Cuarto de Baño

Genial. Freddie haría las compras, así que yo tendría más tiempo para inspeccionar los alrededores de Townhidden en la tarde. Saqué de mi bolso una toalla, una barra de jabón, shampoo y acondicionador, y me dirigí hacia el baño. Era la primera puerta a la derecha. Abrí la llave durante algunos segundos para comprobar que el agua estaba caliente, y comencé a desnudarme. Me detuve un momento para observarme en el espejo. Aún conservaba una que otra magulladura desde la última cacería. Una cicatriz en forma de medialuna interrumpía la tersura de la piel en mi muslo; sin embargo, ya era casi imperceptible; sólo el recuerdo de una vieja cacería.
Me metí a la ducha y suspiré bajo la sensación reparadora del agua cayendo sobre mi cuerpo. Se estaba muy bien así; podría pasar una eternidad. Sin embargo, tenía bastantes asuntos que hacer y en tiempos del Apocalipsis no hay tiempo que perder en duchas calientes.

Salí envuelta en mi toalla, con el cabello aún chorreando sobre mi espalda. Entré en mi nueva habitación y seleccioné una ropa adecuada para pasar por una aficionada a las caminatas. Polera de manga corta y shorts abombachados que me permitieran llevar una 9mm debajo, sujeta a la parte alta del muslo. Metí el bolso bajo la cama; esperaba que a Freddie no se le ocurriera hurgar en mis cosas, o tendría mucho que explicarle si encontraba el juego de cuchillos que había llevado conmigo. Ya le preguntaría en otro momento, con mayor disimulo, si podía entregarme una llave de la puerta.

Bajé las escaleras de dos en dos, me despedí con un grito, y salí de la casa en rumbo al bosque.