La verdad al descubierto (Odette)

Estaba cansada, muy cansada. Tenía sueño y llevaba dos noches durmiendo mal, desde que había conocido a mi hermana gemela. Todavía me resultaba increíble, otra hermana gemela... Era un poco difícil hasta de pensar, incluso, porque significaba aceptar que había vivido engañada toda mi vida, que en realidad habíamos sido tres en vez de solo dos, y que mamá tenía secretos de los que yo no sabía nada.

No podía entenderlo. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué había dado en adopción a Vanessa? Cuando pensaba en lo que podría haber sido y no fue... Seguro que a Christine le hubiese encantado conocerla, era una chica encantadora, te dabas cuenta nada más conocerla. Y estaba tan perdida como yo.

Me preguntaba si Vanessa también tendría poderes, como yo. Si Christine los hubiese desarrollado de seguir viva, o si tan solo era cosa mía. Pero no era lógico: de haber sido alimentada con la sangre de un demonio a los seis meses de nacer, mis hermanas también lo habrían sido. Y, si había nacido así, ¿no sería lo más coherente que fuese cosa de todas en vez de de una sola?

¿Sabían mis tíos que Vane existía? ¿Sabían lo que mi madre había hecho? ¿Lo sabía papá? Y, a todo esto, ¿dónde diablos estaban? Hacía cerca de una semana que tendrían que haber vuelto, incluso habían llamado del trabajo preguntando por ellos. ¿Qué diablos les pasaba?

De pronto un estallido de dolor me atravesó la cabeza, provocando que me encogiese sobre mí misma. Me mantuve inmóvil, aguardando la visión, pero solo obtuve un fugaz retazo de una imagen antes de que todo pasase tan aprisa como había empezado.

Aquella imagen duró en mi mente, demasiado aterrada para poder comprenderla por completo: Odette, de pie en aquella habitación.

Había venido a por mí.

Oh!habia dicho alguna vez que me encantaba dar saltitos?Pues si,me encantaba,a veces dejaba salir ese lado infantil en muchos aspectos,vistiendome de tarta de fresa,cantando cancioncitas infantiles que en mi voz sonaban como requiems tetricos,o como en este caso,saltando.

Sabia perfectamente donde iba,a la morada,casa,hogar,o como quisiera llamarlo en donde vivia la cazadora que habia "encontrado" sin casualidades en el bosque,me debia unas explicaciones,que por supuesto no iba a dejar que me diera,no las buscaba,pero si,queda muy bonito decirlo.En fin,lo que buscaba era darle una buena tanda de palos y unas pocas humillaciones como a las que me habian sometido ella y su amiguito el cazador.

Al fin estaba frente a la casa,mire el timbre e hice un gesto de desagrado,no me gustaban los timbres y yo era mas de apariciones estelares.Rompi una de las ventanas y en segundos estaba frente a ella con mi mas magnifica sonrisa.

-¿Te acuerdas de mi?Oh,si,seguro que si,porque a mi no se me ha olvidado ni por un segundo tu existencia.-dije mirandola.-Te daria un par de besos,pero prefiero ir directamente al grano.-rapiidamente me coloque frente a ella con mis ojos en negro.-Buhhh.-añadi y empece a reirme.

Me coloque tras de ella y le agarre el cuello mientras le recordaba la noche del bosque y la encerrona que habian conseguido tenderme ella y su amiguito.

Apenas había tenido tiempo de recuperarme un poco de la repentina visión y de la acuciante sensación de apremio que la había acompañado, un estruendo de cristales rotos inundó toda la casa. Supe, antes de alzar la mirada hacia el centro de la habitación, quién iba a estar allí de pie, mirándome. Y, cuando por fin lo hice, la escena que instantes antes había inundado mi mente con una dolorosa sacudida, se reveló en su totalidad: Odette estaba allí de pie, mirándome con una sonrisita malévola que anticipaba sus intenciones, los cristales rotos de la ventana del salón formando una brillante alfombra a sus pies y el frío aire de la noche agitando sus cabellos pelirrojos y su ropa sobre su piel, inmaculada e ilesa a pesar de que acababa de atravesar una ventana. En conjunto la escena resultaba sobrecogedora, con un matiz sobrenatural que casi daba la sensación de ser todo un sueño.

Pero no era un sueño, ni mucho menos. Me miró fijamente, aún luciendo aquella sonrisa suya en su rostro, y me saludó con la soltura y el tono desenfadado propios de un demonio.

-¿Cómo olvidarte? -mascullé, tratando de incorporarme en el sofá.

Pero, debilitada como estaba por aquel estallido de poder que implicaban las visiones para mí, no pude más que separarme del respaldo antes de que ella estuviese frente a mí, su esencia demoníaca reluciendo en sus ojos. Empezó a reírse, y se situó tras de mí para agarrarme del cuello, mientras me recordaba lo sucedido en el bosque durante nuestro primer encuentro. La mención sobre Jake me dolió un poco, hacía tanto que no sabía nada de él... pero pronto me repuse:

-Sí, lo recuerdo -murmuré.- Fue una gran noche...¿Ya te has recuperado, zorra?

Zorra?Yo?Pero que se creia,en todo caso,seria una zorra infernal,no una cualquiera,já!
En fin,yo tenia un objetivo fijo,y ella se estaba tomando demasiadas confianzas para estar en su situacion,esta vez el cazador entrometido de la otra vez no acudiria en su auxilio,ni mucho menos,me habia tomado muchas molestias para saber que estaba bien lejos de alli,y a menos que se teletrasnportara,cosa que dudaba sobremanera,no conseguiria llegar en su ayuda.Aunque pensandolo bien,tenerlo fente a frente de nuevo seria todo un espectaculo.

-No tienes miedo ratita?Estas sola y nadie puede defenderte...-añadi en burla.Me coloque en el sofa a su lado y me rei.

-Dberias haberte dejado matar el dia del bosque.-añadi con un tono seco.-No creo que nadie te echara de menos.-dije pasdando mi mano por su cara.

Todo el silencio que habia el cual solo se veia interrumpido por mi voz,cambio a uno metalico...una cerradura.

Aquel comentario la había dejado levemente molesta, aunque fundamentalmente se la veía divertida por mis intentos de plantarle cara a pesar de encontrarme débil y en clara desventaja. Pero mi orgullo me impedía mostrar lo angustiada que me sentía por dentro, sabedora de que mi vida estaba en manos de aquella perra demoníaca y que en esta ocasión nadie iba a venir a salvarme de sus garras infernales. Al menos, mis tíos no estaban en casa y no estarían en peligro por mi causa.

Se colocó a mi lado en el sofá, riendo burlonamente.

-¿Miedo yo? -espeté.- ¿De ti, dices? Bueno, lo cierto es que sin una ardilla al lado no eres demasiado peligrosa...

Acarició mi rostro, lo cual unido a sus palabras me provocó de tal manera que aparté su mano de un manotazo.

-Que te den, puta. Antes me suicido que darte ese placer.

El silencio que se había instalado en la habitación fue roto por el sonido inconfundible de unas llaves abriendo la puerta de entrada. ¡No, no, no! Maldita sea, ahora no podían aparecer mis tíos. Tenía que protegerles, por eso me decidí por fin a hacer lo que estaba preparando: saqué el botellín de agua bendita que siempre estaba dentro de uno de los cojines del sofá y la rocié con él, propinándole de paso un bofetón y poniéndome en pie de un salto.

Me rei ante sus expresiones,pero me calle de repente cuando me quito la mano de su cara de esa forma tan brusca.

El sonido que porvenia de la puerta llamo su atencion y la muy zorra,que ella estaba hecha otra zorra,me golpeo y me rocio con agua bendita.Aquello quemaba,la muy guarra lo sabia y queria volver a repetir lo de la noche en el bosque.Si,ahora no tenia ardilla cerca,pero ella tampoco me habia retenido con ninguna trampa,y el dolor provocado por el agua bendita,se esfumaria pronto.

-No sabes lo que acabas de hacer...-dije dandole un golpe en la cara y haciendo que cayera al sofa donde antes estaba sentada.Puse uno de mis pies en el asiento y la amenace para que no se moviera.

-No muevas ni un pelo maldita...-dije mirando hacia la puerta,no sabia que viviera con nadie,y ese alguien tenia llaves de la puerta...Pero si sus padres habian muerto,quienes eran?

-Cath,cariño,estamos en casa...-escuche de fondo.-Tu tio tiene la culpa,enserio...-por lo visto era la adorable sobrinita de esos dos...

La mire y sonrei,dejando claras mis intenciones.

El manotazo que le propiné para alejar sus manos de rostro la dejó callada, un cambio agradable pero un tanto contrastante con su actitud anterior, lo que no dejaba de resultar un tanto inquietante. La tensión se acumulaba entre ambas por momentos, y yo sentía que se acercaba el momento en el que Oddette se cansaría de las burlas y las amenazas veladas y pasaría a la acción. Solo ella sabía qué era lo que pretendía hacer conmigo, pero yo tenía muy claro que no iba a permitírselo. Como había dicho, antes me quitaría la vida yo misma que dejar que lo hiciese ella. Cuando menos, yo sería más rápida y limpia que la demonio, que seguramente me torturaría largo tiempo antes de decidirse por fin a dar el golpe de gracia. Eso si tenía suerte.

Mi mano derecha estaba enterrada en uno de los cojines, mi preferido. Mis tíos no comprendían qué le veía de especial: era exactamente igual al resto, del mismo tono azul celeste que el sofá. Pero, si sabías lo que estabas buscando, podías advertir una diferencia: tenía una de las esquinas doblada hacia adentro de forma permanente, con un arañazo muy suave justo antes de la doblez. Yo misma había hecho aquellas marcas, para poder distinguirlo rápidamente en caso de necesitarlo. Y es que, en su interior, había escondido una botella de agua bendita y un par de trucos más por si alguna vez los necesitaba tener un repuesto a mano. En aquellos instantes, mis dedos movían lentamente el tapón de la botella, preparándola para cuando fuese el momento de defenderme o de atacarla.

Ese momento llegó antes de lo previsto: mis tíos, que tantos días llevaban desaparecidos, eligieron aquel preciso día para volver. Me moví y ataqué, para acaparar toda la atención de Odette y darles a mis tíos una oportunidad de huir, pero todo el episodio se desarrolló demasiado rápidamente y en silencio como para que lo percibieran. Debilitada como estaba, no pude impedir que me golpease y me tumbase nuevamente de mala manera en el sofá, con el cojín demasiado lejos de mi alcance como para poder intentar nada más. Colocó uno de sus pies en el asiento, amenazadora. Cuando mi tía me llamó, hablando desenfadadamentepara darme una disculpa por aquella desaparición, me lanzó una mirada y una sonrisita que me helaron la sangre.

-¡No! -exclamé.- No por favor. Haz lo que quieras conmigo, pero a ellos déjales en paz.

Que chica mas adorable!Mira que si me daba por sentirme culpable tras matarla....jamas me lo perdonaria...Vale,a quien queria engañar?Iba a disfrutar de lo lindo matandola,descuartizandola y haciendo que sintiera el maximo dolor,que deseara que acabara rapido y sobre todo,que me lo suplicara.Pero todo eso debia esperar,pues ahora la visita que acababa de llegar hasta mis manos era mi prioridad.Esa era otra forma de tortura,por lo visto a muchos humanos les dolia mas ver como sufrian sus seres queridos,mas incluso que sentir el dolor ellos mismos.

-Me encanta como suplicas,pero me resbala,guapa...-sin mas,le di una bofetada dejandola en el sofa y caminaba hasta la entrada,encontrandome de frente con sus tios.

-Hola!ustedes son los tios de Cath?.-dije alegremente con una gran sonrisa en mi boca.Me acerque y les di dos besos a cada uno.Nota mental:lavarme la cara con lejia para quitar el olor a viejo.

-Oh!ella me ha hablado mucho de ustedes,y justo ahora decia lo mucho que le apetecia que los conociera.-siempre que querias ganarte a dos viejunos como ellos,debias parecer educada,y yo,lo hacia muy bien.

-Vamos,que aqui hace frio,y seguro que estan deseando de tomar un te calentito y sentarse en el sofa.-dije mientras les hacia un gesto para que pasaran al salon.Yo me coloque tras ellos.La sesion acababa de empezar.

Me había jurado a mí misma que jamás suplicaría a un demonio, aunque me fuese la vida en ello. Que no tendría que soportar jamás aquella humillación. Pero ahora, con la inesperada e inoportuna llegada de mis tíos, todos mis juramentos caían y se rompían, vacíos de significado. Estaba dispuesta a suplicar, a arrastrarme, a hacer lo que fuera para salvarles la vida. No podía perderlos, a ellos también no. Mi corazón no lo soportaría.

Era gracioso, pero nunca antes me había dado cuenta de cuanto los quería. A menudo solía pensar que solo estaba con ellos por puro trámite, porque el psicólogo me había dicho que no podía pasar por aquello yo sola y que necesitaba vivir con alguien conocido hasta que pasase un tiempo. Pero ahora me daba cuenta de que, de haber querido realmente, ya me habría marchado lejos de allí hacía tiempo, a vivir la vida nómada de un cazador. Y no lo había hecho. Lo cierto era porque no quería dejarles y que les pasase algo malo por mi causa. Siempre que había ido a una misión, me quedaba muy preocupada pensando en si estarían bien sin mí, en si les atacaría alguna criatura o algo semejante, y dejaba todas las precauciones posibles para protegerles en caso de que algo pasase. Y ahora estaba dispuesta a entregar mi vida sin dudarlo un segundo si, a cambio, salvaba la suya.

Pero Odette me ignoró. Tras propinarme un bofetón y dejarme allí tirada, salió del salón para recibir a mis tíos en el recibidor.

Su voz más encantadora llegó hasta mí, que pude escuchar cada una de las palabras de saludo que le dedicaba a mis tíos. Traté de incorporarme como pude, pero pronto me mareé y volví a caer tumbada. Los vi entrar en el salón, impotente, y cómo Odette cerraba la puerta tras de si y se colocaba tras ella.

-No...-murmuré, tratando de retener las lágrimas que pugnaban por escapar de mis ojos.

Argh!Porque siempre tenia que toparme con todas las santurronas de ese maldito y estupido pueblo?Para variar,la mosquita muerta de Cath habia hecho una de esas cosas que me erizaban la peil del asco que daban...habia soltado unas lagrimitas de impotencia,mientras rogaba que no hiciera nada a sus adorable y queridisimos tios,y ella,no sabia que eso solo aumentaba mis ganas de acabar aun mas rapido con ellos.

Estabamos de vuelta,habiamos llegado al salon pero ellos aun no la habian visto,pues estaba tirada en el sofa.

-Oh,Cath...siempre dormida en el sofa...-dije acercandome hasta ella mientras agarraba su cabello y tiraba hacia arriba para que se sentara.Entonces escuche unos sonidos de sorpresa en la boca de su tia y cuando me gire toda sonriente,vi como habia llevado la mano hacia su boca,como si los dientes se le fueran a escapar de la boca.

-Señora,que sensible.-solte entre risas.

-Cath...levantate,han venido tus tios y ni siquiera has saludado.-dije mientras negaba con la cabeza.

Era una situación humillante, la peor de todas las que me hubiese podido imaginar en aquellos días en los que aguardaba la llegada de Odette. Porque, en realidad, desde que Jake me había rescatado de sus garras aquella noche en el bosque, había sabido que aquella perra demoníaca volvería a cumplir lo que no había podido acabar. La intervención de aquel cazador solamente había alargado el sufrimiento de la espera, y empeorado las cosas para mí: si no hubiese intervenido nadie aquella vez, Odette habría acabado conmigo y todo el dolor ya habría pasado, probablemente mucho más rápido de lo que iba a pasar ahora para mí, pues ella estaba ansiosa de venganza y quería hacerme sufrir todo lo que pudiese, lo veía en sus ojos. Además, yo habría sido la única víctima: ahora iba a llevarme conmigo a mis tío, la única familia que me quedaba, junto con Vanessa.

Vanessa, mi hermana gemela. Había tenido tan poco tiempo para conocerla... Al menos ella no estaba en peligro: la zorra infernal que iba a ser mi verdugo no sabía nada de ella. Y me llevaría el secreto conmigo a la tumba. Pero no podía dejar de pensar que la había defraudado: de nuestra familia solo quedaba yo, y ella había removido cielo y tierra para encontrarme por fin. Y, cuando lo lograba, yo era asesinada por un demonio. Lamentaba tanto no haber podido conocerla mejor...

Odette interrumpió bruscamente mis pensamientos agarrándome de los cabellos y sentándome bruscamente en el sofá, para que me vieran mis tíos. Apenas entreví que mi tía hacía un gesto de escándalo y que Odette se burlaba de ella, porque su repentino contacto provocó que algo estallase dentro de mí.

Dolor. Mucho dolor. Fuego que me quemaba por dentro, la mente, inundándome por completo de una luz cegadora. Era doloroso, tanto como aquel primer momento en que mis poderes habían despertado, extendiéndose lentamente a cada fibra de mi ser. Y de nuevo las imágenes comenzaron a llenar mi mente.

-No...no...no...¡NO! -chillé, el rostro contorsionado por el dolor y el esfuerzo por contener la visión.- ¡NO!

A veces no sabia como era capaz de soportar tanta tonteria en una sola persona...debia respirar hondo y pensar en la recompensa final para poder seguir soportando sus palabras y sollozos tan lamentables,y asi fue en este caso.El ver a la cazadora me acabo porduciendo una sensacion de agobio,que tan solo se iria si la mataba,pero suspire,expulse todo el oxigeno del cuerpo,y,seguidamente lo recupere,esta vez,tomando todo el posible para evitar hacer una masacre antes de tiempo.

-Vamon,Cath,aun no te estoy haciendo nada para que te pongas a gritar.-dije a modo de burla,pero entonces me di cuenta de que no era por el simple hecho de que iba a matar a sus tios y ella seria la siguiente,algo mas pasaba.Me acerque a ella,mientras dejaba inmovilizados a sus tios y me coloque delante.

-Es una pena que los que te buscan no van a llegar a encontrarte...-solte sin mas.Sabia que matarla,quizas me ocasionara mas de un problema,pero el gustazo que me iba a dar matandola,no tendria comparacion con nada mas.

Dolía, dolía mucho. Más incluso que aquella primera vez, en el parque. Era mil veces más doloroso que cualquiera de mis otras visiones, pero lo peor era la sensación de que lo más fuerte aún estaba por llegar. Y yo estaba agotada, demasiado para lograr contener aquella maldita visión por mucho más tiempo.

¡No! Tenía que aguantar, no podía rendirme ahora que mis tíos me necesitaban. No podía dejar que mis poderes me tomasen por la brava justo en el peor de los momentos posibles: cuando un demonio sádico donde los halla asaltaba mi casa y tomaba como rehenes a mis únicos familiares vivos, quitando a Vanessa.

Qué difícil era todo, incluso ahora, cuando probablemente estaba a punto de ser asesinada de una forma cruel y horrible por Odette. Me sentía tan cansada que únicamente deseaba que todo acabase ya, que Odette me matase de una jodida vez y así poder descansar y ponerle fin a todo este sufrimiento. Pero las cosas nunca salen como yo quiero.

Apenas era capaz de contener la visión ya: lo poco que percibía de la habitación me resultaba demasiado brillante, cegadora, y no lograba escuchar lo que me estaba diciendo la zorra infernal pelirroja, de pie frente a mí. La visión que me había avisado de su llegada me había robado casi toda la energía, y ahora eso estaba pasando factura. No podía, no podía soportarlo más...

Así que, con un alarido desgarrador, cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás, permitiendo que las imágenes me llenasen por dentro.

Una sala a oscuras, una sala grande parecida a una mazmorra de un castillo medieval. Dos personas reunidas en medio, prendiendo un fuego en el centro de la estancia.
-¿Dónde está? -murmuró una de aquellas figuras, con una grave voz masculina.
Alguien era arrojado bruscamente al suelo, justo frente a las llamas.
-Sé lo que has empezado -de nuevo aquella voz.- No tengo nada en contra. Pero tráemelos. O si no, sufrirás las consecuencias, Odette.

-¡No! -chillé de nuevo, volviendo a la realidad.

Con mi grito, algo salió impulsado de mi interior, provocando que Odette fuese a estamparse contra la pared de enfrente, que las luces reventaran y que mis tíos cayesen sobre el sofá.

-No -repetí, ya sin fuerzas, para después volver a desplomarme sobre el sofá, semiinconsciente.

Vaya,que bien,tenia a una loca y dos viejos en el salon de la casa de la loca.Aquello podia acabar facil,podia matar a la loca,que sus tios vieran todo y que tras dejarlos llorar agusto,irme hacia ellos y con una de las estupidas y horteras figuras de ceramica que tenian en la casa y reventarles la cabeza para despues marcharme agusto de alli,y poder anotarme otras tres muertes mas en mi curriculum infernal.Pero tambien estaba la opcion preferida por mi,matar primero a los tios y que ella lo presenciara todo,al fin y al cabo,eso le doleria mucho mas a una estupida cazadora que tan solo morir...si es que la fama les precedia.

De repente,escuche su voz,mientras yo estaba entretenida con sus adorables y arrugados tios.Me gire y la vi medio en trance,poniendo voces algo graves y viviendo todo aquello.¿Que se habia fumado?Si es que la juventud de hoy en dia...Pero algo capto mi atencion,era mi nombre,ella lo dijo,solto noseque de que iba a sufrir las consecuencias y me acerque a ella.Callate o al menos baja el volumen...,pense y zas! y la estampe contra la pared.

Me acerque a ella y la mire desde arriba,desde luego habia tenido otro de mis desdoblamientos de personalidad,y ahora,despiues de haberla estampado,la estaba ayudando a levantarse.Peor a sus tios no,ellos,que se aguantaran.

-¿Por que has dicho mi nombre?.-pregunte secamente mientras miraba de reojo a sus tios,...ya se sabe,mas sabe el diablo por viejo que por diablo y ellos,eran una especia de momias aunque no en tan mal estado.

Me pregunté, de un modo un tanto vago, qué estarían pensando mis tíos de toda aquella escenita. Debía parecer una loca perturbada o algo semejante, quizás drogada y sufriendo algún tipo de delirio o efecto secundario. Si salíamos de ésta, cosa que no veía probable, iba a tener que hablar largo y tendido con ellos para explicarles la situación. El caso es que no sabía cómo explicarles lo de mis poderes, sobre todo porque yo misma desconocía el origen de los mismos. Vale, tenía algunas conjeturas, pero nada seguro. Y eso no me gustaba nada: si iba a contarles lo que me pasaba a mis tíos, quería ofrecerles el máximo posible de seguridades; si iban a echarme de casa, que era lo más probable, que fuera al menos por algo real y no por una simple posibilidad.

De todos modos, ¿de qué valía preocuparse ahora por algo que quizás nunca llegase a tener lugar? Odette nos mataría a todos, no había nadie cerca para salvarme en esta ocasión, aunque tenía bien claro que si mis tíos podían ser salvados de la muerte, yo moriría gustosa por ellos. Lo único que de verdad deseaba era que nadie más tuviese que pagar por mis actos, por mi culpa. Bueno, eso y saber por qué me buscaba medio infierno antes de morir.

No contaba con ello. Con ninguna de las dos cosas.

Apenas hube salido de aquella dolorosa visión, Odette me estampó contra la pared. No sentí prácticamente nada, solo una leve molestia por el impacto: estaba tan saturada por el dolor que me resultaba prácticamente imposible sentir nada más. Agotada, la contemplé desde el lugar en el que había caído, mirando hacia arriba. Me sorprendió que, de pronto, me ayudase a levantarme y me volviese a dejar de cualquier manera sobre el sofá, donde me quedé ya sin fuerzas para moverme más.

-¿Decir tu nombre? -pregunté, confusa.

¿Cuándo diablos había dicho yo su nombre?

Pero esa tia que se fumaba?Ahora estaba en el sofa,medio aturdida,desorientada o yoquese y me preguntaba que cuando habia dicho mi nombre...si...definitivamente la habia pillado en medio de una sesion de "alegria artificial en forma de hierbas" que no lo podia aguantar.

Me la quede mirando,mientras de fondo escuchaba los grititos de sus tios...Argh!que exasperantes.

-Tu,lo has dicho antes,mi nombre y algo mas...algo de pagar las consecuencias.-dije secamente.Pero para entonces mi interes en el tema se habia empezado a disipar,asi que la deje en el sofa y me acerque hasta sus tios.

-Hola bonita.-dije alegremente,y sin mas,zas!corte en la cara.Corte del que empezo a brotar sangre la cual lami gustosa...lastima que la tipa estuviera algo arrugada,pero bueno,la sangre era la sangre y tenia que pensar en eso.

Di mas cortes,escuchando como gritaban,ella pidiendo socorro,el pidiendo que la dejara en paz,pero los ignore,porque claro,a mi me importaba un rabano lo que quisieran,yo tenia un claro objetivo y sus lamentos no iban a hacer que cambiara de parecer.

-Vamos,guardad algo de dignidad,o la cosa sera mucho peor..no os beneficia para nada que me enfade,asi que dejad esa actitud tan penosa ya!.-dije gritando al final.

Mi vida era un asco. Por completo. Siempre lo había sido, desde pequeña, cuando me comportaba de un modo tan diferente al resto de las niñas de mi edad. Nunca hice buenas migas con las chicas de mi clase, mi única amiga había sido Christine, que comprendía todo lo que yo hacía. Sin embargo, ella siempre se había llevado mejor con los demás, con la gente en general y con las otras niñas en particular, porque ella no era como yo. Tampoco jugaba con las muñecas ni le gustaban demasiado las cosas que se suponía que debían gustarnos, pero ella no decapitaba aquellos estúpidos trozos de plástico, ni escogía colores tan oscuros como yo, o motivos tan siniestros, ni cosas semejantes. Chris siempre fue más neutral, más buena e inocente. Tan buena que murió delante de mis ojos, tratando de salvarme, y mientras su vida se escapaba entre sus labios, su única preocupación fue que yo escapase, que me salvase de aquellos seres. Luego llegó Jeremy, que también me comprendía, que entendía que yo era diferente y no trataba de cambiarme, y tras mostrarme el mundo oscuro de lo sobrenatural y enseñarme todo lo que sabía para defenderme en él, murió a manos de un fantasma al que tendría que haber estado cazando yo misma. Una tras una, las personas a las que yo quería iban muriendo. Uno tras otro, aquellos que me comprendían y apreciaban, caían a causa de la oscuridad. Mis tíos no me comprendían del todo, pero yo les quería y sabía que, en el fondo, también ellos me querían a mí. Y ahora, aquella puta de Odette iba a matarlos. Se estaba entreteniendo en torturar a mi tía, perdido todo su interés en mí ante mi aparente estado de conciencia alterada.

No. No puede ser. No puedo dejar que les haga daño... me dije a mí misma una y otra vez. Tengo que ayudarles...

Sentí que algo de aquel poder de momentos antes seguía en mi interior, si supiese como alcanzarlo y emplearlo...Pero no sabía qué hacer, mientras escuchaba los gritos entremezclados de mis tíos, indefensos como ratones bajo las garras de aquella zorra. Hasta que, al oírla gritar, algo se inflamó en mi interior. La furia inundó por completo mi mente y mi ser, como fuego que recorriese mi cuerpo a sus anchas, creciendo más y más cada vez y alcanzando el lugar en el que se ocultaban mis poderes. Me senté en el sofá, consciente de que ella no lo había sentido, y alcé ambos brazos en su dirección, señalándola con las manos al tiempo que liberaba todo lo que llevaba dentro. La energía la golpeó y la envió contra la pared opuesta, estampándola con fuerza contra la piedra.

-Deja a mis tíos en paz, perra -espeté, poniéndome en pie.