A urgencias [Alex y libre]

Alex y yo llegamos al hospital, cada vez me costaba más respirar y tosía sangre con frecuencia. Sin duda los muchos movimientos que había hecho tenían como consecuencias algunas que otra herida interna serie provocada por las costillas rotas. Eso era malo, pues una costilla rota no curada podía ser capaz de matar si perforaba el pulmón.

Alex no se separaba de mi, aunque no habíamos cruzado ni siquiera una mirada durante el trayecto. Era increible, después de todo ese tiempo luchando por ella ahroa me enteraba que odiaba a los cazadores y encima se había convertido en algo demasiado raro, demasido poderoso para un ser humano.

Alex comenzó a gritar a una de las enfermeras para que me atendiera y en pocos segundos había un tropel de médicos y enfermeros a mi alrededor colocándome en una camilla y estudiando mis heridas. Cada roce con mi piel me obligaba a ahogar un grito.

Mientras Justin estaba dentro con los médicos yo me quedé por fuera, me senté en una de las butacas y me quedé en blanco. Tenía algo de sangre de Justin en las manos y en la ropa, aunque la mayoría de sus heridas eran internas tenía muchos cortes en el cuerpo, además no paraba de toser sangre lo que hacía que me preocupara todavía más.

Pude escuchar a algunos enfermeros hablar sobre él, de lo mal que estaba yq ue parecía que le habían atropellado o dado una paliza de muerte. No sabían lo cerca que estaban de la verdad.

Cogí el teléfono y llame a Jessica, no contestó así que le dejé un mensaje en el contestador par que viniese lo antes posible, supuse que no querría estar sin saber nada de Justin y mucho menos su hijo con quien, al parecer, ahora tenía una relación increible.

Los médicos me llevaron rápido a una sala, donde me cortaron la camisa y me pusieron una vía para hacerme una transfusión de sangre.. Me dolía todo aunque mi cabeza estaba en otro sitio, estaba pensando en aquel tío que había aparecido de la nada y en poco tiempo había revolucionado todo el pueblo. Era increíble pensar que realmente existía el anticristo y si era tan poderoso sería complicado matarlo.

Una de las enfermera me preguntó mi nombre, aunque no escuché la pregunta, simplemente la palabra nombre.

- Justin – dije a duras penas

Noté como mi cuerpo se relajaba y el dolor comenzaba a desaparecer, sin duda me habían puesto un sedante para aliviar lo que sentía. Empezaron a hablar pero mi mente dejó de procesar la información, solamente escuchaba susurros... hasta que dejé de escuchar nada.