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Mensaje por Nikki Sixx Lun Mayo 03, 2010 3:50 pm

El baso de whisky estaba inmóvil sobre la mesa. Llevaba más de media hor mirándolo fijamente, concentrado y visualizando lo que quería conseguir: Que se moviera. Pero era inútil. Llevaba días provando a controlar mis pdoeres desde que me había encontrado con aquella chica, Alex, que decía ser como yo pero todos mis esfuerzos habían sido en vano. Llegó un punto en el que me di cuenta de que me iba a resultar casi imposible controlar mis poderes, básicamente, porque ellos me controlaban a mí y el ejemplo más claro era mi mitad psicopata, que adoraba matar y beber sangre. Solté un bufido y me levanté de la silla cansado, pasé junto al baso y me bebí su contenido de un trago. No sabía que hora era pero debía de estar anocheciendo, perfecto, hora de salir y quemar la ciudad. No tardé demasiado en arreglarme ya que me puse casi lo de siempre, botas, pantalones de cuero y una camiseta rota por mi... Pero a la hora de arreglarme el pelo, tardé, apra variar, una eternidad. Lo cardé y además, le eché casi un bote entero de laca, si la gente se enteraba estaba segurod e que acabarían culpandome de el agujero de la capa deozono, aunque, en realidad, yo mismo me culpaba porque desde que había nacido se había hecho más y más grande... Que coincidencia. Una vez arreglado fui directo a la purta, antes de salir me miré en el espejo que había frente a ella y le sonreí a mi reflejo.

Salí de casa con una idea clara de lo que iba a hacer: Primero iba a buscar a uno de mis camellos particulares y luego iria a chutarme a cualquier bar en el que además pudiera emborracharme y si encontraba a alguna mujer lo suficientemente zorra o borracha como para acostarse conmigo, lo haría sin dudar. Necesitaba olvidarme de toda aquella mierda de los demonios, los poderes y eso de ser un asesino, sino acabaría volviendome loco... Si es que no lo estaba ya. Caminaba por la calle pensando en todo esto mientras me daba cuenta de que no había ni un alma, ¿Es que acaso era fiesta o algo? No lo sabía y me importaba mucho menos. No tardé demasiado en llegar al callejón en el que siempre encotnraba a mi camello particular pero, esta vez en su lugar, me encontré un policia que me atravesó con la mirada, no sabía que hacer así que, como un gilipollas, acabé preguntandole cómo llegar a la plaza mayor (que estaba justo detrás de mi) y salí de allí por piernas.

Ahora estaba jodido y sin droga, así que continué andando mientras pensaba en otro lugar u otra persona que pudiera conseguirme droga fácilmente pero mic erebro estaba tan lleno de locuras y cosas imposibles que no cosneguía concentrarme. ¡Joder! ¡Necesitaba chutarme de una vez! Notaba como el mono se iba haciendo mayor a cada paso que daba y el pensar que no iba a tener droga me ponía nervioso, tanto, que acabé por morderme las uñas....
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Mensaje por Ted Hatter Lun Mayo 03, 2010 5:17 pm

La primera noche en la ciudad de nuevo, después de un intenso mes sabático en el Amazonas para perder posible pistas de mi paradero. La maldita poli de aquella ciudad casi había conseguido cogerme con las manos en la masa no hacía ni cinco semanas, y había hecho falta un borrón y cuenta nueva para no terminar en la cárcel. Así que desaparecí sin más. Esperaba que mis clientes no se hubiesen dado por abandonados durante aquel tiempo sin mi exquisita mercancía y aún recordasen al bueno de Hatter. Vale, la verdad es que no me esperaba ni un saludo de aquellas ratas rastreras, así que me encargué de que corriese la voz entre la gente de fiar de que había vuelto a la ciudad. Así que supongo que me esperaba algo diferente de lo que me encontré en aquel callejón.

Me paré en seco al ver a un poli paseandose por mi zona, dispuesto a arrestar al primero con malas pintas que viese. Me quité el sombrero rápidamente y lo escondí en mi espalda justo antes de que su mirada se centrase en mí. Mierda, mierda y mierda. Esperaba que aquellos pitufos solo supiesen reconocerme por el sombrero, y no la cara... El agente me miró con malas pulgas pero no pareció alterarse, así que me adelanté a posibles acontecimientos.

- Esto... ¿Sabe como llegar a la plaza mayor?

Una pregunta inocente y desinteresada, pero que por alguna razón, consiguió lo que no quería en su reacción: recelo y mala baba. Gruñó ligeramente y sin esperar a más, di media vuelta sobre mis talones y crucé la calle, directo a la plaza mirando de reojo de vez en cuanto a aquel tipo tan raro. ¿Dónde estaban los modales en aquella ciudad? Una vez llegué a la desierta plaza y me puse de nuevo el sombrero con estilo, no tardé en olerme que algo iba mal. Ni modales ni habitantes parecía haber allí aquella noche. Pero sí que había gato encerrado. Vi pasar a un coche de policía a pocos metros de mí, y entonces comprendí que no toda la gente a la que le había confiado mi llegada era de fiar. ¡Malditos todos! Me deslicé a un callejón en sombras y evité las calles principales, y por cosas del destino, mientras ponía a todos a parir entre dientes, vi una figura que reconocí al final de uno de los callejones. Estaba bastante a la vista de posibles coches de redadas, así que, asegurándome de que nadie me viese, me acerqué en silencio por su espalda, y una vez a mi alcance, le tapé la boca con fuerza y tiré de él hacia atrás hasta que ambos quedamos en la sombra que nos proporcinaban dos grandes edificios escasamente separados. Una vez lo tuve delante, estuve totalmente seguro de que era él. Cuando él también me reconoció, dejé de amordazarle la boca con aire molesto.

- ¿Tú tampoco te has enterado, eh? Teniamos que ser los pringados esta noche... - me separé de él y me coloqué bien, con recelo, el cuello de la chaqueta de cuero. Una vez dejé de lado el cabreo, miré de nuevo a Nikki, ahora con un poco de picardía.- No te olvidaste de mí durante este mes, eh? Oye... No me lo tengas en cuenta, vale? Las redadas me irritan. Por eso mismo me fui!

Y otra vez malhumorado.
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Mensaje por Nikki Sixx Lun Mayo 03, 2010 5:55 pm

Empecé a darme cuenta de que no era nada normal que aquella zona estuviera tan desierta, no había gente paseando, no habían camellos ni drogadictos en los callejones ni prostitutas en las esquinas... No había que ser un lumbreras para darse cuenta de que allí estaba pasando algo y el policía de antes era una prueba más de todo aquello. Después de tantos años saliendo impune ante la leí por tantos delitos como los que había cometido no me iba a dejar coger tan facilmente. Acabé metiendome en un callejón desierto a observar desde la esquina mientras me fumaba un cigarro y fue entonces cuando lo vi todo claro. Cada cinco o diez minutos un coche oscuro pasaba por la zona, siempre era el mismo coche, la misma matricula y el mismo conductor y poco después de este, pasaba un coche patrulla. Empecé a soltar maldiciones en voz baja mientras fumaba y, de repente, alguien se acercó a mi desde detrás y tapandome la boca me hizo entrar en el oscuro callejón que había a mi espalda, empecé a revolverme pensando que era un policía, pero una vez que me quedé cara a cara con aquel tipo lo reconocí... La verdad es que aunque la visibilidad en el callejón fuera limitada, su típico sombrero le delataba. Cuando, por fin, me quitó la mano de la boca esbocé una media sonrisa. Escuché sus palabras y la verdad era que no podía estar mñas de acuerdo, aunque quizá yo hubiera escuchado algo pero estaba tan borracho o drogado por las noches que no le prestaba atención a nada ni a andie que no me interesara.

-¿Pringados? No sé, pero los peor informados seguro... - me encogí de hombros. Observé como se separaba de mi y se colocaba bien su chaqueta, estudié su ropa y lo miré de arriba abajo. Maldito Ted, tan raro como siempre. Normal que así no ligara en la vida. - Tio, este mes ha sido un infierno... ¿Dónde coño te has metido, Ted? Creeme necesitaba algo de droga con todo lo que me está pasando últimamente... - me pasé una mano por el pelo y suspiré. - Pero bueno... No te lo tendré muy encuenta... Yo también me habría largado al fin del mundo si hubiera tenido a los polis tan pegados al culo como tú... La verdad es que a veces me pregunto cómo has aguantado tanto tiempo sin que te trinquen... - me quedé pensativo y le sonreí pero enseguida volví al tema que me interesaba. - Bueno, ¿Vamos llendo al local? Necesito chutarme...

Hice una mueca y esperé a que contestara, sabía que, como poco, le haría ilusión que al menos uno de sus clientes siguiera siendole fiel al 100% pero es que aque tipo había estado en los buenos y en los malos tiempos y aquello tenía merito, sobretodo ahora que sabía que era un medio demonio y quizá muchas veces se me hubiera ido la pinza ante él y huebiera matado a gente sin más. A la gente normal podría parecerle triste pero, a mi no me daba miedo reconocer que algunos de mis mejores amigos siempre habían sido y siempre serían camellos... Es lo que tiene ser primero una estrella del rock y luego un drogadicto.

-Ah y... Bienvenido!
- sonreí y como si tuvieramos las mentes sincronizadas chocamos las manos en una especie de saludo "secreto" o "especial" que con el tiempo habíamos inventado y perfeccionado.
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Mensaje por Ted Hatter Lun Mayo 03, 2010 9:45 pm

Después de mi rabieta, Nikki corrigió lo de pringados por mal informados, detalle que consiguió que se formase en mis labios una ligera sonrisa de acuerdo. Eso no sonaba tan mal... Mirándole de soslayo sin poder quitarle un ojo de encima a la calle por la que pasaban de vez en cuando más de un coche de policía, atendí a sus comentarios. Primero de queja, luego de compasión, después de perdón, y al final de comprensión. Acabé dedicándole una sonrisita burlona.

- Estás borracho, ¿verdad? - frente a su mirada algo ausente, terminé por sonreir ampliamente y rodear con un brazo sus hombros, dispuesto a responder a su pregunta.- No me han pillado ya porque tengo contactos en cada rincón de la ciudad. Aunque... Por lo visto, no son todos de fiar. ¡Acabo de llegar y ya tengo trabajo sucio que hacer! ¿Te parece normal? Porque a mí no. Antes no era así... Les prometías fortuna y callaban como putas. Pero ahora se ve que se ha puesto de moda la "protección" y la "moral". Bobadas.

No hubo más comentarios por su parte excepto el de ir a mi local. El muy yonkie no pensaba en otra cosa que en drogarse... Pero no podía echárselo en cara. Si no fuese por él y otros cuantos, yo estaría en la ruina, intentando vender piruletas de maría en la salida de los colegios. ¡Benditos toxicómanos! Poniéndonos en marcha, nos alejamos rápidamente de las calles de la redada, y Nikki pareció darse cuenta de que no ibamos por el camino de siempre. Así que caí en la cuenta de que las noticias no corrían tan rápido.

- Ah, no te he dicho todabía que he cambiado de local, ¿verdad? El otro estaba demasiado vigilado, así que mandé que me equiparan éste mientras estaba de viaje. ¡Te va a encantar!

No tardamos demasiado en llegar, después de dar más vueltas por los callejones que en un carrusel. Si Nikki no estuviese en ese estado, se habría dado cuenta de que pasamos por la misma calle un par de veces, y es que aún no me había aprendido muy bien el camino, la verdad. Una vez frente a la puerta del local, le hice un gesto para que se acercase, y cuando abrí con llave la entrada, ambos tuvimos delante la tetería. Encendí la luz y todo se iluminó con esa tenuedad roja y verde que le daba un ambiente cálido a la barra y las mesas. Sonreí ampliamente y extendí los brazos para presentárselo mejor.

- ¡Taraaaaan! Sin palabras, eh? - le di un codazo amistoso en las costillas, mirándole con picardía, y no tardé en entrar en mi local, todo orgulloso.- Es justo como me lo imaginaba. Ni clásico ni frío. Y si esto te ha gustado, espera a ver mi despacho. ¿Quieres entrar ya? -le espeté de pronto, haciendo alarde de mis cambios bruscos de pensamiento.

Me acerqué a él y cerré la puerta en cuanto le obligué a avanzar. Más borracho de lo que creía... Al segundo después, ya estaba en la puerta de los baños, haciéndole gestos impacientes pero entusiastas para que me siguiese.
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Mensaje por Nikki Sixx Lun Mayo 03, 2010 11:17 pm

Ted no tardó demasiado en adivinar que llevaba unas cuantas copas de más en el cuerpo y la verdad es que era evidente, para todo el mundo excepto para los policías que esos era más estúpidos que la gente normal. Me encogí de hombros y le sonreí con la culpabilidad reflejada en mi rostro. Me aburría mucho pero... ¿Qué ke iba a hacer? Eso no le hacía daó a nadie. El camello me pasó un brazo por los hombros y me explicó lo bueno que era tener contactos y lo jodido que estaba porque se la habían jugado la mayoría de ellos... Pensé en los pobres desgraciados que se habíana trevido a hacerle aquello al camello más importante de la ciudad. Acabarían mal si él se enteraba de quienes eran aunque, como siempre, el nos e mancharía las manos por nada ni por nadie, en todo caso los demás se ocuparían de ello, incluso yo mismo podría llegar a hacerlo si me veía muy desesperado por conseguir droga y él necesitara un favor. Así de "complejas" eran las relaciones entre drogadictos y camellos...

Empezamos a caminar cuando vio que yo me empezaba a desesperar y es que hacía tiempo que se me habían acabado las provisiones de droga en casa, incluso me había pinchado y esnifado pastillas que había comprado en la farmacia y que no tenía ni idea de qué efecto causaban... Hasta ese punto había llegado mi adicción que la comida no sabía a comida y las prostitutas rusas no sabían a prostitutas rusas... Pese a estar un tanto borracho pude darme cuenta de que Ted me estaba llevando por un lugar que no conocía, alejado del lugar al que solía llevarme para venderme droga y porder colocarme y entonces, fue cuando me dio las nuevas noticias: Se había mudado a otro local. Alcé una ceja extrañado, ¿Cómo leches podía permitirselo? ¿Tanto dinero ganaba con nosotros? Muchas evces dudaba de que no estuviera metido en cualquier otro tipo de negocios aún menos legales y moralmente aceptables que la droga y por eso le tenía cierto respeto. Por eso y porque tenía pinta de ser un psicopata hortera y loco. Tras un rato caminando, Ted se paró delante de una tetería y entonces le miré aún más extrañado. Tenía que estar de coña. Pero no, al parecer había conseguido una tetería para él solito, encendió la luz y me quedé aún más sorprendido y extrañado, observandolo todo con una mueca en la cara. Definitivamente, este tio estaba como una cabra pero, ¿Quién era yo para hablar? Después de todo yo estaba mucho peor que él y, además, era un gran amigo y por muy extravagante que fuera, en el fondo, lo apreciaba.

Extendió los brazos y me presentó el lugar. Yo seguía mirándolo incrédulo y entonces el me dio un codazo en las costillas, le atravesé con la mirada pero él pasó de mi cara y entró al local. Lo miraba todo embobado y orgulloso, si ego hizo acto de presencia en sus palabras pero, por alguna razón, aquello de su "despacho" me sonó realmente bien y me encogí de hombros mientras él me obligó a entrar dentro del local y cerró la puerta detrás de mi.

-Tio... Estás como una cabra... - dije una vez dentro sin dejar de mirarlo todo. - ¿Qué cojones es esto? Espero que sea una tapadera porque como te hayas pasado de las drogas a la repostería te juro que te asesino... - hice una pausa porque entonces tuve una idea ejor. - Oh, espera... ¿Acaso los pasteles llevan droga? Eso si que sería una buena idea y además...

Ted me cortó con un gesto típico que me hacía recordar al sombrerero
loco y acabé por seguirle como él me pedía. En aquel sitio me sentía extraño y fuera de lugar ya que una tetería no era el sitio más acogedor para un drogadicto, y mucho menos para un camello pero Ted parecía estar tan encantado con aquello que no se me ocurrió siquiera abrir la boca para contradecirle... Así que, sin más, le seguí, en el fondo estaba ansioso por descubrir que secretos escondía el lugar porque algo me decía que aquello no era lo mejor del sitio y sí, estaba a punto de comprobarlo...
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Mensaje por Ted Hatter Mar Mayo 04, 2010 1:30 am

Reí frente a sus palabras, ya que no iba muy mal encaminado con que la comida llevase droga, porque lo de estar como una cabra... Bueno, eso era por todos conocido. Por eso me respetaban, porque era impredecible y más de uno se había llevado alguna vez una desagradable sorpresa en uno de mis arrebatos vengativos. Si no que se lo preguntasen a Johnny Tres Dedos (contando las dos manos). Él al menos vivía para contarlo. Pero con Nikki siempre estaba de buenas, porque a los clientes fieles siempre hay que cuidarlos como a tu bien más preciado.

Cuando Nikki cedió a seguirme, ambos entramos en el baño de hombres y le señalé con la cabeza la puerta de las escobas, como si fuese la cosa más fascinante que pudiese haber en la Tierra. Y ahí me quedé, paseando mi mirada de la puerta a él, como si esperase que sucediese algo magnífico, pero Nikki no supo pillarlo y me borró la sonrisa.

- Va, joder, ábrela!

Mi cliente se sobresaltó por el empanamiento que llevaba encima y no tardó en hacer lo que le pedía. Así que la abrió y se enfrentó a unas cuantas escobas rebeldes que querían caer al suelo. Eso no estaba dentro del plan... Cuando las pusimos todas en su sitio, le hice un gesto para que entrase, y cuando se quedó allí en medio, mirándome como si hubiese perdido la cabeza del todo, me di un golpe con la palma de la mano en la frente, como si hubiese caído en algo de repente que se me había pasado por alto. Aunque ya volvía a tener aquella sonrisa en el rostro que tan poco alentaba a Nikki.

- ¡Claro! La luz! Si no no verás nada.

Y sin más le di al interruptor y una trampilla se abrió bajo los pies de mi pobre cliente, haciéndole caer por el agujero que se había abierto en el suelo y deslizarse por un largo y sinuoso tobogán de tubo a gran velocidad. Lo último que oí fueron unos gritos ahogados que maldecían todo lo que se le ocurría.

- ¡No me vomites en el césped!- le grité desde arriba, y sin poder aguantar la risa, no tardé en seguirle los pasos con gritos de juvilo hasta aterrizar junto a él en un suelo húmedo pero blandito. Siempre me había gustado el césped.- ¿A superado tus expectativas o no? ¿Eh? ¿Eh?

La pregunta se la dediqué a un bulto tumbado en el suelo que ya no sabía donde se encontraba. Entre risitas, le ayudé a incorporarse mientras le echaba una ojeada al huerto interior de todo tipo de droga en forma de planta.

- Sé que la primera vez marea un poco, pero tenía ganas de compartirlo.- le confesé al ver que quizás no había sido lo más adecuado marear a un borracho.- La próxima vez cogeremos el ascensor, te lo prometo. ¿Quieres algo de éxtasis? Porque a mí me han entrado ganas.

Le di unos golpecitos en el hombro para que se recuperase y me dirigí al cultivo.
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Mensaje por Nikki Sixx Mar Mayo 04, 2010 3:49 pm

Seguí al camello y acabamos en el baño, me quedé un poco parado cuando me señaló el cuarto de las escobas, ¿Acaso quería que me metiera ahí dentro? Seguía mirandole extrañado, como si lo que había entendido no pudiera ser lo que me quería decir, al aprecer le puse de los nervios ya que terminó casi por gritarme para que la abriera, casi di un saltó porque no me esperaba para nada que me gritara o que habalra o... Joder, estaba borracho, no me esperaba nada más que gnomitos verdes correteando por todas partes y diciendo que quemara cosas! Abrí la puerta y casi se me cae encima un montón de escobas amontonadas contra la pared, como pude intenté que no me dieran en la cabeza pero la coordinación no era la mejor facultad que tenía en aquel estado... Ted, al ver mis dificultades con aquel ejército de escobas que querían acabar conmigo (y con mis adorados gnomitos verdes), me ayudó a colocarlas bien y en su sitio y una vez hubimos terminado me quedé allí en medio mirandolo como un idiota. ¿Qué se suponía que tenía aquello de especial? Era el maldito cuarto de las escobas... ¿Dónde estaban las tias y la droga? Alzano una ceja observé como se daba un golpe en la frente con la palma de la mano y ponía aquella pícara sonrisa que tantas cosas podían significar en aquel loco que tenía por amigo, dijo que tenía que encender la luz para que lo viera todo bien y le miré aún más extrañado, aunque no me dio tiempo a decirle nada ya que, cuando apretó el interruptor, una trampilla se abrió a mis pies y me cai por la fuerza de la gravedad a una especie de interminable tobogán que iba en zigzag, descendía a toda velocidad, soltando algún que otro grito por culpa del sobresalto, empezó a maldecir a todo el mundo, incluido a mi "queridisimo" amigo Ted, y a soltar barbaridades hasta que, finalmente caí de boca al suelo.

Al llegar al suelo y notar como ya no me movía, ahora lo que empezaba a cobrar movilidad era el resto del mundo que parecía moverse a una velocidad vertiginosa, sí, me había mareado y me entraron arcadas. Como pude conseguí levantarme y no vomitar, me quité el polvo (o la tierra) de la ropa y entonces, escuchando detrás de mi la voz de mi sombrerero loco particular fue cuando alcé la mirada y observé donde me encontraba. Estabamos en una especie de enorme jardín con césped y, algo más lejos, plantas de todo tipo que con un simple vistazo pude reconocer: Era droga. Mejor dicho, droga en cantidades industriales. Me quedé completamente boquiabeirto y las ganas que tenía de matar a Ted desaparecieron en un momento solo de pensar que podría probar todo aquello... Hasta que mencionó lo del ascensor.

-¿Ascensor? - pregunté mirándolo molesto. - Dime que no has sido tan capullo de hacerme caer por esa...cosa... habiendo ascensor! - ni siquiera le hice caso a su oferta del extasis, la verdad era que no me apetecía nada... Necesitaba algo más fuerte.

Pasando de mi cara (para variar) me dio unos golpecitos en el hombro como unica respuesta y a modo de "disculpa" y pasó por mi lado para ir directamente a donde estaban todas aquellas plantas. Algo enfuruñado le seguí y mientras caminaba, volvía a maravillarme con todo aquello, me parecía increíble que tanta pudiera haber tanta droga junta en el mismo sitio.

-¡Guau! - dije de nuevo mirando las plantas y acariciando sus hojas. - Esto si que empieza a ser más propio de ti... Sí, sin duda no me esperaba menos. - estaba embobado mirando todo aquello, oliendo las ojas de las plantas y eligiendo las que me fumaría. - Por cierto, ¿Has conseguido algo de heroína persa? - pregunté olvidandome de aquella magnifica plantación - Sí, ya sé que es algo muy bestia y que si me paso acabaré en el otro barrio... Pero cuando estuviste fuera encontré por mi casa un poco que tenía de cuando iba con mi grupo de gira y, bueno... Volví a recordar porque era mi droga favorita... - me encogí de hombros con una sonrisa incocente en el rostro.

Le seguía muy de cerca intentando no perderme en aquel laberinto de droga (aunque tampoco me importara demasiado hacerlo) y observé como en sus labios se había vuelto a dibujar aquella enigmática sonrisa de la que no te podías fiar porque aquello quería decir que estaba tramando algo y con alguien como Ted... Nunca sabes lo que puede llegar a pasarsele por la cabeza!
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Mensaje por Ted Hatter Miér Mayo 05, 2010 1:21 am

Ignoré su cabreo acerca del ascensor, porque sabía que si le contestaba, sería capaz de meterme una de esas escobas que habíamos dejado allí arriba por dónde ya sabes. Le mostré rápidamente la plantación de droga con una sonrisita igual que cuando le enseñas un sabroso hueso al perro asesino de tu vecino, sabiendo que es tu salvación. Y por suerte, acerté. La cara de maravillado de Nikki me hizo comprender que para él, aquel huerto era como la fábrica de chocolate de Willy Wonka para el niño ruso ese seboso... Con la de mujeres maravillosamente amables y rentables que había en Rusia...

Mientras recogíamos con devoción algunas hojas de nuestras plantas preferidas para luego tomárnoslas, Nikki tubo que estropear el orgásmico momento para preguntar si tenía heroína persa. Maldito sea! Justamente se me había olvidado hacer ese pedido, y ahora tenía que venir él a restregarme que mi negocio no estaba del todo completo... Apreté la mandíbula sin apartar la mirada de la planta que tenía delante, y antes de sufrir un arrebato de indignación, respiré hondo sin que lo perciviese y le giré hacia él con el ceño fruncido.

- Tú mismo lo has dicho: era. Olvídate de esa mierda ya. Creía que habías superado ya el mono por las drogas comunes. ¿O es que te has abandonado al jarabe infantil para la tos mientras yo estaba de viaje? -le eché en cara con desaprobación, negando con la cabeza.- Anda, acompáñame, que te serviré un buen té con sangre de demonio.

Zanjando así el tema, haciéndome la víctima, nos alejamos del huerto (con mucho pesar de ambos), y recorrimos otro pequeño pasillo lleno de puertas, cada cuál más extraña, hasta que llegamos al final de éste, dónde nos rezaba un cartel que nos quitásemos los zapatos, y abrí de par en par las dos puertas de la sala del final. Una luz blanca y celestial envolvió toda nuestra visión, mostrándonos una amplia sala rectangular de veinte metros al menos de profundidad, con un techo muy alto, y cuyas paredes estaban pintadas de un blanco puro. Una larga mesa nos recivía, tan larga que apenas podía distinguirse con certeza el trono que la precedía al final del todo.

- ¡Y Bienvenido a mi despacho! Uff... Aún me cuesta asimilarlo.- comenté con un susurro de respeto, y tras un suspiro para recuperarme de la maravilla que teníamos delante, volví a ser yo mismo.- Bien, quítate los zapatos, que el suelo está cubierto de césped por si no te habías fijado.

Le comenté señalándoselo con arrogancia antes de inclinarme para quitarme los míos con rapidez y entrar en mi monumental despacho. Cuando llegué a mi sillón, al final de la sala, el tic tac de los innumerables relojes colgados en la pared eran lo único que rompía el silencio. Me senté mientras Nikki iba llegando y serví dos tazas de un misterioso té con un color rojo intenso.

- Lo prometido es deuda. Bien reciente y fuerte, como a tí te gusta. ¿Un azucarillo?
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Mensaje por Nikki Sixx Jue Mayo 06, 2010 4:47 pm

Ted y yo seleccionamos algunas hojas de toda aquella enorme plantación, aún creía que estaba soñando y tanto verde me hacía pensar cosas malas... ¿Pr qué el verde era un color tan sucio? No lo sé, pero en aquel momento lo adoraba. Hice una mueca cuando me dijo que no tenía heroína persa, estaba enganchado y no me quedaba más... Necesitaba chutarme herína cuanto antes y el mono aumentaba y se hacía peor cada día, aunque al menos podía mitigarlo con alcohol... y otras drogas... Aunque... ¿El sexo puede considerarse una droga? Supongo que cuando eres como yo o pagas por él... SÍ. No escuché sus palabras porque en mi mente se había formado una fantástica imagen que juntaba todos mis vicios: la música, el alcohol, las drogas y las mujeres. Estaba a punto de ponerme a babear allí mismo cuando Ted nombró la sangre de demonio, eso me hizo volver enseguida a la tierra y entonces me quedé algo parado. Hacía relativamente poco tiempo que Ted había onseguido aquella nueva droga y cuando me dijo su nombre pensé que molaba mucho pero ahora, con todo lo que había descubierto en su ausencia, de golpe me pregunté si esa "sangre de demonio" era en verdad eso... Sangre de demonio. Puede sonar extraño y redundante, pero en mi cabeza, todo empezaba a cobrar sentido.

Sacandome de nuevo de mis pensamientos (¿Por qué se me iba tanto la cabeza cuando estaba borracho?) Ted me guió de nuevo por el enorme huerto, dispeusto a llevarme a otra zona de aquel enorme local que aún no conocía. Entramos en un angosto pasillo lleno de puertas, cada una más rara y extravagante que la anterior,no tardamos demasiado en llegar al final del pasillo y allí había un cártel que decía que nos quitaramos los zapatos... Espera, espera, espera... ¿Eso era real o era cosa de mi imaginación que quería verme la cara de gilipollas? Seguí con aquella cara de estúpido hasta que Ted abrió las dos puertas que daban paso a una sala completamente blanca y luminosa, era rectangular tenía un techo muy alto y una larguísima mesa en el centro con sillas a su alrededor era casi lo único que veía desde allí. Odiaba el blanco. No podía evitarlo, las paredes blancas, las camisetas blancas, el banco ni siquiera me parecía un color era.... vacío. Y no podía evitar que me recordara a las acolchadas paredes de los manicomios o a las camisas de fuerza que se llevaban en éstos. Hice una mueca de fastidio pero suspiré. Vale, tenía que reconocer que aquella habitación o lo que fuera... era increíble. Ted dijo que aquel era su despacho y que me quitara los zapatos... Al parecer el cartel no había sido imaginación mia pero resultaba que el suelo era de césped. El maldito lunático este había creado un lugar increíble que más que para drogarse parecía estar hecho para pasarse la vida allí, como una especie de paraíso privado.

Él se quitó sus zapatos enseguida pero yo llevaba botas y me daba pereza agacharme y quitarmelas pero bufé y me agaché, me quité las botas de enorme plataforma y me quedé casi a la altura de Ted. Él ya se había adelantado y había recorrido toda la sala hasta sentarse en el sillón que presidía la mesa justo al fondo. Justo detrás de él, en la pared, había decenas de relojes distintos, clásicos y modernos, cada uno con una hora distinta, esa parte me encantó porque siempre me habían gustado los relojes y, bueno, las cosas antiguas en general. Me apasionaban.Cuando me senté junto a él ya tenía frente a mi una tacita con té de un extraño color rojizo y un olor... Que ahora reconocí casi al instance. Rechacé su azucarillo y empecé a darle vueltas al contenido de la taza con una cuchara mientras me quedaba embobado mirandolo.

-Oye... ¿Tú sabes que soy medio demonio? - le confesé sin siquiera pensar antes lo que decía. - Sep, ahora resulta que esta droga es mucho más fuerte cuando la tomo yo que cuando la tomas tú, por ejemplo... - me encogí de hombros y bebí un trago de aquello. El té le daba un sabor dulzón que era como tomar malibú con piña o algo por el estilo. Seguía mirando hacia el horizonte y me bebí el contenido de la taza de un trago, mirando ahor la taza que tenía Ted en frente abrí la mano y concentrandome todo lo que pude intenté que pasara algo.... Premio! Esta vez la taza se movió hacia mi, no llegó hasta mi mano pero algo era algo. Miré a Ted orgulloso y sonriente.
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Mensaje por Ted Hatter Vie Mayo 07, 2010 12:41 am

Mientras disfrutaba del simple olor que desprendía aquel humeante té de sangre de vampiro, escuché el comentario de Nikki, ya sentado junto a mí y jugueteando con la cucharilla en su té. Los dos azucarillos que tenía en la mano, a punto de echarlos en el té, se me resvalaron de una mano sin fuerza, cayendo justo dentro de la taza, ya que mi atención se había vuelto únicamente hacia mi cliente predilecto. ¿Había oído bien? ¿Es que estaba utilizando una metáfora de la vida o el alcohol finalmente había hecho mella en su sufrida y perturbada mente? Sin dejar de seguir con la mirada sus movimientos, con un ceño fruncido de preocupación e incredulidad, empecé a pensar en un buen centro para enfermos mentales que conociese. Claro que... pensándolo bien, si encerraba en un loquero a Nikki, me quedaba sin las ganancias que me proporcionaba su consumo. Bah, se me estaba yendo la olla a mí también. ¿Desde cuando me preocupaba por la salud de mis clientes? Para empezar, debería haberles prohibido comprarme droga si me preocupase de veras por ellos. Aquel dilema me dejó algo confundido, volviendo a la realidad con un pestañeo. Y en ese momento, justo en ese momento, mi taza se deslizó por arte de magia hacia la mano de Nikki. Mis ojos se abrieron como platos, y no sé cómo, descubrí que las comedias peliculeras tienen su parte de realidad, pues perdí el equilibrio y me caí de la silla torpemente, aún estando sentado en el filo de ella. Cuando me incorporé de nuevo, fue poniéndome en pie de un salto, y aún mirando alucinado la taza, la señalé acusatoriamente con un dedo, pasando ahora mi mirada del recipiente a Nikki.

- La taza... ¡La taza se ha movido sola! ¿Lo has visto? Joder...- y dejando de lado mi ansiedad, miré a Nikki como si acabase de percatarme de que estaba allí, bajando el brazo y mirándole de nuevo con preocupación pero entendimiento.- Al final no vas a estar loco del todo... Bueno, al menos podré aprovechar yo tu plaza para el psiquiátrico.

Me sentí desfallecer con aquella nueva revelación que me recordaba que lo sobrenatural cada día convivía conmigo más personalmente. Me dejé caer sentado en mi sillón y, como un muñeco de tela, me hundí en él hasta quedar medio tumbado en él, apoyando la cabeza en el respaldo y los brazos inertes junto a mi tronco, con la mirada perdida. Cuando Nikki ya creía que había entrado en una especie de shock, ya que ni siquiera pestañeaba, volví a hablar, aunque para mis adentros.

- Ahora que eres demonio y te afecta más la droga... supongo que tendré que cobrarte el doble por la sangre.
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Mensaje por Nikki Sixx Vie Mayo 07, 2010 1:21 pm

La cara que puso Ted fue todo un poema y empecé a imaginarme todo lo que podría haber estado pensando en aquel momento, que estaba como una cabra, que no me fiara ni de las prostitutas rusas ni de las vigilantes de la playa rubias con tetas increíbles, que dejara las drogas que eran malas... O cualquier otra cosa por el estilo. Cuando hice que la taza se deslizara sobre la mesa hacia mi mano él abrió los ojos como platos y entonces se calló de la silla obteniendo una sonora carcajada como respuesta por mi parte. Oh, Dios. Ese momento habría que haberlo inmortalizado, se dio una leche que a cualquiera le habría dolido bastante, pero Ted era un orgulloso aunque ahora estaba flipando con todo aquello, no lo había visto así ni cuando habíamos tomado setas alucinogenas y veiamos extraterrestres y pulpos gigantes por todas partes o cuando estabamos en la playa y veíamos a meurtos o zombies salir de las aguas como un ejército viniendo hacia nosotros... Que tiempos aquellos. Ted señaló la taza aún con incredulidad y me miró sorprendido, me soltó que la taza se había movido, le di un aplauso.

-Muy bien, tio. ¿Quieres un premio? Sí, he movido la taza... Creía que ya lo sabías... - me encogí de hombros con total pasividad. Al final bajó el brazo y su expresión cambió ya no estaba ni sorprendido ni horrorizado... Se iba pareciendo más al maldito sombrerero excentrico que tenía como camello. - ¿El psiquiatrico? No durabas ni una hora... No hay mujres, ni droga, ni acohol, nu música... es una completa mierda... - argumenté como si fuera todo un entendido en la materia. De hecho... Había estado una vez en uno. Habían encerrado a mi madre y me pidió por favor que la sacara. Aquella fue la última vez que la vi y de eso hacía más de 7 años.

Ted volvió a sentarse en su sillón y se hundió como gelatina, haciendo que el sombrero le tapara los ojos, que estaba seguro que tenía fijos en el horizonte mientras aún asimilaa aquella revelación que yo le había hecho por una varias razones: Descubrir la procedencia de la "sangre de demonio" y porque necesitaba contarselo a alguien de "confianza". Sí, a veces resultaba triste que algunos de mis mejores amigos fueran camellos, pero ya lo había aceptado y ahora simplemente era feliz con ello... Teníamos miles de anecdotas que contar y momentos inolvidables apra recordar... Aunque tuvieramos varias lagunas provocadas por el abuso de las drogas y el alcohol, pero de lo que no se acordaban unos, se acordaban los otros. Era perfecto. A la de tias que les habíamos engañado entre los dos... Aish, me quedé pensando en todo aquello hasta que Ted salió de su trance de una vez por todas y por din volvió a pestañear, cosa que llevaba tiempo sin hacer. Lo que dijo me hizo soltar una nueva carcajada.

-Pero, ¿De que hablas? Soy tu mejor cliente y casi el único que te paga la droga cuando la compra. Si tuviera que pagarte el dole por la droga... En un mes podrías comprarte un equipo de futbol para ti solo o si lo prefieres... Un club en el que haya luchas de tias en el barro... - sonreí. - Me decanto por la segunda idea pero bueno, nunca tuve demasiado claro tu inclinación sexual. - le dije bromeando mientras le guiñaba un ojo. - El caso es que... La sangre de demonio... ¿Es sangre de demonio? - pregunté. Aunque parecía de lo más obvio. - Quiero decir, ¿ómo la consigues? Los demonios no dan su sangre porque si, para que una me la diera me convertí en su madito juguete sexual... - hice una mueca. - Aunque bueno, la tia estaba buena y mereció la pena pero... Tú me entiendes! - hice una pausa y esperé a que m soltara alguna de las suyas o que simplemente me mirara mal o... Algo. Con Ted nunca sabía que esperart, su humor era tan cambiante que nunca podías llegar a fiarte del todo. - Por cierto... ¿Me pones un poco más? - dije alzando mi taza y mostrandole que estaba vacía.
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Mensaje por Ted Hatter Sáb Mayo 08, 2010 7:11 pm

Semidesperté de mi extraño estado de shock alzando ligeramente la cabeza hasta dejar a la vista mi mirada, ahora puesta en Nikki con interés y una ceja arqueada. Parecía dispuesto a convencerme con que mantubiese el precio de siempre en la sangre que le suministraba mensualmente, pero consiguió todo lo contrario. Nombrar tías en el barro y en la misma frase, hacer entender que por en medio había mucho dinero en juego, era mi mayor debilidad. Pero cuando iba a empezar a darle a la imaginación para imaginarme a aquellas dos top models bañadas en barro y tirando toneladas de billetes al aire, Nikki lo estropeó con aquel comentario de poner en duda mi orientación sexual. Le gruñí ligeramente con una mirada asesina que duró apenas un segundo, y luego volví a mi estado pensativo. ¡Quería ver a esas dos tías! Aunque solo fuese en mi mente... Pero no, en aquel momento era imposible. Nikki tuvo que volver a hablar, y esta vez, para empezar a hacer preguntas de crío de cinco años. Fui frunciendo cada vez más el ceño a la vez que me hablaba, hasta que me perdí del todo con la incompleta historia de una demonio y un objeto sexual.

- No, no te entiendo!- le espeté, incoporándome al fin en la silla, dejando a parte el complejo de muñeco de trapo.- Si le llaman sangre de demonio a ese líquido que misteriosamente es rojo y sabe a metal... quizás es porque es sangre de demonio, ¿no crees? Si sabes perfectamente que existen! Y en el cómo lo consiguen... - me volví a apoyar en el respaldo, ahora sí que algo pensativo, encogiéndome de hombros.- La verdad es que no estoy metido en el tema. Yo sólo la recivo y la comercio. Aunque, bueno, no creo que mis contactos se pongan a tirarse a demonios para conseguirla.- le comenté con picardía, sin querer mirar a nadie...- Pero venga, dale a la imaginación. Un demonio no te la daría así como así. O hay mucho interés de por medio o lo hacen a la fuerza. Yo de ti, no le daría más vueltas al tema. Da gracias únicamente de que solo eres semidemonio y que tu sangre aún no es atractiva para los narcotraficantes. Y con tu permiso..

Me incliné hacia delante y alcancé mi taza de té, la misma que él había movido con la mente, y me la llevé a los labios para bebérmela. Cuando me la terminé, Nikki dejó los pensamientos de lado y me pidió más té, con lo que le serví gustosamente. Y entonces caí en la cuenta, alzando el dedo índice como si se me hubiese encendido la bombillita, y me puse en pie de golpe, dirigiéndome al armario que había tras mi sillón. Apenas se veía, porque era del mismo color que la pared y estaba incrustado en ella, pero cuando pulsé dónde debía, una puertecita se abrió, soltando un vapor helado, y de allí dentro saqué una probeta entaponada llena de sangre y se la di a Nikki.

- Ya me lo pagarás luego. Y al precio de siempre, sí.- dije ésto último con resignación frente a su mirada fulminante.- Por cierto, ¿desde cuando dices que te pasa esto de... ser medio demonio?
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Mensaje por Nikki Sixx Dom Mayo 09, 2010 2:09 pm

Su gruñido y su mirada asesina bastaron para avisarme de cual iba a ser su respues o, mejor dicho, de que humor iba a responder. Porque, después de todo, era lo interesante de mantener una conversación con él, que nunca sabías por dónde te iba a salir. Aunque no pude evitar dar un pequeño salto en mi silla cuando se incorporó y casi me gritó. Su contestación fue básicamente como la que me habría dado un Pitbull cabreado que pudiera hablar, pero con algo menos de babas y de gruñidos(pero no demasiado, eh?)... El caso es que me confirmó que si que era sangre de demonio, me limité a asentir con la cabeza y seguir escuchando lo que decía, no sabía omo conseguían la sangre de los demonis, él solo la vendía... Hice una mueca pensando en lo que podrían hacer para conseguirla aunque entonces dejé volar mi imaginación y por mi cabeza empezaron a pasar otras cosas bastante menos desagradables... Alcé una ceja cuando dijo aquello de que estaba seguro de que no se tiraban a demonios para conseguirla, su mirada lo decía todo y esbocé una media sonrisa.

-Bueno, al menos yo me lo paso bien cuando consigo la sangre... - me encogí de hombros. - Es la ventaja de estar bueno...

Terminó por decir que lo mejor era olvidar el tema y que tuviera cuidado por si algún día, de repente, se pusiera de moda traficar con sangre de semidemonio. Bueno, yo sabía defenderme así que tampoco tenía demasiadod e lo que preocuparme. Aunque si venía una rubia espectácular de piernas largas, tetas enormes, culo prieto y labios carnosos.... Quizá le diera mi sangre y lo que ella quisiera... Ted terminó de beber su té y luego me sirvió a mi, me llevé la taza a los labios enseguida y y bebí notando la sangre en mi. Mientras bebía, Ted alzó un dedo y se puso de pie, le seguí con la mirada mientras abría un armario que ni siqueira parecía existir ya que era del mismo color que la pared y estaba muy bien camuflado, cuando la puerta se abrió, salió de ella un vapor helado que me llegó a mi y consiguió que se me pusiera la piel de gallina aunque me encantaba el frío, bueno y el calor, y la playa y las tias y la montaña y las tias... Era de gustos muy variados... Sacó de allí una especie de botella tapada con un líquido rojizo e su interior, instintivamente y solo con el olor empecé a salivar como si se tratara del manjar más delicioso sobre la faz de la tierra. Cuando me la dio, tuve que controlarme apra no bebermela entera allí mismo y, a cambio, me bebí el té de golpe. Dijo que se lo pdoría pagar luego y le atravesé con la mirada, por suerte para ambos, mantuvo el precio de siempre. Entonces me preguntó que desde cuando era medio demonio, me hizo reirme, no por la pregutna, sino por como lo preguntó. Parecía aún algo sorprendido por la revelación y no podía evitar encontrarlo divertido.

-Pues... Se supone que desde siempre. - me encogí de hombros. - Al parecer cuando era pequeño un demonio me dio su sangre o... algo así. Desde entonces soy "rarito". - sonreí. - Y tú... ¿Nunca has visto nada raro en mi? - pregunté extrañado. - Quiero decir, cambios de personalidad, que de repente me vuelva muy violento... que te pida que me llames Sikki....

Aquello no quería contarselo, suficiente tenía con lo de ser medio demonio como para contarle también que tenía un alterego chungo que se dedicaba a matar y a follar en mi nombre. Pero me resultaba extraño que nunca hubiera visto aquella "faceta" mía... Quizá Sikki tenía miedo de Ted... O quizá era otra cosa... Interrumpiendonos, escuchamos un fuerte ruido sobre nosotros. Miramos hacia arriba extrañados, quizá había entrado alguien a la tetería. Pero no tenía pinta de ser alguien "amigable" por aquel estruendoso ruido que acababamos de escuchar...

-Creo que deberíamos ir a mirar...
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Mensaje por Ted Hatter Lun Mayo 10, 2010 1:46 am

Escuché su explicación mirándole con los ojos entrecerrados, como haría alguien que se concentra mucho en entender algo difícil de explicar. Pero la verdad es que me lo contó como si fuese lo más normal del mundo. Así que aquello me complicó más aún la comprensión. Se ve que ahora estaba de moda ser demonio y yo no tenía ni idea... No tardó en preguntarme si había visto algo extraño en él para preguntarme si era un hijo del Diablo. Casi se me escapa la sonrisita socarrona, pero hice grandes esfuerzos y negué lentamente con la cabeza, mientras mi interior luchaba por no soltar ninguna barbaridad. Porque todas aquellos trastornos que me estaba numerando eran lo más común en Nikki! ¿Y se supone que con ellos tenía que haberlo supuesto desde un principio? No, si debería culparme ahora de no saber diferenciar a demonios de enfermos mentales... Aunque Nikki no es que estuviese loco... Creía recordarlo más cuerdo cuando lo conocí, así que siempre lo relacioné con que eran efectos de las drogas, que cada vez estropeaban más y más su delicado cerebro ya de por sí castigado con su pasado.

- Bueno... Quizás alguna vez hayas perdido la compostura en cierto momento, pero... No sé, no me hagas caso. No soy muy observador.


Preferí decirle eso a empezar a nombrarle todas las barbaridades que había causado junto a mí. Como aquella vez que le rebentó la boca con una vara de billar a un tipo por darle golpecitos con la barriga cervecera a la mesa de juego para que las bolas se moviesen como él quería. O cuando nos pillamos a dos churris que resultaron ser putas y el chulo se nos puso matón cuando Nikki se alteró con las chicas y acabó arrancándole una oreja de un bocado, pero prefiero ahorrarme recordar cuando quiso arrancarle unas cuantas partes más a tirones... O cuando se presentó con plataformas de tacón y una minifalda ajustada haciéndose llamar Sikki.... Bueno, aquel último recuerdo era ciertamente borroso, así que decidí tomarlo como una pesadilla. El caso es que simplemente le sonreí como disculpa por mi mala memoria, y antes de poder decir más, unos ruidos de jaleo se escucharon en el techo del despacho. Ambos alzamos la mirada a la vez y cuando la bajamos, supimos que algo no iba bien allí arriba.

- Ya lo creo que sí.

Ni un segundo pasó, que ya estábamos en pie y nos dirigíamos a paso rápido, casi corriendo, al ascensor que nos esperaba fuera, junto a la plantación de droga. Le di al botón para que bajase y sin perder tiempo, me acerqué al armario de los utensilios para el campo y saqué de él una oz corta pero por ello, no menos afilada que la de la propia Muerte.

- Si no tienes pistola, coge esto.

Le avisé justo antes de tirársela por los aires con suficiente práctica para saber que caería de forma que la cogiese bien por el mango. Había que tener cuidado con los reflejos de un borracho... Pero la sangre de demonio lo despertaría suficiente hasta incluso darle cierta agilidad a sus sentidos. Y así fue, que cogió la oz y ambos entramos en el ascensor. Mientras ascendía con aquella musiquita típica de espera en los hoteles, saqué de mi bolsillo interior mi propia pistola y le quité el seguro antes de mirar de nuevo a Nikki, a mi lado.

- Lo más provable es que se trate de ladrones de pocamonta, pero si es la competencia... Mantente alerta. Algunos son jodidamente molestos. - le comenté con cierto tono de rencor, como si supiese de qué le hablaba.- Yo iré primero. Tú cúbreme las espaldas.

Y entonces se abrieron las puertas del ascensor, dándonos paso a la acción.
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Mensaje por Nikki Sixx Lun Mayo 10, 2010 5:13 pm

No sabía si sentirme aliviado o aún más asustado por lo que me había dicho, Ted podía llegar a ser muy escrupuloso con ciertas cosas y si decía que no se había fijado, estaba claro que mentía, además estaba el hecho de que cada vez que estaba con él acababamos hasta las cejas de alcohol o drogas o de las dos cosas... Y ya no sabía si las lagunas mentales que tenía eran por el abuso masivo de estupefacientes o porque se me había ido la pinza y había empezado a matar como un loco. Muchas veces me preguntaba qué habría sido de mi vida si nunca hubiera probado als drogas pero, simplemente, me era imposible imaginarlo. Mi estilo de vida era algo que implicaba tomar drogas y era algo que hacía por diversión y e gustaba... Al menos al principio. Decidí dejar correr el tema de una vez por todas y simplemente asentí con la cabeza como única respuesta. Entonces fue cuando escuchamos aquello, enseguida nos pusimos alerta y sin perder tiempo seguimos el ruido. Ni siquiera nos pusimos los zapatos (o botas en mi caso), volvimos al enorme jardín del Edén, como decidí llamarlo, y Ted pulsó aun botón(que supuse que sería el del ascensor) mientras abría un armario y rebuscaba dentro de él, sabía que no tenia pistola ni ningún arma con la que poder defenderme como era debido así que me pasó una oz al vuelo, dudé de si podría cogerla al tiempo o acabaría con un brazos eccionado pero mientras mi cabeza pensaba eso, mi cuerpo actuaba y casi instantáneamente alcé un brazo y la cogí al vuelo. *Buenos reflejos...* pensé sorprendido de mi mismo. La sangre de demonio me afectaba cada vez más y era algo evidente. Entramos en el ascensor en el cual empezó a sonar una musica de espera que solo consiguió ponerme aún más nervioso, me dieron unas ganas enormes de destrozar la maquinaria del ascensor con el arma que llevaba en las manos pero, apreté el mando de la oz con fuerza y cerré los ojos mientras suspiraba. Escuché a mi lado como Ted le quitaba el seguro a su pistola y volví a abrir los ojos, para encontrarme con los suyos que me miraban de nuevo mientras me informaba de que podríamos encontrar allí arriba. O rateros inexpertos o narcotraficantes psicopatas, vale, la diferencia era abismal pero una cosa era segura: Nos lo ibamos a pasar de miedo. Justo un segundo antes de que las puertas del ascensor se abrieran le mostré una amplia sonrisa a mi camello.

- Que empiece la fiesta.

Las puertas del ascensor se abrieron, y como dijo, Ted salió primero con el arma en las manos, mirando hacia todos los lados. Las luces estaban apagadas y él sabía perfectamente dónde se encontraba el interruptor para encenderlas, lo hizo y vimos el local completamente vacío y tranquilo, demasiado tranquilo.

-Soy yo... ¿O aquí hay gato encerrado?
- pregunté empuñando la oz y piniendome a su lado, aunque me callé de repente porque escuché o más bien sentí algo. Le hice una señal a Ted con la cabeza señalando justo detrás de la barra y él fue hacia allí mientras yo seguía esperando e inspeccionando que todo estuviera bien, escuché un grito ahogado y vi por encima de la barra el sombrero de Ted mientras golpeaba algo, sonreí y aquello casi me costó varios puntos porque al girarme tenía a un tipo intentando rajarme el estómago con una navaja. Para defenderme, hice a penas un movimiento con la oz, y su braz cayó al suelo, llenándolo todod e sangre. Me quedé un poco parado, pero se lo merecía. No dejaba de gritar y para callarlo le di un rodillazo en la cara que le hizo caer al suelo. Me agaché y me giré haciendole la zancadilla a otro "ladrón" que me iba a atacar por detrás y tambien cayó al suelo, había un par más uno fue hacia Ted al que le silvé para que se diera cuenta. La adrenalina corría por mis venas haciendo que mi corazón se acelerara, que mi mente se bloqueara y solo pudiera pensar en una csa: Reventarles la cabeza a aquellos tipos. Era la priemra vez en muchisimo tiempo que estaba consciente cuando peleaba y lo echaba de menos, de hecho, me encantaba. Iba lanzando mandobles al aire intentando seccionarles miembros a mis agresores y a los que acababan en el suelo les golpeaba co todas mis fuerzas sin parar hasta que dejaban de gritar, perdían el conocimiento o hasta que otro me volvía a atacar. Lo más macabro de mi actuación fue que mientras hacía que aquellos tipos gritaran de dolor y dejaran el suelo hecho un asco con toda la sangre que derramaba, en mi cara había una media sonrisa que lo único que hacía era darme un aire aún peor.

-¿Cómo vas, Ted? ¿Necesitas ayuda? - pregunté cuando me había aburrido de darles patadas a los cuerpos inconscientes de aquellos tipos. Me giré y vi que Ted estaba apoyado en la barra observando el espectáculo mientras se tomaba un té. Alcé una ceja. - Vale... Me tomaré eso como un no...

Me acerqué a él con energias renobadas y sin saber siquiera si tenía alguna herida en el cuerpo o no, porque no sentía el dolor. Debía ser bastante intenso como para sentirlo así que para asegurarme de que todo estaba en orden me miré de arriba a abajo, tenía los pies descalzos y manchados de sangre de los otros tipos, los pantalones algo rotos y con arañazos, los brazos llenos de pequeñas heridas y cortes que sangraban y la camiseta aún más destrozada de lo que ya estaba. Volví a mirar a Ted e hice una mueca, solo esperaba que mi cara no estuviera demasiado mal, aunque, al menos tenía el consuelo de que la mayoría de la sangre que llevaba encima no era mia...
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Mensaje por Ted Hatter Mar Mayo 11, 2010 10:37 pm

Alcé las cejas frente a su comentario sin dejar de mirarle de reojo, justo antes de salir del ascensor. No se él, pero yo aún valoraba mi vida, y ponerla en peligro enfrentándome directamente con unos matones sin escrúpulos que seguramente habían sido enviados precisamente para matarme, no era mi mayor hobbie. Salí primero con la pistola ya apuntando a lo que se me pusiese por delante, y cuando encendí las luces y vimos todo en absoluta calma, Nikki se temió a la vez que yo lo que ocurría realmente. Con una señal suya, caminé con paso cauto hacia la barra de la tetería, y antes de poder comprender que había tras ella, tuve que esquivar un puñal que por los pelos rozó mi sombrero. Cuando me aseguré de que el tipo ya no tenía más puñales que lanzar, le dediqué una rápida mirada asesina, cogí mi sombrero y lo examiné por si había habido daños.

- Tienes suerte de no haberlo dañado. Sino ya estarías comiéndote ese puñal. Así que da gracias que sólo te tragarás mi puño.

Le amenacé mientras tiraba magistralmente el sombrero por los aires sin apartar la mirada fulminante del tipo y se depositaba sobre una mesa. Al segundo siguiente, ya le estaba reventando la boca a aquel cabrón con un puñetazo tras otro. Estuve tan ocupado desfigurándole la cara que no me di cuenta de que mi espalda estaba desprotegida, pero por suerte, Nikki me silvó y me giré justo en el momento en que otro matón de aquellos iba a pegarme un navajazo en las costillas. Con un golpe bien dado en el brazo le hice caer el arma, esquivé su siguiente golpe y le pegué una patada en el estómago que lo lanzó unos metros al suelo. Apunté a su cabeza decididamente con mi pistola y le volé los sesos de un tiro limpio. Cuando me quise dar cuenta, ya no había ninguno más al que cargarse, por lo que me entró la ansiedad de tomar té.

Cuando Nikki se reunió conmigo, me encontró tomándome tranquilamente uno de mis mayores vicios, bebiendo de una tacita de diseño, tan delicada que era un delito no levantar el dedo meñique mientras tomabas el té. Y yo tuve que interrumpir mi placer al encontrarme con aquel zombie ensangrentado que se parecía tanto a mi mejor amigo y cliente, o de lo contrario me habria atragantado.

- Madre mía... ¿Sabes que si no fueses tan sucio trabajando ya te habría contratado de guarda espaldas? Parece que acabes de sufrir un puto accidente de tren, macho. -le comenté sin poder evitarlo. Era para verlo... Luego recordé lo que debería haber dicho desde un principio.- ¿Estás bien?

Antes de que pudiese oir su respuesta, un sonido de motor de coche llegó a nuestros oídos desde la calle. Ambos entendimos al instante que se trataba del automóvil en el que habían venido los matones, y en menos que canta un gallo, salimos corriendo del local y nos encontramos con un mercedes negro con bastante clase arrancando a toda ostia para salir disparado frente a nuestras narices.

- Maldita sea...- susurré rabioso mientras me ponía en medio de la carretera por la que empezaba a alejarse y disparaba varios tiros al cristal trasero del auto, provocando que éste tituberara un poco y luego terminase por desaparecer por la esquina de la calle. Gruñí con rabia y le di una patada al aire con inpotencia hasta terminar girándome hacia Nikki, caminando directo a la entrada de mi tetería.- Interroguemos a quién coño quede con vida. Tengo que saber quién ha sido el mamón que ha intentado matarme.
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Mensaje por Nikki Sixx Sáb Mayo 15, 2010 12:29 pm

Mientras me acercaba a la barra miraba hacia los lados y vi lo que había hech con sus atacantes, no pude evitar sonreir al ver al que tenía un balazo en la frente y los sesos desparramados por la pared, Ted siempre tan profesional... Volví al mirada hacia él cuando comentó que de no ser por como acababa siempre tras una pelea, ya me habría contratado como guardaespaldas, alcé una ceja y sonreí. No pude evitar soltarle alguna de las mias, siempre con las drogas en la cabeza...

-¿Si fuera tu guardaespaldas me harías precio especial?
- pregunté con una sonrisita en los labios. - Acabo así porque quiero, pero si me hicieras una buena rebaja haría lo que hiciera falta... - yo seguía hablando y diciendole los pros y los contras de contratarme, aunque solo le hablaba de los pros y entonces él me preguntó que si estaba bien. La verdad es que, teniendo en cuenta la situacion, no debería de haberme sorprendido la pregunta, pero lo hizo y le miré extrañado. - Mmmmm, Sí. La mayoría de la sangre que llevo encima no es mía y...

Antes de poder acabar de hablar escuchamos un sonido de neúmaticos chirriando justo en la puerta del local, bastó apenas una mirada de complicidad para qe Ted y yo salieramos corriendo del local en busca del coche misterioso en el que, estaba claro que habían venido los matones. Al salir, aquel enorme mercedes negro ya estaba echando humo sobre nuestras caras mientras se aljaba de nosotros, Ted le disparó, intentano acertar en alguna de las ruedas pero no hubo suerte y el coche no tardó en desaparecer ante nuestras narices. Noté que Ted se había enfadado cuando le dio una patada al aire y pasó por mi lado malhumorado y entraba directamente en la tetería mientras gruñía que teniamos que itnerrogar a quien quedara con vida. Vaya... Ahora no quería enfadarle más de lo que ya estaba pero el caso era que dudaba que quedará alguien con vida allí dentro. Entré en la tetería justo detrás de él y fui al lugar donde habían unos cuantos tipos tirados en el suelo, me agaché al lado de ellos, tan solo uno conservaba todo su cuerpo y miembros intactos y parecía que aún respiraba entrecortadamente aunque se estuviera ahogando con su propia sangre, de una patada lo puse boca abajo para que pudiera escupier la sangre y fui acia detrás de la barra, donde había otro deshecho humano al que no se le podía reconocer ni la cara, alcé la mirada y me encontré con Ted.

-Vaya vaya... Con este has utilizado tu derechazo de la muerte, ¿Eh? - dije aún sorprendido por lo que mi amigo era capaz de hacer. - Si este no se muere tenemos dos vivos. ¿Los llevamos abajo? ¿Los atamos directamente aquí? Ah y por cierto... ¿Piensas torturarlos? La verdad es que en su estado, no creo ni que haga falta... - me encogí de hombros. - Bueno, dime lo que tengo que hacer y te ayudaré...

Esperé pacientemente a que Ted me diera instrucciones y me quedé pensando en la extraña situación. Ted era un camello y le había conocido por eso pero poco a poco se había covnertido casi en mi mejor amigo y era capaz de matar y torturar por él... ¿Él haría algo así por mí? Aquella pregunta que se formaba ahora en mi cabeza me hizo poner una mueca y suspiré. Ahora eso no importaba, era un maldito yonkie asesino y psicopata y él era el único que sabía todo aquello... Era nuestro pequeño secreto y solo esperaba que nunca saliera de aquellas paredes...
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