Time of revenge(Amanda)

Una trampa.Eso era lo mejor para estos casos y yo,era un genio tendiendolas.Habia pasado demasiado tiempo desde que tuve ese encuentro con la cazadora,con la tal Amanda.Alli,en aquel momento,me parecio una buena idea dejarla con vida,usarla de GPS para informarme de la situacion de otros muchos cazadores,la verdad es que era demasiado cansado estar buscandolos para simplemente torturarlos y acabar matandolos.La diversion en estos casos duraba demasiado poco,quizas provocada por el odio que les tengo a todos esos cuyo objetivo en la vida es matarme a mi o a cualquier cosa que sea superior a ellos.Fueran cuales fueran los motivos e esas mentes simples,el trabajo que me tenia que dar para averiguar su paradero era mucho mayor que la recompensa de matarlospor esa razon elegi a la mosquita muerta de la chica del parque para que me fuera de ayuda,pero no...la tipa habia sido mas que precavida para que no pudiera dar con ninguno de sus amiguitos y eso,iba a tener unas consecuencias para ella.

Sali del hotel,esta vez vestida de una forma muy distinta a la de nuestro anterior encuentro.Aquel dia en el parque me apetecia darle vueltas al asunto,disfrutar interpretando un papel para mostrar mi verdadera cara de repente,sin previo aviso,ese momento en el que las victimas descubren la verdadera personalidad del ser con el que estan,es fantastico.Pero esta noche era distinta,iba enfadada,muy enfadada,y mi forma de vestir asi lo plasmaba.Con mis leggins negros y una camiseta morada que dejaba ver parte de mi espalda,sali a la calle montada en mis inmensos tacones del color de mi camiseta,perfectamente acabados con un tacon plateado que sonaba por las calles.

Me habia encargado de todo,desde hacia dias llevaba planeandolo todo.Aquello me haboia ocupado mas tiempo del necesario,pero queria que todo estuviera totalmente organizado,al milimetro,no queria sorpresas y aquella cazadora iba a desear no haberme tomado el pelo de esa forma tan ruin.

Me acerque al pub que habia estado rondando los ultimos dias y me encontre a la hora acordada con el la bruja que me habia invocado por primera vez unos meses atras.Tenia demaisadas ansias de poder como para negarse a la oferta(que por supuesto no cumpliria)que le habia hecho la anterios semana.Le hablaba de poder,de ser mas importante que sus amiguitas,las que entre todas se habian metido en este mundo,se le notaba que queria destacar,sus ojos lo transmitian y por supuesto que iba a aprovechar esa ventaja.

-Que puntual,me encanta.-dije con una falsa sonrisa apoyada de un beso en la cara.-¿Estas preparada para tener todo lo que siempre has querido?.-si,la pregunta sobraba,pero era una forma de animarla para que se metiera en su papel,recordarle lo que supuestamente iba a obtener me garantizaba que no se iba a echar atras.

Ella sonrio,le devolvi la sonrisa con la unica diferencia que la suya era totalmente sincera y la mia era...bueno,como el polo norte y el polo sur,opuestas.

Por si acaso,decidi recordarle el plan.Amanda era muy lista,y todo tenia que estar bien planeado para que no sospechara.

-El bosque,dile que una demonio con la que hiciste un pacto ha intentado matarte,pero tu has conseguido escapar.Ahora tienes miedo y como has oido maravillas de la tal Amanda,quieres que te ayuda de cualquier forma.Suplicale,llorale!lo que sea,pero a media noche la quiero en el bosque,estamos?.-doje cortantemente,aparcando a un lado cualquier muestra de amabilidad como con la que habia llegado cinco minutos antes.Ella asintio algo asustada,asi que apoye una mano en su hombro,se parecio tranquilizar,pero mi intencion no era que su cuerpo estuviera comodo,no,lo que queria era que todo aquello fuera completamente creible,asi que la golpee en el estomago,arañe su cara y...para rematar,arranque un "pequeño"mechon de su cabello.

Ella se aparto hacia una pared para dejarse caer alli y recuperar el aliento mientras me miraba de reojo.

-Tranquila,no ha sido para tanto,verdad?Ademas,las buenas actrices siguen el metodo de Stanivslasky..que tienes tu de menos que una actriz de Holliwood?.-dije riendome y le hice un gesto para que se marchara.

Me la quede mirando hasta que se perdio en el horizonte,ahora iba camino a encontrarse con Amanda y yo en cuestion de segundos estaria en el bosque esperandola,pero esa ropa tan mona que llevaba,deberia lucirla.Mire el reloj,aun quedaban tres horas para la hora acordada.Sonrei y entre en el pub en busca de algo de diversion,el inicio de la noche habia llegado.

Después de mi absolutamente pésimo viaje a Houston necesitaba alcohol, eso sin duda alguna. Me había arrastrado hacia mi habitación del motel y me había encerrado en ella durante dos días, sin ser capaz de hacer otra cosa que no fuera quedarme estática encima de la cama pensando, dándole vueltas al estado de Nikki y de James al acabar su encuentro. Y eso sólo había contribuido a hundirme un poco más en la miseria de lo que ya estaba, si eso era posible de algún modo. No me movía: pasaba los días y las noches quieta, descuidando todo lo que había a mi alrededor. No me importaba lo más mínimo ni mi propia higiene ni la de mi habitación, hasta que ya, al tecer día, estaba tan asqueada por todo que me entró una vena de limpiadora obsesiva y lo ordené todo como pude. Después me metí a la ducha y, sentada en el suelo de la ducha bajo aquel chorro de agua fría, dejé caer las lágrimas que antes se habían negado a aparecer para tratar de aliviar mi sufrimiento. Por desgracia, ni ellas ayudaron ni yo me sentí mejor, pues a la culpabilidad producida por lo ocurrido en el encuentro con James y Nikki y a los nervios y malestar general que tenía desde que las cosas se habían torcido tan irremediablemente, se sumaba ahora la vergüenza de no ser capaz de afrontar la situación de otro modo que no fuera con lágrimas. Encima de débil y estúpida era una cobarde. Simplemente genial, lo que necesitaba para acabar de rematar la situación. El alcohol sería lo único que podría ayudarme a sobrevivir día a día hasta que, o bien la situación mejorara, o bien alguien tuviera piedad de mí y decidiera matarme para acabar con todo lo que yo provocaba y con todo lo malo que pasaba a mi alrededor.
Salí de la ducha con paso trémulo y me sequé el pelo, sin demasiado cuidado. Cogí una camisa roja y negra y unos vaqueros, los primeros que pillé. Me puse los primeros zapatos que encontré, una converse de cada color porque ni encontraba la pareja ni tenía ánimos para ir a buscarla, y cogí el bolso para irme a algún lugar donde no me conocieran y pudiera así emborracharme sin nadie juzgando lo que hacía o dejaba de hacer. Suficiente tenía conmigo misma como para encima tener que soportar lo que pensaban los demás. No, gracias.
Salí del motel arrastrando los pies y con la mirada baja, y en el camino hasta el pueblo la gente se quedaba mirándome y señalándome, hablando de mí para darse cuenta del aspecto demacrado y enfermo que llevaba por la vida. De nuevo me importaba más bien poco lo que pudieran decir, porque sabía que si dejaba que me afectara me iba a derrumbar del todo y nada ni nadie sería capaz de ayudarme a salir de ese hoyo que ahora me parecía tan profundo. Abrí la puerta del pub al llegar, y una mirada al gorila bastó para que ni me pidiera la documentación. Me acerqué a la barra y cogí una botella de Jack Daniel's, como Nikki había hecho en aquel encuentro nuestro de Los Angeles. Aquel recuerdo vino a mi mente con flashes borrosos, en los que veía su sonrisa y rememoraba lo bien que nos lo habíamos pasado. También se coló en mi mente una de las mil noches en las que James y yo nos habíamos emborrachado juntos, siendo apenas unos adolescentes. No podía decirse que yo hubiera cambiado mucho, pues seguía teniendo sus problemas y chorradas demasiado en mente como para considerar que había abandonado el mundillo. Aquellas imágenes consiguieron llenarme los ojos de lágrimas, que ignoré poniéndome a beber de la botella casi como una desperada, necesitándolo de verdad. Ese era el único modo que veía factible para conseguir librarme de todo aquello que se me había venido encima, porque sobria ni pensaba intentarlo. Dolía demasiado.
De fondo me parecía oír leves quejidos de dolor, pero estaba demasiado ocupada dando largos tragos de la botella como para prestar atención a algo que no fuera eso. Cuando los grititos aumentaron de intensidad giré la cabeza, molesta, y vi a una chica que tenía muy mal aspecto, con arañazos en la cara y un mechón de pelo arrancado en la mano y llevándose la mano al estómago siendo atendida por uno de los camareros. En cuanto vio que la miraba, con expresión vacía de sentimientos, empezó a señalarme y uno de los que estaban a su lado vino hacia mí y me dijo que quería verme. Le miré mal, pero cogí mi botella y fui hacia donde estaba. Tal vez ayudar a alguien era lo que necesitaba en aquel momento. En cuanto me puse enfrente de ella separó a todos los que la rodeaban hasta quedar sólo nosotras, y me dijo, con lágrimas en la cara y expresión de sufrimiento, que necesitaba ayuda. Seguí mirándola a los ojos y pareció adquirir fuerzas para seguir, pues comenzó a contarme algo de que un demonio con quien había hecho un trato quería matarla pero había escapado. De entrada me chocó que supiese que era cazadora, pero como no tenía ánimos como para sospechar demasiado ni le di importancia. Me dijo que necesitaba ayuda desesperadamente y acabé por aceptar, más bien para que me dejara en paz de una maldita vez y poder beber tranquila. A las doce en el bosque, me dijo, y asentí.
Volví a la barra y seguí bebiendo, sin intenciones de acudir. Pero, al final, la curiosidad pudo conmigo y terminé por salir de allí, con mi botella medio vacía en la mano, para dirigirme a aquel lugar. Sabía que había algo que olía a podrido en todo aquello y que no debía confiar en aquella chica, pero es que me daba tan igual que ni me lo planteé.
Me adentré en el verde bosque con paso de nuevo cabizbajo y sin mirar demasiado a mi alrededor, hasta que llegué a un claro en el que me paré y miré al frente, en busca de aquel demonio que se suponía que iba a estar allí. La muy zorra me había engañado, y yo encima había caído en su engaño, como una idiota. - ¡Joder! - giré con toda mi rabia a los árboles, que con la luz de la luna se veían siniestros y amenazadores a mi alredor. Me senté en una rama y abrí de nuevo la botella, bebiendo más rápidamente de ella hasta que se me terminó el alcohol. Algo bueno había tenido el ir hasta allí, y era que por lo menos nadie me iba a mirar mal por beber como una cosaca.

Las once de la noche,aun tenia tiempo para divertirme,un preparatorio para lo que vendria despues en el bosque a la medianoche.En la barra lo de siempre,tipos deseosos de pillar a una tipa con las miras mas bien bajas que los hiciera pasar un buen rato,y yo,podia interpretar ese papel hasta el momento en el que empezara el contacto fisico.No habia un tiempo establecido,pero jamas pasaba de diez minutos,asi que...(empece a contar con los dedos de las manos...)tenia tiempo para embaucar a unos cuantos de esos.

Primera parada:esquina izquierda de la barra,un tipo calvo que intentaba en vano entablar conversacion con la camarera rubia talla 105 de sujetador,demadiado predecible...pero en fin,los resignados eran aun mas faciles de matar.

-Me invitas a una copa?.-dije mientras pasaba mi mano por su espalda,sentandome en el taburete que habia su lado.Una sonrisa,un poco de estiramiento de camiseta hacia abajo...Si,casi cronometrado,en nueve minutos estaba con el fuera del pub,intentando no vomitar por el contacto corporal y en breve,acabando con su vida en un abrir y cerrar de ojos.Aspire ese sabor indescriptible de su alma y sonrei satisfecha por el trabajo realizado.

Poco hay que decir de los siguientes tres tipos,un par de ellos estaban bastante interesados en realizar una bacanal romana,y,...si,se podria decir que habian acabado de esa forma,aunque yo hubiera sido la unica que lo disfruto.

Mire de nuevo el reloj,se acercaba la hora,y decidi marcharme hacia alli.Me coloque la ropa,el pelo...la situacion de merecia que diera todo de mi,despues de todo iba a ser la ultima cara que la estupida de la cazadora viera en su vida,asi que debia ponerme mona y adorable al menos para que se llevara ese recuerdo y puediera tener bien clara mi cara para cuando nos encontraramos en el infierno.

Llegue al bosque,todo en silencio,y cerre los ojos para escuchar cualquier sonido que me indicara donde estaba ella.Si...parecia un mapa...39º latitud norte,25º longitud oeste,asi que alli me dirigi.
Hice sonar unas cuantas hojas y de repente apareci.

-Vamos no te escondas ratita,solo quiero volver a recordar viejos tiempos,ya sabes,ese dia en el parque,como nos conocimos,el algodon de azucar...pero sobre todo,quiero recordar como incumpliste tu promesa!.-dije elevando el tono notablemente.
Me acerque unos pasos hasta el arbol donde ella estaba,suspire cansada,si,me gustaba jugar,pero solo cuando a mi me apetecia.

-Te he dicho que salgas,YA!.-grite cambiando los ojos por los mios de demonio.

Sentada en aquella rama de aquel bosque, de aquel pueblo, de aquel estado, de aquel país al que en el fondo creía que nunca debía haber venido, pensaba en silencio. Trataba de evitar por todos los medios que las lágrimas que había dejado correr salvajes en la ducha volvieran a mí, porque sabía que no iban a ayudarme en mi maldita situación actual, sino más bien todo lo contrario. Sentir vergüenza de mí misma no era algo que me fuera a sentar demasiado bien teniendo en cuenta que estaba para el arrastre, aunque en ese momento todo me daba bastante igual. Que probablemente estuviera en una trampa de la que alguien se fuera a aprovechar, que mi vida se estuviera haciendo añicos y que no tenía a nadie que me ayudara, que necesitaba beber más para convertir esa ligera sensación de felicidad absurda en una cogorza de las memorables pero que no tuviera alcohol a mano porque ya había acabado todo el whiskey... Todo, absolutamente todo me la resbalaba de una manera impresionante.
El sonido irreal de unas hojas me hizo girar la cabeza en su dirección, pues algo no encajaba en aquella imagen nocturna. Tal vez era el hecho de que no había viento que las moviera, o simplemente que en teoría estaba sola y nada ni nadie podía haber causado ese sonido. Volví a bajar la cabeza y la apoyé en las piernas, que tenía dobladas de manera que mis brazos pudieran rodearlas. A no ser que ese algo estuviera dispuesto a matarme o a dejarme en paz, podía hacer lo que quisiera, que no iba a decir nada al respecto.
Sin embargo, aquel algo no quería quedarse tranquilito y conformarse con estar a su aire mientras yo estaba al mío, y su voz pronto me desveló su identidad aún sin tener que levantar la cabeza y mirarla a la cara. Porque desde nuestro último encuentro a Odette la tenía más que localizada, y si ya encima me recordaba que me había tirado algodón de azúcar a la cabeza, con lo que había costado que saliera después, pues no tenía muchas más opciones de posibles seres que decidieran venirse a tocar las narices un rato. Bueno, por lo menos con ella tenía medianamente garantizada la muerte al final, que en el fondo era lo que quería, así que por lo menos me iba a servir de algo más haber seguido el consejo de aquella chica, que ahora estaba más que claro que había sido una trampa planeada por Odette. Aunque tampoco tenía claro el porqué de tomarse la molestia de coger a alguien para que se asegurara de que iba al bosque a encontrarme con ella cuando sabía que encontrarme por sí misma no debería ser demasiado esfuerzo para ella. Lo siguiente que dijo, que había incumplido mi promesa, fue lo que me hizo comprender el porqué de todo aquello.
Los recuerdos de nuestro encuentro, sobre todo de la parte en la que me había llevado a la cabaña y había descubierto que era una cazadora, me golpearon con la fuerza de un mazo, o más bien con la fuerza de los golpes que Odette me había dado entonces. Al final acabó por decirme que yo iba a servir como su agenda personal para tener conocimiento de todos los cazadores con los que yo tuviera contactos y probablemente evitarse así el esfuerzo de buscarlos por ella misma. Y por esa misma razón, tras dejarme huir, hice todo lo que estuvo en mi mano para que la información que sacara de mí fuera lo más inútil posible. Porque al fin y al cabo en ese momento me importaba algo, y no me encontraba en el mismo estado de indiferencia ante todo en el que estaba ahora para tratar de evitarme el dolor por todo lo que me había pasado últimamente. Y sí, hice tan bien mi trabajo que la había cabreado lo suficiente como para que quisiera venganza. En este momento casi lo agradecía, porque sufrimiento y dolor acabado en muerte me parecía una buena opción para lo que quedaba de día. Llego a hacerlo a propósito y no me sale, desde luego.
Se acercó a mí, pero seguí con la cabeza gacha y la frente apoyada en las rodillas, porque al fin y al cabo hiciera lo que hiciera iba a acabar igual y no me apetecía tampoco que su cara fuese a ser lo último que mis ojos iban a ver antes de ir derechita al infierno y volver a encontrarme con ella.
Un grito por su parte me hizo salir de mi ensimismamiento, y alcé finalmente el rostro para mirarla, con cara totalmente inexpresiva y dándome cuenta de que había cambiado sus ojos (habitualmente azules) por los ojos totalmente negros que denotaban su condición de demonio. Para más inri, de demonio sanguinario, cruel y con muy mala leche y poca paciencia.
Me levanté de la rama en la que estaba sentada y caminé hasta ella, con paso tranquilo porque no tenía ninguna prisa. Vale que no me importaba en absoluto morir, pero tampoco era cuestión de apresurarse hasta las garras del lobo vestido con la piel del cordero que me esperaba al final del camino. - Aquí me tienes, Odette. - le dije en cuanto llegué hasta su altura, estirando los brazos simbólicamente y alzando las cejas, siendo la única expresión que hubo en mi rostro, plagado de indiferencia. Era la mejor barrera contra el dolor que sentía dentro de mí, así que iba a mantenerlo para evitar reventar y que tuviera una ventaja más sobre mí. Ya tenía suficientes, pues estábamos solas, yo iba desarmada y medio borracha, y tampoco era plan de facilitarle tanto las cosas. Que al menos se esfuerce un poco.

Todo se resume en la muerte,los humanos vienen a este mundo para tener una vida medianamente normal,evitando esto mismo,morir,pero es algo de lo que jamas podran salir,tarde o temprano(y ellos prefieren tarde)acaban muertos.Enterrados o incinerados son las dos opciones mas dignas y con las que deberian estar contentos de acabar,al menos sus familiares saben donde se encuentran sus putrefactos cuerpos y pueden ir a llorarles,intentando en vano que sus rezos y plegarias lleguen hasta ellos.

Estaba teniendo esa lluvia de ideas,a veces me inspiraba mientras tenia ante mi a una presa,victima,lo que fuera,a la cual iba a matar y a quitar el privilegio de enterrarse bajo tierra humeda y llena de gusanos...A veces no entendia esos ritos cristianos,que intencion puede tener eso,el llenar un lugar productivo en el que se podrian construir centros comerciales con tumbas llenas de huesos,pelo y uñas?que es lo que al fin y al cabo queda unos años despues de cerrar dichos nichos.Negue la cabeza y entonces la vi caminar hacia mi,con ese gesto de indiferencia y soltando esas palabras.


-No es por nada,pero sabia que te tendria,no te eches flores maldita imbecil con cara de alcoholica que colecciona gatos y los acaricia mientras recuerda tiempos en los que aun era alguien productivo para la sociedad e intenta suplir esos recuerdos con los gatos y sus parasitos corporales.-cuanto daño habian hecho Los Simpsons...

Di un par de pasos para terminar de salvar la distancia que quedaba entre nuestros cuerpos y me la quede mirando en silencio durante unos minutos.Sin mas,y de imprevisto,sople en su cara intentando buscar ese temblor que me encantaba en los humanos.

-Tu solita te lo has buscado,...jamas pense que fueras tan estupida como para anteponer el bien personal de otros al tuyo...sera cosa del alcohol.-dije haciendo un gesto con la mano para airear el olor a whisky que habia en el ambiente,no me desagradaba,pero la cosa era insultar todo lo que estuviera relacionado con ella.

Mire hacia la izquierda,podia haber usado otra cosa,pero siempre habia tenido predileccion por las rocas sedimentarias y esa era especialmente util para reventarle la cabeza o al menos,hacerle bastante daño.
La cogi y muy rapidamente se la lance a la cabeza,haciendo que cayera al suelo de inmediato.Escuche el dolor hecho sonido y me acerque hasta donde ella estaba tirada,puse uno de mis zapatos sobre ella y presione en su estomago sin ningun tipo de decoro.

Me di la vuelta mientras se revolvia o lo que fuera que estuviera haciendo pero que llamaria la atencion de una reunion de sordos y me coloque el pelo.Me agache pasa observar mejor esas magnificas piedras que tan utiles eran en casos como estos y cual intrepida arqueologa empece a investigar cual podria utilizar para mi proximo golpe.Cogi una y me di la vuelta pero la solte,ocasionando un sonido seco en el bosque.Aquella escena era patetica...

-A veces me pregunto porque no os mato rapidamente...todo seria mucho mas facil para mi...pero estos momentos a solas con vosotros merecen la pena...si,esa es la razon.-dije en un monologo que solo se veia interrumpido por sus lamentos.

Algo enfadada agache mi mano y la cogi de la mandibula,oprimiendola mientras la elevaba para que se pusiera a mi altura.

-¿A que preferirias que te hubiera lanzado otro algodon de azucar antes que la piedra?.-dije con un tono jovial que no pegaba nada con la situacion.

Estaba más que claro que sabía que iba a tenerme, tanto para ella (por ser la que había ideado el plan, al fin y al cabo. Por muy mal que me cayera tenía que admitir que maquinando e inventándose estrategias como estas para conseguir lo que quería era muy buena. En resumen: todos los que nos topemos con ella estamos bien jodidos) como para mí, porque sabía que en las condiciones en las que me encontraba ni podría ni quería resistirme a que ella pagara su mal humor conmigo, siempre y cuando que al final acabara muerta. Por la mente se me pasaba de vez en cuando lo patética que era por querer eso por lo que habían hecho dos chicos, pero pensándolo mejor no sólo lo había hecho por James y Nikki (aunque también habían puesto su granito de arena en mi estado actual, y he de decir que su colaboración había sido el factor desencadenante para que yo hubiera terminado tan hundida en la miseria como estaba), sino más bien por una gran serie de razones, que empezaban y terminaban conmigo. Yo era la causante de todo lo que me había pasado, y por ello necesitaba una solución que pasara por eliminar la causa del problema: yo.
Me había clavado con lo de la cara de alcohólica, aunque no tanto con lo de los gatos, porque a pesar de que me gustaban yo no había tenido mascotas en mi vida. - Creo que nunca ha habido tiempos como esos, Odette, así que no hay nada en lo que me quede pensar cuando esté con mis gatitos inexistentes aparte de en lo estúpida que soy. - respondí, incapaz de cerrar la boca, como siempre que estaba con ella. Y si me importaba bien poco morir y que ella supiera que ahora mismo no me encontraba nada bien, aquí y ahora lo acababa de demostrar. Lo único que faltaban eran las luces de neón, tan brillantes como aquellas de Los Angeles que Nikki y yo... ¡Basta! Así no ayudo. Y desde luego que no, no lo hago, porque a la sola mención de su nombre en mis pensamientos mi mente se oscureció y, recordando lo que había pasado entre nosotros, comencé a sentir el dolor de antes, ahora intensificado. Muy bien, Amanda, te mereces un premio.
Se terminó de acercar a mí y me sopló en la cara, aunque lo único que consiguió fue que se me cerraran los ojos un instante y que después volviera a abrirlos. ¿Quería asustarme? No lo haría, porque ya sabía de lo que era capaz y lo único que se podía sacar de esa aceptación era eso, aceptación. El terror había sido desbancado por completo, y no había lugar para él en mi interior. Se siente.
Me acusó de estúpida por haber sido capaz de anteponer el bien de los otros al mío propio, y estuve por asentir y darle la razón, aunque sólo por lo de estúpida. Pero Odette, por favor, no te cortes. Admite lo que soy: gilipollas, imbécil, estúpida, subnormal... Aunque no precisamente por eso, sino más bien porque por mucho que lo intente no doy una derecha. Y ¿sabes? Ya me he cansado también de intentar hacerlo todo bien cuando está claro que las cosas escapan a mi control. No voy a luchar más contra los elementos y contra el destino, que me he cansado de causas perdidas.
Aireó el olor a whiskey que había entre nosotras, pero no podía evitar haberme bebido una botella entera hacía apenas diez minutos. Las pruebas iban a seguir ahí, visibles hasta en la botella vacía que descansaba en la rama.
Cogió una piedra del suelo y no me dio tiempo a preguntarle qué iba a hacer con ella, pues me dio un golpe en la cabeza que me tiró al suelo y me hizo ver las estrellas. También chiribitas, la luna y luces de colores que me nublaron la vista durante unos instantes mientras notaba la sangre caliente bajar lentamente por mi piel y por mi pelo hasta llegar al suelo, donde había quedado tumbaba. No pude evitar soltar un gemido de dolor al recobrar del todo la razón y sentir los pinchazos en mi cabeza, y a ese dolor se sumó uno proveniente de un pisotón en la tripa que la adorable acompañante que me había buscado se había encargado de propinarme. odette, cielo, ¿qué haría yo sin tí?
A pesar de que en mi mente en cierto modo me alegraba porque esto fuera a significar mi inminente fin, mi cuerpo parecía moverse espasmódicamente soltando también leves quejidos. Me estaba haciendo mucho daño, aunque tendría que aguantar porque sabía que esto sólo acababa de empezar. Se agachó y empezó a rebuscar entre las piedras, buscando otra con la que volver a golpearme. Pareció pensárselo mejor y la soltó, de golpe, provocando un ruido seco en el bosque que pareció ser lo suficiente como para que mi mente pudiera controlar de nuevo a mi cuerpo y así quedarme quieta en el suelo. No antes de que soltara un monólogo acerca de la razón por la que no nos mataba antes, claro, y mis lamentos involuntarios en cierto modo fueron su banda sonora particular.
Me cogió de la mandíbula y con fuerza impresionante me levantó del suelo para ponerme a su altura. Me preguntó que si no habría preferido que me lanzara algodón de azúcar, con un tono que desentonaba del todo con la situación. No contesté porque sabía que mi respuesta le daría bastante igual, así que me limité a apartar su mano de mi mandíbula de un manotazo para que pudiera permitirme hablarle. - Ya que estás aquí, ¿vas a terminar lo que has empezado con la piedra o prefieres que nos vayamos a la feria a comer algodón de azúcar, de ese que tanto nos gusta a las dos? - le pregunté. De nuevo me estaba metiendo en la boca del lobo, y de nuevo no me importaba lo más mínimo. A la mierda el sentido común.

Habia visto muchas reacciones en las personas que iba a matar,entre las cuales,el miedo era la que mas exito tenia,pero ella no estaba demostrandolo,atencion,demostrandolo,porque cualquier persona en su sano juicio estaria haciendo que su interior temblara como una gelatina de fresa sobre una mesa coja.Claro que...quizas ella no estuviera en su sano juicio.

Me rei ante sus palabras,ante su intento de plasmar la imagen de cazadora desinteresada que tiene un asco de vida pero que aun asi sigue adelante con su existencia con tal de salvar a la humanidad de monstruos sin corazon como yo,para ganarse un lugar en el lado derecho de su salvador,mientras rezan y observan como el mundo se ha convertido en un lugar mejor gracias a ellos y a su intervencion milagrosa que acabo con un cataclismo de dimensiones apocalipticas.Si,los rios emanarian vino santificado y los animalitos saltarian por el campo cantando canciones de Disney...Que asco,repelencia,repugnacia y todos los sustantivos que expresaran lo que en ese momento senti tan solo de imaginarme esa situacion.Ah!si...se me olvidaba que todos los arboles estarian hechos de algodon de azucar y los manzanos producirian manzanas de caramelo.

Apareci por detras de ella y con una patada en la parte posterior de la rodilla hice que cayera al suelo de espaldas a mi.


-Que imagen mas patetica para ti...mala suerte que no me he traido la camara de fotos...-dije ironica.Sin mas le di una patada que hizo que acabara con las manos apoyadas en el suelo.

-Gracias a tus palabras te acabas de ganar una muerte lenta y dolorosa,encanto.-añadi mientras veia caer al suelo una de las gotas de sangre de la herida que le habia provocado con la piedra de antes.Me puse delante de ella y me agache para ponerme a su altura.Tire de su cabello hacia atras y aspire el aroma.Era como una dulce victoria en la batalla,pero sabia que la guerra tambien seria para mi.

En ese momento me acorde de aquel tipo bipolar,el que se volvia loco cuando probaba la sangre y empece a recordar la noche de las monjas y sobre todo lo de despues.Nota mental:buscar de nuevo a ese tipo para repetir.


-¿Ultima voluntad,ultimas palabras?...Para que veas que en el fondo,soy buena,candida,adorable,como una mariposa sobre una margarita,igual de...Argh...no puedo con la sola imagen...Eso,que si quieres decir algo.-añadi soltando la cabeza de golpe y lamiendo mis manos que se habian llenado de su sangre.

Se debía estar pensando cualquier cosa sobre mí, mi salud mental, o cualquier derivación de ambas. Y a decir verdad, por mucho que ambas nos pudiéramos llegar a detestar, eso era algo que tenía que admitirle: yo no estaba, había estado, y probablemente estaré nunca cuerda. Mejor enfrentarse a los hechos así, de frente, y evitar sorpresas desgradables después. Eso era lo único que explicaba que la falta de miedo fuera lo más presente en mí en ese momento, y como me conocía bastante bien sabía de sobra que eso era exactamente lo que lo provocaba. Mi total y absoluta locura, o al menos mi falta de estabilidad mental.
Se empezó a reír, también, probablemente porque la imagen que se estaba llevando de mí no había sido la más adecuada a la que ella misma tenía. Ante cualquier otra persona podía parecer una mártir que lloraba sus desgracias pero que aún así trataba de sacrificarse por los demás (de hecho esta imagen de mártir pega demasiado con cómo estoy ahora...), salvando al mundo de desgracias como ella, que sólo conseguían arruinarlo un poco más de lo que ya estaba. Pero vamos a ver, ¿a quién queremos engañar? El mundo está podrido, con o sin demonios, y las cosas malas seguirán pasando haya seres como Odette o no. En el fondo no somos tan diferentes de como pensamos que somos, por mucho que querramos creer que sí.
Estaba totalmente desconcentrada cuando una oportuna patada a mi rodilla me hizo perder de nuevo el equilibrio. Vaya, con lo que me había costado ponerme de pie va y encima me vuelve a tirar al suelo. Volvió a darme otra patada, que me hizo terminar con las manos apoyadas en el suelo, como si fuera un perro. De hecho hizo el comentario borde de rigor al decir que estaba patética y que era una lástima haberse olvidado la cámara de fotos. Me daba bastante igual lo que me dijera, la situación, las fantasías de tartas de fresa que se le habían creado en la cabeza o simplemente la sangre que seguía goteando desde mi cabeza hasta el suelo, produciendo un continuo ruido que me esforzaba en ignorar. Lo único que quería era que se diera prisa y me matara de una maldita vez, para poder acabar con mi maldita y patética existencia antes de que pudiera joder a alguien tanto como yo misma lo estaba.
Sin embargo, según ella gracias a mis palabras mi muerte se iba a convertir en algo lento y doloroso, y no podía serme más inconveniente aquel pequeño detalle que acababa de mencionar. Yo lo que quería era que todo aquello terminara, y de una manera rápida, a ser posible. Aunque viéndolo desde otra perspectiva me parecía justo que se tomara su tiempo para disfrutar de cada nuevo golpe que pudiera darme. Al fin y al cabo sólo recogía lo que me había encargado de sembrar, y no tenía ninguna razón para quejarme de aquello, por mucho que alguna parte racional perdida dentro de mi caos mental todavía quisiera resistirse a la idea. Instinto de supervivencia, tal vez, aunque yo misma me encargaría de apartarlo para asegurarme de que Odette hacía lo que tenía que hacer sin que yo se lo pusiera más difícil, quejándome o incluso resistiéndome.
Se agachó, poniéndose a mi altura, y un oportuno tirón de pelo hacia atrás fue el encargado de permitirle oler el olor de mi sangre, ante el que su expresión casi se dulcificó. Bueno, eso sólo serían ilusiones mías, porque justo después de su aparente tranquilidad pareció recordar algo que volvió a instalar la expresión de zorra macabra e infernal en ella. Sí, mucho mejor así, Odette. Que ya nos conocemos lo suficiente como para que no tengas que ocultar tu verdadera personalidad de una vieja amiga. Bueno, amiga es un decir porque no es que nos llevemos bien en absoluto, pero la cuestión es que tú me entiendes.
Me preguntó mis últimas palabras con aquel tono falsamente dulce que me había mostrado por primera vez en nuestro anterior y primer encuentro, allá en el parque de Townhidden, y se empezó a aplicar a sí misma adjetivos como buena o adorable. Se me ocurren muchas cosas que tú eres, cielo, pero cándida precisamente no es una de ellas. Al final terminó por centrarse e ignorar aquella faceta tan vomitiva que parecía divertirle tanto adoptar de cuando en cuando, y me preguntó directamente por mis últimas palabras, dejándome un instante en silencio.
No se me ocurría cuál podía ser mi último mensaje para aquel cruel mundo en el que me había tocado vivir, pues ninguno de los que se me pasaba por la cabeza, del tipo: Adiós, mundo cruel o incluso despedidas para Nikki, James, Cath y algunos otros que en el fondo me importaban. Nada me parecía lo suficientemente adecuado como para ser algo que decir en ese momento, y fue entonces cuando la súbita luz alumbró mi cabeza en tinieblas. Ya estaba, lo único que sería sincero dicho en aquella ocasión. - Gracias, Odette. - dije mirándola a los ojos y con un ligero asentimiento de la cabeza. Ni yo misma me lo creía, pero acababa de darle las gracias a quien estaba a punto de matarme. De hecho lo más raro de todo era que agradecía que quisiera hacerlo, aunque ya ni me esforzaba en juzgar mi propia mente.
Había soltado mi cabeza y se había lamido las manos, llenas de mi sangre. Me incorporé hasta quedar a su altura y simplemente la interrogué con la mirada, esperando que hiciera lo que ambas sabíamos que quería hacer. Venga, Odette, ¿tanto te cuesta hacerme este pequeño favor y matarme? Demonios, siempre tan egoístas.

Siempre se le podia sacar mas partido a una situacion,desde luego yo era consciente de eso.Por este motivo me encantaba,adoraba,e incluso necesitaba alargar todo lo posible estos momentos,por si alguna idea genial cruzaba por mi cerebro y era tan buena que podia llegar a convertir la tortura en algo magnifico,por asi decirlo,un arte.

Observaba su mirada,como si aquello no fuera con ella,no me lo creia,debia estar muerta de miedo pensando en la forma tan horrible y lenta en la que iba a morir,pero la muy...no lo demostraba.
Despues,y para mas odio hacia su persona por mi parte,solto esas palabras a modo de despedida digna,muy de pelicula dramatica que tan bien quedaba en la ficcion,pero que en esta situacion resultaba patetica a la par que demasiado empalagosa.Entorne los ojos y me levante intentando no echar por la boca el resto de la primera comida que ingirio mi recipiente y solte todo el aire de golpe como si por el mero hecho de hacerlo mi mala leche y el asco que sentia en ese momento se fueran a esfumar como si nada.

-¿Sabes que?Resultas demasiado patetica...asi no hay quien se concentre para ser original a la hora de matar...Aunque quizas lo que estas buscando es una muerte rapida y facil que no te ocasione dolor....No...no te veo tan lista.-dije tras mirarla de una forma despectiva,recorriendo su cuerpo magullado de arriba a abajo.

Unos minutos de silencio fueron los protagonitas del momento siguiente,pues,inmovilizandola,por si acaso la deje estirada en el suelo mientras caminaba bordeando los arboles que encontraba,mirando a las estrellas y pensando que podia tramar la estupida de la cazadora.No era normal encontrarse con gente tan sobrada por la vida,al menos no en la situacion en la que estabamos,siendo ella la que peor papel tenia.

Sin mas,apareci frente a ella,mirandola macabramente desde arriba.La libere de sus grilletes invisibles e hice que se levantara para ponerla a la misma altura que yo.

Pase uno de mis dedos por el contorno de su cara.-Es una pena...con la cara tan mona que tienes...-dije mientras negaba.Aprete mis dedos fuerte,tan fuerte,que al final sus mejillas se unieron.Escuchaba ruiditos inarticulados que tan solo me provocaban risa,hasta que uno de mis dedos se fue acercando peligrosamente a sus ojos,bordeando los parpados y jugando con las pestañas.

Tranquila,no te va a doler.-dije en referencia a los ojos,entonces,zas!arañazo en la cara.A veces me gustaba jugar al despiste y esta vez me habia salido bien.

-Te he dicho que tranquila,...aun queda muuuucho tiempo que pasar juntitas,no te creas que me gustan las prisas...-dije negando con la cabeza y haciendo un chasquido con mi lengua.

-Por cierto,...deberias haber traido mas whisky para mi...me esta empezando a entrar sed,solo por eso...-de nuevo un golpe en el estomago.Cerre los ojos y disfrute del momento placenteramente.

-Sabes...en otras circunstancias podriamos habernos llevado bien,al menos podias haber acabado viva...pero no...y todo por esos malditos sentimientos humanos y la conciencia...eso que nadie ha visto,tan intangible,tan eterea...pero que vosotros llevais tan a rajatabla...jamas os comprendere.-a mi no me importaba lo mas minimo la conciencia o su puñetera madre,tan solo hacia lo mas conveniente para mi y mis necesidades,no me preocupada por quien ni por que,y al menos,tenia la certeza de que asi me iba la mar de bien.

Entornó los ojos y suspiró como toda respuesta hacia mi maldita frase final. Joder, Odette, encima de que es la primera vez en bastante tiempo que me sincero cuando ambas sabemos que no es lo más adecuado que podría haber hecho vas tú y me arruinas el gesto tan bonito que había tenido. Si yo fuera tú me moriría de vergüenza. Pero vamos, además de que como por suerte para ambas no lo soy ni yo estoy en condiciones de sentir algo que se aparte de asco hacia mí misma ni tú puedes sentir algo mínimamente humano, así que ambas estamos apañadas, cielo.
No ayudaba precisamente a hacer que me sintiera mejor con sus palabras, pero ¿qué pretendía? Era un demonio, la sensibilidad hacia los demás no era precisamente la cualidad que más desarrollada tenían los seres como ella. Aunque si sólo contribuía a hundirme un poco más en la miseria de lo que ya estaba, no podía evitar que me salieran cosas como aquella. Me sentía como un vaso lleno al que se le quiere echar más agua. Iba a sobrarme en cualquier momento, y cuando ese fatídico tiempo llegara sabía que las consecuencias iban a ser duras para cualquiera que estuviera presente, aunque mucho más para mí. No volvería a ser la misma, por mucho que eso pudiera cambiarme, aunque en el fondo no me molestaba. tal vez así pudiera sustituir a la Amanda patética y estúpida por una que no se metiera en tantas movidas de las que después no sabía salir sin ayuda de otras personas. Si es que soy idiota hasta para eso, de verdad. ¿Acaso me creo tan importante como para que alguien gaste su tiempo en ayudarme, precisamente a mí? Con gente como yo, que se cree cosas que son más imposibles que convertir el plomo en oro, así va el mundo.
Una muerte rápida y sin dolor era lo único que se me había pasado por la cabeza, pero dejar de chincharla con mis palabras, que encima ni siquiera las decía para que consiguieran ese resultado, me resultaba imposible. Habría sido mucho más inteligente por mi parte quedarme calladita y sin decir nada para que así se aburra y lo termine rápido, pero en el fondo lo que le gusta es ver cosas tan patéticas como estas para sentirse realizada. Si es que, pillina, te tengo colada del todo por mucho que no quieras.
Sus miradas de desprecio tan continuadas ya ni me afectaban, aunque sus palabras sí, por mucho que me fastidiara. Y es que que mi última oportunidad para dejar de sufrir me diga semejantes cosas no me ayuda, precisamente. ¿Tan difícil de entender es que quiera morir? Parece ser que sí.
Me tumbó en el suelo y me inmovilizó mientras se paseaba por entre los árboles, con expresión meditabunda. ¿Pensaba que aún tramaba algo? Por favor, que ni siquiera yo soy tan rebuscada como pareces pretender. Sólo vosotros, los demonios, sois capaces de llegar a esos extremos. Apareció de pronto frente a mí y me elevó hasta quedar a su altura, diciéndome que tenía una cara mona. Para lo que me servía mi cara, además de para liarla, podía hacer con ella lo que quisiera. Me acabó por juntar las mejillas, mientras mi cuerpo volvía a emitir quejidos inarticulados sin que mi mente partcipara de ello, al menos voluntariamente. Luego me pasó los dedos por los ojos y las pestañas, y me hizo temerme lo peor, que me iba a sacar los ojos. Por suerte o por desgracia se limitó a darme un enorme arañazo, que me sorprendió, como sin duda ella pretendía.
Con sus uñas afiladas, la sangre de mi nueva herida no tardó en mezclarse con la de la brecha que tenía de su golpe con el pedrusco, y tampoco le costó demasiado caer al suelo. Me dijo que debería haber traído más whiskey, además de que todavía nos quedaba mucho tiempo que pasar juntas. Vaya, menudo consuelo. Una manera indirecta de decirme que se va a estar torturándome hasta el día del Juicio. Yujú.
Me dio un golpe en el estómago, que hizo que, de nuevo, vomitara sangre. Mi cuerpo estaba hecho ya una piltrafa humana, y me daba de nuevo más vergüenza a mí misma, si cabía, porque además de débil mentalmente lo era también físicamente. ¿Algo más que se quiera unir para acabar de joderme la maldita vida, que encima Odette no quiere eliminar? Porque vamos, esto ya es el colmo.
Me soltó un pequeño sermón acerca de la conciencia, aquello que guiaba nuestros actos sin que ella entendiera exactamente por qué. - La conciencia es lo único que nos queda a las personas para evitar convertirnos en seres como tú. Aunque muchas veces ya estemos condenadas a acabar así. - contesté. No pretendía que lo entendiera, pues ni yo misma lo hacía. Me movía entre los grises constantemente, ignorando el blanco y el negro tajante que establecieran una clara dicotomía entre lo bueno y lo malo. Y claro, así me iba. - Debería no hacerle tanto caso para evitarme problemas como sentirme culpable, pero en el fondo es demasiado fuerte. Y no puedo explicarte el por qué de tener esto controlándonos, sino más bien que simplemente es así. Ojalá no la tuviéramos, ojalá pudiéramos guiarnos por meros instintos para que al hacer lo que nos apetezca no nos sintamos mal... - concluí, más para mí que para ella porque en el fondo sabía que le daba igual.

La conciencia...acaso ella se iba a poner a hablar de la conciencia?a mi?una cazadora?Ella mataba todo lo que se le ponia por delante,ingorando la naturaleza primaria de muchos de estos,vampiros,licantropos...todos estos,habian pasado por ser humanos alguna vez en su vida y ella lo ignoraba,lo obviaba,le daba lo mismo ocho que ochenta y terminaba matandolos a sangre fria...Ojo,no es que a mi me importara,...que el alma de estos esta mas bien corrupta,pero eso era un handycap para que ella se cuestionara eso de andar dandome charlitas sobre:"La conciencia,esa gran desconocida.

Por cierto,bonita,el deber,si no se comprende,esta fuera del alcance de la conciencia,en ese momento,tus actos se convierten en cosas pedeterminadas que se accionan con un boton,convirtiendote en robot que se dedica a obedecer ordenes.En ese momento,dejas de tener conciencia para convertirte en una maquina.En el fondo somo mas parecidas de lo que pensamos,...igual en otra vida,te veo vistiendo de rosa pastel.

Siguio con su monologo,que ciertamente empezaba a aburrirme,y decidi para antes de que se tomara demasiadas confianzas empezara a contarme lo que hizo el dia de su primera comunion,...porque....estaria bautizada,con la comunion perfecta...es decir,como buena cazadora cristiana que era,debia llegar los sacramentos a rajatabla.No queria escuchar que canto hasta quedar afonica,extasiada por estar recibiendo el cuerpo de Cristo en forma de ostia...ostia la que se estaba ganando como no se callara pronto.

-Oh!por favor,que vida mas dramatica la tuya...No sigas o me haras llorar de la pena,y seria una lastima que se me corriera el rimmel.No podria soportar escuchar tus pesadilla y miedos mas profundos,en los que un batallon liderado pro el Sargento Algodon de Azucar va a atacarte y a asfixiarte con caramelo liquido...no...no seria capaz de soportar tanto dolor...-vale,me habia pasado,pero es que me estaba tocando la moral la tipa esa.

Suspire cansada de todo aquello,iba a acabar con ella de una forma mas rapida de lo que tenia pensado hacer,asi me podria marchar prontito a buscar alguien mas divertido que ella.Joder,que te vas a morir,mas alegria en el cuerpo!

Pero la mire...pensandolo bien,quizas...no,seria una mala idea...pero,...yo era una demonio y las malas ideas eran buenas para mi...Seguia manteniendo la vista en ella,mirandola,examinandola.

En el fondo me imaginaba lo extraño que era que fuera precisamente una cazadora la que le hablara de conciencia, algo más reservado a los curas o a la gente buena y que no acostumbra a asesinar como profesión. Pero yo no era como los otros, o al menos eso me empeñaba en creer. Yo no juzgaba al ser que se me ponía por delante por su raza, por si era sobrenatural o no. Si yo mataba a alguno de ellos era simplemente porque resultaban una amenaza para ls personas, pero no porque fueran vampiros o licántropos o lo que les hubiera tocado ser en lugar de humanos. Y claro, así me iba. Había decidido darle una maldita oportunidad nada más conocerla porque sabía que era un demonio, sí, pero aún así podría sorprenderme para bien. Yo y mi estúpido optimismo con todo el maldito mundo. Eso sólo había provocado que Odette se beneficiara de mi estupidez y que ahora estuviéramos como estábamos. Y ese era sólo uno de los mil ejemplos de cómo esa maldita herramienta que se acostumbra a llamar conciencia había evitado mi deshumanización. ¿Y al respecto qué decir? Pues que lo odiaba, porque mi conciencia era lo que más problemas me estaba dando últimamente, insistiendo en hacerme sentir culpable por cualquier cosa, incluso cuando no era mi culpa. Pero vamos, ¿a quién quería yo engañar? Sí, era mi culpa, como todo lo que me había pasado últimamente. Todo por mi maldita estupidez, y todo por mi maldita conciencia. ¿Aún se extraña de que quiera buscar una solución a esto? No se puede vivir así, y si la alternativa es morir la aceptaré con gusto.
Me paró de una manera bastante brusca y poco amable. Vamos, como era ella, si yo ya ni sé de qué demonios me extraño. Me dijo que en mis pesadillas estaba el algodón de azúcar y el caramelo líquido, y estuve por decirle que ojalá. Ojalá fueran esos mis mayores problemas, pero me temo que no lo son. ¿Qué se pensaba? Que le iba a contar mi maldita vida en verso? Nah, mejor en prosa que no me apetece poner a rimar ahora mismo. Sí, claro, más quisiera ella para que le diera aún más motivos para que me odiara. Si ni siquiera los necesitaba, que para una vez que ni siquiera abro la bocaza lo suficiente como para darle motivos de tenerme asco va y lo hace. ¿Alguien me lo puede explicar? Igual lo que quería era alegrarme, ya que como iba finalmente a morir como en el fondo deseaba tenía que estar contenta. Eso sería lo lógico, ¿no? Pero por mucho que supiera que era lo que tenía que hacer y lo que iba a acabar haciendo, una parte de mí (llámalo instinto de supervivencia, llámalo estupidez, llámalo X) se resistía contra la idea. Aún esa estúpida parte de mí que no quería que pagara justamente por todo lo que había hecho. Y claro, eso sólo puede conseguir que me termine por odiar un poquito más de lo que ya lo hacía y que sólo quiera morir con más intensidad. Tal vez así al menos consiga que ese sentimiento de rechazo disminuya. Tal vez.
Soltó un gran suspiro, cansada no sabía exactamente de qué. Si se cansaba tal vez acabaría lo que había empezado más rápidamente y así me ahorraría un buen rato de torturas por su parte. Pero no, simplemente se me quedó mirando, con la misma mirada que se pone cuando te estás planteando hacer algo con quien tienes delante y no sabes si acabarás haciéndolo o no. Y en ella esa mirada me asustaba, porque conociéndola sólo podía suponer algo malo para mí. O bien sería alargar la tortura con alguna de sus idas de pinza macabras o bien algo que se le había ocurrido para joderme más aún. En cualquier caso ninguna de las probables opciones que me esperaban resultaban agradables para mí, y eso no pintaba un futuro demasiado tranquilizador.
Por favor, acaba con mi estúpida conciencia y conmigo de una vez y no te limites a usarme como simple experimento para tus fines que sólo Lucifer sabe cuáles son. Pero claro, no se lo iba a decir porque no me apetecía que volviera a humillarme por mi tan patética actitud. Lo único que podía decirle era algo más bien neutro, o algo que pudiera chincharla lo suficiente como para que decidiera terminar de una vez por todas aquello que tanto le apetecía hacer, matarme. - Joder, seáis demonios o medio demonios sólo sabéis causar problemas. Y esa fue la frase lapidaria que salió de mis labios. Tenía la impresión de que la había cagado, pero me daba igual. Entre ella, Nikki y James, todos con el factor en común de la maldita sangre de demonio en su interior, sólo habían conseguido joderme la vida cosa mala. Y ahora ya me estaba empezando a cabrear con ellos. Los demonios son lo peor que existe, desde luego, y si salgo viva de esta (cosa que no creo, pero conociendo a Odette nunca hay que apartar una de las posibilidades) me apartaré de todo lo que tenía que ver con ellos.

Ella seguia a su bola,mientras yo la observaba tranquilamente,sin decir nada.Los minutos pasaban y no decia nada,ni ella ni yo.

La idea seguia rondando mi cabeza,hacerlo,no hacerlo?probar?...La verdad es que aquello seria una verdadera putada para una cazadora,mucho peor que matarla en ese preciso instante,por muy buena que fuera la idea,y muchas ganas que tuviera de hacerlo,improvisar y cambiar la rutina le gustaba a todo el mundo...eso era de gustar muchisimo...

Le di vueltas,en el tiempo que llevaba en la tierra no lo habia hecho nunca,pero si ese estupido arrogante de Azazel lo habia conseguido con mas o menos exito,yo podria hacerlo tambien,es mas,con esos ultimos pensamientos,me habia terminado de convencer.Si conseguia mi proposito podria tenerla como una especie de aliada,podria valerme de ella para algunos de mis propositos y quizas conseguiria grandes cosas.

Mi cara cambio,fue subconscientemente,pero por su expresion,supe que asi habia sido,que mi cara empezaba a delatar que estaba tramando algo,bueno para mi,y no tan bueno para ella,aunque pensandolo mejor,iba a salir viva,no se podia quejar...

Empece a caminar hacia ella,con paso lento pero decidido,con aquella idea clara y asumida en mi cerebro...quizas con esto,empezara una nueva moda,una creacion de una nueva "raza aria"...Bueno,empecemos por partes,lo primero era lo primero y ella,era la primera.

Me coloque frente a su cuerpo.

-Amandita,creo que no te matare.-ella parecia sorprendida,y aproveche ese momento para propinarle un buen golpe,de esos de lo que te sigues acordando varios dias despues.Cayo al suelo boca arriba y yo apoye una de mis rodillas en su abdomen,inmovilizandola para empezar con aquello.Abre la boquita pense mientras cogia mi brazo y lo mordia para crear la herida.Su mirada parecia confundida,...pero pornto se le acabaria la confusion.Empezo a moverse y un poco harta de aquello,la golpee en la cara,haciendo que de su nariz saliera sangre.Bien,algo a mi favor,asi quizas la mia le entrara mejor.

Le tape los ojos(uhhhh!me encantaban las sorpresas) y acerque mi muñeca a ella,a su boca.Las primeras gotas se metieron,bajando por su garganta,movi la muñeca para que saliera mas sangre mientras no quitaba ojo de alli.

-Si,pequeña,te estas portando muy bien.-dije aun a lo mio.Cuando el riego de sangre ceso,me lleve la mano a la boca y lami los restos que habian quedado,ahora ella tenia los ojos libres.

-Adivina,adivianza...-dije con una amplia sonrisa.

Después de que dijera aquello se alzó el silencio sobre nosotras. No fue simplemente que estuviéramos esperando a la otra para que dijera algo, sino más bien que ya no teníamos nada que decirnos. Supuse que este sería el momento en el que finalmente iba a acabar con mi vida, ya que no había nada más que decir para tratar de evitar aquel detsino que ya parecía cernirse sobre mí. Lo que más me extrañaba era que en vez de acercarse a mí y seguir con mi tormento o simplemente matarme ya se quedara simplemente allí, con esa expreisón pensativa que primero había adoptado hacía unos segundos y que ahora me estaba empezando a asustar. Porque si sus ideas que vienen así de una inspiración de Lucifer son ya malas para el desgraciado sobre el que decida ponerlas en práctica, no me quiero imaginar ya si esas ideas son fruto de un plan determinado de antes y sobre el que le ha dado tiempo a cavilar. Conociendo a odette tanto como lo hacía, nada bueno podía salir de eso, y los escalofríos propiciados por la incertidumbre eran constantes en mi espalda.
Para más inri, su cara iba reflejando poco a poco que lo que fuera que estuviera pensando le gustaba, y además mucho. Y eso no podía significar nada bueno para mí, teniendo en cuenta los antecedentes.
Su cara iba reflejando cada vez más su decisión, y estaba segura de que no me iba a gustar y lo peor de todo era que lo hacía subconscientemente, porque si no probablemente me lo habría ocultado. Ni a ella le gusta ser tan obvia.
Se acercó finalmente a mí, pero en su cara se podía ver que había apartado las dudas y que finalmente se había decidido a hacer lo que fuera que tenía en mente, que supuse que no me iba a gustar. Mi suposición se hizo cierta apenas unos instantes después, cuando soltó por aquella boquita de furcia pelirroja que tenía que no me iba a matar. La sorpresa se abrió paso en mi expresión sin querer ni poder evitarla, porque era el último de mis planes que al final no fuera a matarme. Casi quise dejar salir todo lo que había en mi interior en forma de rabia reflejada en gritos e insultos diversos, pero evitó que abriera la boca con un oportuno golpe que me tiró al suelo, una leche de la que sabía que me iba a acordar días después. A ver, ahora estoy confundida del todo. ¿Si no me va a matar a qué demonios viene esta leche que me ha dejado para el arrastre? Sí, aún más de lo que ya estaba. Y sí, sé que eso es verdaderamente difícil de conseguir en mis circunstancias actuales, pero ella lo había hecho sin mayores dificultades. No sabía si odiarla aún más o empezar a alabarla por conseguir semejante hazaña.
Apoyó su pie en mi abdomen, inmovilizándome. Aún sentía el golpe anterior y no podría hacerlo ni aunque quisiera, así que tampoco sabía por qué se tomaba la molestia. Se llevó el brazo a la boca y se mordió, y yo ahí ya estaba más confundida que antes, si eso era posible. ¿Qué demonios quería hacer? Su herida empezó a sangrar y la luz se hizo en mi cerebro, mientras recordaba a Azazel y su sangre con el efecto que había tenido sobre Nikki, James o Sam Winchester, incluso. No, no podía estar pensando en...
Comencé a moverme para tratar de zafarme de su idea, que definitivamente era la que yo estaba pensando. Un nuevo golpe, esta vez en la cara y que consiguió hacerme sangrar de la nariz, me inmovilizó antes de que pudiera salir de donde me tenía presa. la sangre comenzó a cer por culpa de aquel nuevo golpe, y la sentí caliente bajando por mi cara.
Me tapó los ojos, como si lo que quería hacerme fuera a ser una sorpresa, y como no podía moverme me abrió la boca y así hizo que su propia sangre bajara por mi garganta, a pesar de mis esfuerzos (totalmente inútiles) por evitar aquello. De hecho, y para mi vergüenza, llegué a un punto en el que hice el movimiento de succión para que más cantidad de aquel líquido con saber metálico pasara a mí, porque a medida que iba sintiendo cada gota en mi interior sentía mi propia fuerza crecer, y era una sensación muy extraña, porque en ella estaba mezclado el deber, que me empujaba a apartarla y escupir, y una parte oscura de mí, sedienta de más que me estaba haciendo beber de ella hasta que el flujo de sangre cesó.
Me quitó la mano de los ojos y ya pude ver su expresión, de auténtico placer y felicidad mientras me decía adivina adivinanza. La miré con horror, no sólo por ella sino también por mí misma y por lo que acababa de hacer. Me levanté del suelo de golpe, sin sentir los golpes que me había dado en lo que llevábamos de encuentro y mirándola, mientras sentía más fuerza y mis sentidos más agudizados. - ¿Qué me has hecho? - le pregunté, con casi histeria en mi voz.
De fondo escuché pasos que se acercaban, probablemente alguien que se había visto atraído por los gritos que antes habían salido por mi boca. Dios, algo de ayuda para ver si me libro de esta zorra de una vez por todas. Una centellada de dolor intensísima se me pasó por la cabeza y me hizo arrodillarme en el suelo y llevarme las manos a la frente, mientras por mi boca volvían a escaparse auténticos rugidos de dolor. Sentía como si mi cabeza fuera a partirse en dos, y no me podía explicar por qué. A mi espalda los pasos intensificaron su velocidad hasta que al final escuché una voz que resonó en el claro, conmigo muerta de dolor en el suelo y con los ojos cerrados y Odette...ni lo sabía.
- Eh, ¿estás bien? - escuché cómo me preguntaba una voz masculina. Abrí los ojos con esfuerzo, porque aún sentía en mi cabeza aquel dolor y en mis ojos las lágrimas correr sin poder evitarlo, y en el momento en que le miré sentí una onda de dolor más aguda que las de antes, y noté cómo salía de mi cabeza para llegar hasta él en forma de poder en bruto, partiéndole en numerosos cachitos y haciendo que a nuestro alrededor todo se tiñera de su sangre, que llegó incluso hasta mí, manchándome la cara. El dolor de cabeza se redujo, como si después de aquella ráfaga de poder que había soltado sin quererlo no tuviera que estar sometida a tanta presión y ya pudiera soportarlo sin tener yo la sensación de que me iba a partir por la mitad. Volví a mirar a Odette, que había estado pendiente de toda la escena sin perder detalle. - Odette... - murmuré con voz llena de ira. La conciencia había vuelto con intensidad, y me culpaba de la muerte de aquel hombre de un modo que, sumado al todavía presente dolor de cabeza, me resultaba insoportable.

Se levanto del suelo,desorientada,confundida,...pero sobre todo cabreada y con una mirada que expresaba a la perfeccion que aquello no le habia agradado.Si,esa fue la primera impresion,pero al poco tiempo dejo entrever otra cosa totalmente distinta.

Me sentia realizada,sabia que aquello empezaba a marchar segun mis planes,y mucho mejor cuando un tipo,mas bien una voz en el principio,se escucho en el bosque.Me quede al margen,escuchando la voz,los pasos que se acercaban seguramente en auxilio por los gritos que Amanda habia dejado salir de su boca al percatarse de lo que le habia hecho.

Ahi estaba,de rodillas en el suelo,agarrando su cabeza mientras seguia lanzando gruñidos al aire.Retrocedi unos pasos cuando el tipo llego y me escondi tras un arbola contemplar esa magnifica escena que me brindaba mi "amiga" Amanda.

Ella elevo la vista y cuando el fue a darle su ayuda,aprovecho para hacer un bonito cromo de su cuerpo,donde el color predominante era el rojo sangre.La verdad es que el se lo habia buscado,no sabia que era,pero podia intuir que un tipo que camina solo por el bosque a esas horas,solo podia ser un cazador maravilloso que fue en ayuda de la blanca paloma que gritaba unos metros mas adelante o un "campesino de marihuana" que estuviera dandole una vuelta a su cultivo secreto.Esta ultima opcion la descarte porque esos tipos no solian ayudar a nadie,y tan solo hubiera huido al escuchar los gritos para quitarse del medio por lo que ocurriera.

Pues eso,una vez dado el primer paso,la primera de las muchas terapias de intercambio de globulos rojos,blancos y plaquetas habia sido mas o menos un exito,no,mas o menos no,habia sido un exito.¿Que mas se podia pedir de una niña de Odette(si,asi la llamaria)que hubiera matado un tipo con su primera dosis?Aquello habia sido ambrosia para mi vista.

Aplaudi,ignorando ese tono de enfado con el que se habia dirigido a mi.-¿Como te sientes?Fuerte?Llena de energia?.-pregunte con los ojos muy abiertos.

Ahora queria probar hasta donde era capaz de llegar.Me la quede mirando un rato...podia ser que me empezara a caer bien tan solo porque habia matado al entrometido ese?No lo sabia,pero lo que si sentia en ese momento,es que mis ganas de matarla habian desaparecido.Me coloque tras ella y pase uno de mis brazos por su cuello,tirando hacia atras.Como le sandria el examen?

El dolor por la muerte de aquel tipo que sólo había intentado ayudarme al oír los gritos casi agónicos que se escapaban de mis labios mientras la sangre de Odette hacía efecto en mi interior seguía presente, y cada vez con mayor intensidad. Si ya antes habíamos tocado el tema de la maldita conciencia dando guerra cuando menos se la necesita, esta es la confirmación de que mi conciencia todavía no había sido sepultada bajo una abalancha de indiferencia hacia lo que quisiera decirme. Y me molestaba, porque ahora estaba empezando a sentirme culpable hasta por algo que a pesar de que directamente había sido mi culpa (pues había sido yo la que había perdido el control y había lanzado aquel poder en estado puro hacia él, ocasionando que sus restos poblaran el claro y también mi propia cara), no había sido del todo por mi acción, porque no había podido controlar eso que Odette se había empeñado en meter en mi interior, en contra de mi voluntad. Y yo que quería permanecer alejada de los demonios todo lo posible, ahora voy y me convierto en medio demonio. Espera, ¿soy un medio demonio ahora? Sí, una niña de Odette es lo que mejor define a este ser que soy ahora, en cuyo interior se está produciendo una lucha entre la aceptación de aquella nueva energía y poder que la sangre que acababa de tomar me conferían y por otro lado mi parte humana, o al menos así quería verla, que sólo me exigía tomar responsabilidades por lo que acababa de hacer. Me encontraba encadenada entre ambas, en una dicotomía que, cualquiera que fuera mi decisión final a la hora de escoger cuál seguir, tendría malas consecuencias para mí.
Se puso a aplaudir, ignorando que la rabia era lo que había poblado mi voz cuando había dicho su nombre, que me quemaba en la garganta. Sentía odio por ella, ya no sólo por lo que le había hecho a Cath (razón por la que yo misma había empezado a detestarla aún sin conocerla) sino por lo que ahora me había hecho a mí. Con apenas unas gotas de su sangre, que para mi vergüenza casi hasta me había gustado por la maravillosa sensación que se iba instaurando en mi cuerpo a medida que la bebía, había logrado que no matara, sino que más bien detsrozara a alguien que no sabía si era inocente o no. Ya no me resultaba consolador pensar que no iba a hacerme más daño, sino que ya creía que me lo merecía.
Me preguntó que cómo me sentía, probablemente mero interés científico por el fruto de su experimento, del que tenía el "privilegio" de ser la cobaya de laboratorio humana.- ¿Aparte de asqueada conmigo misma y llena de odio hacia tí? - pregunté, llena de ira todavía. Pero en el fondo sabía que en la lucha que estaba teniendo lugar en mi interior entre aquella parte que me exigía responsabilidades y la otra que sólo me pedía que aceptara aquel inesperado "regalo", que tan pletórica me había hecho sentir durante apenas un instante antes de matar a aquel hombre, aquella parte que sólo pedía más poder estaba empezando a ganar terreno, más bien porque con todo lo que me había pasado últimamente estaba ya harta de que mi parte buena intentara hacerme responsable de todo. Era como si hubiera estirado una goma elástica de más y ya estuviera tan dada de sí que ni ofrece resistencia contra lo que se le quiera hacer. Y eso hizo que, a regañadientes, le dijera lo que quería saber. - Además de con dolor de cabeza que cada vez va yendo a menos me siento...no sé, fuerte y llena. - contesté, evitando mirarla a los ojos. Si ya resultaba difícil de aceptar para mí misma que su sangre me había dado un chute de energía que me estaba gustando más de lo recomendable, admitirlo ante ella para encima poder ver su reacción era lo que me faltaba.
Se pusó detrás de mí antes de que me diera tiempo a reaccionar, y pasó su brazo por mi cuello, echándolo hacia atrás y haciendo fuerza intentando ahogarme. "Me está probando", comprendí, y supe que quería que me librara de ella con mi nuevo poder, que sentía latir dentro de mi cuerpo como una gran bomba de energía esperando a ser usada. Y no sabía si, de nuevo, lo mejor sería dejarme llevar por aquella parte que me suplicaba a gritos que hiciera lo que quería desde un principio: que acabara de hacer presión y me terminara por matar, como sin duda merecía; o si debía hacer caso a la parte que quería luchar contra esa idea la que me exigía a gritos que me librara de aquella molestia que impedía que el valioso aire llegara a mis pulmones. La parte que acabó por tomar el control y que, como si contara con un brazo invisible, aprovechó esa nueva energía que crecía en mí para apartar su brazo de mi cuello y permitirme respirar de nuevo fue la que terminó por ganar aquel pequeño combate, aunque no tenía nada claro que la guerra hubiera sido ganada todavía. Aún me resistía a pensar que había disfrutado de todo aquello, también de la sangre y las vísceras de aquel hombre esparcidas por todas partes. Pero mi propia mano, en un acto reflejo, subió hasta mi mejilla y apartó algo de la sangre de aquel hombre, llevándomela hasta los labios donde la saboreé un instante hasta que me di cuenta de lo que hacía. Horrorizada como estaba, otra oleada de poder salió de mi en dirección a un árbol y lo partió limpiamente por la mitad, haciendo que cayera al suelo con un gran estrépito.

Bla,bla,bla...que si me duele la cabeza,que si estoy asqueada por lo que soy(pero de puertas para afuera,porque antes bien que succionaba para beber mas sangre tuya,querida Odette),que si esto,que si lo otro...Empezaba a pensar que no mereceria la pena dejarla vivir.Demasiado quejica para mi y para los poderes que empezaria a tener,pero entonces fue cuando se deshizo de mi como si nada.Esperaba algun que otro golpe,si,mi lado masiquista habia hecho aparicion en escena en esos instantes,aunque pensandolo mejor,asi estaba muy bien,no tirada por el suelo por mi propia discipula.

Me empezo a hablar,esta vez capto mi atencion.Si!nena!eso es lo que queria escuchar!Me dijo que se sentia fuerte,entonces no pude evitar esbozar una sonrisa llena de satisfaccion que casi ilumino la oscuridad del bosque en la que nos encontabamos.

Me acerque a ella,pero antes,y sin que casi me diera cuenta,partio en dos un arbol.

-Pequeña,eres genial.-dije aun mirando el arbol.No me imaginaba que aquello fuera a tener un efecto tan inmediato en su organismo,aunque,claro...ella era la primera en mi experimento.Algo me decia que habria muchos mas como ella.

Fue entonces cuando me di la vuelta y ahora en un tono mas serio le hable.No solia usar ese tono demasiadas veces,conmigo iba mucho mas la ironia y el sarcasmo,oh!si!me encantaba el sarcasmopero era bastante aburrido utilizarlo con gente que no es capaz de apreciarlo.

-Esto que haces es maravilloso,es mucho mejor que ser lo que eras antes,verdad?.-no la deje contestar.Agarre su menton y prosegui con aquello.

-Pues eso es tan solo una minima parte,muy minima de lo que puedes conseguir con mas dosis de mi sangre.Asi,nadie mas volvera a hacerte daño.-añadi comprensivamente mientras negaba con la cabeza.Era algo ironico que fuera yo,precisamente yo la que le dijera eso,cuando unas semanas atras le habia dado unas buenas ostias,pero eso era lo mio,la ironia.

Sabia que con ella funcionaria mejor la empatia que el soltarle de golpe que la habia usado para msi propositos personales,para joderla un poco,y sobre todo para vengarme de ella por haberme tenido dando vueltas en vano,creyendo que me llevaria hasta algun cazador.

Quieres un poco mas?.-añadi con un tono encantador mientras mostraba mi muñeca que aun sangraba un poco.

Spoiler:

La sonrisa de satisfacción que la había invadido al oír el resto de mis palabras, aquello de que por mucho asco que pudiera sentir los efectos de su sangre en mí habían sido más que obvios y encima, para mi mayor tortura, me habían gustado más de lo que deberían, fue amplia como ella sólo había podido hacerla. Sí, había caído derechita y directa en la maldita trampa que a ella se le había ocurrido sobre la marcha y que me había conducido a estar bien jodida, porque ahora que ya no era completamente humana ¿qué iba a hacer? Dejando aparte el dolor de cabeza que subía y bajaba de intensidad como si fuera una montaña rusa, aunque nunca llegando al extremo de cuando había matado a aquel hombre (en ese momento, al recordarlo, sentí un escalofrío recorrerme la espalda, fruto del remordimiento y de la sensación de satisfacción por haber dejado salir aquello mezclados en uno), también estaba el hecho de que no podía plantearme ser cazadora de nuevo. Recordando cómo el mundillo se había tomado lo de Sam Winchester, no creía que fueran a aceptarme a mí por la cara bonita, mucho menos cuando el demonio que se había encargado de convertirme en lo que era ahora era mucho más peligroso y poderoso que Azazel. Además, no podía ni controlarme allí mismo, en el bosque, como para encima pretender hacerlo intentando ocultar mi nueva naturaleza. No, la caza definitivamente estaba rechazada. Y sin eso, ¿qué me quedaba?
Me debió decir algún halago, porque creí oír pequeña eres genial o algo así, pero no me lo creía del todo viniendo de ella. ¿Dónde estaba la Odette zorra que había conocido y que había hecho lo que yo era ahora? Me preguntó, con un tono mucho más serio y cortante, si lo que era ahora era mejor que lo de antes, pero me cogió por el mentón con fuerza y no me dejó contestarle con un No rotundo. Siguió diciendo que con más de su sangre podía hacer que nadie me hiciera más daño, y a pesar de que esa empatía fingida que había utilizado conmigo sólo tenía como objetivo convencerme, cometí el error de escucharla.
Si ahora era más fuerte gracias a Odette no tendría que temer que la parte psicópata de Nikki me hiciera daño o que él o James perdieran el control estando cerca de mí. Si ahora, gracias a ella, podía tener garantizado que al ser más fuerte nadie me iba a hacer daño, ¿qué había de malo en ello? Ya me había tocado tragar y tragar muchas cosas, y que por una vez no fuera yo la que tenía que sufrir por todo y recibir aquel daño no podía ser malo. Además, la parte de mí que desesperadamente quería escuchar a Odette y hacerle caso, aquella que había disfrutado reduciendo a aquel hombre a los pedazos de carne y vísceras sangrantes que ahora estaban esparcidos por todas partes, y la misma a la que todo lo relacionado con volver a sentir aquella energía en estado puro le sonaba hermoso como música celestial (o infernal, en aquel caso, pero igualmente atrayente, como si de un canto de sirena diseñado sólo para mí se tratara) era la que estaba empezando a ganar la batalla en mi interior, dado que la otra parte, la de la Amanda buena, reflexiva y con una conciencia muy problemática que no le hacía nada aparte de molestia, estaba ya cansada de presentar batalla cuando en el fondo toda yo sabía que no iba a conducir a ninguna parte aparte de a comerme la cabeza.
Sus palabras y su gesto de enseñarme su muñeca, aún sangrante, me estaban haciendo replantearme todo una vez más. Iba dejando caer poco a poco todos aquellos prejuicios que al principio había acogido con respecto a su sangre, y mientras tanto iba notando cómo poco a poco esa parte mala, maliciosa, o simplemente ambiciosa de mí tomaba lentamente el control de mí misma. Además, mi propia fuerza recién descubierta parecía querer atraerme hasta la fuente de aquel poder, enfrente de mí, como un imán. Y, sabiendo que mi decisión podría ser ya irreversible, terminé de acortar la distancia que nos separaba, me agaché a sus pies y con una mano cogí su muñeca, que tras mirar a los ojos de Odette un momento y aceptar, como diciéndole que sí, estaba dispuesta a aceptar lo que tocara sin importarme nada más aparte de eso, acerqué a mi boca.
El sabor metálico de su sangre me llenó en un primer momento, en el que aún tenía mis dudas, pero a medida que la sangre bajaba por mi garganta, ahora de una manera totalmente permitida por mí, todo lo que no entrara dentro de aquella sensación de poder creciente y satisfacción que su sangre me producía estaba siendo simplemente erradicado de mi mente, mientras cada vez el dolor de cabeza iba disminuyendo más y más. Sentía el líquido descender, pasar a mí, darme la fuerza de la que su deuañ se enorgullecía, y supe que aquello era el final de la Amanda que había sido hasta entonces. Ya estaba bien de ser débil y de culparme por todo: ahora iba a ser todo como yo quería que fuera, sin que nada ni nadie me lo vaya a impedir.

Todo estaba saliendo genial,Amanda parecia estar asimilandolo bastante rapido,y sus ojos asi me lo indicaban.Veia sus ganas de volver a probar mi sangre,y,cuando provoque esa pequeña herida en mi muñeca,ella tardo poco en arrodillarse y comenzar a succionar como si estuviera hambrienta desde hacia varios dias.

La sensacion era genial,ahora ccomprendia a Azazel y a los demonios que probaban esas cosas.Te sentias aun mas superior,y saber que ibas a crear una dependencia que podia a llegar a ser peor que la droga,era genial.Podria controlar a Amanda cuando quisiera,tan solo tratandola bien y ofreciendole mi apreciado liquido rojo,podiamos llegar a hacer grandes cosas juntas.

Acabo de beber,mas bien porque yo separe el brazo de ella.Tire,no era demasiado bueno incharla de repente,por hoy habia tenido mas que suficiente.

-Querida.-dije ayudandola a levantarse.Pase unos de mis dedos por su cabello,colocandolo bien y le dedique una mirada dulce.

-Veo que te sientes genial,pero me tengo que marchar...-dije sin mas.Su cara,que parecia la de un pequeño perro abandonado en la cuneta de una carretera secundaria,un quince de agosto,me hizo sorprederme.¿Queria que me quedara?

Me di la vuelta,me acerque de nuevo a ella.No estaba acostumbrada a que la gente quisiera que me quedara,es mas,estaban deseando perderme de vista,y yo a ellos,que conste,pero quizas ella era un rpoyecto muy importante para mi y queria que dependiera totalmente de mi y de mi sangre.

Me quedaria,pero...queria escucharselo decir.

Cada gota de sangre que entraba en mí lograba barrer más y más aquellos estúpidos sentimientos y confusiones que casi habían evitado que disfrutara de la sensación de poder que ahora experimentaba gracias a lo que había en el interior de Odette. Y también lograban convencerme de que lo que estaba haciendo estaba bien, cosa que a estas alturas ya creía. No podía dejar de beber ni aunque quisiera, que de hecho no lo hacía. Por favor, ¿quién querría renunciar a semejante poder y fuerza sólo porque provienen de un demonio? Me estaba dando cuenta de lo racista que había sido con ella, nunca mejor dicho porque ni siquiera era humana. Al menos su recipiente sí, y por eso podía beber de su sangre, pero ella en sí no. Ni falta que hacía. Un humano habría juzgado lo que hacía y no tenía ganas de que empezaran con sus chorradas estúpidas acerca de la moral y del modo en el que yo me la estaba saltando a la torera, así que que fuera un demonio era otro plus notable con respecto a la sensación. Y casi podía decirse que me estaba empezando a cer bien. Al fin y al cabo, me había quitado la tontería que antes llevaba por la vida de encima y se lo agradecía mucho. Ahora mismo me apetecía destrozar, reventar, destruir, ver la sangre correr y todo aquello que a mi nueva compañera infernal y camella a tiempo parcial se le daba tan rematadamente bien. Y en vez de repelerme aquella idea me gustaba y me hacía sentir escalofríos de placer al imaginarme cómo sería y al recordar lo que le había hecho a aquel hombre que con su oportuna intervención había logrado desatar mi poder. Y ahora quería más, mucho más de aquello.
Separó finalmente su muñeca de mi boca tras lo que me pareció que no había sido el tiempo suficiente, y por ello se llevó una mirada malhumorada por mi parte mientras seguía arrodillada en el suelo frente a ella, con la boca chorreante de su sangre. Me llevé la mano a los labios y me la limpié, pasando a lamer los restos que habían quedado en mi mano con auténtica ansia. En mi interior me sentía llena, completa y todas esas chorradas, y de lo único que tenía ganas ahora mismo era o de más sangre, o de sexo, o de matar a alguien. Y las tres juntas ya sería lo máximo, el objetivo al que aspiraría en cuanto Odette me dejara sola. Ahora comprendía a Nikki mejor, y sabía más o menos lo que le pasaba por la mente. Su imagen no me llenó de tristeza ni de nada parecido, sino que simplemente logró hacerme tener ganas de encontrarme con él porque, ¡joder!, estaba buenísimo. Y las malditas putas rusas se habían encargado de jodernos el polvo, que estaba más que dispuesta a intentar en cualquier otra ocasión. Cuanto más pronto mejor, a ser posible. Coño, que me lo quería tirar. Más simple y estoy muerta.
Odette me ayudó a levantarme y me puso bien el pelo, pero me dijo que se alegraba de que me sintiera mejor y todo eso, pero se tenía que marchar ya. Sabía que soltarle alguna burrada no iba a servir para que se quedara y de paso me diera más sangre, a la que me había convertido en una adicta, así que opté por tirar del lado emocional y puse cara de perrito abandonado, a ver si colaba y no se iba e incluso volvía a abrirse el maldito brazo para darme de beber. Conseguí que se girara y que pareciera pensárselo, pero la muy perra quería oírmelo decir, y no sólo imaginarlo por mis gestos, o lo que fuera que le diera la pista. Joder, tenía tantas ganas de volver a sentir aquel subidón en mí que estaba dispuesta hasta a humillarme por la maldita sangre. Pero no, no le daría semejante gustazo y me arrodillaría o le rogaría para que lo hiciera. Ya no era la debilucha que era antes y podía permitirme sacar a la luz mi mejor lado, de zorra manipuladora. Intentaría apuntar a su orgullo para que se quedara, que era lo que mejor funcionaría con ella. - Vamos, Odette... Aún tienes muchísimas cosas que enseñarme y yo que aprender de tí. ¿De verdad quieres irte? - le dije, con un tono falsamente inocente del que se podía apreciar la malicia a cinco kilómetros. La auténtica Amanda, la que había permanecido tanto tiempo oculta bajo la buenecita, estaba saliendo a la luz y oh, sí, lo que iba a disfrutar con eso.
Me crucé de brazos y la miré, con interés renovado en su reacción. Me encantaría que me enseñara a controlar mi poder para no ocultarlo y hacer que no existía, sino más bien para ser capaz de expandirlo al máximo y pdoer hacer todo el daño posible. Guerra, muerte, destrucción, ese era mi himno ahora mismo y por nada del mundo quería renunciar a él. - ¿Vamos a sembrar el caos? - pregunté, sin ser capaz de evitar que la misma expresión de maldad que a ella se le ponía a veces se reflejara también en mi rostro, acompañada de un alzamiento de cejas. Sí, ir a algún lugar donde la sangre corriendo bajo nuestras manos fuera el único toque de color, y los cuerpos mutilados tras nuestra obra el paisaje de fondo era lo que más me apetecía.

Estaba a punto de marcharme,a veces una retirada a tiempo,o mas bien,el dejar con la miel en los labios era mejor que hacerlo todo de golpe,pero ella parecia tener muchisimo interes en que me quedara y le enseñara eso que se me daba tan bien,matar,pero antes,torturar.En cierto modo,me gustaba que quisiera que esa misma noche empezaramos con su,por asi decirlo,entrenamiento.Me hacia falta mas diversion(si,el crear una yonki dependiente de mi sangre,no era suficiente por una noche)queria algo mas,queria matar a mas gente y que ella admirada mi trabajo,que lo disfrutara y que participara activamente en ello.

Sonrei de medio lado y me acerque a ella.

-Si me lo pides asi,no puedo negarme Amanda.-dije y sonrei ampliamente.Como me gustaba que me trataran como a algo superior que podia transmitir sabiduria,a mi manera.

-Como me imagino que quieres mucha diversion y el bosque esta bastante solitario...-dije y me calle de golpe.Agudice el oido mientras le hacia una señal con la mano para que se callara y entre ambas averiguar de donde procedian esos...gemidos?

Sonrei y le guiñe un ojo.-Prueba tus nuevas habilidades.-dije mientras desaparecia de delante de ella.Ahora tenia un mayor sentido de la orientacion,mayor oido...y asi no le costaria demasiado dar con las presas.Sin mas,por mi parte,apareci delante de ellos,si ellos,eran un par de tios dando rienda suelta a la imaginacion,lujiria y demas vicios,pues tenian varias botellas de whisky por el suelo y el ambiente,digamos que estaba un tanto cargado.

-Hola vaqueros.-dije con mis manos apoyadas en la cintura y una sonrisa de lo mas macabra.

Que le pidiera que se quedara conmigo y que me enseñara de lo que era capaz de hacer con semejante poder que tenía pareció agradarle mucho, y no pude evitar soltar una carcajada, interiormente para que no se enterara, al respecto. Si es que...los demonios, los humanos, todos eran iguales. Todos tenían exactamente el mismo punto débil que, una vez descubierto, suponía su perdición si alguien decidía usarlo contra ellos: su maldito ego. Mi nueva camella no era ninguna excepción al respecto, y suponía que su ego sería de un tamaño que no le cabría en aquel cuerpo prestado por alguna desgraciada humana de la que yo bebería sangre siempre que pudiera. Porque a ver, que su creación de su propia raza de medio demonios hubiera salido bien y que encima estén dispuestos a admirarla y a obedecerla (porque eso es lo que le estaba haciendo pensar, aunque estaba segura de que lo haría siempre y cuando su sangre fuera a ser la recompensa) es comprensible que le suba el autoestima hasta límites insospechados. Mucho mejor para manejarla y lograr que me vuelva a dar sangre, así que para la próxima vez ya sé su punto débil.
Se acercó a mí, sonriente, y me dijo que si se lo pedía así no podía negarse, y yo estuve por ponerme a bailar de alegría. Si es que...nada como darles lo que quieren escuchar para tenerles a tus pies y poder hacer lo que quieras con ellos. Empezó a decirme que quería mucha diversión y que el bosque estaba muy solitario, pero se detuvo. Con el repentino silencio marcado por la ausencia de su voz pude escuchar la razón por la que se había retractado: de fondo se oían unos gemidos. Oh, mejor, alguna parejita que se pensaba que el bosque iba a ser el lugar en el que poder liarse iban a ser mis primeras víctimas consentidas. Genial, tanto que se me escapó una sonrisa malvada al pensar en todo lo que les podría hacer. Odette, al parecer, pensó en exactamente lo mismo porque me retó a probar mis nuevas habilidades, desapareciendo ante mis ojos en apenas un instante.
Me concentré en el lugar del que provenían los sonidos y pude determinar que era a mi izquierda. Agradecí que mis sentidos estuvieran más agudizados, porque de no haber probado la sangre de Odette ahora mismo estaría bastante perdida. Me puse enseguida en camino, disfrutando también del hecho de que fuera más veloz que antes. En mi pequeña carrera, dejando atrás los restos del palurdo que había matado antes, veía el bosque pasar a una velocidad asombrosa, y también notaba cómo los gemidos se oían cada vez más cercanos, hasta que al llegar a un claro vi a Odette enfrente de un par de chicos que se veían muy acaramelados, botellas de whiskey en el suelo incluidas. Ella les saludó con un hola, vaqueros, y yo sonreí por las caras que se les habían quedado. Sí, les habíamos pillado in fraganti, y yo salí de detrás del árbol tras el que estaba medio escondida para que pudieran ver que Odette no había llegado hasta ellos sola.
- ¡Esto no es lo que parece! - exclamó uno de ellos, rubio y bastante mono aunque fuera un absoluto desperdicio porque no era hetero ni aprovechable. Miré al otro mientras se separaban y se empezaban a vestir, y me eché a reír casi como una maniaca. Eso les hizo mirarse entre sí y detener su proceso apresurado de vestirse. - ¿No me crees? - preguntó, y yo le miré con cara de obviamente no. Se levantó y, mientras el otro le miraba horrorizado y excitado porque seguía medio desnudo por el bosque, el rubito se acercó a mí y me acorraló contra un árbol. Benditas muestras de orgullo masculino. Miré a Odette de reojo y me encogí de hombros. - Tengo ojos en la cara, ¿sabes? - le dije, divertida. Me ignoró y me empezó a meter mano, de una manera bastante brusca y poco inspirada, y yo negué con la cabeza. Por favor, si ni para eso servía tendría que matarle. - Anda, ven aquí. - le dije, cogiéndole de la mano y arrastrándole donde el otro no pudiera ver lo que le esperaba a su colega. Llegamos a un pequeño claro y, una vez allí, le sneñé cómo se hacía jugando con mi propio cuepro, pero me aburrí y al final terminé por partirle por la mitad, literalmente. La sangre salpicó todos los árboles y me llegó a manchar la cara. La saboreé un instante, pero no era tan deliciosa como la de Odette. Volví al claro, donde Odette estaba distrayendo al otro.
- ¿Dónde está Jack? - me preguntó con voz preocupada. Así que se llamaba Jack. Bueno, no me importaba lo más mínimo. - Criando malvas por ahí. - le dije con un tono de voz sin la menor preocupación. Se asustó y se levantó de golpe, tratando de huir, pero alcé la mano y le inmovilicé. - Ah, ah, no tan rápido, vaquero solitario. - dije, con una sonrisa malvada y sádica. Le estampé contra otro árbol y comencé a desmembrarle lentamente, empezando por partes que no le matarían, como cada uno de sus dedos, mientras todo a mi alrededor se llenaba con su sangre y gritos de dolor, que eran como música para mis oídos. Al final, cuando no le quedaban ni manos ni pies, destrocé lo que quedaba de su cuerpo y lo transformé en un rompecabezas de quinientas piezas. Menudo final tan apoteósico. Me giré para buscar a Odette con la mirada y la miré, expectante.

No tardo demasiado tiempo en aparecer de detras de un arbol.Mientras tanto,yo me habia estado poniendo al dia con mis dos nuevos amiguitos,...lastima que no iban a durar demasiado vivos ni enteros,sobre todo teniendo en cuenta,que eran el regalo de graduacion de mi nueva "niña de Odette"y se iba a dedicar a ellos como nunca lo habia hecho.

Los tipos,al verla ahora a ella tambien,se levantaron y comenzaron a vestirse...estupidos,se pensaban que podrias marcharse como si nada tan solo diciendo que no era lo que parecia,que tal,que cual...Estaba observando a Amanda,la sonrisa que tenia,muy conocida por mi,esa mirada,...todo...todo era lo que me indicaba lo que iba a hacer,pero uno de los tipos fue algo mas rapido de la cuenta,y se abalanzo sobre ella,metiendole mano mientras yo los miraba extrañada.Tiempo despues desaparecieron y yo me quede mirando en silencio al otro,uno moreno bastante guapo,que me miraba sin cesar con un tic nervioso en las manos.De repente,ese silencio se vio interrumpido por un grito y segundos despues,vi de nuevo aparecer a Amanda,que sin muchos miramientos,se acerco hasta el otro tipo que estabab tan asustado que casi seguro se meo encima,y volvio a dejar su lado artistico suelto,para,en pocos segundos acabar con el y con su insignificante existencia.

La mire convencida de que se habia divertido,es mas,creia que le habia hecho mas ilusion a ella el matarlos,torturarlos y ver como ese poco aliento de vida se esfumada en el momento que ella habia decidido,que a mi misma,que habia logrado convertir a una cazadora en una asesina en potencia,que me acababa de demostrar todo de lo que era capaz.


-Prueba superada.-dije mientras avanzaba hasta ella con paso firme y decidido.Me la quede mirando con una sonrisa de complacidad en mi cara y me acerque hasta uno de los tantos charcos de sangre que habia por el suelo,me puse en cuclillas y pase mis manos por el,mojandolas completamente y aspirando el aroma que salia del charco al removerlo.Mire la mano y la lleve a mi boca,lamiendo la sangre y disfrutando de ella,centrandome tanto que casi olvide que estaba acompañada.Me levante y girandome,me encontre con su cara,que me miraba atenta.

-Veras...ya iras descubriendo que no hay mejor afrodisiaco que la sangre,y,aunque sea de humano normal...deberias probarla.Despues...ya sabes los efectos de la sangre de demonio...pero eso es cosa a aparte.-dije aun mirando mi mano y terminando de limpiarla de sangre.

Y bien,Amanda,te diviertes?pregunte ahora si,totalmente fija en ella.

Si ese pequeño jueguecito de demostración de mis nuevas habilidades me había gustado a mí, a mi mentora recién descubierta parecían haberle encantado. En su cara se veía escrita la satisfacción por haber creado a alguien a su imagen y semejanza y que, encima, parecía querer seguir el camino de querer superar a su maestra en cuanto a sádica y con mala idea. Eso ante todo, mucha mala idea que no falte. Y es que ahora que había dejado atrás mi conciencia, con sus estúpidas dudas y temores y, ante todo, su pretendida moralidad basada en aspectos que ahora que no era del todo humana ni me interesaban porque no podían aplicarse exactamente a mí misma, podía empezar a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, como de los ríos de sangre causados por un oportuno demembramiento o simplemente de poder presenciar en primera fila la muerte de algún patético humano. Más que nunca me apetecía poner en práctica aquello.
Me dijo algo que me imaginaba ya, que su pequeña prueba había sido superada, y eso consguió aumentar mi sensación de absoluta alegría sádica, tanto que hasta esa sempiterna sonrisa que le había visto a Odette ya varias veces vino a mis labios, como si necesitáramos confirmación. Se acercó hasta mi con paso decidido, pero uno de los charcos de sangre que gracias a mi pequeña carnicería había ahora por el suelo llamó más su atención que lo que fuera que querría decirme, y por ello se agachó y comenzó a pasar la mano por él. No pude evitar tragar saliva y notar cómo la sangre que estaba en la mano de Odette y la que estaba por allí me hicieran tener hambre, súbitamente. Una cosa era sangre de demonio, pero de ahí a beber sangre de humano había un pequeño trecho. ¿No? Al parecer, y según Odette, no, porque a pesar de que la simple sangre humana no iba a conseguir darme más poder (como sí haría la sangre de cualquier criatura salida del Infierno, ella incluida), tenía sus ventajas en cuanto a sabor, como pude comprobar que le pasaba a ella al terminar de beber toda la sangre que se le había quedado en la mano tras acariciar la superficie de aquel pequeño charco.
Su siguiente pregunta fue que si me estaba divirtiendo. Podía haberle gritado que sí, que me estaba sintiendo mucho más viva de lo que lo había estado en bastante tiempo y que la experiencia estaba siendo de lo más gratificante. Podía haberle dicho también que sí, pero que sólo era el principio de algo que sabía que como continuara iba a ser todavía mejor para ambas. También podía haberle dicho que no para picarla y que me buscara más diversión teñida de sangre, pero en su lugar simplemente asentí con la cabeza, sin decir nada. Me agaché al suelo y me quedé mirando uno de aquellos pequeños charcos de sangre, al que metí el dedo, algo titubeante. ¿Qué demonios? La sangre de aquel tipo sobre mi cara me había gustado bastante aunque hubiera estado mezclada con la vergüenza de haberle matado, sentimiento del que ahora me avergonzaba. Vaya, qué retorcido. ¿Por qué no probar si Odette tiene razón? De momento no me ha dicho nada que no haya sido cierto, asñi que ¿qué narices? Saqué el dedo, machado de sangre hasta la mitad, y me lo llevé a la boca, donde me lo metí y la saboreé. Su sabor metálico en un primer momento me desagradó, pero al cabo de unos segundos, lo que tardé en habituarme a él, llegó hasta incluso agradarme. Cerré los ojos un instante y lo saboreé hasta que mi dedo quedó limpio, y al sacarlo de mi boca los abrí y la miré. - Tenías razón, aunque sigo prefieriendo tu sangre. - comenté, encogiéndome de hombros y volviendo a levantarme para ponerme a su altura. No me gustaba que me mirara desde arriba, ni ella ni nadie, así que mejor no ponérselo en bandeja para que no pueda hacerlo ni aunque quiera.
- ¿Se te ocurre algo más que podamos hacer para que la diversión no acabe con la muerte de estos dos vaqueros? - le pregunté. Me giré y volví a la tienda, donde cogí una botella de whiskey, la única que estaba todavía medio llena, y la abrí para darle un buen trago, del que me la terminé. Nikki con su resistencia al alcohol me había pegado aquello, y ahora que estaba recién chutada de sangre de Odette casi ni me afectaba todo el alcohol que pudiera beber. Al acabarla la tiré por ahí, y al tocar el suelo se rompió en mil pedazos.

Tal vez habia salido de casa sin pensamientos de una cosa asi,pero no podia dudar ni por un solo segundo que los planes de improvisacion,si es que a una improvisacion se le podia acompañar de la palabra plan,estaban geniales.

Observe como ella me miraba cuando estuve con la sangre de aquel vaquero,que seguramente estaria cabalgando entre las nubes,con su corcel de color blanco,mientras veia por otra nube acercarse a su compañero rubito,sonriente cual borracho en su mundo,feliz de poder revivir la escenita del bosque,alegre de estar...Nah...si eran cristianos,sabrian lo mal vista que estaba la homosexualidad en su religion,asi que segun esa regla de tres,estarian haciendo pinchitos de vaquero en el infierno,rodeados de curas homofobos que les atizarian con cruces puntiagudas y marcarian su cuerpo con dichas cruces...

Sabia que aquello no seria asi,pero para alguien que no hubiera estado en el infierno tal vez esa seria la imagen mental que se le vendria a la mente.Bah...aficionados.

Escuche sus palabras despues de que probara la sangre del rubito,y asenti,habia tantas cosas,tanta gente a la que matar...

-Hay mil cosas que hacer para que la noche no acabe con la muerte de estos dos...-dije con indiferencia hacia sus caraveres.

-Pero me encantaria que tu estrujaras tu cabecita y pensaras en algo que hacer,tomatelo como un reto,¿hasta donde llegaria tu mente?.-dije poniendo el reto sobre la mesa.

Maldita sea!los puñeteros tacones se me estaban empezando a marchar,y a rayar del barro que se habia formado con la sangre de aquellos tipos.Hice rodar los ojos cuando vi el estropicio y termine por quitarmelos.Si,mucho mejor...preferia ir descalza antes de llevarme partes liquidas de aquellos dos hasta el hotel.