Con noticias del cazador (Jake y Sam)

Después del enorme ducha que me había pegado en casa, salí dispuesta a encontrar alguna pista de aquel cazador que me había comentado Jake en casa esa mañana.
Había pasado el día en las tiendas mas concurridas del pueblo, en algunos de los cafés y restaurantes donde iban muchísimas personas a comer y por fin había obtenido una pista sobre el paradero de ese tal Sam Winchester.

Jake me había comentado que esa misma noche nos veríamos en el bar de copas del pueblo, fuera lo que fuera lo que supiéramos de Sam. Así que después de otras breve ducha aquella noche, me dirigí en mi moto allí a esperar a Jake tomando alguna copa.

Me pare frente a la puerta de aquel bar, esperando a que llegara Sam con el que habia quedado esa misma noche para hablar los tres.

Aparqué el Camaro SS en el parking y bajé del coche con desgana. No había conseguido demasiada información útil para ayudarnos con el caso de Nicole, simplemente me había topado con mi peor pesadilla. Esto solo hacía que se complicaran más las cosas.

Cuando me acerqué al bar descubrí que Shady estaba esperando en la puerta.

-Hola-la saludé cuando me acerqué y le di un tierno beso en la mejilla-, ¿Qué haces aquí fuera?-pregunté y seguí la mirada de Shady que parecía estar buscando a alguien.

Jake llego mucho antes que Sam asique senti su beso en la mejilla y le sonrei algo nervios, esperaba que el cazador apareciera y no nos dejara tirados.

- Estoy esperando a alguien Jake - Dije emocionada por fin centrando mi mirada en la suya y le cogí por los hombros. - Alguien a quien necesitamos ambos.

Comenté mientras saltaba contenta pero a la vez algo expectante por que no quería que todo se quedara en la conversación que habíamos tenido en el callejón.

-Yo también traigo noticias-le dije-, aunque quizás no son tan buenas como esperabas.

No estaba muy seguro de cual sería la reacción de Shady cuando le contara lo del demonio pero debía hacerlo antes de que se llevara una sorpresa. Me acerqué a su oído y le susurré:

-Está aquí-me aparté de ella despacio y la miré a los ojos para que ella me leyera la mirada. Estaba claro el horror y la desesperación que habían en ellos.

Me quede helada al oír esas palabras, en otro momento no hubieran significado nada para mi pero ahora, ahora eran mas que esenciales para saber que el demonio que tenía a mi hermana, estaba en el pueblo.
Mi rostro palideció en un momento y lo mire a los ojos intensamente.
- Lo dices en serio? La has visto? - Esas y muchas preguntas mas salían de mi mente directas a la boca pero frente en seco y esperé a estar dentro.

-Si pero, recuerda que es el cuerpo de tu hermana poseído por un demonio. No es ella realmente, y eso puede utilizarlo en tu contra, nunca te dejes engañar por un demonio.

Me apoyé en la pared y miré alrededor para evitar el tema. Quizá este no era el momento y el lugar para ello, así que sería mejor esperar a estar en un sitio seguro. ¿Seguro? ¡Ja! Habiendo demonios no hay ningún sitio que sea seguro.

-¿Y a quién esperamos exactamente? -pregunté ambiando de tema.

Me tembló un poco el labio inferior al decirme todo aquello, cada vez tenia mas miedo dentro de mi cabeza y si algun dia me encontraba con un demonio, si es que lo reconocia como tal, ya no sabia como actuaria.

Luego el se apoyo en la pared y lo mire cuando me pregunto medio sonriendo sin realmente están contenta despues de la conversación anterior - Sam Winchester.

Una sonrisa se desdibujó en mi rostro y Shady se dio cuenta enseguida de ello, pues la admiración que yo tenía hacia los Winchester no tenía precio. Ella no estaba al corriente de todo lo que yo sabía sobre ellos pero si sabía lo suficiente como para darse cuenta de mi obseción. Estaba deseando conocerlos como cazador que era.

-Pues, será mejor que esperemos. Seguro que no tarda en llegar.

Al final llegaba tarde, pasando unos diez minutos de la hora acordada, según me anunció mi reloj. Esperaba que Shady y el chico al que me iba a presentar, el otro cazador, no se molestasen por mi tardanza ni pensasen que le había dado plantón.
Lo cierto era que, tras la charla con ella, había ido dando algunos tumbos por ahí, en busca de mi hermano, para al finar decidir que no iba a contárselo todo de encontrarlo. Así que, mientras las horas pasaban, el efecto del café se había disipado y el sueño me había vencido en el sofá mientras veía la tele sin fijarme demasiado en lo que emitía, despertándome justo unos quince minutos antes de la hora de la cita. Me había arreglado a toda prisa y había cogido un par de cosas esenciales sin las que nunca salía por si pasaba cualquier cosa (algo habitual en mi vida).
Llegué, medio a las carreras, y me puse a buscar la cara de Shady, hasta que la vi apoyada en un lado junto a un hombre que supuse que sería el novio de su hermana.
Me acerqué a ellos como pude entre el gentío.
-Buenas noches, siento la tardanza -me disculpé.

Sonreí al ver la cara de Sam entre la gente que se acercaba al bar aquella noche, deberían tener algo preparado especial porque no era normal tanta gente allí.
- Hola Sam - Dije mientras le daba un beso en la mejilla, algo que solía hacer con la gente que conocía - Gracias por venir, este es Jake Tayler.
Comente mientras ellos dos se saludaban con un saludo estrechando las manos. - Entramos dentro chicos?

Cuando el supuesto Sam se acercó a nosotros me decepcioné un poco, tal vez porque esperaba ver a un cazador robusto y de semblante serio, pero parecía ser todo lo contrario. Aún así, no dejé de sonreír como un tonto, pues mi admiración por él aún no había decaído.

-Encantado, Sam-le dije mientras estrechaba su mano.

Shady propuso que entráramos y sin añadir nada más lo hicimos. Nos sentamos en una mesa situada lo más alejada de la barra y de la zona del billar. Cualquiera que nos viera pensaría que somos unos simples amigos que venimos a buscar un poco de intimidad y buen ambiente para charlar, cosa que no era cierta, ojalá no tuviera que nombrar más a ese demonio.

-Bueno Sam-me apresuré a decir-, he oído hablar de ti y de tu hermano por tus hazañas e imagino que estarás muy solicitado por ello. Los cazadores no hacen más que hablar de los Winchester-me acerqué a él para poder bajar un poco la voz-, entre tú y yo, yo creo que están celosos-reí.

Shady me dedicó una sonrisa y me dio un beso en la mejilla nada más acercarme a ellos. Aquello me sorprendió un tanto, ya que solo nos conocíamos de aquella mañana y por intercambiar un par de frases.
-Dije que vendría -respondí, devolviéndole la sonrisa.
Estreché la mano del cazador desconocido, al que por fin podía ponerle nombre y cara.
-Lo mismo digo, Jake.
Así, a simple vista, no parecía un cazador obsesionado con la caza ni nada parecido, incluso hasta cierto punto tenía aspecto de buen tipo. Me pregunté por qué había detectado aquella leve decepción en sus ojos apenas unos segundos cuando me miró por primera vez, y supuse que se habría hecho alguna idea predeterminada sobre mi aspecto o algo semejante.
Bueno, era comprensible en ese caso, ya que no era precisamente el tipo de cazador robusto, fuerte y siempre preparado para la acción. No, mas bien en ese arquetipo encajaba mejor Dean, a quien al final no había podido localizar.
Los seguí a ambos al interior del abarrotado local, y cuando nos sentamos escuché un una sonrisa lo que Jake me contó.
-No creas, no tanto. No solemos encontrarnos con otros cazadores, a decir verdad, y cumplimos encargos un poco en todas partes -reí.- Bueno, no sabía que éramos tan conocidos, la verdad.

Caminamos dentro después de las presentaciones y nos sentamos en una mesa algo apartada y bastante oscura del local. Entonces Jake fue al grano directamente con Sam cosa que me hizo gracia. Le notaba algo nervioso en la forma de hablar.
- Yo, si te sirve de consuelo, no sabía nada de los Winchester hasta hace un par de días.
Dije mientras miraba hacia un lado como venia la camarera enseguida a tomarnos nota. ¡Aquella camarera, NO! Era la misma que seguía todos los movimientos de Jake cada vez que entraba en el Bar. Eche la espalda hacia atrás relajándome lo suficiente y la sonreí algo provocadora. - Yo quiero una cerveza - Pedí mientras miraba de nuevo a mis compañeros de mesa.

La camarera se acercó a nuestra mesa. No habíamos tardado ni dos segundos en sentarnos y ya estaba atenta a nosotros.

-¿Y los chicos guapos que desean?-dijo ella con aire sensual.

-Para mí una cerveza-le contesté.

-¿Nada más?-insistió ella.

-Nada más-puntualicé.

-¿Y aquello que teníamos pendiente tu y yo?

-Seguirá pendiente-le corté.

Entones, miré a Sam y mi mirada se lo dijo todo. Estaba muy harto de esa camarera, no hacía otra cosa que flirtear y por alguna extraña razón parecía tener mucha atracción por los cazadores; aunque ella no supiera lo que eran.

-¿Qué vas a tomar, nene?-le preguntó la camarera a Sam intentando disimilar su enfado hacia mí.

Sentados en una mesa casi oculta en un rincón del local, los tres hablamos sin preocuparnos demasiado porque alguien escuchase lo que decíamos de los cazadores. Al fin y al cabo, estábamos bastante alejados del resto de la gente.
Shady le lanzó una mirada divertida ante su nerviosismo.
-Bueno, es un alivio saber que no todos nos conocen -bromeé, medio en serio.
No tenía ganas de ser famoso, ni hablar.
La camarera apareció como por ensalmo, aduladora con Jake y conmigo, El coqueteo con él me pareció muy descarado, sobre todo teniendo en cuenta la presencia de Shady que, aunque no fuese su novia, bien podía serlo.
La cara de hastío de Jake me causó algo de gracia, ya que no era habitual en un cazador el hartarse de ser acosado por una camarera sensual como aquella.
Bueno, a mí no me haría ni pizca de gracia, pero para Dean seguramente fuese un sueño.
-Otra cerveza -repuse, sin mirarla.

Vi todo aquel espectaculo de la camarera hacia Jake y un punzada de celos se me clavo dentro. Pronto gire la cara mirando a Sam de nuevo para que en cuanto la zorra de la camarera se fuera, pudieramos hablar tranquilos.
- Jake, ya le conte un poco por encima a Sam todo el tema de "mi hermana" - dije haciendo signos de comillas con mis manos - Y esta dispuesto a ayudarnos... Pero debeis hablar ambos sobre el tema - Dije convencida de que yo no pintaba nada en su proxima conversacion, de la cual no me enteraria de nada, pero necesitaba estr alli, saber algo mas de mi hermana y del demonio que la tenia prisionera.
Al cabo de unnos 3 o 4 minutos aparecio la maldita camarera para servirnos las bebidas y agarre rapido la cerveza para beber el primero trago.

Agarré mi cerveza y bebí hasta dejarla a la mitad, este tema me dejaba bien seco. La camarera a pesar de que ya había servido las bebidas se quedó de pie mirándonos.

-No queremos nada más gracias-le dije mirándola fríamente. Si hubiera sido otra persona quizá la hubiese tratado de otro modo, pero después de los encuentros con ella, comenzaba a asquearme.

Ella frunció el seño y apretó los labios desafiándome, igual se pensaba que estaba irónico esta noche. Arqueé las cejas y la miré seriamente, no iba a repetírselo. Ella pareció al fin captar mi mirada y se marchó meneando las caderas descontroladamente.

-Bueno, a lo que íbamos-me dirigí a Sam-. Esta mañana me he topado con una puta de ojos negros utilizando a mi novia como recipiente. ¿Qué cómo salí victorioso?-hice la pregunta yo mismo-. La muy zorra solo quiere hacerme sufrir por diversión y lo peor de todo es que se está saliendo con la suya. Me ha dicho que iría a trastornar a más víctimas, pero no sé cuándo.

La fuerza se me salía por la boca cada vez que hablaba de ese demonio. No solo me había hecho la vida imposible sino que acababa siempre con la vida de la gente que más me importaba. Esta vez, sabía que tendría a Sam de mi lado.

El episodio de la camarera buscona aun no parecía haber terminado, por lo que advertí al ver la expresiones de ambos. Me divertía el advertir que Shady se ponía celosa cuando la mujerzuela se aproximaba en lo más mínimo a Jake. Curioso.
-No os preocupéis, os ayudaré. Pero necesito más datos que los pocos que me ha ofrecido Shady, Jake.
La tipa volvió a traernos las bebidas, de las que los tres tomamos un buen trago en silencio, y ella no se fue hasta que Jake fue bastante seco con ella. La verdad, empezaba a caerme pesada, la chica.
Asentí, mirando al cazador y atendiendo a lo que me contaba.
-¿Hace mucho que te persigue ese demonio? ¿Tiene nombre? -inquirí, en tono bajo.
Lo que me contó me recordaba a Azazel, tanto tiempo persiguiendo a mi familia solo por mí, matando a mi novia y a mi madre, y en el pasado a mis dos abuelos e incluso a mi padre.

Shady se quedó observándonos en silencio mientras escuchaba nuestra conversación. Ella quería llegar al final de este asunto tanto como yo.

-Verás, ese demonio me ha estado siguiendo desde que tengo uso de razón. Cuando era muy pequeño poseyó a mi padre y mató a mi madre y a mi hermana; por alguna extraña razón, me dejó vivo. Aún cuando pensé que todo había terminado, algo me empujó a seguir buscando a mi padre, eso me hizo convertirme en un cazador-hice una pausa para beber un trago-. Cuando aprendí a enfrentarme a los demonios y me sentí preparado para vencerlo, fue cuando conocí a Nicole. Parecía que al fin podía tener una vida normal, que podía ser normal y dejarme de cazas-miré a Sam y denoté en su mirada que parecía comprenderme-, pero estaba equivocado. Volvió a aparecer para llevarse a Nicole y matar a mi padre ante mis ojos...

Suspiré para ordenar bien mis pensamientos antes de continuar. Recordar la historia una y otra vez no era demasiado agradable, pero tenía que ser fuerte si quería encontrarla.

-…Su nombre es Lestat, un demonio de ojos negros dispuesto a matar todo aquello que sea importante para mí. Le encanta torturar a las personas matando a sus seres queridos, e intuyo, que ahora mismo estára haciéndole la vida imposible a otra víctima más.

Volví a darle un trago a la cerveza hasta vaciar la botella por completo. Cuando la dejé en la mesa, el choque sonó más fuerte de lo que hubiera querido.

Volví la mirada hacia Shady para asegurarme de que no le había contagiado mi decaído estado de ánimo, pero ella parecía estar igual de afectada al escuchar la historia de mis labios. Ya no sabíamos qué hacer al respecto, solo nos quedaba Sam.

La estúpida volvió de nuevo a traernos las bebidas y sonreí maravillada por la contestación que le pegó Jake para que se diera por aludida.
Luego me apoye en el respaldo del sitio donde estaba sentada y bebí mi cerveza satisfecha para centrarme en la conversación que estaba apunto de mantener Sam y Jake sobre el demonio de mi hermana.
No había caído en preguntarle si tenia nombre, no sabia que los demonios pudieran tenerlo. Pero hoy me enteraría de todo lo que no había preguntado en su momento. Entonces Jake contó toda la historia, con pelos y señales y al recordar todo lo que había sufrido, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Lo mire fijamente mientras terminaba y luego guió su mirada hacia mi.

No era agradable para ninguno de los dos el relatar aquella historia de tormento, especialmente para Jake, y yo me sentí algo culpable por tener que hacérselo revivir. Le dejé contármelo a su manera, sin interrumpir con preguntas que solo alargarían un poco más el sufrimiento de su narrador.
Recogí mentalmente todos los detalles de la historia que pude y que pudiesen llegar a ser de utilidad. Mis ojos, fijos en sus rostros, mostraban la comprensión que sentía hacia Jake.
En cierto modo, ambos habíamos pasado por cosas muy semejantes: ambos habíamos sufrido la persecución de un demonio que, por algún motivo, sentía un interés siniestro por nosotros; nuestras familias habían sido destruidas por ese ser, que nos había convertido en lo que ahora éramos; y, por último, había dañado a la mujer amada, aunque en su caso esperaba que pudiésemos salvarla, incluso aunque tuviese que emplear mis poderes mentales para extraer a la alimaña de aquel cuerpo.
La diferencia entre ambos radicaba en que Azazel me había explicado hasta cierto punto por qué iba tras de mí, y había matado directamente a mi madre y a mi novia quemándolas en el techo de mi cuarto, y a mi padre lo había matado y enviado al infierno.
Cerré los ojos en el breve instante en que ambos cruzaron una mirada, y apreté las manos con fuerza en torno a la cerveza, de la que di un nuevo trago.
-Lestat...¿Cómo de poderoso es? Quiero decir, ¿sabes el grado que ocupa en la jerarquía infernal?
Pensé un momento en silencio.
-Está interesado en ti...¿Sabes si tus padres o algún otro familiar pudo tener alguna clase de relación anterior a...bueno, a lo que pasó? -inquirí, con los ojos fijos en la luz que se reflejaba en el cristal de la botella.

No tenía ni la menor idea de cómo contestar a su pregunta, me había cogido con la guardia baja. ¿La jerarquía de los demonios? Ni si quiera sabía que eso existiera. La verdad es que no había tenido la ocasión de toparme con demasiados demonios, quizá ese fuera el hecho de que apenas encontrara la pista de esa condenada. No estaba muy seguro si realmente me asustaba el hecho de que estuviera en una jerarquía o si simplemente me frenaba el hecho de que el cuerpo que estuviera utilizando fuera el de Nicole.

-La verdad es que no sé el nivel que tiene ese demonio, solo sé que tiene una buena lista de muertes a su espalda y que a mí no me tiene en ella.

Cuando ocurrió todo yo era demasiado pequeño como para darme cuenta de si mis padres tenían o no relaciones con demonios, la verdad es que nunca vi nada raro en mi familia. Mi padre trabajaba y volvía a casa todos los días, nunca hizo grandes viajes ni le vi armas escondidas en ninguna parte. No creo que hubieran sido cazadores ni nada por el estilo. Creo que simplemente este demonio escogió al azar a un humano para torturarlo y jugar con él, y me ha tocado ser el conejillo de indias.

-No creo que mis padres sepan sobre la caza, por lo que yo recuerdo nunca vi nada raro en ellos-finalicé.

Supe, por la expresión de su rostro, que mi pregunta le había cogido de nuevas. Bueno, no era el primer cazador, ni sería el último, que creía que los demonios no tenían una estructura. No era una estructura rígida y bien organizada como la de los ángeles, pero estaba ahí y los de más poder solían presumir de ella y beneficiarse de su posición.
-Bueno, si ha matado a tanta gente como dices entonces debe ser bastante poderoso -razoné.- ¿No ha intentado cazarlo ningún otro cazador, que tú sepas?
Se quedó pensativo un rato, seguramente tratando de decidir si sus padres eran o no eran cazadores o si tenían alguna clase de tratos con criaturas de los infiernos.
-¿Cuántos años tenías la primera vez que os atacó? -pregunté.
Su respuesta no me convencía del todo, no por falta de sinceridad si no porque yo mismo había vivido la vida de un cazador, siempre de un lado para otro, con objetos ocultos por casa y demás mentiras, y no lo había averiguado hasta que había empezado a sospechar y le había robado a papá su diario de criaturas malignas. Había obtenido la confirmación de todo de boca de mi hermano unas navidades, cuando John había faltado, y como resultado me había enfadado un poco con él y le había regalado a Dean el colgante que originalmente iba a ser para él.
Una sonrisa melancólica se extendió por mi rostro al recordarlo, junto con la confirmación de que quizás Jake fuese hijo de cazadores sin saberlo.

Pensé durante unos segundos su pregunta. La verdad es que poco había averiguado de ese demonio, me sentía un poco inútil respecto a eso. Después de tantos años y el demonio sigue riéndose en mi cara.

-No conozco a ningún cazador que haya hablado de ese demonio, aunque… sé que usa más nombres, quizá también esté torturando a otros cazadores. No lo sé.

La verdad es que se me pasaban miles de ideas por la cabeza, pero todas eran tan irreales, tan absurdas que ninguna me convencía. Me podría haber hecho miles de suposiciones que probablemente no hubieran servido para nada.

Sam volvió a hacerme otra pregunta. Parecía saber de lo que hablaba, tenía seguridad y se le veía muy inteligente. Mi admiración por él fue en aumento.

-Tenía siete años cuando mi padre fue poseído por ese demonio. Estábamos en mi casa cuando mi padre llegó de trabajar. Su aspecto era totalmente normal aunque, desde un principio, supe que algo raro le pasaba. Entonces fue cuando ocurrió todo…

Me callé, no quería dar más detalles de aquel momento, o tal vez, no podía.

Asentí, pensativo. Más de un nombre, eso significaba que o bien no quería ser demasiado conocido o bien no podía serlo por algún motivo.
-Bueno, quizás sea como tu dices. Lo que me has contado dice mucho de él...¿Dónde te lo encontraste la última vez y dónde fue?
Seguí reflexionando sobre sus palabras bastante rato y dándole vueltas al asunto.
Podía ser cosa de un demonio que buscaba una víctima concreta, atormentarla sin ningún motivo, pero la idea era extraña para mí.
Normalmente lo hacían por alguna causa más o menos definida, como por ejemplo prepararles para algo...o por la venganza que alguien había solicitado sobre esa persona.
Pero con siete años, ¿qué daño podía haber hecho él? ¿Quién querría hacer semejante maldad?
Negué con la cabeza con suavidad. No tenía respuesta, y tal vez ahí estuviese la clave de todo.
-¿Hubo augurios en ese tiempo?