Primera clase (Amanda)

Después de haber pasado por su habitación y recogerla, vestirse y irnos con el coche, llegamos hasta el bosque, en el lugar donde haríamos la primera clase.

Me había levantado pronto para estar lista y no causarle una mala impresión ya el primer día. Me vestí con ropa cómoda y práctica (más de lo que yo acostumbraba a llevar, al menos) y me monté con él en el coche para que me llevara al lugar en el que íbamos a entrenar. Su coche me causó muy buena impresión. Era un modelo antiguo que, a pesar de todo, estaba limpio y bien cuidado y me resultó muy cómodo y agradable. También puso un buen acompañamiento musical durante el trayecto: rock clásico. Con eso ya se ganó mi admiración y además consiguió relajarme, pues estaba algo nerviosa. Nos bajamos del coche y nos quedamos de pie, yo expectante a ver qué iba a pasar después.

La vi dentro del coche. Cuando subió estaba bastante nerviosa, se le notaba en sus gestos corporales. Sonreí, y al bajar del coche la mire.

- Esta bien... tienes una mínima formación no??

- Sí, Dean, lo básico lo sé. Estuve bastantes años entrenando a pesar de todo. - le contesté ya totalmente relajada. Lograba tranquilizarme simplemente estando ahí, porque sabía que él tenía bastante experiencia y que podía confiar en él en caso de que pasara algo que no debiera. No me gustaba depender de nadie, aunque si veía que era necesario (como en ese caso) estaba dispuesta a hacerlo sinr echistar demasiado.

Asentí levemente con la cabeza y me gire hacia el interior del bosque.

- Entonces ven.

Camine por los pasos del bosque, con cuidado.

- Por aquí, no hace mucho case un Wendigo. Sabrías averiguar donde estaba su guarida??

Me lo sugirió y yo le seguí, algo intrigada. Supuse que sería por alguna clase de prueba a la que quisiera someterme, pero no dije nada al respecto. Mis sospechas eran fundadas, y me pidió que encontrara la guarida de un wendigo. Me separé de él apenas unos pasos y me concentré en mi alrededor, buscando indicios. Me fijé detenidamente y vi un rastro de sangre seca, que me puse a seguir hasta llegar a una cueva. También había a lo largo del camino marcas de zarpas en los troncos de los árboles y supe que iba bien. Al llegar a la entrada de la cueva me asomé un poco y el olor a decomposición confirmó lo que pensaba.
- Es aquí. - le dije señalando la gruta con un gesto de cabeza.

Sonreí.

- Como puedes saber que es ahí la guarida de un Wendigo, y no de un oso o un jabalí??

Pregunte mirándola fijamente.

- En estos bosques ahí muchos osos.

Me estaba probando, y me gustaba porque me hacía aplicarme al máximo para dar lo mejor de mí misma. Esa era la clase de maestro de la que no me importaba depender. - Pues porque también hay restos de piel en la entrada de la cueva y porque el olor es indudablemente humano. - Por muy asqueroso que resultara, la verdad era esa. - Además, hay algún hueso esparcido por aquí y estoy segura de que a medida que se entre más en la cueva se podría ver incluso un esqueleto de persona. - Añadí finalmente.

Sonreí.

- Es exactamente como dices.

La mire.

- Como hubieras cazado a la criatura?? Y cuales son sus cualidades??

Sonreí yo también, contenta por cómo iba yendo la clase. Me pensé la respuesta a su pregunta unos instantes y después la contesté. - Le habría hecho arder para librarme de él. El Wendigo es una criatura entre humana y bestia que originalmente fue un hombre, pero al probar la carne humana empezó a necesitar más de ella hasta convertirse en lo que es ahora. No deja nunca de tener hambre y siempre anda buscando nuevas víctimas para poder alimentarse. Suelen hibernar en lugares como estos, donde dejan a sus víctimas colgando y vivas para comerlas después. - Contesté de un tirón. A pocos wendigos me había enfrentado yo, pero sí había visto alguno y sabía lo peligrosos que podían llegar a ser.

Sonreí al escucharla, luego negué con la cabeza.

- Los Wendigo son medio bestias medio hombres, pero no se convirtieron por ello. Has confundido una especie con otra.

Sonreí levemente.

- Pero si, tienes que quemarlos para matarlos.

- Vaya, no podía hacerlo todo bien al principio. - dije sonriendo. No me importaba haber fallado, pues estaba ahí para aprender y para lograr ser mejor cazadora a base de errores y esfuerzo. Sonreí con entusiasmo, dispuesta a seguir con la clase. Me quedé mirándole, esperando ver cómo era el siguiente reto que me iba a plantear, pues me estaba interesando mucho la clase y tenía ganas de ver qué era lo siguiente que me iba a tocar.

Le sonreí.

- Volvemos a la ciudad.

Dije, y me encamine hacia el coche.

- Ahora te enseñare a sacar información.

- De acuerdo. - dije sonriendo. Desde que había empezado la clase tenía una sonrisa constante en la cara por lo contenta que estaba. Lo consideré una buena señal. Le seguí y me monté con él en el coche. - ¿Te importa si pongo yo la música? - pregunté mientras miraba la caja donde tenía las cintas y miraba los grupos que tenía. Nuestros gustos eran bastante parecidos, y me gustaba la mayoría de los que tenía.

La mire alzando un poco una de las cejas.

- Depende... Que grupos te gustan??

- Por eso no te preocupes, que al perecer son casi los mismos que a tí. Me encanta el rock clásico y el heavy metal, y viendo lo que tenías por aquí - dije señalando las cintas - había pensado en poner algo movidito para darnos energía. ¿Qué te parece Metallica? - sugerí con la cinta en la mano y una sonrisa de medio lado, esperando que diese su veredicto musical para poder así poner algo de música.

Reí.

- Esta bien, ponlo.

Sonreí y la mire.

- Aun que ahí muchas mas cosas que nos darían energías.

- Sí, ahí tienes mucha razón. - contesté sin dejar de sonreír de manera torcida. Puse la cinta y dejé una canción que me gustaba bastante, Enter Sandman. Era para mí como un chute de energía que me animaba siempre al oírla, por lo que no pude evitar ponerme a seguir el ritmo con pies y manos al sonar los primeros acordes. Noté como él se reía, a mi lado, y eso no hizo sino aumentar mi propia sonrisa. Acompañados por aquella banda sonora llegamos al pueblo, poco tiempo después.

Sonreí bajando del coche.

- Últimamente veo a mucha gente que les gusta esto.

Dije sonriendo levemente.

- Vamos... Nos cambiaremos allí.

- Bueno, será que el gusto en música de la mayoría de la gente se está empezando a adecentar. - Me bajé del coche y le seguí ahsta el sitio donde dijo que nos íbamos a cambiar, intrigada. Tenía en esos momentos verdadera curiosidad por saber cómo ibamos a acabar vestidos, porque yo de este chico me esperaba ya cualquier cosa. Era divertido; siempre me había gustado esa clase de chicos que sorprendían y que sabían entretener.

Nos adentramos en un servició publico, y le tendí un traje con falda por las rodillas, sonriendo levemente. Me cambie, poniéndome yo también un traje.

No pude evitar poner cara de extrañeza cuando vi el traje. No porque no me lo imaginara, sino porque me resultaba difícil verme a mí misma con ropa de ese estilo tan serio y recatado. Me metí también al baño y me cambé rápidamente, saliendo hasta donde estaba él y sorprendiéndome por el cambio que suponía verle con traje. No le quedaba nada mal, pero no le pegaba demasiado. Sonreí. - ¿Y ahora qué? - pregunté con ganas.

- Tu placa.

Le tendí una placa falsa del FBI.

- Bien... Somos agentes del FBI y vamos a sacar información, como lo hacemos??

- Dando nombres falsos e interpretando nuestros papeles. Hay que interrogar a todo aquel que parezca sospechoso sin dejar que ellos sospechen de nosotros. - dije contemplando la placa. Si no nos encontrábamos con nadie que supiera cosas del FBI podían resultar hasta creíbles, aunque una buena interpretación solía ser normalmente la clave del éxito. - Hay que tener tacto con los testigos para que nos digan lo que queremos saber sin llegar a ofenderles y que no lo quieran hacer.

Sonreí.

- Eres buena... No se que quieres que te enseñe, y lo sabes mas o menos todo lo que ahí que saber.