Mil Flores De Cerezos (Damon)

Era un dia bastante nublado, parecia que fuera a llover, asi que decidi salir, era uno de esos dias favoritos para mi estaba feliz sentia que algo bueno aunque raro ocurriria este dia asi que no me lo perderia por nada, decidi ir al parque ya que era un lugar bastante bonito y parecia pacifico.
Llegando ahi note una lluvia de petalos de cerezos que tras unos segundos termino, pero lo mas extraño fue que una flor completa quedo en mi hombro para mi era un buen presagio.
-eres hermosa-dije mirando la flor de cerezo

Un dia nublado y con toda la pinta de que haría a ser un mal día para la caza, salí a "pasear" por el pueblo. Tras llegar al parque me paré. Una chica parada delante de un árbol de cerezo, no se qué miraba...
Olía a... el resultado me sorprendió bastante. Sangre de ángel. Aunque de alguna forma, parecía diferente a Castiel. No dije nada y simplemente me senté en un banco, intentando pasar desapercibido mientras empezaba a mirar el cielo.

Seguia admirando el cerezo, de verdad hacia mucho tiempo que no veia uno, ademas me recordaban mucho lo que fue mi vida cuando alguna vez fui humana antes de saber que era lo que me deparaba mi propio destino.
-Que es lo que debo hacer, seguro que debo hacer lo correcto pero como hacerlo sin herir a los demas-dije sentandome en uno de los bancos del Parque mientras aun sostenia la flor del Cerezo entre mis manos, debia pensar que Haria no podia contradecir ordenes directas, aunque si lo hiciera quizas todo volveria a la normalidad, no sabia que hacer, debia tener un plan o algo para poder salir de aquel dilema un tanto celestial en el que me encontraba

Solté una bocanada de aire, que más bien parecía un suspiro de aburrimiento. No tenía nada que hacer allí y el angelito no me interesaba para nada.
Me levanté del banco y vi cómo observaba esa flor sentada en el banco de al lado. Con una sonrisa burlona, empecé a caminar para irme de allí. No era el primer ángel con el que me topaba en el pueblo.
Paré en seco cuando me percaté de que podría aprovechar el momento. Me giré y sonreí con prepotencia.
-Espero que Dios tenga una misión para mí en este mundo, ahora que ya no soy humano. - dije.

Me puse de pie dejando atras la flor de larbol de Cerezos, habia tomado una desicion, ya sabia lo que iva a hacer, haria lo que a mi me parecia correcto aunque no sabia si le pareceria lo correcto a los demas asi que me detuve a unos cuantos pasos del banco donde habia dejado la flor del Cerezo.
-Vaya debo darme prisa y pensar que debo hacer-dije aun de pie con la mirada al frente cuando note a un chico, el aura que desprendia no era Humana ni tampoco demoniaca, no sabia en realidad que era aquella aura pero me dio curiosidad por averiguar de que clase de criatura sobrenatural se trataba.

La chica se levantó y se puso de espaldas a mí. Vaya, por detrás no estaba mal. Dijo algo que no pude oír del todo bien si no agudizaba el oído. Me acerqué a ella, con sigilo, pero con una pauta de distancia.
-¿Te pasa algo? - pregunté, aunque sinceramente no es que me importara demasiado. - Pareces un poco... desconectada. ¿Tienes que ir a algun sitio? - continué con mis preguntas sin importancia.