Recien llegado [Libre]

Llegué a la ciudad en busca de un hogar, lo encontré y pasé un rato allí, no pasó nada interesante, luego decidí entrar un rato al bar, a relajarme y olvidarme un poco de todo, no tenía ganas de pensar.
-Tu. Dame dos jarras de cerveza...- Le dije al tabernero.
No parecía agradarle mi presencia, yo estaba aburrido de todo y necesitaba descansar, y no me importaba soltarle una ostia si se me ponía chulo.

Llevaba los últimos 3 meses con la misma historia. Un caso, insomnio, dolor de cabeza, caza, caso cerrado, y al final por fin concilio el sueño. Así hasta el día de hoy. ¿Y qué gano con eso? Nada.
Entré al bar de copas del pueblo, algún día de estos me libraría de aquel lugar. Sí, algún día.

Me acerqué a la barra y me senté, mientras soltaba un suspiro, exasperada.
-Dame una cerveza light, por favor. - le pedí, después de atender a un tipo de al lado. Revisé los mensajes y llamadas perdidas del móvil, como siempre hacía .

El camarero llegó con una botella fría de cerveza y la abrió. Le dediqué una leve sonrisa de agradecimiento y le di un trago, para luego seguir con lo que estaba haciendo.
Oí una voz masculina a mi lado, cosa que me hizo mirar hacia esa dirección.
-Hola. - saludé, a pesar de que... no era familiar, ni tampoco lo había visto por el pueblo. Seguramente, nuevo. - ¿Acabas de llegar aquí? - pregunté, tratando de ser amable. Qué digo; siempre trataba de serlo...

Parecía algo atónito, y yo seguía esperando a su clara respuesta. Dio otro trago de cerveza, cosa que imité instantes después.
-Bienvenido pues... Yo sólo estoy por aquí de paso... Ya sabes, cosas del trabajo. - comenté. - Aunque no entiendo qué es lo que atrae a la gente este lugar. - le eché una mirada y reí por lo bajo. - Lo siento, hablo demasiado. - añadí, en forma de disculpa. Superficialmente, el tipo daba algo de mal rollo... Pero ya sabes, no juzgues a un libro por su portada.

Bueno, entonces parece que nos atrae lo mismo...- Reí por lo bajo - Y tu trabajo, si no me equivoco es...
No me esperaba una respuesta clara, es mas ni siquiera esperaba respuesta, seguía bebiendo poco a poco, ya la tercera o cuarta jarra.
Estaba un poco perdido en sus ojos, pero había conseguido sacar casi todos sus rasgos, no era una chica debillucha, ni mucho menos.

-Supongo que... sí - dije algo entrecortada y atónita, ya que no sabía bien a lo que se refería. Mal, mal, mal... ahora preguntaba por mi trabajo. Vamos, había pasado por cosas así miles de centenares de veces.
-Me encargo de la empresa de mi padre. - finalicé su frase. No mentía, ese era uno de mis trabajos. Pero no podía ir fardando por ahí diciendo que era cazadora de espíritus malignos y demonios a todo el mundo.
Noté que estaba algo ausente... cosa que le hacía más extraño aún.
-¿Estás bien? - inquirí con una débil sonrisa y algo de preocupación, frunciendo el ceño.

Reí ante su supuesto trabajo, lo que supuse que era un segundo trabajo, después seguí bebiendo un poco perdido y cerré los ojos antes de que me preguntara eso.
-Si, estoy bien.
Suspiré, bebiendo de nuevo, estaba un poco perdido del tema y no podía concentrarme bien, pero daba igual.
-¿Y que haces por aquí?

De alguna forma, me sentí aliviada al oír su respuesta. De que estaba bien. Siempre creí que la gente contestaba eso solo para esconder la verdad, para no hacer sufrir a los demás. Mentir a los demás. Yo sabía lo que era eso, porque no podría contar la cantidad de veces que había formulado esa frase.
Soltó un suspiro y bebió otro trago de la jarra de cerveza. Vaya, yo con uno de esos ya estaba ebria. Totalmente ebria y soltando estupideces que Dios sabía qué.
-Creo que... ya te lo he dicho. Estoy de paso. - contesté, haciendo memoria para confirmar que había respondido a su pregunta de forma indirecta hacía solo unos instantes.

Jodida mente ingenua e inocente tuya, Angela Strauss. Me sentí tonta, no, estúpida por lo ocurrido. Aunque no pareció importarle.
-A eso digamos que... Vengo aquí para tomar algo y pensar más detenidamente... - contesté, con mirada ausente. - Son... manía mías, no tiene mucha importancia la razón de que esté aquí, sinceramente. - dije restándole importancia. - ¿y tú? Me refiero a... que hay lugares más interesantes en el pueblo que este bar. ¿qué te atrajo hasta aquí? - pregunté, antes de llevarme la botella de cerveza a los labios.

Acabé una jarra mas, dudaba poder seguir la cuenta de todas las que llevaba, de una vez por todas dejé de beber y miré a la chica mas detenidamente.
-Normalmente, me suelo poner a beber un poco para olvidarme de todo... pero no tengo nada aquí importante.

Su número de jarras empezaba a ser preocupante. Si continuaba así... No podría imaginar la resaca que le daría al día siguiente. Que te doliera al mover cada uno de los músculos e tu cuerpo. Sí, lo había experimentado. Mi primera borrachera a los 16 años. Me desperté en la mansión familiar, en el frío suelo de mármol y mi tío mirándome con cara de mala leche. Me faltaba un zapato. Y a partir de allí no quise volver a pasar por aquello.
-Entiendo... - asentí, con lentitud. - Entonces coincidimos en esto. - sonreí, mientras daba el último trago a mi cerveza y lo vaciaba.

¿Cacería? ¿Acaso era un... Posiblemente, ya que con todos los tios que me encontraba eran cazadores. Aunque podía ser algún demonio... Su comportamiento seguía sin convencerme del todo.
-Cristo... - murmuré. Si era un demonio, sus ojos se habrían tornado negros con tan solo escuchar la palabra, pero no ocurrió nada. Bueno, más valía prevenir. Me lo quedé mirando fijamente, algo nerviosa y quizás, asustada por su reacción. Si acertaba en que era cazador, seguramente no me diría nada o... básicamente se reiría en mi cara por creer que era un demonio.

Reí, no pude evitarlo, en su cara, después saqué un bote de agua con un rosario dentro, agua bendita, bebí un poco y sonreí. - ¿Decías? Siempre voy preparado, quien sabe lo que te puedes encontrar...- Pedí otra jarra y me la bebí acto seguido, sabía que era cazadora, solo un cazador respondería así a la palabra "Cacería" -¿Y tu? ¿Cazas mucho?

Rió, como me lo había esperado... Muy bien Angie, siempre tan... oportuna. Sacó una botella de agua con un rosario en su interior, por lo que deduje casi al instante que era agua bendita. Bebió de ella y luego sonrió. Vamos, ¿no había otra forma de mofarse de mí que esa?
-Sí, quién sabe... - murmuré, algo molesta. Pidió otra jarra y preguntó por mí. - Los 365 días del año a no ser que salga herida en alguna de ella... Entonces reduzco la caza. - contesté, de forma objetiva.

Tampoco quería reírme de ella, guardé la botella y la miré sonriendo. Me dijo que cazaba todos los días si no salía herida. -Eso ami me parece un exceso, dentro de poco se acabaran si seguimos así, hay que dejarlos procrear .-Reí-. Ademas, no creo que lo caces todo, seguro que has tenido piedad con algo. Pedí otra jarra, estaba bebiendo lentamente, no quería emborracharme ahora que había conocido a alguien que me comprendiera en parte.

Guardó la botella y sonrió. Reí incrédula ante su comentario... Él no lo entendía... Toda mi familia fue asesinada por seres malignos, no tenía porqué dejarlos vivos.
-¿Piedad...? - repetí, en voz baja. - Esa palabra se queda corta... Nadie debería tener piedad de esas... cosas. - repliqué. - ¿Y tú? ¿Acaso has dejado algun demonio u otro ser escapar? Para mí, es algo nenaza... - sí, nenaza... me educaron para no tener misericordia con esos seres y hasta ahora, me iba bien.

Reí, me llamaba nenaza, pero es que hay veces que... no puedes hacerlo. - Sabes... los demonios engañan, es naturaleza suya, ademas, he visto algunos que no quieren hacer daño, que no quieren ser lo que son, y eso, les hace sentirse débiles.- No parecía hacerle mucha gracia, ni mucho menos saber de lo que estaba hablando, parecía como si fuera diferente ami. -No todos son máquinas de matar deborahumanos.

Volvió a reír, donde yo no cogía la gracia. Luego me soltó el rollo de los demonios. Las veces que había escuchado eso de otros cazadores. Pero nunca les sumaba interés. -Me da lo mismo. Son demonios. Ellos y nosotros somos enemigos por naturaleza. Eso lo sabes perfectamente. - empezaba a alterarme, cosa que no era buena señal. Debía tranquilizarme, pero el tema me sacaba de quicio. - No, no lo son... Pero estan diseñados para eso...

La miré de nuevo, no parecía enterarse mucho. -Y nosotros no estamos diseñados para sobrevivir a eso, créeme.- Tenía una posición que no expresaba sentimientos. -Si no, seríamos mas rápidos, mas fuertes y mas ágiles.- Estaba ya cansado de ese tema, debería relacionarme mas y dejar mis demonios aparte. -¿Quieres algo mas? te invito.- Intenté cambiar de tema.