Se abre el campo de visión [Angela]

Caminé por las calles llenas de gente todo s envueltos y colobarondo con un estruendoso sonido que ublaba el ambiente, por muchos sonidos diferentes que hubiese no lograba centrar ninguno, los pensamientos dentro de mi cabezan nublaban cualquier invasión sonora sobre ella. Además estaba aquel profundo y punzante dolor de cabeza, que informaba sobre lo que probablemente vendría mas tarde una de esas horribles visiones.

Acababa de llevar a Samira con mi primo Kyle, quien parecía no tener trabajo y se pasaba el día actualizando su situación en Facebook, firmar papeles y beber coñac del bueno en su mansión minimalista. Sí, a pesar de que Sami estaba en buenas manos, uno no podía fiarse del hombre de negocios más agudo y retorcido que había acabado con gran parte de Europa y ahora, América.

Bien, y ahora que me había descargado un peso de encima, no estaría mal ir a investigar... un poco. Sí, como en los viejos tiempos. Me dirigía hacia la hemeroteca del pueblo: entre toda esa multitud, cualquier persona podría ser una presa poco agradable para mí. Y no exageraba. Nunca podía fiarme de nadie... nunca.
Andaba algo despistada ojeando el Blackberry en las manos y un café recién hecho. Dios, como añoraba el buen café que comprabamos durante mi antigua vida en Dinamarca... Una pena.

Estaba en lo cierto la vision iba a llegar pronto y era de grandes dimesiones. Al instante me quedé helado.
Había cambiado mi perspectiva de la calle alguien iba a ser atropellado por un coche, pero no era alguien cualquiera, era un cazador si no me equivocaba alquien que tenía que ser importante, que tal vez me dijese quien mato a mis padres, debía salvarlo lo que pasaba era que no veía la visión pasaba muy lenta no se si llegaría a tiempo...

Algo arrojó luz sobre la situación una melena rubia muy parecida a la de la visión paso a mi lado. Su pelo olia bien a un aroma limpio y frutal, ella era una joven que llevaba cafe y jugueteaba con una blakberry. Estaba seguro de que era ella, sin duda la tenía que seguir para salvarla si se lo decía no me creería que la había visto. Pero algo pasaba mi desgaste físico por la visión seguía vigente mis piernas no eran suficiante mente agiles pero aun asi no estaba lejos.

Guardé el aparato en el bolsillo de la cazadora y bebí del café. Estaba algo agobiada por estar entre tanta gente, no soportaba las multitudes. En cuando pude salir me paré en el paso de peatones, esperando a que se pusiera en verde el semáforo.

Volví a echar una última ojeada por la carretera. No habían coches a la vista, ni motos. Por lo que decidí pasar en rojo.
Sí, si estuviera con Samira no podría hacer eso. Pero tenía prisa, y eso me bastaba como una excusa...
Me encontraba en medio de la calle cuando oí sonar un ruido sordo y grave. Giré la cabeza hacia esa dirección y, con la cegadora luz del sol y la vista nublada, no pude ver con exactitud qué era.

Paseaba por la calle cuando me encuentro con mi gran amigo Freddie, hacia tiempo que no nos veíamos. Como alrededor de unos cuatro años. Estaba un poco pensativo por lo que no desee interrumpirle, probablemente estaría teniendo una visión.

Me senté en un banco cuando derrepente me empezó a llegar una visión de alguien salvando a una chica rubia, la cual me dio un escalofrió debía ser un cazador. Debía evitar ese accidente de coche, cada vez todo era más claro, pero el cazador debería morir.

Me levante cuando todo empezó a pasar, vi un coche perdiendo el control y a Freddie corriendo hacia el coche.

EN Ese instante vi la misma zona que en la visiçon ella cruzando, un coche rojo iba en su dirección, y ella quieta indefensa alli parada en medio de la calzada. Se la veia sola. inocente aterrada distrida, icluso indiferente respecto al heho de que iba ser atropellada.

Mis Piernas flaqueaban aún así saque fuerzas de donde no las tenía y eché a correr hacia la chica de los cabellos rubios, el coche cada vez estaba mas cerca todo pasba a camra lenta, pense que no iba a llegar metí un grito cuando mis dedoscomenzaron a tomar contacto con la chica.-¡Corre!

La chica inmovil seguía sin inmutarse con la veliocidad mi cuerpo menudo envolvió el suyo aparatandola de la caza y acabando por los suelos a escasos centimetros de la acera, mientras que aquel monsturo metalico estallaba bajo sus neumaticos de caucho el vaso de café de la dama. -¿Estas bien?....-dije respirando profundamente. cansando.

Lo único que podría recordar de aquel momento fue un fondo blanco. Luego un impulso que me obligó a caminar hacia delante. Un grito me había avisado, pero no le pude hacer caso: mis piernas me inmovilizaban. Alguien me envolvió para sacarme de allí.

Abrí los ojos lentamente y miré a mi alrededor. Un chico de un tono de piel algo oscuro tendía al lado mío. Preguntó por mi estado y me limité a asentir con la cabeza. Seguía aún atónita, no sabía muy bien que había ocurrido. Para ser más exactos, cómo había ocurrido.
Me levante con algo de esfuerzo. Miré al chico, que parecía algo cansado.
-Yo sí, estoy bien... Pero tu cara es la que me preocupa... - comenté. - Gracias.

No pude actuar a tiempo todo fue muy rápido y Freddie ya había salvado a la chica rubia. No podía creer que el hubiera salvado a un cazador, había cambiado en los años que no nos veíamos.

Me acerque a la escena del auto y empece a inspeccionarlo, agachado para que de momento no se me viera pero al parecer mi velocidad no fue suficiente y la chica se dio cuanta de como una sombra pasaba por detrás de Freddie en dirección hacia el coche. Yo no me di cuenta de que me habían visto hasta que oí una voz muy dulce.

Aun cansado y abatido con el corazón a mil por hora y la respiración entre cortada, conteste.-Si, eso creo...-dije. De repente un pinchazo en la cabeza, dolía, mucho era un trabajo dificil, lleva tiempo entrenandome para que no pasasen este tipo de cosas pero aun asía seguían pasando.

Algo pasopor detras de mi, sin duda era quien ya me llevaba observando un rato. Aunque mi padre no me había enseñado a defenderme mucho si lo había hecho a ser atento y precabido para poderme ocultar o huir sano y salvo y sin duda el semejante lento y patoso no podía ser otro que...-Paul Strauten, ¿no me piensas saludar?...-dije con voz entrecortada y muy cansada, casi totalmente apagada.

De nuevo otro pinchazo este aun mas fuerte, me fallaron las piernas cai al suelo deplomado retorciendome de dolor mientras llevaba mis manos hacía la cabeza lentamente.

Se veía cansado y con la respiración agitada. Contestó a mi pregunta dudosamente, sin dejarlo muy claro.
Alguien, algo... quizás solo fueran imaginaciones mías, pero pasó por nuestro lado como si nada. Entonces el chico nombró a alguien. ¿Paul Strauten?

No me dio tiempo a buscar a ese Paul cuando éste cayó al suelo, retorciéndose de dolor. Mi reacción casi fue al instante de la caída, me arrodillé ante él.
-Dios mío, ¿estás bien? -no tenía porqué contetar: estaba sin duda, mal. - Te llevaré al hospital.

Veía la situación desde mi escondrijo, veía como a Freddie se llevaba las manos a la cabeza por los pinchazos supongo, era lo habitual en nosotros cuando estábamos aprendiendo.

Acto seguido oí como pronunciaba mi nombre y me dispuse a salir de mi escondrijo, aun deseando que no estuviera con esa cazadora. Cuando me estaba levantando y saliendo de las vi como de nuevo se llevaba las manos a la cabeza pero esta vez le fallaban las piernas, cayéndose desplomado en el suelo. Corría hacia él sin preocuparme esta vez por el cazador.


Llegué al lugar -¿Freddie estás bien?...- me acerqué más a él y observé que estaba así debido a que no tenía suficiente sangre de demonio corriendo por sus venas, por lo que metí la mano en uno de los bolsillos de mi chaqueta y saque un frasco con sangre de demonio mientras se lo ofrecía - Tomate esto te ayudará...-note como la cazadora me miraba pero no mire hacia ella, hasta que oí su voz, indicando que debían ir al hospital, entonces me torné la mire y dije - Esto no es asunto tuyo

MI cabezada daba vultas me mareba no sentía nada que no fuese aquel dolor de cabeza, o oía nadie no entendía nada, noté ligeramente como la chica a la que había salvado de morir atopellaba e arrodillaba a mi lado temiendo que me pasase algo. Quería a ver si estaba bien, lo malo fue cuando la entendí algo de ir al hospital, si, era justo lo que me faltaba que me encerraran como a una rata ha hacerme pruebas.

En ese instante un pico enorme de dolor paso por mi cabeza, o pude evitar dar un grito aquello dolía mucho. De repente note como alguien más acudía a mi, y me daba algo de beber que sabía acido, y tenía un tacto asqueroso.

Al cabo d un rato me di cuanta de que aquel liquido había bajado el pico del dolor, ¿había desaparecido?....

Un chico de cabellos rubios apareció -sabe Dios de dónde- y se acercó a nosotros. Parecía saber qué le pasaba y la situación. ¿Sería él ese tal Paul? No dije nada y solamente observé lo que hacía.
Extrajo una botella que contenía un espeso fluido de un color oscuro... espera... ese tono... lo había visto más de una vez, esa no era la primera. ¿Sangre de demonio? Imposible. A no ser que... El único caso que puse investigar sobre humanos que bebieran sangre de demonio eran...
El chico rubio dijo algo de que le ayudaría. Eso lo confirmaba, pero no lo explicaba.
Mi idea de llevarlo al hospital no fue muy bien recibida, al parecer.

-Lo siento... - no podía decir nada que estuviera fuera de lugar, no delante de ellos. Claramente, rechazó mi propuesta. Pero el líquido de la botella pareció funcionar, pues se relajó.

Freddie puso una cara de asco cuando se tomo la sangre pero sus pinchazos al parecer desaparecieron por que se relajo. Me senté tranquilo pues al lao suya mientras los efecctos de la sangre le relajaban. Saqué otro frascó y esta vez me lo tomé yo, por si acaso tenía que atacar o huir de la cazadora, ya que Freddie no se había dado cuenta de lo que era.
-¡No está tan malo ¿verdad?, ¿Mejor ya, Freddie?, cuanto tiempo-digo riéndome-sabes que no debes llegar hasta el extremo. ¿Por qué lo has hecho?-

Después miro a la chica y veo que es bastante guapa pero mi naturaleza me hace ser frío con ella, es una cazadora al fin y al cabo. -¿quién eres tu?-

Poco a poco abri los ojos, estaba cansado, ahora tenía algo de energía pero no la suficiente.-¿Rico? seras cabron...-dije riendome con dificultad-Ya llevabamos mucho sin vernos...-dije afirmando lo que había dicho luego me formulo una pregunta a la que tuve que reuir poco a poco.

.Señorita me alegro de que esté bien.-dije aun con la respiracion fuerte.-¿Seria tan amable de concederme que la invite a un café? el suyo a quedado aplastado por un coche cuando la empujé.

Abrió los ojos y miró al chico de al lado, que se llevó la botella a la boca como si nada. Parecían conocerse de hace bastante, tanto como para insultarse entre ellos. Me quedé con una mirada algo ausente mientras hablaban, hasta que me dirigió la palabra. Preguntó por mí, quién era...

-Angela... Angela Strauss. - contesté al chico rubio, quien parecía que no le caía demasiado bien. -Y... ¿puedo saber vuestros nombres?

Luego volví la vista hacia el suelo.
-¿Invitarme a un café? Ahora mismo eres tú el que está tumbado en el suelo, ¿y te preocupas por mi café? - soné algo incrédula, pero era la verdad. Además, él fue quien me salvó la vida. -Vamos, te ayudo a levantarte... - insistí, extendiéndole las dos manos.

Oí su nombre, y vi como ofrecía los brazos a Freddie, por lo que me levanté mientras le decía mi nombre-Paul Strauten, ese es mi nombre. y siempre es un placer conocer a una cazadora-

Después de esto Freddie se levantó con la ayuda de la chica que a mi parecer era bastante guapa. Acto seguido desaparezco por un momento y vuelvo a los 5 minutos con un coche, bajo la ventanilla -Sube Freddie, y tu también Angela si así de verdad te llamas. Vamos a dar un paseito, ¿que decís?-