I don´t care(Amanda)

No me importa.Nada,nada en absoluto,asi que el matar a ese estupido vagabundo que estaba en la acera de enfrente no iba a ser la excepcion,para nada,pues segun mi opinion,no tiene por que haber una excepcion que confirme la norma,pues si hay excepcion,no hay norma.

Cruce la calle sin mirar demasiado a los lados,porque en realidad poco me importaba que el coche de una pija pasara por encima de mi,es mas,me encantaba verles la cara de asombro cuando me levantaba intacto y caminaba con mi sonrisa de cabron hacia ellas,directo a matarlas,pero esa noche no tuve suerte,pues ninguna se topo en mi camino.

-Amigo,tienes una moneda?.-dijo con ese tono de voz tipico de los alcoholicos que ruegan por una moneda para comprar un carton de vino y hacer que su repugnante existencia fuera tan solo una minima parte mas decente y llevadera.

Negue con la cabeza,yo era superior,el no lo sabia aun,pero gracias a mi,su asquerosa vida iba a acabar pronto,lo iba a dejar seco,me iba a beber su sangre muy gustosamente y abandonaria su mugriento cuerpo cerca de algun contenedor que hubiera a pocos metros.La historia de siempre,pero siempre la disfrutaba,cada vez que arrebataba una vida me sentia mas vivo,algo contradictorio,pues llevaba unos pocos años mas muerto que una estatua y mas frio que el marmol,pero mi cerebro seguia bastante vivito,y las ideas que tenia eran cada vez mejor.Ahora,ahora estaba recuperando el tiempo perdido en el que me empeñaba en salvar las vidas que podia,llegando incluso a matar a vampiros como yo.Si,en realidad,desde mi cambio,tambien me habia cargado a mas de uno...bueno y a mas de dos,tres...veinte...pero por distintas causas,ahora no era para salvar a nadie,sino para que supieran quien mandaba,para ganarme respeto y la fama que me precedia.

-No tengo monedas,pero tengo esto.-dije.El tipo elevo la mirada fijandose en mis manos,que no le mostraron nada,pues la sorpresa estaba en mi boca,eran mis dientes que habian hecho acto de presencia en milesimas de segundo.

-Joder,pero...-dijo mientras intentaba levantarse,en vano,pues sis piernas temblaban a causa del miedo,el alcohol y del mono que estaba llegando a sus sistema nervioso.

-Guarda algo de dignidad,anda.-dije con algo de asco y superioridad.Me agache para agarrar sus ropajes y elevarlo hasta mi altura,negue con la cabeza debido a su olor y clave mis dientes en si piel.Sorbi la sangre,que,olor a perro mojado a parte,el sabia bien.La saboree y cuando no quedo nada,tire el cuerpo al suelo,con parte de mi sed saciada.Sonrei de medio lado al ver el cuerpo inerte y le di una patada.

-Bon voyage,basura.-dije,y agarra una de sus piernas para llevarlo hasta un contenedor que habia a unos diez metros,a la salida de un pub.

Me sacudi las manos y me coloque la ropa.Listo para mas diversion.Sali donde volvia a haber mas luz y pase por al lado de una chicas,si,las tipicas que enseñan mas de lo que tienen para llamar la atencion de los chicos.Mala suerte,yo no era un chico.

Cuatro años. Cuatro largos años desde aquel momento en el que por fin había conseguido sacar a la luz la parte de Nikki que tanto me gustaba y me asustaba a partes iguales: Sikki. Cuatro años desde aquella noche en el club Wheels en el que habíamos hecho nuestra primera masacre juntos, masacre que con el tiempo se vio superada una y mil veces, cada vez más en cada uno de los encuentros que no habíamos dudado en seguir manteniendo. Y mi vida se limitaba prácticamente a lo mismo siempre: beber sangre (de demonio o de humano, no le hacía ascos ya a ninguna), matar en grandes cantidades, acostarme con tíos en grandes cantidades (porque sí, parecía que hacerlo todo a lo grande se había convertido en algo propio de mi nueva naturaleza) y limitarme a disfrutar del momento que me tocara vivir en cada instante. ¿Aburrido? Bueno, al final de pura rutina se acaba haciendo monótono, incluso aunque tu rutina se base en hacer lo que te plazca más en cada momento, y por ello había vuelto a algo que, de nuevo, hacía cuatro largos años que no hacía: caminar sin rumbo por las calles de Townhidden a ver qué tenía que ofrecerme aquel pueblucho en el que llevaba ya tanto tiempo, sin aparentes intenciones de irme de allí.
La noche había salido como solía, oscura y algo fría, ideal para una buena matanza acompañada de bebida de sangre, o algo así. Me apetecía variar un poco con respecto a lo que ya sabía hacer con una maestría admirable, fruto de los años de práctica y de mi falta de escrúpulos a la hora de aplicar mi sed de sangre. Me vestí con lo primero que pillé, que como venía siendo habitual era la ropa más descarada posible. Bueno, en mi defensa decir que me importaba más bien poco lo que las viejas puritanas tuvieran que decir respecto a mi aspecto cuando a mí misma me daba bastante igual qué ponerme. Total, que terminé con unas botas de motera y un vestido corto, todo cubierto por una chaqueta de cuero. Parecía cualquier cosa con esas pintas, la verdad.
Salí de mi pequeño piso, adquirido en el momento en que estuvo claro que no tenía demasiadas intenciones de moverme de Townhidden, al menos en una larga temporada, y bajé a la calle, arropada por el abrigo de la oscura noche que hacía en ese momento. Mis pasos eran errabundos totalmente, porque no pensaba en el camino que quería seguir sino más bien no pensaba en nada demasiado claro y determinable con una palabra. Si hubiera alguna que pudiera definir lo que me invadía sería o apatía o simplemente sed, la misma que me había tocado experimentar desde, de nuevo, hacía cuatro años. Era algo tan común en mí que ni me extrañaba de sentirla en cualquier momento, aunque la verdad era que a veces me hacía sentir y ver cosas raras, como por ejemplo aquel chico con aspecto duro y frío que caminaba por la calle y que estaba, la verdad, bastante bien. Ah, no, espera, que de verdad está dirigiéndose al otro lado de la calle y no es mi mente que me juega malas pasadas. Oops, fallo mío.
Un mendigo se le acercó, y yo seguí observándolo todo desde la distancia, atenta. Algo en él no era normal, no podía serlo. Un humano cualquiera no se mueve con semejante elegancia sobrenatural, ni destaca en la noche del mismo modo que él lo hacía. Un vampiro, comprendí, y al verle acercarse a aquel hombrecillo con brusquedad y cogerle de la ropa para morderle en el cuello vi confirmada mi sospecha. En cuanto acabó con su pequeño festín arrojó el cuerpo y lo llevó a un contenedor. Estaba lejos de él, pero aún así podía ver más o menos lo que hacía. La curiosidad, sin embargo, quiso que me acercara a él. Quien dice curiosidad dice libido a tope y atracción por el olor a sangre que, gracias a mi sed, lograba percibir. Salió a la luz y se encontró con el típico grupo de chicas-putón verbenero que le mostraron su mercancía gratis, sin tapujos, y él no se esforzó en prestarles atención. Muy bien, vampirito.
Caminé en su dirección, ignorando las protestas de aquellas a las que él había desdeñado, y continué siguiéndole durante un tramo, yendo por detrás de él. Al final, claro, me cansé de aquella manía persecutoria y más cuando sabía que él me había percibido hacía un buen rato. Por eso me detuve en una de las calles, cuyo nombre ignoraba y ni siquiera me importaba, y para mi sorpresa él se detuvo también. Interesante. - Una buena noche para un festín, aunque la sangre de mendigo no es un plato demasiado exquisito para alguien como tú. – le dije, cruzándome de brazos y mirándole con curiosidad. No todos los días se encontraba una a un vampiro guapo.

Estudie a las chicas,pero eran demasiado estupidas como para captar mi atencion.Vale que si las hubiera encontrado a ellas antes que al vagabundo,las habria catado a conciencia,porque a parte de haberles chupado la sangre,podia haber pasado un buen rato con los tres putones que iban haciendo sonar sus tacones y aquellas risitas incordiantes que me estresaban.Pero no,mi sed estaba algo mas controlada que media hora antes y podia pasar sin tener que aguantar como me estudiaban con la mirada,como sus ojos se posaban en mi entrepierna y como intentaban que me las tirara a las tres a la vez.A veces preferiria tirarme una monja a aquellos proyectos de mujer que habia por las calles.

-Toma,te servira.-dijo una de ellas tendiendome una tarjetira con su numero de telefono.Lo raje en su cara y lo tire al suelo.

-Creo que no.-añadi,y sin mas me di la vuelta y comence a caminar,no sin escuchar durante bastantes metros sus "piropos" hacia mi,en los que como poco me llamaba misogino.Pase de ella,de su voz y se su sangre,porque estaba seguro que si la probaba acabaria con ina indigestion del quince.

Llevaba tiempo notando un olor y unos pasos demasiado constantes a mis espaldas,pero por el aroma sabia que no era cazador ni nada de eso,no olia a metal,a sal ni a ninguna de las cositas que les acompañaban siempre para acabar con vampiros licantropos o lo que fuera que ellos ocnsideraran que debia morir en esos momentos.Olia a chica,pero no a chica normal,lo sabia.No dije nada,simplemente segui caminando con una media sonrisa en mi cara...Vaya...ahora hasta me seguian,debia estar mas bueno de lo que pensaba.

Finalmente se paro y metros mas adelante yo hice lo mismo.Pare en seco y me volvi.Vaya,era una tia guapa,con los ojos claros y un tono de piel mas parecido a mi que a ese bronceado artificial que llevaban las de antes.Solto aquello y no pude evitar esbozar una sonrisa.Di un par de pasos hacia ella mientras hablaba y comentaba lo que habia dicho.

-Tienes razon,un vagabundo no es demasiada calidad para mi.-chica lista,ya sabia que yo era un vampiro,asi que estaria metida en ese mundo hasta el cuello.

-Una chica como tu,si que seria un buen manjar,verdad?.-dije parandome frente a ella aun con aquella sonrisa en mi cara.La verdad es que a ella daria gusto clavarselos hasta el fondo,pero algo me decia que no se iba a dejar asi como asi.

-Pero creo que no estas aqui para que te enseñe las formas que tengo para dejarte seca,verdad?dije ahora dando un par de pasos atras y mirandola arqueando una ceja.-¿Que quieres?.-añadi secamente.Si tenia algo interesante seria su noche de suerte,pero si no,mas le valia que no se interpusiera en mi maldito camino

Una sonrisa iluminó su rostro, espectralmente atractivo a la luz de la luna y de las farolas que iluminaban la calle en la que nos encontrábamos, más cercana a un callejón que a una amplia avenida. Pero ¿qué me espero? Esto es Townhidden y no Manhattan, milagros los justos. Y en cuestión de urbanismo, este pueblucho tiene mucho...qué digo, muchísimo que mejorar. Se acercó un poco hacia mí, apenas un par de pasos que aún así me permitieron darme cuenta de la principal razón por la que me atraía, presente en mí como algo grabado a fuego en mi código genético, o algo así. El chico en cuestión tenía aspecto de rockero. Sí, solamente con esa clase de pintas ya podía considerarme atrapada en sus redes, porque mi historial de ligues e historias sentimentales medianamente serias (patéticamente pocas, de hecho, porque sólo había habido un chico lo suficientemente importante en mi vida como para haber sido algo más que un follamigo, como era habitual en mí, o incluso un ligue de una noche, y ese chico había sido James) lo dominaban aquella clase de hombres, siempre dentro de su propio estilo pero siempre agrupables dentro de la categoría de músicos o al menos de aspecto similar a ellos. Y como él no era ninguna excepción lo llevaba bastante claro. Joder, ya notaba cómo mi mente se planteaba las mejores maneras de acercarme y conseguir acostarme con él en aquel callejón, peor aún así me contuve. Ni siquiera desde mi transformación, o lo que fuera que Odette había hecho conmigo, estaba tan desesperada como para dejar de lado el ser medio civilizada, así que lo mejor sería comportarme de una manera medianamente adecuada. Eso tendría mejores resultados que el simple ser brusca.
Me dio la razón en el tema del vagabundo, y me dijo que si una chica como yo sería un manjar mejor. Oh, él ni se lo imaginaba. Mi sangre no era totalmente humana, y por lo poco que había podido observar desde el cambio (y que encima se reducía a las veces en las que Sikki me había mordido donde más le había apetecido hasta hacerme sangrar o como mucho a las veces en las que yo me alimentaba de la sangre de Sikki durante alguno de nuestros encuentros), era más poderosa que la de un humano normal. Podía llegar a hacer sentirse mejor a quien la bebía, en el sentido de que se volvía más fuerte y resistente, y por ello era consciente de lo valiosa que era. No me gustaba malgastarla, aunque si era con alguien como él tal vez podría llegar a planteármelo. – No lo sé, dímelo tú. Al fin y al cabo el experto en sangre eres tú, y no yo. Sí, ya, y yo era la reencarnación de Marilyn Monroe en morena y británica, no te jode. Cuatro años bebiendo sangre de cientos de personas, sin exagerar, me habían hecho bastante experta al respecto, pero aún así tampoco era plan de decírselo.
Me dijo que no creía que estuviera allí para que me enseñara las formas de dejar seco a alguien, y yo me limité a sonreírle y mirarle con estudiada inocencia. – Si te ofreces no le diré que no a semejante lección, siempre muy útil para la vida cotidiana. – dije, encogiéndome de hombros. Tal vez tendría algo nuevo que enseñarme que pudiera servirme para cuando desangraba a alguien para alimentarme. Tal vez.
Se alejó de mí y enarcó una ceja, adquiriendo de pronto una mayor seriedad que la que había mantenido hasta entonces. Me preguntó que qué quería, y le miré, divertida. ¿Aparte de pasar un buen rato? Poca cosa, la verdad, o al menos mi imaginación estaba demasiado poco activa en ese momento como para venirme con alguna idea u ocurrencia ingeniosa para hacer. – Sólo quería divertirme un poco. – contesté, aún con inocencia. Sólo que esa vez era sincera. Ya me importaba más bien poco la clase de entretenimiento que fuera. Lo único que contaba era que me mantuviera distraída. Él no pareció responder y yo puse los ojos en blanco. Vaya, tenía que dárselo todo en bandeja de plata. Antes de que me moviera siquiera un milímetro, una de las chicas que habían estado ligando con él antes hizo acto de presencia en aquella callejuela, sin duda buscando lo mismo que le había ofrecido antes, a juzgar por la mirada libinidosa que le dedicó. Sólo resultaba patética, a mis ojos.
Se acercó a nosotros y, mirándole de arriba abajo, le dijo que si quería pasar un buen rato con ella. Puse los ojos en blanco, de nuevo, y me acerqué a ella, mirándola con evidente desprecio mientras ella pasaba de mí. – Huele a queso, por aquí. – le dije. Me miró con cara rara hasta que lo comprendió todo: huele a queso significa huele a que sobras. Ahí fue cuando me fulminó con la mirada y vino hacia mí con ira. De su boca salían cosas del tipo: ¿cómo te atreves, zorra? Y mil paridas, de ese tipo, que me limité a ignorar. Me dio una bofetada porque pasaba de ella, y al final miré al chico un instante. – Sólo será un momento. – le dije, mientras me giraba hacia la pava y me lanzaba directa a su cuello, que mordí con ira. Fui directa a la yugular y la sangre empezó a manar, mientras yo la bebía y ella se debatía debajo de mí hasta que al final muró desangrada. Joder, qué cansina hasta para morirse. Tiré su cuerpo al suelo sin importarme la sangre que había en mi boca ni el hecho de que quien estaba delante de mí era un vampiro, y me giré para mirarle. – Soy Amanda, por cierto. – le dije, con una expresión que ahora mismo podía tildarse de sádica.

La chica estaba bastante segura de si misma,pues no demostraba miedo en ningun momento,es mas,parecia bastante comoda,a sabienbdas de que estaba en una de las tipicas zonas oscuras de la ciudad con un vampiro que acababa de matar a un tipo,porque si,ahora que estaba mas cerca de ella reconocia el olor que habia podido identificar cerca de donde me tome el aperitivo.

Despues solto eso de que yo era el experto en sangre y me hizo sonreir ironicamente,se notaba de lejos que a aquella tipa le fascinaba todo ese mundo,lo olia,lo sabia,pero me gustaba el juego que pretendia llevar conmigo.

-El experto cree que tu sangre,seria el plato final perfecto para esta noche.-añadi,acompañando mis palabras por una mirada fija en ella,estudiandola de arriba abajo,centrandome sobre todo en sus piernas y en la silueta que dejaba ver el vestido.Sin la chaqueta estaria mucho mejor,bueno,que leches,estaria mejor sin nada de ropa,pero habiendo asuntos de sangre de por medio,habia que marcar las preferencias y yo era de los que pensaban que entre el placer carnal y el provocado por las plaquetas o globulos,ganaba este segundo.

Fue entonces cuando llego una de las tipas de antes.Joder,no tenian dignidad?No les habia bastado con que rajara su numero de telefono en sus propias narices?Suspire cansado y ago molesto,dejando entrever un gruñido que salio de mi garganta,pero en vez de dejarme hablar,o mas bien,actuar,ella,la que despues se presentaria como Amanda,fue directa al grano con las rubia cansina de antes.Me quede a un lado,observando como se las gastaba la defensora de vampiros acosados en callejones,y la verdad es que me sorprendio la naturalidad y la facilidad con la que lo hizo todo...joder,al final tendria que llevarmela a la cama para averiguar si se desembolvia igual de bien en otros ambitos.

La agarro sin muchos miramientos y le mordio.La sangre empezo a brotar de su yugular.Observe como ella se la bebia...joder,asi,viendola saborearla,beber la sangre,tenia un par de polvos...Chris tranquilizate,que hay negocios de por medio.

Aplaudi cuando el cuerpo inerte cayo al suelo y me acerque hasta la chica,la viva,la que se habia cargado a la otra.

-Joder,te doy un diez,y si lo se te las hubiera mandado antes.-dije acercandome a ella,viendo como tenia bastantes restos de su sangre por la cara y algo por las manos.Lleve mis manos a su cara,pasado realmente cerca de la comisura de sus labios y me lleve parte de la sangre a mi boca.

-Esta es mucho mejor que la del vagabundo.-dije sin mas,sin darle demasiada importancia.

-Por cierto,yo soy Chris.-añadi.Me coloque rapidamente delante de ella,le agarre del culo y la bese en la boca,notando el sabor a sangre que aun permanecia en ella.Si,no era una presentacion demasiado normal,pero...nosotros eramos normales?

Sin duda que me tomara como postre de aquella noche no entraba en mis planes, al menos si era de esa clase de personas que son incapaces de controlar su hambre y no dejan, como mínimo, una parte del plato sin tocar, como muestra de buena educación. Dudaba que él fuera a ser uno de aquellos, porque de lo contrario ya tendría sus colmillos clavados en mi cuello desde hacía un buen rato y no estaríamos precisamente hablando o incluso tonteando, como ahora, sino que más bien ambos llevaríamos bastante menos ropa y nos encontraríamos mucho más inmersos en algo mucho más cultural, casi como una clase de anatomía. Si en el instituto me hubieran dicho de usarle a él como muñeco de prueba para aprenderme todas aquellas frías partes del cuerpo habría aceptado encantada; es más, hasta le habría cogido gusto a aquella clase que, durante tanto tiempo, fue mi pesadilla (hasta que le cogí el tranquillo y dejó de ser mi cruz estudiantil).
Su gruñido al ver a aquella chica fue mucho más expresivo que lo que un par de palabras bien escogidas podían haber reflejado, la verdad, y me resultó extrañamente similar a lo que me pasaba a mí por la cabeza. Odiaba cuando alguien inferior se ponía farruco y trataba por todos los medios de subir su ego enfrentándose a alguien que podía acabar con su vida con un simple gesto de la mano (en aquel caso con un mordisco bien lanzado a su yugular pero vamos, también habría podido hacer uso de mis poderes para cargármela, aunque no habría sido tan divertido como notar su sangre caliente bajar por mi garganta). Últimamente el tema de la sangre me resultaba algo muy extraño. Me atraía como siempre, sí, pero me estaba empezando a mostrar reticente a probar la sangre humana frente a la de demonio. Matar a algunos lo suficientemente débiles como para que su ausencia ni se notara me había servido para mantenerme fortalecida, y dada mi reciente pseudo-fobia a la sangre humana era lo mejor que podía hacer para seguir como hasta entonces (aunque vamos, a la de aquella chica no le había hecho ninguna clase de asco, más que nada porque sabía que ese era el mejor modo de atraer al vampiro directamente a mis garras y garantizarnos algo más que una simple conversación, que era lo que con él más me apetecía).
Se puso a aplaudirme cuando dejé caer a la chica al suelo como si fuera un saco de patatas, inservible como sólo aquellos pedazos de tela sabían serlo, y yo no dije nada al respecto. Si le había gustado el espectáculo, aún quedaban muchas personas a las que desangrar por allí, podía olerlas y oírlas perfectamente, pero aún así lo mejor sería hacerlo con él, que aún estaba esperando a que me diera aquella magistral lección de desangrado que antes me había augurado. Sí, le tenía ganas, y a cada momento que pasaba más aún.
Se acercó de nuevo a mí, salvando la poca distancia que en ese momento nos separaba, y me dijo que me daba un diez y que, de haberlo sabido, me las habría mandado antes. No dije nada, sino que simplemente me limité a disfrutar del contacto de su mano sobre mi rostro para quitar parte de la sangre que aún lo cubría y que yo no me había esforzado en eliminar de allí. Mucho mejor, ya que de lo contrario no le tendría tocándome. Me dijo que era mejor que la del vagabundo y asentí. No la había probado, pero dado que la chica parecía, como mínimo, más limpia que aquel hombre (aunque en el fondo siguiera siendo una guarra, lo era en otro sentido), era de esperar que su sangre fuera más sabrosa.
Al final terminó por decirme que se llamaba Chris, y no me dio tiempo a asentir ni a decirle nada porque mi boca pronto se vio cerrada de golpe por la suya, o más bien por aquel beso que había decidido regalarme, tan acorde a las ganas que tenía de estar haciendo con él algo más o menos como eso o, al menos, algo que empezaba con eso y terminaba con los dos desnudos en el callejón. Nunca había probado el sexo con un vampiro, pero oye, siempre puede haber una primera vez para todo, ¿no? Pues ya está.
Me agarró del culo y me acercó con ello más a él, si cabía. Joder, eso estaba demasiado bien para lo mal que había empezado mi día. Le cogí de la nuca con una mano para profundizar aquel beso, en el que ya nuestras lenguas se habían abierto camino y estaban jugando como buenas compañeras, y terminé por llevar la mía hasta uno de sus colmillos para hacerme una pequeña herida, de la que comenzó a salir la sangre, sangre que él no dudo en comenzar a beber. Mi otra mano bajó hasta su trasero para andar en igualdad de condiciones, y allí seguí besándole hasta que me separé para poder respirar, que también me convenía de vez en cuando. – Un placer, Chris. – le dije, inclinando la cabeza un instante. No mucho más porque volvía a estar ocupada besándole, cosa mucho más interesante que intercambiar cordialidades con él que no nos iban a llevar a ninguna parte.

Amanda se separo de mi por unos instantes,pero enseguida volvio a reanudar ese beso que a verdad,estaba siendo bastante interesante.Sonrei al notar como no se cortaba ni un pelo a la hora de ejercer su propia clase se anatomia en mi cuerpo,pero,a mi me encantaban esas clases!

Note su sangre en mi boca,que sabia genial,pero claro,lo mas seguro es que estuviera sugestionado por la situacion y la excitacion contribuyera en gran medida a que me supiera demasiado bien,pero por suerte para ella,pude parar,controlarme y no clavarle los dientes ahi mismo para obtener mas cantidad de la que ella me habia dado para catar.

-El placer es todo mio.-añadi cuando me separe.Si es que me las llevaba a todas de calle,si,el Chris malo era mucho mejor que el Chris bueno,visto y comprobado,pero en fin,mas vale tarde que nunca y la cosa es que al menos habia encontrado el lado positivo al secuestro de camello de sangre ese que me tuvo en huelga de hambre obligada durante varios dias,sacandome la poca sangre que tenia en mi cuerpo y soltando aquellas palabras que el encontraba ingeniosas,pero a las que el unico que le parecian minimamente graciosas o inteligentes era al viejo sordo de su ayudante...si,aquella etapa de mi vida parecia sacada de una novela sueca de ciencia ficcion.

La estudie con la mirada,sin muchos miramientos,pues hacia demasiado tiempo que me habia dejado de importar ser cortes o disimulado.

-Bueno,Amanda,me lo estoy pasando genial,pero aun me queda mucha sangre por beber y como comprenderas,prefiero hacerlo antes del amanecer.-añadi mientras pasaba una mano por mi pello,comporbando si estaba todo en su sitio,para colocarlo si no era asi.

Ciertamente no tendria demasiados problemas para encontrar victimas,pero seria una buena idea hacerlo en conjunto.Vale que yo necesitaba la sangre,pero si la manera de obtenerla era sadica y despiadada,mucho mejor,cosa que ella me habia demostrado que sabia hacer a la perfeccion con la estupida rubia que habia vuelto a arrastar por el suelo su dignidad un poco mas si cabia.Seria una buena idea trabajar juntos esa noche,ya se sabe.

-Aunque,pasar un rato mas contigo no estaria nada mal...-dije negando con la cabeza mientras mil ideas pasaban a toda velocidad por mi cerebro.

-Te propongo que ambos nos,compenetremos a la hora de matar.que me dices?.-desde luego aquello tenia un trasfondo que se veia a leguas.Joder,cuando se trataba de tias no era demasiado neutral,y menos si me gustaba alguna.

Tras aquel beso tan genial en el que le había dado a catar una mínima parte de mi sangre, como aperitivo para lo que podría venir después si las cosas iban tan bien como pintaban (y honestamente esperaba que sí, que todo fuera a ir tan bien y que con Chris la cosa acabara en algo más que una simple conversación), nos separamos y me dijo que el placer era todo suyo. Oh, muy bien, si a él le había gustado aquel pequeño preliminar tanto como a mí tenía más o menos garantizada una pequeña continuación por su parte. Y eso era exactamente lo que andaba buscando en aquel momento. No era amor, comprensión, cariño o amistad, no. Simplemente era la necesidad de pasar con alguien la noche para ver si así lograba romper la monotonía en la que los días se habían convertido, últimamente. Y si ese alguien era un vampiro pues mejor, que eso garantizaba que nada fuera a ser como antes.
Su mirada vagó por mí descaradamente, y yo pasé a hacer lo propio porque aunque ya le tenía bastante estudiado y conocía sus rasgos no me iba a hacer ningún daño dejar que mi vista disfrutara un poco más de aquel pequeño espectáculo que le aguardaba, ¿no? Mirar seguía siendo gratis, así que sí, iba a disfrutar de aquello cuanto pudiera, que sólo esperaba que fuera bastante.
Me dijo que se lo estaba pasando genial, pero que aún le quedaba mucha sangre que beber, preferiblemente antes del amanecer. Asentí, de acuerdo con él, aunque jugábamos con una clara ventaja a nuestro favor: la noche aún era joven y todavía teníamos mucho tiempo para divertirnos. Para una buena masacre, en realidad, porque eso era algo que ambos podríamos aprovechar por igual: él para alimentarse y yo para tratar de solucionar mi pequeño vicio de sangre al menos por aquella noche, ya que sabía que para el próximo día que saliera volvería a estar tan sedienta como en mis peores noches, cuando era algo tan intenso que evitaba que pensara en cualquier otra cosa que no fuera la sed. Sí, era una maldita adicta a todo lo que menos me convenía, ya fuera la sangre o, por ser más extrema, a Sikki, pero aún así en eso me había convertido con los años y ya no había vuelta de hoja. No había intentado cambiar lo que ahora era, pero ya era inútil. Lo hecho, hecho estaba. Y punto.
Me dijo que, sin embargo, no le importaba pasar un rato más conmigo, y logró hacerme esbozar una sonrisa maliciosa. Así pondría a prueba mi imaginación a la hora de matar con el mayor sadismo posible y, de paso, ambos saciaríamos nuestros instintos, y no sólo los relacionados con la sangre. ¿Qué más podía pedir? Iba a tener una gran cantidad de víctimas frescas y también un nuevo compañero nocturno. La noche no podía ir mejor de lo que ya iba.
Me propuso compenetrarnos a la hora de matar, y obviando la parte en la que mi enferma mente se puso frenética al darse cuenta de las implicaciones de la palabra compenetrarse no pude estar más de acuerdo con él. - Oh, sí, hagámoslo. – le dije, con una mueca de malicia. Comencé a caminar, con él siguiéndome por detrás, en busca de alguna víctima que pudiera resultarme mínimamente interesante o, como mínimo, un pequeño desafío. No parecía haber demasiadas y me empecé a cabrear, pero un sonido seco llamó mi atención, el inconfundible sonido de las botellas entrechocando y del crepitar de las llamas de una hoguera. Eso sólo podía significar gente celebrando algo, y esa era mi clase preferida de víctimas: aquellas que estaban tan borrachas/colocadas que ni se enteraban de lo que les venía encima hasta que era tarde. Enseguida seguí la dirección que aquellos pequeños sonidos me guiaban, mientras notaba cómo, a medida que nos acercábamos, iban aumentando de intensidad hasta que al final llegamos a la fuente de todos ellos. La intuición no me había fallado, y era un grupito de personas (que no superarían los treinta, a simple vista) en diversos estados de embriaguez. Por suerte para él la gran mayoría eran tías (como unas 5 frente a 2 chicos que había), así que me tocaba apechugar e ir a por los tíos mientras le dejaba a él vía libre para que disfrutara. – Sírvete. – le dije, haciéndole un gesto con la cabeza mientras yo iba a por los dos chicos. Me recibieron con los brazos abiertos, casi casi, y yo em puse entre ellos y, sin intercambiar nada más que un par de palabras, me lancé a besar a uno mientras metía mano al otro. Esa misma escena (o al menos muy parecida) la había vivido en numerosas ocasiones ya, y sabía cómo hacerlo de la manera más rápida posible. Mientras el que me metía mano no miraba mordí en el cuello al que me besaba y bebí su sangre, dejándole seco. Le dejé caer al suelo y me centré en el otro, al que desangré también, sólo que de una manera más lenta. Estaba tan borracho que ni sentía las heridas que le hacía, así que al final me aburrí y terminé por partirle el cuello. En cuanto hube acabado, me acerqué a ver qué tal iba Chris, a mi lado, y verle alimentarse de una chica a mi lado hizo que me entraran unas ganas aún más increíbles que las de antes de hacer de todo con él, aunque sabía que esperar iba a ser lo mejor, y precisamente eso fue lo que hice.

Si,aquella chica ganaba puntos con cada palabra que decia,y ahora se habia propuesto pasarselo bien,asi que ahi estabamos,ambos caminando hasta un jaleo que escuchabamos a unos metros.Llegamos alli y parecia que esos estupidos humanos estaban celebrando algo,pues olia a alcohol y el ambiente era el tipico festivo,si,como las escenas de las peliulas de terror en las que los adolescentes se van a festejar lo que les venga en gana en ese instante,ellos estan tan metidos en su alegria que no se percatan del peligro que se cierne sobre ellos,hasta que demasiado tarde y todos mueren.Claro,en algunas ocasiones dejan vivos a un par de protaginistas,pero una cosa siempre se repite,la rubia buenorra es la primera en morir.

Amanda camino hasta un par de chicos,muy atenta por su parte,pues me dejo al grupito de pijas de encefalograma plano para que pudiera disfrutar agusto,divertirme y llevaqr a cabo nuevas teorias sobre torturas.Vaya,como siguiera asi,iba a tener material suficiente para poder escribir un libro que con una poca suerte se convertiria den best-seller.

Le echa un ultimo vistazo a ella,que ya se habia enganchado y bien enganchada a los dos tipos,sonrei y empece a acercarme a las chicas,que me miraban mientras cuchicheaban.

-Os importa que os acompañe?.-dije con mi tono mas seductor,al que claro,no pudieron resistirse y enseguida asintieron,abriendome paso para que me colocara en el centro de donde ellas estaban.Me tendieron una copa,pero negue con la cabeza,iba a tomar otra cosa y no iba a necesitar ningun recipiente.Las mire a todas,tenia un surtido bastante interesante,habia rubias,morenas y una pelirroja.Demasiado tentador ese cabello rojo,pero como iba yo a cambiar el argumento de esas maravillosas peliculas de terror?No,eso seria un sacrilegio,asi que agarre a la rubia de la cintura y la atraje hacia mi.

-Vamos.-y sin tener que repetirselo,la tenia caminando hacia una zona mas oscura,metiendome mano y haciendome sonreir por lo ingenuas que podian llegar a ser las mujeres.

Cuando estuvimos lo suficientemente lejos como apra que las dmeas presas no escucharan sus futuros gritos,nos paramos y eolla se lanzo a mi cuello,a mi boca y a mi pantalon como una posesa.Joder!esa tia que llevaba tres años de abstinencia o que?Fuera lo que fuera,consiguio que mi cuerpo se alegrara de verla,asi que meti mis manos por su camiseta,rasgandola a mi paso,cosa que no parecio importarle demasiado.Empece a buscar su sujetador con las manos,pero,sorpresa!la muy guarra no llevaba ropa interior,ni arriba ni abajo y eso podia significar dos cosas:la primera,que le gustara sentirse demaisado libre de opresiones,o,segunda,que otro antes que yo se la hubiera quitado.
Cuando estuvo completamente desnuda hice que se tirara en el suelo y me coloque sobre ella,pudiendo escuchar como me pedia practicamente gritando que me la tirara,palabras literales:ahora mismo,cabron.

Ah?si?Pues tu lo has querido.Empece con lo que ella me pidio y cuando me harte de ella,clave mis dientes en ella,bebiendo toda su sangre,no sin antes recrearme con sus gritos y sus pataleos...Me levante,me coloque la ropa y....tachan,tachan...a por otra.

Las otras habian seguido bebiendo,y practicamente ni recordaban que su amiga se habia marchado conmigo.Estaban bailando cuando llegue y aquello fue digno de la mas sanguinaria pelicula snuff de jamas se haya visto.

Empece a vendar sus ojos con las camisetas que ellas mismas se iban quitando,y cuando todas estuvieron bien tapaditas por los ojos,me dirigi a la primera,sin importarme si era rubia,morena o calva,descendi mis manos hasta su pantalon,se lo quite y clave mis colmillos en esa vena tan deliciosa que tenia en la ingle,pero la muy estupida empezo a gritar,asi que tuve que partirle el cuello para que las demas no se percataran de nada.

La siguiente fue sencilla,porque empece a besarla,a tocarla y la tipa se puso demasiado caliente como para diferenciar un mordisco en el cuello de la situacion en la que un vampiro se esta alimentando de ti,hasta que estuvo mareada y pregunto que pasaba.

-Tranquila.-dije y me acerque a su oido.-Solo que soy un vampiro y te voy a dejar seca.-añadi en ese susurro y zas!la termine en algo que se podia denominar perfectamente,gula sanguinaria.

Ahora me quedaban dos...que rapido se acaba la diversion...

Aquellos dos tíos habían sido dos de las bebidas de sangre más aburridas de todo mi palmarés profesional. Sí, ya podía considerar hasta que tenía una experiencia considerable en el ámbito de beber sangres ajenas de diferentes maneras, normalmente llenas de imaginación para sacar cuanto más líquido mejor, pero aquella noche, al no estar demasiado inspirada (o al menos no lo suficiente como para poner a prueba mi arte con alguien que no sería capaz de apreciarlo lo suficiente, como eran esos dos borrachos a los que me había hecho hasta ilusión cargarme). Cosas que pasan cuando llevas cuatro años haciéndolo prácticamente a diario. Pero aún así no consideré que había perdido el tiempo, sino que sólo lo consideraba una pequeña preparación para lo que estaba por llegar, y que ahora personaba en la figura de Chris, a mi lado cargándose a algunas pavas más ligeras de cascos que yo, y ya era decir. Aunque bueno, yo me controlaba bastante, y yo al menos llevaba ropa interior por la vida (o al menos solía, la mayor parte de los días), como mínimo más a menudo que la rubia a la que Chris cogió primero. Sí, me sentía algo voyeur, pero es que a mí se me había terminado tan rápido la diversión que no pude evitar echar un vistacito rápido a lo que mi acompañante estaba haciendo, aunque nada más ver que yo por allí no hacía otra cosa aparte de estorbar me alejé rápidamente. Curiosa sí, vale, lo admitía, pero metiche todavía no. Y esperaba seguir así durante bastante tiempo, que me iba muy bien metiéndome en mis propios asuntos.
Al final decidí alejarme un poco de allí para darle tiempo a terminar con su pequeña parte de diversión, y de fondo, en una callejuela colindante a la que había albergado las muertes de aquellos chicos, vi a un joven policía con aspecto abrumado. El chico, que sería de mi edad o tal vez algo mayor, era una auténtica monada, en el sentido de adorable. Tenía el aspecto de estar totalmente fuera de lugar mientras realizaba su pequeña ronda, y para no descubrir a Chris decidí que sería bueno alejarle de donde él estaba llevando a cabo su pequeña matanza de Houston. Subí mi mano hasta mis labios para coger algo de la sangre que quedaba en ellos y extenderla por los brazos, junto a algún arañazo ocasional que hice. Puse cara de víctima y me acerqué a él con paso titubeante y lágrimas (por supuesto fingidas, porque siempre había sido una actriz bastante buena y me lo podía permitir), que consiguieron llamar su atención. Vino a mí y yo me eché a llorar en sus brazos, como si me hubieran atracado o algo así. En momentos como ese, que mi aspecto fuera tan infantil ayudaba mucho a hacer mis actuaciones creíbles. De hecho, coló, porque se sentó conmigo en el bordillo y me abrazó para que se me pasara el llanto. Era tan rico...casi me daba pena matarle. Casi.
Correspondí a su abrazo con falso miedo, y me acerqué mucho a su rostro, murmurando un leve gracias con la voz falsamente rota. No pudo aguantar mucho tiempo y me besó, aunque como él, aquel beso fue suave y delicado. Oh, a tomar por culo la delicadeza, ya me había cansado. Le tiré al suelo hasta ponerle de espaldas y me subí encima de él, comenzando a besarle y a meterle mano mientras su sorpresa daba paso a la excitación. Le desabroché los pantalones con suavidad y pude notar su excitación, aunque pasé de ella, porque al bajarle los pantalones fui directa a la vena de su ingle, de la que tras un oportuno mordisco mío comenzó a brotar la sangre. Trató de resistirse, pero murió desangrado antes de lograrlo. Le dejé ahí tirado mientras saboreaba lo que quedaba de sangre en mi boca y cogí su cartera para averiguar su nombre y hacer un minuto de silencio por él. Pobre, su sangre había sido la más deliciosa que había probado en mucho tiempo y al menos se lo merecía. Ryan Matthews. Descansa en paz.
Me levanté de ahí, con el cuerpo del pobre Ryan aún caliente en el suelo, y caminé hasta donde estaba antes Chris, que ya había eliminado a dos chicas. Sólo le quedaban dos para acabar con todas, pero al menos le iba a ayudar. Así nuestra propia diversión podría empezar pronto. Me acerqué a él, que se encontraba quieto, probablemente pensando cómo matar a las dos tipas que quedaban, con los ojos vendados por sus propias camisetas, obra y gracia de Chris. Debería hacer eso más a menudo, pero me evitaría ver el miedo en sus ojos antes de morir, cosa que simplemente adoro. Le da otro toque a la comida, más natural. Más como una buena presa que ha caído directa en las garras de su depredador. Sí, así era como me gustaba.
– Si no te importa, creo que te ayudaré con esta. – le dije una vez estaba a su lado, y le di un suave beso en los labios para después irme con una chica, dejándole a él la pelirroja, que temblaba de miedo. La cogí de la mano, y pareció agradecer una mano amiga porque enseguida vino a mi lado, y ante la mirada de Chris comencé a acariciar su cuerpo con el mío y con mis manos, mientras ella sonreía de una manera pervertida. Joder, estaba tan borracha que le daba igual tío o tía. Mejor, así podría divertirme con ella sin prejuicios ni rechazo por su parte. El espectáculo que estábamos dando, sólo para los afortunados ojos de Chris, se estaba volviendo cada vez más caliente, y la tipa hasta se puso a besarme en el cuello. Una lástima que siguiera siendo hetero. Para ella, quiero decir. La cogí del pelo y, mientras sentía sus manos acariciarme a ciegas, la besé en el hombro una vez para después subir al cuello. No la besé, sin embargo, pues sólo le di un mordisco bestial, con el que arranqué parte de su carne, y me puse a beber directamente de la herida hasta que la dejé seca en el suelo. Saboreé los restos de aquel delicioso líquido en mi boca un instante con los ojos cerrados y después de abrirlos me giré hacia Chris. Hice un gesto con la mano hacia la chica pelirroja. – Toda tuya. –dije, sonriente.

Si que me lo estaba pasando bien,y es que si quieres pasar una buena noche,lo mejor es salir de casa con una buena chupa de cuero que es lo que les pone a las tias(si,son asi de originales),buscar unas cuantas ingenuas y salidas y...el resto esta hecho,tal y como estaba ahora mismo.

Las tenia frente a mi,a las dos que habian quedado con vida,cuando Amanda aparecio con una sonrisa de oreja a oreja que dejaba bastante claro que se lo habia pasado genial ella solita.Me encantaban las mujeres como ella,las que sabian lo que querian,lo cogian y de paso mataban a alguien.Habia mayor morbo en el mundo que una asesina sadica y depsiadada?Si lo habia,desde luego que no tenia ningun interes en saberlo.

-Hola preciosa.-dije cuando llego.Ella me beso y se fue directa hacia una de las dos que quedaban vivas.Empezaron a meterse mano y yo a tomar una mejor panoramica del asunto,pues aquello era digno de contemplar,pero claro,con una chica asi,con varias presas y conmigo,las cosas solo podian ir a mejor y asi sucedio.Amanda le mordio y de la herida empezo a brotar sangre y mas sangre hasta que la otra murio desangrada.-Genial.-dicho esto,ella me señalo a la otra,de la que practicamente me habia olvidado gracias a la escena semi-bollera que acaba de contemplar.

Le dirigi una ultima mirada a Amanda y cogi a la pelirroja.-Vamos cariño,te lo pasaras bien.-susurre en su oido y la agarre de la mano llevandola hasta Amanda.Una vez alli empece a besar a la chica,a introducir mis manos por su ropa y a rasgarla rapidamente,dejando su piel al descubierto,disfrutando de su suave tacto,entonces saque una de las manos y atraje la cabeza de Amanda con algo de brusquedad hasta que se topo con mis labios,donde empece a morderla,a besarla y a saborear un leve deje a sangre.Joder!

Tras unos instantes asi,me separe y volvi al cuerpo de la pelirroja,pero una de mis manos de quedo en el de Amanda,mas bien,bajo su pantalon,moviendome hasta que mis dientes mordieron la lengua de la tipa,dejando mas sangre libre para mi,sangre que recorria mi boca y bajaba por mi gargante,revitalizandome,haciendome sentir vivo,lleno de energia...

Los gritos de la pelirroja eran casi inaudibles,dada la excitacion del momento,y por instinto casi animal,me separe y volvi a la carga,besando a Amanda y haciendo que tambien saboreara la sangre.Tire el cuerpo aun vivo de la tipa y agarre a mi compañera de sadismo con fuerza,apretandola contra mi cuerpo y la mire,sintiendo como respiraba en mi cara.

-¿Que te parece si la dejamos para luego y nos dedicamos a otras cosas mas...placenteras?.-pregunte mirandola fijamente y deslizando mi mano por su espalda.

No tardó demasiado en aceptar mi sugerencia de coger a la pelirroja con cara de comer de todo menos comida y acercarse a ella sensualmente, de una manera que me hizo desear matarla para librarme de ella y tenerle entero para mí, al menos por aquella noche. Lo bueno del tema era que pareció inspirarse con la escena calienta-braguetas de la otra chica y yo, así que no sólo la acercó a él, sino que también la acercó a mí misma. Sin duda, con un vampiro atractivo, una tía salida a la que no tardaría en eliminar para eliminar obstáculos de mi camino y yo misma tras haber bebido ya bastante sangre la noche no podría ir mejor ni aunque lo intentara. De nuevo pensaba en las posibilidades que había de aquello cuando había salido de casa, y más teniendo en cuenta que los últimos días habían sido una combinación de la mayoría de las cosas que más odiaba en el mundo: monotonía y tedio. Suerte que estaba él para hacer interesante la velada, porque de lo contrario no sería para nada divertido.
Sus manos pronto comenzaron a jugar con el cuerpo de aquella pelirroja, quitándole la ropa con eficacia y velocidad mientras yo estaba de mera espectadora. Mi turno llegaría, y lo tenía muy claro, así que cogí paciencia de donde no sabía que la tenía y esperé hasta que Chris, con aquel brusco movimiento, me cogió de la cabeza para arrastrarme hasta la suya. Una vez allí comenzó a besarme, y también a morderme hasta hacerme sangrar y conseguir, de paso, que me derritiera en sus brazos por aquel besazo, digno de un experto. Y mira que yo ya creía que había conocido al mayor experto del mundo en aquello, pero aquí le había salido un gran competidor. Pobre Sikki.
Se separó poco después, haciéndome ponerle mala cara porque era precisamente lo que menos me apetecía que hiciera. Además, volvió a centrar su atención en la pelirroja que estaba entre nosotros, dando más guerra que otra cosa. El consuelo que me quedó para no matarla allí mismo fue que una de las manos de Chris no se había unido a la exploración de la pelirroja, sino que más bien se había mantenido a su aire, metiéndome mano por dentro del pantalón mientras yo disfrutaba de aquel contacto como si me fuera la vida en ello. Con apenas eso ya estaba consiguiendo calentarme de una manera increíble, bestial, y me moría de ganas porque nuestro jueguecito siguiera avanzando en la dirección en la que parecía hacerlo.
Los dientes de Chris no tardaron en perforar la garganta de aquella tipa, cuyos gritos de dolor eran confundibles con gemidos de placer. De hecho yo creía que eran más bien lo segundo, pero allá interpretaciones diversas acerca de un mismo tema. La cuestión, que Chris se estaba poniendo las botas con su sangre mientras seguía tocándome sin parar, hasta que aquello terminó y dio paso a otro sangriento beso por su parte, en el que compartimos la sangre de aquella pobre muchacha mientras ella se revolvía, presa de espasmos de placer y de dolor a partes iguales. Pobrecilla desgraciada.
No tardó en tirar el cuerpo de la pelirroja, aún viva pero por poco, al suelo, y de ahí cogerme y apretarme contra él, poniéndome tan cerca que podía sentirle por completo. Y eso sólo hacía que tuviera más ganas de él, claro está, así que cuando me preguntó acerca de dejar la muerte de la chica para otro momento y ponernos así a hacer cosas más interesantes le dediqué una sonrisa pícara. Joder, ¡sí! ¿Dónde tenía que firmar?
No le contesté, no con palabras, al menos, y por el contrario mis hechos hablaron por sí solos. Sentía su mano recorrer mi espalda y, sin pensármelo dos veces, me lancé a por sus labios, besándole con pasión. Aún podía sentir en él los restos de sangre, y también sus colmillos latentes, que hicieron que yo también me pusiera a sangrar y que así él pudiera beber de mí. No era algo que hiciera a menudo (porque, de hecho, sólo Sikki bebía mi sangre con relativa frecuencia), pero aún así me pareció bien permitirlo.
Mis manos pronto subieron por su cuerpo y, en cuanto me separé de aquel besó para poder respirar (cosas que pasan cuando una aún tiene que hacerlo) le quité la chaqueta y la camiseta que llevaba por debajo, dejando al aire su torso. Vaya, interesante.
Volví a sus labios, sin detenerme, mientras mis manos acariciaban su pecho, pero después de sus labios bajaron por su cuello y comenzaron a besarlo y a morderlo, algunos mordiscos con fuerza pero seguro que sin hacerle daño, que por algo era más resistente que yo al ser un vampiro. Me gustaba el rumbo que nuestro pequeño encuentro había tenido, y mucho, además.