Nuevo encuentro [G. Ashba]

Había ido a la estación a recogar un pequete que me habían traido desde lejos. La falta de dinero que tenía últimamente me había llevado al límite de ir yo misma a recoger los pedidos en vez de esperar a que me los trajesen al taller. Pero al menos el tiempo que pasaba conduciendo me despejaba lo suficiente como para que la voz incesante de Axel no me volviera loca.

Tras recoger el paquete y y firmar el albarán me encaminé de nuevo al coche. La verdad es que era curioso ver la gente que se aglomeraba en el tren a estas horas. Debido a que el envio había sido realizado en tren había tardado un pcoo más de lo que me esperaba en llegar por loq ue había oscurecido ligeramente en loq ue esperaba. Por suerte no iba a estar mucho más tiempo ahí así que caminé sin pararme, no me gustaba demasiado ese sitio.

"Podríamos divertirnos con algún embobado por aquí... a estas horas ya están los pirados caminando" sugirió esa bocecilla interior mia que tanto me molestaba.

- Callate - dije simplemente.

"Si no fuera por esas pastillas te ibas a enterar de lo que vale un peine..."

La estación de trenes. Me encantaban esa clase de sitios, eran lugares de paso en los que la gente iba y venía, una historia acababa en una estación y otra muy distinta podía comenzar en la misma. Las personas que puedes encontrar en las estaciones de trenes, autobuses, puertos o incluso aeropuertos tienen cientos de historias que contar y muchos de ellos ni siquiera tienen una familia que les espere en casa al final del día y... Precisamente era eso lo que más me interesaba a mi. No me interesaba que mis víctimas tuvieran familia y que por enterarse de la condición del asesino de sus familiares se convirtieran en cazadores... Odiaba a los cazadores y no me apetecía ser el responsable de una nueva generación de ellos, así que, solía escoger víctimas marginales y solitarias para torturar lentamente, obligarles a hacer locuras y reírme gracias a ellos, nada auguraba que ese día que se me antojaba realmente aburrido fuera a ser distinto. Llevaba poco tiempo en la ciudad y me pasaba el tiempo deambulando día tras día entre Houston y aquel pequeño y misterioso pueblo en el que pasaban demasiadas cosas inexplicables, me aburría, los demonios parecían haberse escondido desde mi encuentro con Lucifer y las zorras infernales. Ahora todo estaba demasiado tranquilo, mi hermano seguía desaparecido en combate y yo me aburría demasiado... Precisamente por eso acudí a la estación, en busca de algún tipo de diversión que me amenizara la noche. Le había echado el ojo a un mendigo justo cuando un tren llegó, observé como una chica iba sola a por unas cajas enormes y me llamó la atención, no solo por lo guapa y lo espectacular que era la chica sino porque tenía algo especial... Algo... No humano. Me acerqué al mendigo y le susurré al oído que se tirara a las vías del tren cuando este se pusiera en marcha y como una marioneta fue directo a hacer lo que le había dicho. Me encantaban esos poderes, no me divertiría con él... Pero nadie más lo haría. Seguí a la chica hasta su coche y saqué un cigarro, busque por todas partes el maldito mechero pero había desaparecido, solté un bufido que hizo que se girara. Me quedé mirándola a los ojos durante unos segundos con el cigarro en la boca.

-Perdona... ¿Tienes fuego? - pregunté sin más, intentando hacer que la "incomodidad" del momento se esfumara. Aunque no funcionó demasiado bien. - Oh y... Puedo ayudarte con esas cajas, si quieres... - dije cogiendo alguna sin que ella me diera permiso.

Miré a aquel chico y todas las alarmas de mi cabeza se dispararon. No m e fué difícil saber lo que era, pues ya había encontrado a alguien parecido a él... Synyster.

"Genial, un tio con esos poderes y la que lleva el control eres tú... no podía ser más inoportuno" era la primera vez que estaba de acuerdo con Axel. No me fiaba de ningún ser que se pareciera lo mínimo a mi y mucho menos de alguien con tanto poder como aquel chico.

- No fumo - dije con una sonrisa, perfectamente fingida claro estaba - y no hace falta gracias - dejé la caja en la maleta del coche, pendiente a lo que aquel tio pudiera hacer.

Noté su expresión alarmada, la chica sabía exactamente qué era o eso parecía y no pensaba jugársela conmigo... Vale, eso sería inteligente por un lado pero realmente estúpido por otro, así solo conseguiría que tuviera más ganas de jugar con ella. Enseguida me dijo que no fumaba y metió la caja en el maletero de su coche, rechazando mi ayuda bajo mi atenta mirada. Terminé por lanzar al suelo el cigarro que tenía en la boca que se convirtió, nada más impactar con el suelo, en una enorme serpiente venenosa. Miré primero mi creación y luego a la chica con una sonrisa.

-Yo que tú... tendría cuidado... Es venenosa. - dije con una media sonrisa divertida. - Por cierto, medio demonio... - la llamé así porque no sabía su nombre y, la verdad, no era algo que me interesara demasiado, además, solo lo hice para llamar su atención. - Me vas a llevar contigo en el coche. - dije, a modo de orden y, con mis poderes, ella haría exactamente lo que yo le había pedido. Enseguida pasé por su lado mientras la serpiente se acercaba peligrosamente y abrí la puerta del copiloto. - ¿Nos vamos? Ah, como intentes algo... Estás muerta. - volví a sonreír con la mayor tranquilidad del mundo y entré en el coche.