Esperando algo.

Entré solo, buscando algo interesante, que no encontré, todo seguía igual de aburrido como siempre, pero aun así decidí quedarme un rato mas en el bar, pedí un menú especial y me lo trajeron, empecé a comer muy lento, por que no tenía ganas de hacer mucho. Miré por la ventana pero nada, mire a la gente de dentro del bar y... ¿a que no lo adivinas? nada, estaba muy aburrido, me dieron ganas de coger la pistola y cargarme a todos los que habían en el bar para divertirme un rato, pero envezde eso seguí comiendo.

Miré a la chica, sin percatarme mucho de lo que era, después de que me preguntara si tenía cambio intenté ser lo mas amable posible, me había levantado de buen humor y no tenía ganas de fastidiar el día.
-¿Que quieres? Yo te invito.
Sonreí a la chica, era muy guapa y me sonrojé un poco al principio, acercándome a la máquina desprendedora.

Miré un momento mas a la chica, antes de que se sentara, fijándome bien, tenía mucho perfume encima, por lo que no me percaté antes, era un licántropo. Saqué un cuchillo, con hoja de plata, quería ponerle fin, pero no podía, estaba atontado. Guardé el cuchillo, teniendo cuidado de que nadie se fijara en el, (Te estas ablandando. tío...)

Estaba pensando que era un completo gilipollas, no debería tener piedad de nada, tenía tan apretado el cuchillo que me creería que le había destrozado el mango. Me giré para la chica y intenté decir algo.
-Lo siento, últimamente estoy falto de presas y... no quería hacerte daño.
Me toqué la cabeza mientras pensaba en lo que estaba haciendo.

(Mas le vale)
La chica se sentó conmigo, me alegré un poco, al fin tendría algo de compañía, tenía ganas de hablar y aunque fuera un licantropo, he de admitir, que no era mala persona, y ni mucho menos, me incomodaba con su presencia. - No te preocupes, no volverá a pasar.- Pensaba que era mas gilipollas por momentos, pero debería pensar en ella como persona, no como en lo que se había convertido.

No me lo podía creer, estaba preguntándome por trabajo, especialmente sabiendo cual es, pero no le iba a atravesar con el cuchillo, se me habían ido las ganas y al fin y al cabo me estaba cayendo bien. -Pues, como ya sabrás hay suficientes hijos de puta por aquí como para montar una fiesta de cazadores- Fui un poco frío diciendo eso, pero era lo que de verdad pensaba. -Aunque, no todos son unos cabrones, como estoy viendo.- Sonreí, no pude evitarlo, aunque fuera un licantropo.

La chica parecía comprenderme, a pesar de todo, no parecía querer comerme aun, y lo mejor, que tenía familia, cosa muy rara entre esos seres. Después de lo que me dijo de que si por cada uno que matara cobrara, no supe como responder, llevaba mucho tiempo cazando demonios y, ya era costumbre. - Bueno, yo no diría forrado, seria mas o menos millonario.

La vi comer como una descosida, seguramente, había pasado toda la noche anterior devorando gente, pero eso no era asunto mio y puede que la pueda ayudar -Escucha, tengo métodos, no son cómodos, pero te pueden ayudar a no matar a nadie durante esa noche.- Dije en tono mas serio, sin que me escuchara la camarera, aunque ella debería estar acostumbrada a escuchar este tipo de cosas y ver a este tipo de gente.

La chica se sorprendió, no me extrañaba, era normal que quisiera acabar con ese tipo de vida y podía hacerlo, no era ni mucho menos cómodo, pero eficiente. Saqué un trozo de cuerda de la mochila, y se lo lancé -Intenta romperlo, es el material mas duro con el que se puede hacer una cuerda, ademas no destrozaría en nada tu cuerpo- Sonreí, sabía que era importante para ella. -Es mas incómoda la silla, esta soldada al suelo y reforzada con tornillos. No creo que te guste la idea, pero es lo mejor que te puedo proporcionar, ademas estaré yo, por si acaso, o tu novio lo que prefieras.

Cogió la cuerda y medio jugueteó con ella para comprobar su resistencia, parecía agradarle y después me preguntó mi nombre. - Me llamo adam, no demasiado encantado que digamos - Reí, no pude evitarlo. -¿Y tu?- Acabó con todo, mientras que yo solo me había tomado un café y un poco de agua, decidí tomarme otro café con la escusa de quedarme un rato mas.

Sonreí, no podía negarlo .- Hombre, eso si..- La camarera trajo dos cafés y me dejo uno ami y uno a ella, y se quedo mirando con cara de, que bonito, no supe como reaccionar a eso y aparté la mirada, hacia ella, -Si, llegué hace cuatro años, me cargué un bichejo, me fuí y acabo de volver.

Reí ante su comentario y la camarera se fue sonrojada, la miré y me dijo que que era lo que me cargué, me lo pensé un momento y lo dije. -Fue un demonio, destrozaba casas, mataba gente, no tenía ningún tipo de sentimientos, era solo un asesino.- Dije mirándola. -Lo exorcité con una simple trampa para demonios, y todo acabó muy rápido.

Noté que mis palabras no le dieron buenas sensaciones, después dejo la mirada fija en el café y dijo que los demonios no eran seres con muchos sentimientos. -No..- Susurré para no perderla de sus pensamientos, me gustaba cuando alguien se quedaba embobado, y no me gustaba interrumpirlos.