Eliminar a un fantasma [libre]

Caminé buscando entre las lápidas el nombre que me había dicho Andrew. Había recogido la pala, sal, algo de gasolina y mi escopeta recortada con las balas de sal para protegerme en caso de que ese fantasma me atacara.

Tardé como cinco minutos en encontrar la lápida. Era bastante antigua, tenía algo de muslo por encima y su forma era semiredondeada, lo que le daba un aspecto muy corriente. A su lado habían otras dos lápidas, una con el nombre de Jenny, la amiga de Andrew y otra con otro nombre de mujer. Sin duda sería su familia.

Hice un círculo con la sal, para evitar que me atacaran y luego me puse a cavar, sin duda tardaría alguillo.

Justin había rodeado la tumba de Josh Laurem con sal, con bastante cuidado de no perderse ningún detalle. Así que solo pudo sentir la presencia-que a estas alturas ya le era muy familiar-del fantasma.

-¿Por qué haces eso?-preguntó el fantasma fastidiado.

Para sorpresa de Josh, el espíritu de su hija había ido también en su busca. Ambos fantasmas se observaron con detenimiento en silencio.

Justin no contestó, siguió ignorándolos y cavando en la tumba. Cosa que le llevaría bastante tiempo, lo último que quería ver era una novela de fantasmas.

-Padre, ¿Por qué me abandonaste?-preguntó Jenny.

-Era para protegerte, pequeña.

-Yo, no quería protección quería estar contigo-sollozó la pequeña- ¿Qué había de mi felicidad?

-Pero, Jenny cariño, eres demasiado pequeña para entenderlo.

-Papá, ¿de verdad preferías una vida sin mí que una vida junto a mí llena de peligros?

La pregunta lo cogió por sorpresa.

-Jenny, no sabes lo que estás diciendo, este era el único modo de saber que estarías protegida.

-¡¿Estar muerta para ti es estar protegida?! No tienes ni idea de lo que he sufrido viéndote hacer estas cosas. El problema era que tenías miedo-lo miró con rabia-, miedo a sentir dolor y desesperanza, miedo a perderme y a sentirte solo, así que te encargaste de acabar con nuestras vidas para deshacerte de esa agonía. ¿Es qué no había otra solución?

-Jenny querida, estaba enloqueciendo.

-¡Sí! Enloquecías por desconfianza…

-Lo siento Jenny, tienes razón, ¿Por qué no olvidamos esto y volvemos juntos?-su padre le tendió la mano.

Jenny dudó unos instantes antes de ceder a la propuesta. Le estrechó la mano y acto seguido se fundieron en un dulce abrazo de padre e hija. Entonces, algo inesperado ocurrió, se desvanecieron en el aire como si la para hubiera venido a llevarse por fin sus almas desamparadas.

Me quedé mirando extrañado, era la primera vez que un fantasma vengativo como eses desaparecía por el mero hecho de querer a su hija.

Dejé la pala a un lado, ya quedaba poco para llegar hasta el ataúd, y cogí el medido de ondas electromagnéticas para ver si todavía estaban por aquí, no me fiaba.

Agarré la escopeta y miré el medidor, esperando a que no pasara nada.

Efectivamente no pasó nada, habían desaparecido.

"Vaya cosa más rara..." pensé mientras cogía la pala y metía de mala manera la mayor parte de la tierra de nuevo al hueco y lo alisaba.

Cogí mis cosas y me marché a casa de Alex.