Confusion total (Sean Evans)

Acababa de darme una ducha después de un duro día de trabajo en la comisaria. Justo salia del baño dirigiendome hacia la habitación para vestirme, pues llevaba solo una toalla cubriendo mi cuerpo de cintura para abajo, cuando llamaron al timbre. Me asomé por la mirilla y vi a James en la puerta, y senti como un escalofri. Hacia un par de años que eramos amigos, y era uno de los hombres más atractivos que habia conocido nunca, a excepción de Dereck. Pero empecé a hacerme a la idea de que Dereck no era para mi, pues iba y venia sin avisar, y yo siempre caia en sus brazos. Y eso no volvería a pasar. Abri la puerta.

- ¡James! ¿Que haces aqui? No esperaba visitas la verdad. Pasa, pasa - le dije, invitándole a entrar, cerrando la puerta detrás de él.

James entró y se sentó en el sofá, ofreciendome una cerveza fria, y se agradecía, pues ultimamente estaba haciendo demasiado calor en la cuidad. Lo notaba sobre todo en la comsiaría, ya que al ser antigua el sistema de aire acondicionado no funcionaba especialmente bien.

- Gracias colega. Ya sabes que a mi el acohol no me gusta mucho, pero una cerveza no hace daño a nadie. Esperate un segundo que voy a mi habitación a ponerme algo de ropa - le digo, y me doy cuenta de que no deja de mirarme. - ¿Se puede saber que estas mirando? - le digo, en tono de broma.

Solte una pequeña carcajada mientras abria una botella de cerveza y pegaba un enorme trago. Es cierto que nunca habia conseguido emborrachar a Sean, pues le gustaba menos el alcohol que a mi los tios, pero aun asi, intentaria que hoy al menos se tomara una. Mire otra vez su cuerpo, estaba totalmente desarrollado pero esta vez, el se dio cuenta y me pregunto.
Me hubiera sonrojado si fuera una chica, pero ¿para que? - Joder Sean, tio no miro nada en particular, solo tus musculos... te has curtido en el gimnasio, ¿eh?

Me dice que solo estaba mirando mis músculos, cosa que de cualquier tio gay me lo esperaba. Pero no de James, uno de los tios más masculinos que había conocido nunca. Y el hecho de que se fijara en mi, en mi cuerpo, y de que le gustaba, la verdad es que me gustaba y hasta llegaba a excitarme.

- Pues la verdad es que si. He tenido que trabajar duro para llegar a donde he llegado. Y no solo en el trabajo, sino para convertirme en uno de los tios más deseados de la zona - le dije, poniendo cara pícara. - Venga anda, dame esa cerveza, pero solo una que luego me conozco.

Me siento a su lado, aun solo solo con la toalla, y doy una pequeña palmada en su pierna, y nuestras miradas se cruzan.