Perfeccionando mis dotes interpretativas(Amanda)

Hoy me habia levantado con ganas de improvisar,la verdad es que acababa de levantame y ya era media tarde...pero es que la noche anterior habia tenido bastante trabajo y me habia acostado tarde.Lo bueno de ser demonio es que no tenia que trabajar,cuando queria algo,mataba a la persona que lo poseia y punto.

Me vesti,...con esa ropa hasta parecia buena.Unos vaqueros de color claro y una camisa larga color rosa,todo aquello,rematado con unos estupendos zapatos a juego con mi camisa.

Me compre uno de esos algodones de azucar,...quien dice comprar,dice robarselo a una niña cuya madre estaba despistada criticando a toda la gente que pasaba por delante de ella y de sus amigas...todas por el estilo.

Me sente en un banco a probar mi nueva adquisicion,...demasiado dulce,empalagoso,demasiado...rosa?Pero claro,en si mismo,yo era un algodon de azucar con esa ropa tan cursi que habia elegido.

Hoy me había despertado con el pie izquierdo. Había tenido unos días bastante moviditos últimamente, primero volviendo a encontrar a Jimmy con la consecuente confusión de sentimientos que volver a ver a mi ex novio me provocaba y luego además el hecho de que Cath me había pedido ayuda contra medio Infierno. Pero es que encima hoy me llevaba la palma. Nada más despertarme me tropecé y me caí de morros, cortándome en el pie a saber con qué. Luego fui a la ducha y se me acabó el agua caliente, despertándome de golpe. Fui a prepararme algo de comer pero no quedaban tostadas, y me tuve que conformar con un café bien cargado, teniendo aún mucha hambre. Luego me vestí, esta vez sin mayores inconvenientes. Me puse una ropa conforme a mi estado de ánimo: botas negras, medias de rejilla negras, unos pantalones cortos y una camiseta amplia negra también, con dibujos de calaveras. Me puse también una chupa de cuero para ocultar también en ella mis armas, de las que nunca me liberaba. Salí a la calle con mal humor a la hora de comer, a ver si pillaba algo. Me fui a un bar y me comí un sandwich, sin mayores incidentes en el camino por suerte. Decidí ir al parque, a ver si veía algo que llamara mi atención, pero nada más llegar vi a una chica que captó toda mi visión, casi dándome naúseas por lo rosa que iba por la vida. Arg, qué cursilería, llevaba hasta un algodón de azúcar a juego con su ropa. Me dio un escalofrío de repelús y me fui a un banco a leer un poco, para matar un poco el tiempo.

El algodon de azucar estaba resultando demasiado dificil de digerir,Donde estuviera un buen cuerpo que destrozar y saborear,que se quitara todo lo demas.

Me levante para echarlo a una papelera,que fuera un demonio,no queria decir que no estuviera concienciada con el medio ambiente,la verdad es que era lo unico bueno que habia visto en la tierra,y el ecosistema no tenia la culpa de que esos humanos tan egoistas que ni tan siquiera se daban cuenta de que estaban cargandose el unico lugar donde podian vivir.

La papelera estaba a unos metros de alli,me vendria bien estirar la piernas y buscar algo interesante alrededor.Justo al lado de la papelera,sentada en un banco leyendo vi a una chica.El sentido de la moda no iba con ella,para nada,que daño para la vista!como la dejaban ir por la calle sin apedrearla por esas pintas?Era una pregunta sin respuesta.De repente algo cruzo mi mente a toda velocidad,sonrei y en vez de tirar el algodon hice algo mejor.Interprete una caida,y,esa nube rosa esponjosa,acabo por aterrizar,accidentalmente,claro,en la cabeza de la chica.

Me rei pensando que estaba mejor con algo de color.Cambie mi expresion,poniendome delante de ella con una disculpa en mis ojos.

-Lo siento,lo siento....no se como me he tropezado...iba a tirarlo,porque estaba lleno de hormigas,si,que asco!.-dije reforzando esa escena de las hormigas,de por si era asqueroso tener eso en la cabeza,asi que tenerlo y encima un monton de hormigas imaginarias,debia ser pesimo.-Y no se...pfff,dejame ayudarte.Espera que te lo quito.-dije sacando el palo que lo sujetaba de su pelo.Por dentro,me estaba partiendo,casi literalmente.

Estaba leyendo mi libro totalmente tranquila, agradeciendo por un momento que la calma hubiese vuelto a hacerse presente en el desastre de día que llevaba pero también algo inquieta porque sabía que, cuando algo empezaba mal, sólo podía acabar peor. Vale, sí, era un poco radical con aquello, pero si algo había aprendido desde que era pequeña era que, por desgracia, aquella ley del maldito Murphy de "si algo va mal, siempre puede ir peor" se solía cumplir a rajatabla. Y, simplemente, hoy no tenía un día demasiado optimista como para tener esperanzas de que no se fuera a cumplir. Pensado y hecho, porque aquella tarta de fresa con piernas vino hacia la papelera y se cayó, tirándome el algodón de azúcar sobre la cabeza. Tomé un montón de aire, contando hasta 10 para tranquilizarme y no asesinarla no sólo con la mirada, como me limité a hacer. Cerré el libro y lo puse sobre el banco con actitud tranquila que ocultaba maestramente la mala leche que estaba haciendo por momentos. Atropelladamente me explicó que iba a tirarlo porque tenía bichos, y sin sulfurarme lo más mínimo alcé las manos y me lo quité de la cabeza, con parsimonia y sin dejar que notara de ningún modo el asco que me daba. Por suerte no se había pegado demasiado a mi pelo y no había hecho nada irreparable. Alargué el brazo con los restos del dulce y lo tiré a la papelera que había a mi lado. Ella me quitó el palo de la cabeza, logrando así acabar con todos los restos rosáceos de mi pelo. Yo me pasé las manos por la cabeza otra vez, para ahuyentar a las hormigas fingiendo que me limitaba a quitarme los restos. Me había mentido, la muy zorra, pues no había nada que se moviera en mi cabeza. Alcé los ojos hacia los suyos, que fingían arrepentimiento y trataban de ocultar la risa de una manera bastante poco creíble. Pero bueno, iba a darle el gusto de dejarla pensar que era buena actriz porque tal vez así me librara de ella. - Bueno, descuidos como estos los puede tener cualquiera. - le dije con tono de voz cargado de falsa comprensión. Por desgracia para ella, mi tono sí que era más creíble porque llevaba mintiendo casi toda mi vida y ya me salía aunque ni lo intentara. - pero bueno, intenta tener algo más de cuidado la próxima vez para que no tiñas a nadie más de rosa. - acabé, mirándola con inocencia como si no me hubiera molestado en absoluto.

La chica a la que habia empezado a molestar,porque eso tan solo era el principio parecia ser mejor actriz de lo que me imaginaba.Actuo de una forma tranquila,mientras yo la observaba como se quitaba los restos de algodon de azucar de ese pelo que parecia llevar hasta sin peinar.

Solto aquellas palabras de comprension,pero notaba como su pulso y su respiracion habian aumentado de intensidad.Me coloque delante de ella,tapando algo de luz que le ayudaba a leer.

-Tienes razon,deberia llevar mas cuidado.Al menos dejame recompensarte,seguro que te apetece un cafe o algo,...-dije muy amablemente con una sonrisa que habia aprendido en una pelicula que habiavisto unos dias antes.Lo tipico,una chica mojigata que intentaba aparentar ser mas interesante de lo que en realidad era...No sabia porque,pero me habia gustado y decidi ponerla en practica.

-Claro,si no quieres,puedo hacerte compañia,podria hablarte del daño que causan dulces como el que acabo de tirar en los dientes,pero estan tan ricos.-cualquier persona normal empezaria a atacarse de los nervios,aquella sensacion me encantaba.

Se puso delante de mí, tapando la mayoría de la luz. Por suerte había dejado el libro a mi lado, sobre el banco, y de momento no tenía la menor intención de abrirlo. Esta tipa me había cabreado lo suficiente como para querer prestar atención a la situación que se estaba dando entre nosotras, demasiado empalagosa para lo que a mí me gustaba. Aunque, por otro lado, parecía que a ella tampoco se le daba bien eso de ser tan dulce que daba náuseas. Siendo clara: nunca he sido una gran fan del azúcar, y mucho menos cuando lo que había debajo era ácido puro y veneno sin destilar esperando la oportunidad perfecta para salir y machacar a la persona a quien estuvieran dirigidos. - No, gracias. Eres muy amable pero un café no es lo que más me apetece en este momento. - contesté a su sugerencia imitando su sonrisa mojigata y repelente. Al juego de ser una falsa más empalagosa que nadie también sabía jugar muy bien, y estaba más que dispuesta a demostrárselo. - ¡Claro! Para mí sería un placer que me informaras acerca de todas las fascinantes características perniciosas que tiene el azúcar en nuestra dentadura. Es el mejor plan que imagino para un día en el que no tengo nada que hacer. - agregué yo a su sugerencia, destilando hiel muy bien disimulada bajo el tono cálido y amable de mis palabras. - Eso también es cierto, están tan deliciosos que los comería siempre que pudiera. - comenté con aire soñador fingido, empezando a disfrutar de la perspectiva de poder ganarla en su mismo juego pero disimulándolo bien, fingiendo simplemente ser una chica también dulce y amable. Zorras pérfidas y mentirosas podemos serlo todas, querida, y aquí enfrente tienes a una que ha tenido muchos años para perfeccionar sus dotes. Eso era lo que pasaba por mi mente, dándome ganas de sonreír maliciosamente.

No podia evitar reirme interiormenta al ver como ella intentaba ser de lo mas normal,aparentar que no le importaba tener restos de azucar por el pelo.

Su respuesta negativa sobre el cafe me la esperaba,pero lo que ella no sabia es que con esa ironia sobre la charla odontologica,me hiba a tener pegada como una lapa hasta que me cansara y decidiera cambiar la estrategia para con ella y dedicarme a hacerle otros trabajos mas manuales,con mas contacto fisico.

Me sente de un modo muy alegre en el banco,bastante pegada a ella y la mire con una amplia sonrisa.

-El dia es encantador,por eso he decidido salir de casa,el sol,los pajaros...-suspire y volvi a mirarla despues de fijar mi vista en cada una de las cosas que iba enumerando.Pase mi mano por mi pelo,enredando este entre mis dedos.

-...Por eso he decidido venir aqui,y veo que ha sido una buena,no,excelente idea,al menos te he conocido.Por cierto,soy Odette.-me acerque a ella y le di dos besos a modo de saludo.Vi como su cuerpo se tensaba y transforme esa carcajada que luchaba por salir de mi interior en una leve sonrisa...la verdad es que para estas situaciones,tenia que manejar bastante bien el autocontrol.

-Y tu?como es que estas aqui sola?Esperas a alguien?.-

Se veía a kilómetros que por dentro se estaba partiendo de la risa, por mucho que tratara de disimularlo con unas dotes de actriz más bien discutibles en cuanto a veracidad. Por mucho que ella también viera que a mí me molestaba tremendamente tener restos dulces en el pelo no iba a darle el gusto de admitirlo, por lo que me limité a coger una goma de pelo se las que siempre llevaba en la mucñeca y, tras ahuecármelo un poco para no estropearlo aún más, me lo recogí en un moño para, de paso, quitármelo de la cara.
Se sentó conmigo en el banco, dejando traslucir cierto aire perverso al hacerlo. Posiblemente que yo la hubiera animado a que se sentara no había ayudado nada, pero no iba a dejarme vencer en ese jueguecito tan fácilmente, pues por muy pesada que pudiera ponerse ella yo había tratado con gente mucho peor a lo largo de toda mi vida. Se pegó a mí más de lo que hubiera querido, pero tampoco demostré que su sola presencia cerca de mí me daba repelús. Más por su aspecto tan artificial que por ella en sí, pues en el fondo hasta me interesaban las razones que pudiera tener para comportarse así con una perfecta desconocida.
- Sí, hace un día maravilloso con todos los árboles en flor, las madres paseando a sus hijos y las fuentes manando agua. - respondí a su comentario, con una sonrisa falsa claramente pero radiante a muerte. - Ha sido sin duda un gran suceso que tendremos que agradecer a alguna fuerza superior el habernos reunido hoy, querida Odette. Yo me llamo Amanda. - agregué, dándole a mi vez otros dos besos. Me había tensado con los suyos porque no esperaba que se tomara tantas libertades, pero ahora veía que iba en serio. Más al decirme su nombre, la principal razón de haberme puesto tensa. Así que ella era la famosa Odette sobre la que Cath me había pedido información. Qué suerte la mía, encontrármela cuando tenía ya un día de perros. Bueno, al menos podía usar este encuentro para estudiarla y poder ayudar a Cath. Disimulé mis pensamientos para que mi expresión beatífica no cambiara en absoluto, y para mi satisfacción interna lo conseguí con honores. A veces me sorprendía a mí misma de lo buena actriz que podía llegar a ser.
- Simplemente quería dar un paseo por aquí para que la luz del sol y el contacto con la naturaleza me inspiraran y poder así olvidar penas de amores. - dije con un hondo suspiro. Fingido, por supuesto. No iba a darle el gusto de contarle la verdad acerca de mi vida, y menos en el sentido amoroso de ella, así que decidí que iba a mentirle cual bellaca.

Parecio que la chica se puso algo tensa de repente...¿Por que seria?Mi mente empezo a barajar varias opciones,y la mas normal era que se habia puesto asi al escuchar mi nombre.Aquello consiguio captar mi atencion y querer saber porque estando tan incomoda como ella estaba seguia con aquel rollo mutuo que habiamos iniciado.

-Tienes razon,todo es perfecto.-dije ahora sin mucho interes.-por cierto,Amanda,como es que estas aqui sola?no hay ningun chico o chica,por ahi?.-si no la habia logrado provocar antes,seguramente con esto si que lo conseguiria.A la mayoria de los humanos que habia tenido la desgracia de conocer,no les gustaba que se metieran en sus vidas.Eleve una de mis manos y empece a darle vueltas a un mechon de pelo que se habia dejado sin recoger.

Un gran bostezo salio de mi boca,me aburria con aquella situacion,yo era una "chica" de accion y esa escena en el parque idilico,los pajaritos,los niños jugando...todo aquello me daba nauseas,incluida la chica que tenia al lado.

-Bueno,querida,vamos a seguir asi toda la tarde?.-dije cambiando mi expresion tan dulce de antes por otra mas acorde a mi verdadera personalidad.

Joder con la tal Odette, sí que le gustaba jugar. Si tan sólo la mitad de lo que había escuchado de ella resultaba ser cierto estaba en serios problemas si ella decidía ponerse seria y empezar con juegos de otra clase, mucho más violentos y sangrientos. Como había hecho con Cath, que por mucho que me lo hubiera ocultado me imaginaba que debajo de la ropa que la envolvía cual cebolla había muchas heridas que no me permitió ver.
- No perfecto, querida Ody, simplemente ideal y divino de la muerte. - continué provocando su ira con un tono todavía más empalagoso y falso que el suyo. El problema era que yo me estaba burlando sin necesidad de disimular, como estaba haciendo ella. Así se enteraba de que yo me había dado cuenta hacía bastante rato ya del juego que se traía entre manos, o al menos parte de él. Lo malo iba a ser cuando cambiara de estrategia, pero estaba inspirada y me sentía capaz de adelantarme a lo que ella estaba esperando de mí para darle un buen juego. - Bueno, estoy aquí sola porque el chico que me gustaba ha pasado de mí. - dije con un tono falsísimo de tristeza. Iba a mentirle, pues no estaba dispuesta a contarle lo complicada que era mi vida sentimental en aquel momento, con mi ex de hacía años aquí intentando que volviéramos juntos y yo aún sin estar demasiado segura de si quería o no. Subió una de sus manos y se puso a jugar con mi pelo. No se lo impedí, pero acabé aún más con la sensación de que en cuanto volviera al motel me iba a pasar media vida bajo la ducha para poder eliminar todo lo sucio de él, que ya era bastante. Bostezó de puro aburrimiento, pues probablemente su lado demoniaco se estaba empezando a cansar de todo aquello. Qué impaciencia, de verdad. Así no íbamos a llegar a ningún sitio.
Prgeuntó si íbamos a seguir así toda la tarde con un tono de voz que ya no tenía nada de la falsa dulzura del anterior. Resultó frío e incluso cruel, pero ante todo lleno de desprecio y aburrimiento. A juego con la expresión que se le había puesto, de hecho, y yo sin poder evitarlo sonreí de manera maliciosa, aunque sin cambiar el tono dulce de mi voz. - ¿Por qué, Ody? ¿Te aburres acaso estando conmigo? - inquirí con expresión algo malvada pero con la voz llena de falsa tristeza, bien fingida esta vez.

Menos mal...algo estaba empezando a cambiar,no soportaria mas esa conversacion tan soporifera,cursi y alejada de mi personalidad como todo lo que habiamos hablado hasta el momento,Habia que reconocer que la tal Amanda era dura,tenia ganas de seguirme el rollo,pero algunas caras que ponia,me hacian percatarme de que aquello le molestaba tanto como a mi,por mucho que se empeñara en mantener la conversacion vanal que impregnaba el ambiente de estrellas de colores y arcoiris,que,para mi gusto,daban asco.

-Veras,no me aburro contigo...solo que se me ocurren otras formas mejores para pasar en tu compañia.-la mire fijamente y entonces mi plan B entro en accion.Si con una conversacion cursi no conseguia atacarla de los nervios,que los perdiera y que la diversion comenzara,quizas tirandole los trastos mi "querida"Amanda perdiera los nervios.Me acerque mas a ella,manteniendo la mirada fija tal y como habia hecho entes,empezando a producir una pequeña sonrisa mientras mi mano acariciaba su brazo.Cuando estuve lo bastante cerca,le quite la goma del pelo y me la coloque en la muñeca.-Desde luego asi estas mucho mas guapa.-dije como guinda final antes llevar mi mano a su cuello y empezar a acariciar este.
Una mujer que pasaba con su hijo de la mano se nos quedo mirando,pero esta vez no hice nada,seria su dia de suerte...Simplemente le dedique una mirada acompañada con una sonrisa y deje que ella decidiera cuando dejar de mirar.

Ella parecía haberse alegrado con el rumbo que había tomado la conversación en mi última intervención. Al parecer los rumores de que a ella le gustaba todo lo relacionado con la sangre y que le molestaba cualquier cosa dulce y empalagosa, como el algodón de azúcar que tan hábilmente me había estampado en la cabeza o la simple conversación que estábamos teniendo, que empezaba a amenazar con desbordar mis niveles de glucosa y llevarlos hasta extremos peligrosos para mi salud. Me ponía enferma tanta ñoñería, tanto color rosado inundo cada una de nuestras palabras, tantas alusiones a ponys y unicornios que cabalgaban por el arcoiris hacia un mundo ideal y colorinero en el que había paz y justicia y, sobre todo, mucho algodónd e azúcar. Yo siempre había sido partidaria de la cruda realidad frente a estas chorradas, incluso cuando era niña, así que también me gustó que decidiera cambiar de táctica aunque su objetivo siguiera siendo el mismo: tocarme las narices a más no poder para divertirse ella en el intento.
- Oh, entonces me muero por que me enseñes cómo podemos divertirnos aún más de lo que ya lo estábamos haciendo. - comenté en respuesta a su comentario de que no se aburría conmigo. A decir verdad me daba miedo lo que se le pudiera pasar por la cabeza ya estando normal, y más aún si encima yo la tentaba y se lo ponía en bandeja ya no de plata, sino de oro y diamantes. Empezó a acariciarme el brazo y yo la miré sin expresión en el rostro, pero por dentro dándome cuenta de lo bien que habría hecho en mantener la boca cerrada y no darle ideas. Lo malo era que no podía evitarlo, que chincharla me parecía bastante divertido. La situación llegó al extremo de extrañeza cuando ya me quitó la coleta y se puso la goma en la muñeca, diciéndome que con el pelo suelto estaba más guapa. Una señora se nos quedó mirando, indignada por cómo estábamos atentando contra la moralidad de las genets respetables del pueblo o alguna parida de ese estilo. Yo estuve por decirle que me librara de Odette, y de gritarle a Odette algo del tipo: ¡contigo no, bicho!, pero me contuve, pues insultar a un demonio no era lo más racional que podía hacer en ese momento. Mantuve la calma, como ya llevaba haciendo más rato del que me creía capaz y le sonreí, dispuesta a seguirle el juego. - Tú no necesitas hacerte nada, tampoco, pues brillas con luz propia, querida. - le dije en un tono de falsa timidez. Me llevé una mano al pelo y me lo revolví, fingiendo querer ser juguetona mientras en mi fuero intenro pensaba: ¿quieres jugar? ¡Aquí me tienes!

A la mosquita muerta de mi nueva amiguita le gustaba jugar,le iba la marcha...pues yo tenia pilas para rato,mucha mala idea y ganas de tocarle las narices de formas inimaginables hasta que se decidiera a acabar con aquello y ponerse algo mas borde.Ese seria mi momento,entonces empezaria la verdadera diversion y aquellas cursiladas llegarian a su fin de una vez por todas.

Escuche su propuesta,..pobre de ella y asenti con su ultimo comentario.

-Muchas gracias,haras que me ponga roja,pero viniendo de ti,con lo maravillosa,lo guapa y lo simpatica que eres,eso es todo un alago.-dije con el mismo tono que ella habia fingido.

Pense en sus palabras anteriores...no podia evitarlo.-Y...si de verdad quieres que te demuestre otras formas de diversion,tan solo tienes que decirlo.-dije inclinandome hacia ella,dejando mi cara a escasos centimetros de la suya,escuchando su respiracion y haciendo que ella escuchara la mia.Le sople en un mechon de pelo que le tapaba algo de su cara y me eche hacia atras.

-Te gustaria que siguiera,Amanda?.-dije retandola.Hiciera lo que hiciera,tenia un plan...solo quedaba elegir cual,y eso,quedaba en sus manos.

No era bueno que siguiera jugando con ella, lo sabía y estaba dispuesta a dejar de hacerlo en cuanto la situación empezara a descolocarse, cosa que teniendo en cuenta lo que a mi nueva "amiga" le gustaba hacer para divertirse podía ni tardar en suceder. Pero había algo de cierto en que yo estaba también algo mal de la cabeza y nunca había sido demasiado racional, siempre me divertía llegar al límite y probar cosas nuevas aunque luego acabara mal por ello. Tan mal como estaba segura que iba a terminar en caso de que a esta chica de aspecto parecido a una tarta con cara de mala leche que tenía a mi lado se le fuera la pinza del todo y empezara a demostrarme hasta qué punto su fama de cruel y sádica era verdad y no simples rumores.
- No me gustaría que te pusiera roja por mi culpa, querida Odette, pues entonces no irías combinada con tu preciosa ropa que por cierto tan bien te queda. - solté, incapaz de evitarlo, en respuesta a su comentario. Muy bien, Amanda, simplemente muy bien. ¿Es así como quiero que dejemos de jugar y que me deiga qué es lo que demonios quiere de mí, nunca mejor usada esa expresión?
Se acercó a mí, sugiriéndome que le pidiera lecciones de cómo mejorar lo que habíamos empezado y quedándose tan ecrca de mi cara que temí que fuera a besarme. No, por favor, que sigo siendo hetero. Se limitó a soplar un mechón de pelo que me había caído a la cara, y casi suspiré de alivio cuando se alejó de mi. Si me hubiera besado o como mínimo se hubiera acercado más le habría lanzado algo de agua bendita por encima, por zorra. Pero por suerte no lo había hecho aún, y eso nos libró a ambas del papelón. Tampoco me venía bien que descubriera que yo era una cazadora, al menos todavía. Era preferible que siguiera siendo mi pequeño secreto para así pdoer sacarle toda la infromación que fuera capaz sin despertar sospechas en exceso.
- ¿Tengo que ser sincera, Odette? Me estoy empezando a cansar de este juego que has empezado desde que te has tropezado y has tirado tu algodón de azúcar sobre mi cabeza. - comenté con voz seca, mirándola a los ojos. Lo había dicho como chica humana que se cansaba de que una desconocida la acosara, y era imposible que sacara de ese comentario mi verdadero trabajo: asesina de seres como ella. - ¿Por qué no me dejas ir a lavarme el pelo y me dejas un rato tranquila para así no acabar vomitando de color de rosa? - inquirí, cansada ya de sus juegos.

Despues de alagos bastante falsos y mal interpretados por su parte,llego el momento que estaba esperando.Al fin,mi queridisima nueva amiga Amanda,empezo a hacer que parte de sus uñas aparecieran,un poquito...

Una sonrisa de satisfaccion se dibujo en mis labios,la mire,con gesto sorprendido y me hice la ofendida por unos instantes,pero no...empezaba a cansarme ese jueguecito.

-Tienes razon,aunque no te puedo negar que me encantaba ese jueguecito que nos traiamos.-dije ya cambiando mi cara de ese momento por la que en verdad me definia.

-En realidad,guapa,te habia escogido a ti,de entre toda esta gente.-dije ayudandome con los brazos extendidos.-Para pasar un buen rato,...ademas,tengo hambre.-dije colocando mi mano en mi boca,como si le estuviera contando un secreto.Muchas veces me gustaba que mis victimas se enteraran de lo que era,que sintieran el verdadero miedo.Aunque,aun no le iba a decir nada...esperaria un poco mas.Me levante del banco.

-Vamos,te vienes conmigo.-dije agarrandola del brazo.

Una sonrisa de satisfacción que revelaba mucho más de su naturaleza que lo que posiblemente quisiera demostrarme todavía asomó a sus labios, siendo sustituida casi al instante por una expresión de sorpresa que, sin embargo, volvió a cambiar para adpatar de nuevo sus gestos a algo más acorde a su verdadera personalidad. Por fin se mostraba tal y como era, que ya le había costado lo suyo. Muchos jueguecitos como este con gente (o bueno, técnicamente a ella no se le podía denominar gente dado que ni siquiera era humana) que no me agradaba no sorportaba, y como este era el caso al final había decidido cortar por lo sano. Me alegraba ver que ella también lo había hecho, aunque eso sólo significara que ahora tendría que agudizar mi ingenio para no acabar de una manera que posiblemente lamentaría, tanto física como mentalmente.
- No lo dudo, Odette, era bastante divertido. Aunque deberías recordar el refrán: "lo poco gusta y lo mucho cansa". - comenté yo, algo aburrida. Me comentó que sólo me había elegido a mí para pasar un buen rato, y alcé las cejas, sorprendida. - Me siento halagada, entonces. - añadí yo, aunque la opción de que tuviera hambre no me motivaba en absoluto porque si estaba pensando que su alimento iba a ser yo mal andábamos.
Se levantó del banco y me cogió del brazo, arrastrándome con ella con muy poco cuidado. Joder, Odette, que soy humana y estas cosas me hacen daño. ¿Quieres renunciar a la siversión de mantenerme vivita y coleando para torturarme mejor?
- ¿A dónde me llevas? - pregunté poniéndome a su lado y siguiéndola con paso tranquilo para minimizar así el dolor que me estaba haciendo sentir en el brazo por el que me tenía agarrada.

Empece a caminar sin muchos miramientos hacia ella,apretando un poco en su brazo,hasta que consiguio zafarse de mi...la deje,tampoco queria montar un numerito en mitad del parque y captar la atencion de esas madres hiperprotectoras con sus hijos,que los llevarian al psicologo por tan solo presenciar una pelea entre dos amiguitas como nosotras.

Escuche su pregunta,pero no la respondi,siumplemente le devolvi el refran.-La curiosidad mato al gato.-y la volvi a agarrar,pero de un modo mas cariñoso,no queria arrancarle el brazo de cuajo y que me estropeara la ropa tan pronto.

Caminando,unos dias atras me fije en un descampado bastante solitario,en una parte,habia una pequeña caseta,muy intima que me vendria genial para mis planes con mi Amanda.

-Pasa.-dije empujandole contra la puerta.Me rei por la escena.
La deje pasar a ella para controlarla visualmente y tras ella pase yo,cerrando la puerta a mis espaldas con el pie.

-Has visto que intimo es esto?No te encanta?.-le dije,pero parecio no hacerle gracia.-Vaya,eres una aburrida,Amanda...-dije negando con la cabeza.

Honestamente me había sorprendido que me hubiera dejado solairme con la mía y soltarme de su agarre, pero la verdad es que tampoco quería planteármelo demasiado. Estábamos todavía rodeadas de mucha gente, y lo último que necesitaba era montar un numerito para así alertarles y tener que eliminarles a todos después, por mucho que supiera lo que eso le gustaría llegado el momento. - Oh, me queda el consuelo de saber que quien avisa no es traidor, entonces. - respondí yo con otro refrán, sin poder evitarlo. Iba a poder considerarla muchas cosas después de nuestro encuentro, pero definitivamente traidora no era una de ellas.
Volvió a sujetarme del brazo, aunque esta vez con mucha más delicadeza. Por la cara que puso supuse que sólo había sido porque arrancármelo de cuajo no era lo que más le convenía por su preciosa ropa. Sarcásticamente hablando, claro. Caminamos hasta un descampado apartado del mundo y de mirones indiscretos (que por una vez rezaba porque hubiera, porque si no estaba bien jodida a manos de esta maniaca asesina con la que tan inteligentemente me había ido a topar) y me llevó hacia una casucha apartada, donde me estampó contra la puerta. Por suerte se abrió a mi paso y no me hice demasiado daño topándome con algo duro. Pasé dentro bajo su mirada penetrante y ella se adentró en el oscuro lugar detrás de mí, cerrando la puerta a su paso. - Pues...no, no demasiada. - contesté a su pregunta. Luego me dijo que era aburrida y yo me encogí de hombros, mirándola a los ojos. - No es que sea mi vida, es que aprecio mi vida. - respondí.

Una vez dentro de la caseta,ella seguia con su peculiar sentido del humor,mucho mas basico que el mio,por supuesto.Me apoye en el filo de una mesa vieja y desgastada de madera que vete a saber el tiempo que podia llevar por ahi.Empece a dar golpecitos con el tacon del zapato,ese tipico sonido incomodo capaz de poner de los nervios al mas tranquilo,lo mantuve varios minutos,acelerando y disminuyendo el ritmo cuando me daba por ahi.

-En fin,te preguntaras que hacemos aqui...hasta yo me lo pregunto,no se porque no te he matado antes o nada mas llegar.Supongo,que tengo ganas de jugar.-le dije sin mas.Antes habia colocado una de mis manos bajo mi menton,intentando hacer como si pensara,apoyando mis palabras,como si realmente me importara el motivo por el que hoy me encontraba mas alegre que de costumbre,mas...ludica.

Me levante y empece a caminar hacia ella,muy lentamente,tenia bastante tiempo,es mas,no tenia que hacer nada mas,solo torturarla,se podria decir,que mi agenda era toda para ella,que afortunada!

-Me siento buena,te dejare elegir...¿Que prefieres,rotura de huesos,aplastamiento de organos,algo mas lento...?No se,dimelo tu.-ante esa ultima pregunta no pude evitar reirme,me salia solo.

Se apoyó en una mesa que, sorprendentemente, no se cayó de vieja ante el más mínimo mivimiento porque si no la situación se habría vuelto demasiado surrealista. Bueno, más de lo que ya era si todavía eso era posible, cosa que dudaba. Porque que un demonio de a saber cuántos años me hubiera elegido a mí para jugar a las torturas vestida de pastelito de fresa tampoco era algo que me pasara todos los días. Yo no era como Cath en cuestión de mala suerte y de recibir torturas y palizas tan a menudo, aunque había que decir que ya teníamos algo en común si también yo iba a suponer diversión para esta zorra infernal que tenía delante.
Se puso a taconear en el suelo de una manera bastante irritante, pero que me esforcé en ignorar mientras ella se pasaba minutos enteros haciéndolo, aumentando y reduciendo el ritmo incluso para tocarme aún más las narices, si cabía. - De hecho me lo imagino, así que ni veo la razón para preguntármelo. - contesté yo. Ya ni me importaba usar sarcasmos con ella, pues iba a acabar mal de cualquier manera.
Se tomó su tiempo a la hora de apartarse de la mesa y venir hacia mí. Total, ¿qué otras actividades están en la lista de tareas de un demonio aparte de torturar? Y yo era su plato fuerte, no necesitaba correr para divertirse todo lo que pudiera conmigo.
- Qué amabilidad por tu parte el dejarme elegir, pero creo que me quedaré con la opción de irme a casa y ducharme, gracias. - contesté yo, poniéndome en guardia para su próxima reacción.

Se estaba empezando a poner chula conmigo?Vaya,..desde luego apreciaba mas bien poco su vida.Tras escuchar como decia aquello y como proponia un plan alternativo que no me gustaba nada,me acerque aun mas a ella,agarrandola del brazo y zarandeandola.Iba a soltarle alguna que otra amenza mas,pero en ese instante un sonido capto mi atencion,gire la cabeza buscando en el suelo el lugar en donde habia caido ese objeto y voilá!un frasquito de agua bendita...Me quede mirandola esceptica...me estaba sorprendiendo,demasiado diria yo.

Asi que la mosquita muerta iba preparada.Eso significaba bastantes cosas,ella tenia conocimiento de todo lo que existia en el mundo,asi que no era una humana normal y corriente.Un angel estaba claro que no era,pues lo habria reconocido de inmediato,ese olor insoportable...Me quedaba la opcion de los malditos cazadores,esos entrometidos que pretenden cambiar el mundo con sus armas,mandando a demonios como yo al infierno...Los odiaba demasiado...y si ella era una de esas,su futuro se habia vuelto aun mas negro.

-Vaya,vaya...que nos ha traido el gato...-dije agachandome y cogiendo el frasquito,me daba repelus tan solo de tenerlo cerca,pero queria ver su cara.

-Asi que eres una cazadora?u otro de esos seres que se alian con ellos?que eres Amandita?.-pregunte dulcemente.

Se acercó a mi aún más de lo que ya estaba, logrando que su presencia empezara a darme arcadas por lo rosa y empalagosa que ocultaba su verdadera personalidad de sádica asesina pirada que, además, era un demonio. Me agarró del brazo y comenzó a zarandearme, probablemente porque que no dejaba que mi orgullo se mantuviera escondidito donde no molestaba y, sin embargo, lo lucía como la única arma que podía hacer algo contra ella en ese momento. Me dio semejante meneo que una de las botellas de agua bendita que llevaba cayó al suelo, con tan mala pata que ella lo vio y lo escuchó, haciendo que yo empezara a perjurar en arameo en mi interior. Muy bien, Amanda, muy bien. Acabas de mandar la única oportunidad que tenías de hacer frente a esta perra demoniaca a tomar por culo sólo porque no te has enganchado bien la botella de agua a la chaqueta. Esto sólo acababa de confirmar lo que yo ya sabía al principio, que hoy iba yendo mi día totalmente de culo y sin frenos.
Se agachó y lo cogió, mandando a la mierda definitivamente todas mis oportunidades de salir viva de allí. Y encima la muy zorra se regodeaba de haber descubierto que yo era cazadora. Probablemente eso sólo había conseguido empeorar mi condena, que ya era grande por haberme enfrentado a ella y que no quería imaginar hasta qué punto iba a aumentar después de esto.
Podía intentar jugar la baza de la ignorancia, de fingir que no sabía de lo que me estaba hablando para así tal vez ganar un poco de tiempo. Pero sabía perfectamente que eso no me iba a ayudar, sino que sólo conseguiría empeorar la situación aún más, así que opté por decirle la verdad, sin endulcorantes. - Sí, soy una cazadora. - afirmé con cierto orgullo en mi voz y cruzándome de brazos frente a ella, dispuesta al menos a presentar batalla por mucho que supiera que estaba perdida de antemano. No me solían ir las causas perdidas, pero ahora que mi vida parecía volver a la normalidad poco a poco no me apetecía nada morir, así que estaba dispuesta a hacerle frente, por mucho que después me fuera a arrepentir de esa decisión. - Pero si estoy aquí no es porque quiero cazarte, Odette, sino porque tú muy amablemente has decidido traerme. - agregué. De hecho era su culpa que yo estuviera aquí, porque si no hubiera decidido molestarme yo podía haber estado leyendo, tan tranquila, sin molestar a nadie y sin correr el más mínimo riesgo.

Que estres de humana!Como podia llevar tantos años viviendo sin que nadie la hubiera matado por redicha y por prepotente?La respuesta era evidente:no se habia topado conmigo aun.

Estaba empezando a cansarme de que no entendiera los rangos que habian en esa caseta,deberia estar suplicando por su vida,llorando y arrastrandode,pidiendo clemencia para tener una muerte digna y poco dolorosa,pero no,ahi estaba debatiendome,poniendose chula y yo,con mis orejas a punto de echar humo del cabreo que me producia tan solo escuchar su respiracion.

Me la quede mirando,con fingida cara de sorpresa.-Vamos,no disimules,te mueres de miedo,verdad,querida Amanda?.-cualquiero persona normal lo haria.-Y si...tienes razon,te he traido yo,pero es que comprendeme...tenia hambre y tu cara de pardilla.-añadi sin mas--Claro que si sales con vida,cosa que dudo,puedes recurir a la cirugia plastica para que te quiten esa cara.-De repente me harte,y decidi darle vidilla a la conversacion haciendo que su cuerpo quedara pegado a la pared,mientras me acercaba e iba bordeandola con mis dedos,haciendo pequeños puntos de presion para que ella gritara.

-Bueno,si me ofreces algo que me interese mas...podria plantearme el dejarte viva...-sugeri con un tono bastante interesante.

Por su cara estaba más que claro que detestaba que me estuviera poniendo chula y que mi maldito e inoportuno orgullo estuviera saliendo a la luz justo ahora, cuando menos lo necesitaba. Pero era algo que no podía evitar, siempre que me cabreaba con alguien acababa perdiendo las formas. Daba igual que llevara razón en la discusión, pues las formas y mi falta de paciencia iban a acabar haciéndome perder la disputa. En este caso tenía todas las pintas de ir a terminar exactamente igual, sólo que en vez de una simple y estúpida disputa lo que estaba en juego era algo mucho más valioso e irreemplazable: mi vida a manos de una zorra demoniaca.
Por suerte (o por desgracia) no era la única de aquella cabaña que estaba cabreada, o al menos lo suficiente como para no querer aguantar tonterías. Mi querida nueva amiga Odette no parecía entender muy bien por qué yo no me humillaba a sus pies y me ponía a suplicar, cosa que sería lo más lógico para acabar salvando mi vida. Pero ahí estaba mi maldito orgullo de nuevo, que no me dejaba hacer lo que era mejor para mí porque mi interior se rebelaba totalmente ante la idea de humillarme ante ella. Sólo el pensar en ello hacía que me pusiera enferma.
- La verdad es que no, Odette. Siento defraudarte. Y, por una vez, no había mentido. Lo cierto era que no me daba miedo el dolor, ni als torturas que pudiera recibir por su culpa, ya no. Había llegado a un punto en el que me daba verdaderamente igual, además de que no estaba dispuesta a darle el gusto de sentir pavor por algo que posiblemente era inevitable. - No creo que quitarme esta cara sea la solución, mira si me ponen la tuya y me tengo que suicidar por tener cara de perra. - le dije, incapaz de evitarlo y sabiendo que posiblemente estaba firmando ya mi sentencia de muerte sin posibilidad de retractarme después.
- Esa opción que me ofreces es interesante. ¿Qué podría resultarte de más utilidad de todo lo que te pueda ofrecer una humilde chica como yo para que me dejes viva y coleante? - pregunté, tratando de buscar una alternativa para que me dejara vivir y no me matara.

Sus palabras salian de su boca con la simple intencion de provocarme o simplemente buscarme las cosquillas.En realidad no me importaba,pero algun que otro golpecito le vendria bien para que se enterase de quien llevaba las riendas de la situacion.
Cuando solto ese comentario tan esplendido sobre mi,deje que mi mano actuara y le proporcionara un guantazo,que supuestamente no esperaba,pues su cara giro al notar mi mano en ella.

No le dije nada mas,simplemente pase al aspecto que en estos momentos llamaba mi atencion.Sonrei ahora acariciando la linea de su rostro,bordeandola lentamente en silencio mientras tarareaba una cancion que habia escuchado en la television.

-Tu eres cazadora,tendras muchos amiguitos cazadores y yo,soy una demonio.-dije.Si ella no era muy tonta,cosa que dudaba,empezaria a entender por donde iba.

-Tu vida a cambio de la de otro cazador.Veras,tengo algunos enemigos en vuestro mundo,gente a la que no me apetece volver a ver y sabes que?no me apetece mancharme las manos...no seria por placer acabar con sus vidas,seria un trabajo,y no,no seria ni la mitad de divertido.Para eso te quiero,si no,acabaras criando malvas en el descampado de ahi afuera.Te parece un buen plan para ahora Amanda,o prefieres mi opcion?.-fije ahora jugando con un mechon de pelo.