Casualidades [Sam Winchester]

Las cosas me iban mejor que nunca, mi padre habia vuelto y yo era la más feliz del mundo si él estaba cerca, apesar de todo tenia que seguir aparentando ser una chica normal. Cada día me impresionaba más la de demonios que estaban en la tierra y aún peor, la de futuras almas a las que torturarian en mi hogar al morir. Los humanos eran despues de todos prototipos demoniacos, pocos se salvaban de caer en el infierno.

Habia decidido ir a la biblioteca, lugar silencioso en el que poder pensar, aparentar y investigar. Desde que estaba en la tierra los relatos sobre Lucifer me apasionaban, algunos eran reamente cómicos y otros muy interesantes. Pero no era solo de Lucifer de quien los leia de Gabriel y Mitchael tambien, me llamaba la atencion como definian sus valores y como adoraban a los angeles.

No podía soportarlo más. No aguantaría pasar un minuto más en aquella habitación sin hacer nada. Tenía que hacer algo, lo que fuese, aunque se tratase de tirarme por un puente sin llevar cuerda de seguridad. Vale, eso no iba a hacerlo, pero se parecía bastante a lo que había hecho hacía tres noches, al enfrentarme con aquel Hijo de Azazel que casi me había matado. ¿Cómo se me había ocurrido salir así como así, sin observar antes un poco más detenidamente en dónde me metía? Tal vez había sido por la visión de los cuerpos de aquellas dos chicas, que me había nublado el juicio momentáneamente. Casi había sido un suicidio.

Aún no había encontrado una maldita pista del paradero de Syn y, aunque sabía que la búsqueda iba a ser larga y ardua, no podía evitar sentirme algo decepcionado y perdido. Si no lograba encontrarle, ¿qué iba a hacer? Necesitaba aquellos poderes, por mucho que doliese admitirlo, y beber sangre de demonio para recuperarlos estaba lejos de toda consideración. Me había costado muchísimo dejarlo, como para echarlo todo por tierra ahora. Pero, lo que sí iba a hacer, era buscar en la biblioteca por si había algo que me pudiese ayudar, tanto a localizarle como a controlar aquellos malditos poderes mentales.

Entré y me senté en un rincón apartado, con unos cuantos libros con los que empezar y meterme en materia, aunque lo cierto es que tenía pocas esperanzas de encontrar nada que mereciese la pena.

Empece a leer uno por uno los titulos de los libros de historia religiosos, mitos, leyendas, todo era realmente interesante. Mientras los leia en la mente los iba señalando con el dedo. Más de uno me llamaba la atención y por tanto, sin apenas darme cuenta, me llenaba las manos con ellos.

El coger tantos libros suponia un riesgo ya que no veia absolutamente nada, no tenia ni la mas ligera idea de por donde iba. Choque varias veces con algun que otro niño que no respetaba la norma basica de no correr dentro de la biblioteca y finalmente la caida final. Habia caido encima de un chico y para más verguenza sentada encima de él, los libros volando y cayendo en el suelo. El niño se reia y se fue corriendo. La mujer encargada de la biblioteca lo siguio indignada. Mire al chico y puse cara de apuro.

- Vaya lo siento...- Aún seguia sentada encima de él, pero esq no estaba nada mal...