El momento de la verdad (Jess)

La comida había sido una situación un tanto incómoda: ninguno de los dos sabía a ciencia cierta qué decir o qué hacer. Ni siquiera sabíamos qué éramos en aquellos momentos, a decir verdad. Por todo eso, ninguno de los dos debió disfrutar demasiado de la comida, plagada de silencios constantes y de miradas huidizas por ambas partes.

Apenas sabría decir qué comí, en dónde lo hice o si estaba buena la comida; esos detalles quedaron borrados de mi mente mientras salíamos del local, reemplazados por una fuerte ansiedad que me atenazaba el pecho con fuerza mientras nos encaminábamos a la que era mi última posibilidad de convencer a Jess, de mantenerla a mi lado algún tiempo más. Ni siquiera contemplaba la idea de que ella se quedase conmigo para siempre; no, en cuanto supiese la verdad sobre mí y mi vida, y sobre el motivo de su cruel asesinato, Jessica se alejaría de mi lado para no volver, y entonces yo sabía bien que no habría una segunda oportunidad, una última forma de tratar de retenerla.

Me pregunté si de verdad quería retenerla, si era tan egoísta para desear que ella siguiese siempre conmigo a pesar del innegable peligro que eso le supondría. ¿De verdad quería arriesgarme a que de nuevo alguien la utilizase en mi contra, dañándola otra vez?

Además, no sabía cual sería su reacción al contemplar la tumba bajo la que ella debía yacer. Y la incertidumbre aumentaba más y más a medida que nos acercábamos al lugar.

La respiración se aceleraba a medida que nos acercabamos al lugar donde estaba mi tumba.
Intentaba mantener la calma inutilmente y a medida que caminabamos hacia el lugar sentía mas temor.

Para colmo la comida no habia sido todo lo tranquila que me huviese gustado ambos estabamos tan cortados y distantes el uno del otro que apenas hablamos.
Yo queria decir algo, pero las cosas que se me pasaban por la mente era como si muriesen al llegar a mis labios.

Sentía deseos irrefrenables de acabar de una vez, de saber la verdad...
De creer mi teoria de que Sam habia cambiado este tiempo que no nos habiamos visto hasta tal punto de volverse loco y imaginars cosas.

Ahora caminabamos por el cementerio, él andaba delante de mi y yo le seguia dejando unos pasos de distancia entre ambos.
Finalmente Sam disminuyo lentamente la marcha, no fue hasta que me puse a su altura que delante de nosotros se encontraba una tumba con flores.

Parecia que lo habian limpiado recientemente,las flores estabán aun frescas y el lugar gozaba de una limpieza mayor que algunas tumbas que se encontraban cerca.
Eleve la mirada a la lapida donde lei mi nombre y vi una pequeña foto mia en el centro.

No sabia que decir,o que hacer las lagrimas cayerón velozmente por mis mejillas mientras yo caia de rodillas delante de la tumba.

-Es...esto...no...esto no puede ser verdad debe aver algun error.

Alce mi mano para tocar con la llema de mis dedos el nombre y la fecha de la muerte.

Ambos intentábamos mantener una apariencia de normalidad, de tranquilidad a medida que nos acercábamos al lugar. Traté de mantener la calma, para ayudarla a sosegarse, pero lo cierto es que aquella visita no era fácil para ninguno de los dos: ella sufría por saber la verdad, yo sufría por los recuerdos.

Y es que acercarme a aquel sitio me recordaba lo mal que lo había pasado, lo cruel que había sido con Jess. El haberla abandonado cuando más me necesitaba, cuando el mayor peligro la acechaba y yo estaba avisado de ello, aunque me había jurado a mí mismo que nunca nada malo le pasaría, que aunque la caza se hubiese terminado para mí, no permitiría que nada dañase a mi amada, a la mujer más maravillosa del mundo, a la que hacía que cada día fuese brillante. A los días en los que la luz se había apagado y me había dejado en la tiniebla más absoluta, con solo una certeza en la mente, una idea que no podía abandonarme nunca: la había perdido por intentar ser normal, ella no lo merecía...

Y también me recordaba el empeño que me había ocupado, en un intento de compensar lo sucedido: matar al cabrón que lo había hecho, costase lo que me costase. Aquella necesidad de vengarla me había vuelto más ciego si cabe, pero no había sido consciente de ello. Solo había sido consciente de haberla perdido para siempre y de que les haría pagar caro el habérmela arrebatado.

Caminaba delante de ella, la cabeza gacha y los pensamientos fúnebres, en dirección a aquel lugar tan doloroso. Jess iba tras de mí, a unos pocos pasos de distancia; era mejor así, ambos necesitábamos tiempo para prepararnos mentalmente para lo que iba a suceder a continuación.

La dejé adelantarse al llegar al lugar, contemplar la lápida de su tumba con lágrimas en los ojos. Cayó de rodillas y alzó los dedos para rozar su nombre sobre la fría piedra.

Sentí que, de mis ojos, mudas lágrimas brotaban al verla así, junto a su tumba, desconcertada y temerosa. Quería abrazarla, estrecharla contra mi pecho y consolarla, pero no me atrevía a acercarme a ella, no era capaz de moverme del sitio mientras ambos sufríamos de un modo indecible.

Esto era una pesadilla,tenía que serlo...
Estaba en el cementerio frente a una tumba donde estaba inscrita mis iniciales.

Estaba temblorosa y asustada y no sabia que hacer,Sam se encontraba detras de mi,podia sentir su mirada.Y yo le habia tomado por un loco demente.
Cuando todo lo que me habia contado era cierto...
Entonces...¿de verdad ardí en el techo de nuestro piso en Stanford?

Trague saliva como pude,queria hablar pero tenia un nudo en el estomago que no me dejaba decir palabra.

-Sa...Sam...-dije algo temblorosa-¿qué me esta pasado?.

Voltee a mirarle y le vi que estaba llorando en silencio mientras me miraba.
Me levante de aquel lugar aun con mi mirada clavada en Sam corri hacia sus brazos y me abrace a él mientras hundia mi rostro en su pecho...

Es curioso como varía nuestra percepción del tiempo. Éste siempre discurre igual, inexorablemente, sin detenerse nunca ni retroceder por mucho que ese sea nuestro deseo. Un minuto es un minuto, y una hora es una hora. Siempre igual, siempre. En cada etapa de la Historia, con cualquier nombre que fuese. Siempre avanzando.

Y, sin embargo, ¡qué distinto puede parecerle a las personas! Un minuto puede convertirse en horas, y una hora, en apenas unos segundos. Cuanto mayor es nuestro sufrimiento, más lento parece transcurrir, como queriendo recrearse en nuestros tormentos. Y, a mayor dicha, más rápido vuela y nos abandona, arrebatándonos esos instantes de entre los dedos y dejándonos pronto nada más que su recuerdo.

Y allí estábamos, Jess y yo, cada uno sufriendo su propio suplicio, cada uno encerrado en su propio infierno, los dos deseando solamente que aquello se terminase ya, que todo pasase rápido de una, vez enterrados en una espiral de sufrimiento, confusión y culpa...

¿Por qué la había traído aquí, maldita sea? ¿Es qué no le había hecho ya bastante daño para toda la eternidad? Entonces, ¿por qué la había traído, si sabía el daño que le iba a causar, el dolor y la incomprensión que aquella visita le acarrearía?

Por otro lado, ¿cómo no iba a traerla? Si era lo que necesitaba para librarse de su confusión y sus dudas con respecto a lo que había sucedido, ¿cómo iba a negárselo?

-Jess -murmuré, la voz preñada de dolor, sin saber qué contestar.

Entonces se giró, y tuve una visión clara de sus lágrimas, de su incomprensión, de su dolor, todo reflejado en sus ojos azules. Aquellos ojos que yo tanto amaba y que había hecho sufrir...

Y entonces se levantó, su cabello al viento y las lágrimas resbalando por sus mejillas, y se arrojó entre mis brazos. La estreché con fuerza contra mi pecho, acariciando sus cabellos y su espalda, mientras susurraba en su oído:

-Jess...Lo siento, lo siento, lo siento... No permitiré que nada malo vuelva a pasarte...Te quiero.

A veces la vida te parece cruel y retorcida,te pone a prueba de la manera más brutal que te puedas imaginar.Te roba a tus seres queridos,te los arrebata en un suspiro...

Y entonces tienes que sacar fuerzas de quien sabe donde para salir adelante.
Pero cuando la vida te golpea tan duro,de una forma que escapa a tu control
¿qué hacer? ¿cómo ser capaz de salir adelante?.

Eso era lo que estaba viviendo ese día en el cementerio,estaba delante de mi propia tumba,y solo podia ser capaz de pensar que esto tenía que ser una pesadilla y que pronto despertaría en mi cama en Stanford con Sam a mi lado,ambos nerviosos y al mismo tiempo ansiosos por lo que acontecia ese día.

Una sensación de bienestar comenzo a recorrerme donde no era capaz de sentir ningun dolor,pero tan pronto como vino de marcho dejando detras de si un malestar aun mayor que el que sentía antes.
Con mi cabeza retumbandome las palabras de Sam sobre mi muerte una a una.

No podia soportarlo más corri hacia él como una niña pequeña asustada que busca sentirse segura en los brazos de sus padres.
Senti como me envolvia en sus brazos y yo simplemente me quede alli con mi rostro hundido en su pecho hasta que le escuche murmurar aquelLas palabras las cuales incluso en esa situación hicierón que mi corazón latiese aun mas fuerte de lo que ya latia...

No sabia que hacer exactamente o que decirle,estaba completamente bloqueada.
Pero Sam estaba de pie abrazandome fuertemente como si quisiese fundirme dentro de él para de esa forma mantenerme a salvo y yo esataba completamente bloqueada,eran demasiadas preguntas,demasiadas cosas que tenia que saber,y el unico que podia ayudarme en eso era Sam.

Respire profundamente aun con mi rostro apenas separado unos centimetros de su pecho pero el suficiente espacio para poder percibir el aroma de Sam.

-No es culpa tuya,tú me encontraste en el techo no podias hacer nada...
Solo quiero saber que hago aqui,¿por qué me esta pasando esto ?

Sabia perfectamente que indagar en el tema tal vez provocase aun mas dolor en Sam y en mi.Incluso podria provocar que el amor que sentiamos el uno por el otro se apagase,pero no podia fingir que nada estaba pasando y actuar con normalidad,pero tampoco dejaria que la llama se apagase,no mientras pudiese impedirlo.

Volvi a hablar apenas en un susurro,cuando ambos estabamos completamente en silencio dejando fluir todo en nuestras mentes y analizando lo ocurrido hasta ahora.

-Yo también te quiero Sam.

En ocasiones, la vida te pone a prueba de las formas más extrañas y retorcidas que puedas imaginar. A mí me lo había hecho tantas veces, me había golpeado de todas las formas imaginables, que pocas cosas de las que me deparase en el futuro iban a sorprenderme.

Y, sin embargo, ahí estaba. Lo había conseguido de nuevo al devolverme a mi amada Jess. No sabía si era algo bueno, si era un pequeño regalo que la vida me ofrecía, pero sí que intuía que era como una rosa: por encima de su belleza y esplendor, ocultaba unas agudas espinas que se clavarían en mis dedos a la menor oportunidad. De hecho, ya habían comenzado a clavárseme una a una, a través de los dolorosos recuerdos que el regreso de Jessica habían traído consigo, de la incertidumbre de no saber cómo explicarle lo que había sucedido aquella noche, de las lágrimas y de la confusión que todo esto le estaba ocasionando a ella...

Eso era lo que más daño hacía: el verla sufrir una vez a causa de mis actos. ¿Es que nunca iba a dejar de lastimarla? ¿Cómo podía seguir de pie siquiera sabiendo lo mal que lo estaba pasando, y que todo eso era por mi causa? ¿Qué clase de monstruo era yo que seguía vivo mientras le hacía daño una y otra vez?

Entonces todo despareció para mí. Solo estaba Jess, mi deseo de protegerla de todo, su dulce calidez y su perfume junto a mí. La estreché contra mi pecho, deseando ser lo suficientemente fuerte como para impedir que nadie nos separase nunca, que aquel momento no se terminase jamás. Las lágrimas corrieron por mis mejillas sin que pudiese ni quisiese impedirlo.

Escuché sus palabras, aquellas palabras que eran música ara mí, y sentí que casi flotaba. Incapaz de decir nada, incliné mi rostro sobre el suyo y besé su frente, sus ojos, sus mejillas, hasta llegar a sus labios para depositar el más largo y dulce de los besos.

Senti cada caricia de Sam como si fuese una chiquilla que a encontrado su primer amor,un escalofrio me recorrio desde la nuca hasta los pies cuando el fué depositando un beso tras otro hasta fundirnos en uno al llegar a mis labios.
Yo aun continuaba llorando por todo lo que nos habia pasado y tambien por volver a sentir los labios de Sam de nuevo despues de 6 años...
Pensar en eso me creaba muchas dudas acerca de mi objetivo en este mundo y no queria por nada del mundo estropear este momento.
Eleve mis manos para acariciar su rostro y acercar a Sam mas a mi y profundizar mas el beso, acaricie su rostro bajando una de mis manos hasta su pecho recorriendolo suavamente hasta llegar a su cintura donde me detuve,mientas la otra lo jale de la nuca fuertemente hacia mi,preferia morir de nuevo perdiendo la respiración a separarme de nuevo de Sam, y de su calido y dulce beso,la cabeza me daba vueltas me sentia mareada pero se estaba tan bien asi..