posible que asi sea pero es que ella se basta sola, su hermana pequeña es diferente, es frágil y no sabe cuidarse a si misma.

- Acercate querida, cuentame qué has estado haciendo.

Como de costumbre me atendió con tranquilidad y la frialdad correspondiente con la que se dirigía a mi con normalidad, ya me había acostumbrado después de tantísimas décadas, así que atendí a su petición acercándome hacia el, con paso decidido asta la camilla en la que estaba sentado, mire al gran hombre que le estaba haciendo el tatuaje con mala cara, y desvié la mirada nuevamente hacia mi padre.
- Bueno asta que as aparecido simplemente me dedique a aguantar a tu querida hija-Dije sin darle demasiada importancia aunque en realidad lo hacia- Aunque no sea una labor que me haya gustado hacer, debía de hacerlo ¿No? - Esta vez si deje caer un tono de reproche.- Y que tal esta siendo tu estancia entre los humanos?
Me quite la chaqueta y la deje caer sobre una mesita que había detrás de la camilla, quedando con una fina camisa de tirantes- Te importa si me siento?-Le pregunte ya casi sentándome a su lado- Y bueno perdoname, mi intención no es ofenderte pero..se que llevas tiempo en la tierra ¿Porque no te vi antes? - Era algo que tenia que decir, y me costo trabajo decírselo cuando yo jamas le pedí explicaciones a mi padre, de ninguna de sus acciones, quizás si no quiso verme antes fue porque no era necesario,- Bueno y ya sabes que estoy aquí, siempre dispuesta a cumplir tus ordenes,- Estire la mano acariciándole el hombro, puro acto de cariño que corregí quitando la mano rápidamente cuando me di cuenta- Dime ¿En que puedo ayudarte padre?.