Problemas a primera hora ((Nikki))

Eran tan sólo las ocho de la mañana y ya estaba siendo un día de mierda.

Tenía resaca, sueño y mis moretones tenían moretones propios y, a pesar de todo aquello, no lograba conciliar un sueño mínimamente reparador. Siempre las mismas pesadillas que me hacían levantarme corriendo a vomitar al baño (en este caso el tequila también tuvo algo que ver en eso). Limpiar una y otra vez lo limpio, desinfectar con lejía cada rincón de mi habitación, repasar una y otra vez todas mis informaciones, recurrir a internet, a los libros, a cualquier fuente de información que tuviera a mano... nada me tranquilizaba, nada llamaba al sueño, así que decidí salir a correr.

No era la única “amante del deporte” que se desgastaba a esas horas por el parque de pueblo, a parte de la gente que volvía de fiesta, éramos cuatro gatos. Quizás era hora de apuntarme al gimnasio y dejar de pasar frío.

A medida que avanzaba, cogiendo velocidad, notaba el dolor en el hombro derecho se acentuaba, me lo había dislocado días atrás en una pelea y, por no ir al hospital, yo misma lo había colocado en su sitio. Cuando no soporté más el dolor tuve que parar, a esas alturas llevaría corriendo unos veinte minutos y ya estaba cansada, eso no era frecuente en mí. Flaqueaban mis fuerzas y no podía permitirme nada así.


((Te la dejo quietecita y con la guardia casi baja para cuando vuelvas de fiestuqui xDDD))

No tenía ni idea de la hora que era, pero había amanecido en el parque, había visto el precioso amanecer y me había levantado, a esas horas el frío era horrible y yo apenas llevaba unos pantalones muy apretados y una camiseta rota a posta de un grupo de música. La cabeza me daba vueltas y el cuerpo me pedía algo que no fuera ni droga ni alcohol por una vez en la vida. Necesitaba un cigarro. Me levanté e inspiré el aire fresco de la mañana y empecé a deambular por ahí, con el pelo cardado y hecho un asco y mi cara... bueno... menos mal que el pelo la tapaba. Busqué por el aprque y pregunté si alguien tenía un cigarro o tabaco o algo pero nada, al final terminé en un callejón, una especie de cueva oscura y sin salida en medio del parque que no recordaba que estuviera ahí. Entré y la poca luz que se filtraba me dejó ver un cuerpo en el suelo. Me limité a agacharme y registrar los bolsillos de la chica que estaba ahí tirada y encontré un paquete de tabaco con un mechero. Salí de allí y encendí un cigarro pero entonces escuché un sonrido detrás de mi, me giré justo a tiempo de ver un tipo con una navaja que casi meatraviesa el estómago con ella, le di un sodillazo en el estómago y un puñetazo en la cara y salí de allí corriendo.

Mientras corria miré mis manos y las encontré manchadas de sangre, la chica estaba muerta y yo había llegado en el momento equivocado al lugar equivocado. Siempre me pasaba lo mismo mientras corría me tropecé con alguien, alcé la mirada para encontrarme con unos enormes ojos azules que me miraban extrañados. Miré hacia atrás y vi a lo lejos a aquel tipo persiguiendome. Como un acto reflejo cogí a la chica y me puse con ella detrás de un árbol, como una pareja que esta abrazada y a punto de darse el lote. Cuando el supuesto asesino pasó de largo me separé de ella.

-Lo siento... - murmuré mirando al suelo. Le di la espalda y me encendí un cigarro de nuevo, ya que con la carrera el otro lo había perdido. - ¿Quieres uno? - le pregunté ofreciendole el paquete. Sin mirarla, a veces podía llegar a ser el chico más tímido del planeta...

Todo pasó tan rápidamente que no logré reaccionar. Algunas piezas comenzaron a encajar cuando vi a aquel tipo pasar de largo al lado del árbol. ¡Genial! pensé, era la vía de escape de algún idiota, era mi buena obra del día, evitarle una paliza a algún chavalito que había ido de listo a enfadar a quien no debía.

Sin embargo, cuando me miré la sudadera y vi las marcas de las manos de él dibujadas en sangre sobre la tela, mi impresión fue otra muy diferente. Le agarré por el cuello y lo empujé contra el árbol, quitándole el cigarrillo de la boca. -¿Y qué tal una explicación?- Una a la sangre y otra a su ropa... y ese pelo...

Ni siquiera pude llegar a darle un par de caladas al cigarro ya que cuando quise darme cuenta aquella chica me había cogido y me había puesto contra el árbol, el cigarro se me cayó de los labios y la miré extrañado y sorprendido. ¿De qué leches iba todo aquello? Habló mientras me atravesaba con su gélida mirada y poco a poco lo fui entendiendo todo y más aún cuando consewguí bajar los ojos y encontrarme con las manchas de sangre en su camiseta...

-Esto...yo... - empecé a balucear. Odiaba aquello. Cada vez que me pasaba me sentía como un completo gilipollas y, curiosamente, sólo me pasaba cuando estaba sobrío. Cerré los ojos y suspiré. - Aquel....chico, creo que ha matado a alguien... Y yo... Sólo quería un cigarro. - me encogí de hombros. - Ya sabes, el lugar equivocado en el momento equivocado.

Pero este tío es tonto... pensé para mi misma. Si lo que decía era cierto ¿cómo había sido capaz de dejar sus huellas por un cadáver sólo por unos cigarros?

Cuando fue capaz de empezar a bromear sin siquiera inmutarse hablando de una persona muerta, logró enfadarme, así que saqué el móvil del bolsillo de la sudadera y marqué un cero y un nueve.- Ya sabes, tendrás que explicárseo a la policía- dije con ánimo de burla. Era buena tirándome faroles, a ver cómo reaccionaba y si era cierto que era inocente.

Los ojos casis e me salen de las órbitas cuando vi que iba a llamar a la policía, no era para nada un ciuadano modelo y tenía muchísima suerte de que aún no me hubieran pillado ni una sola vez... Pero algo tenía muy claro: iban detrás de mi y si ella les llamaba me tendrían en bandeja. Sin pensar me lancé sobre ella y le quité el teléfono de las manos, ni siquiera pensé que aquello me haría parecer culpable ni nada por el estilo , pero allí estaba yo con su teléfono en las manos y mirandola con recelo. Lo apagué y lo tiré a sus pies.

-Ni se te ocurra llamar a la policia. Al menos no mientras yo esté aquí... - dije con un tono bastante serio y noté como me miraba como si fuera culpable. - Por favor... - bajé la mirada y me pasé una mano por el pelo. - Si quieres... Puedo enseñarte donde está el cuerpo.

Su mirada parecía acusarme y decir aún más cosas que sus palabras, de repente me sentí realmente mal, como si todas las personas a las que le había fallado en la vida me reprocharan lo que había hecho. Definitivamente, odiaba la sobriedad...

¿Acababa de hacer lo que creía que acababa de hacer? ¡Era mi teléfono! ¿A qué venía esa chulería? No estaba, precisamente, en posición de exigirme nada.
Volví a acorralarle contra el árbol, se suponía que no debía hacer daño a los ciudadanos, que debía limitarme a los demonios, pero había tal cantidad de idiotas por el mundo que a veces tenía la sensación de que uno o más o uno menos no marcaría ninguna diferencia. -Mira, heavymetal, si sigues así vas a tener problemas conmigo... que será mucho peor que tenerlos con ellos- con la policía, claro está.

Le solté y le miré con desprecio, gente así no hacía falta en el mundo.-Si ya es un fiambre no podré hacer nada... así que déjaselo a otro- añadí recogiendo mi móvil y limpiándolo en mi sudadera.

Aquel encuentro se estaba volviendo, para variar, algo monótono ya que siempre acababa acorralado contra el árbol al que estaba empezando a cogerle manía. No entendía por qué la gente normal me tenía tanta manía pero sabía que esa era una de las razones por las cuales yo se la tenía a todos ellos: Si me odiaban, yo lo hacía aún más y les demostraba lo que podía llegar a hacer, hasta dejarles boquiabiertos. Sus palabras consiguieron que me volviera hostil y que dejara mi parte tímida y estúpida de lado y por fin hablé con un tono prepotente.

-No he hecho absolutamente nada... Eres tú la que no deja de ponerme contra el árbol... Como sigas haciendolo voy a pensar que tienes otras intenciones conmigo, princesa. - esbocé una media sonrisa. - Yo no he matado a nadie y no voy a pagar por lo que otros han hecho así que... ¿Qué te parece si dejas que me vaya y todos contentos?

Algo me dijo que la diea no terminó de convencerla y solté un bufido. Ra´pidamente y dándome cuenta de la fuerza que tenía al hacerlo, hice que cambiaran las tornas y la acorrale yo a ella. La miré extrañado, como si no fuera normal su forma de comportarse, sus "técnicas", sus movimientos y su fuerza. Alcé una ceja.

-Mmmmm... ¿Por qué algo me dice que no eres una deportista normal y corriente?

-No sé de qué me hablas- le di una oportunidad, me hice la tonta, si me soltaba todo iría bien, pero si no lo hacía dejaría de fingir y entonces podría confirmar sus sospechas.

Un par de segundos... tres... cuatro y el chico seguía sin soltarme, como esperando una confesión por escrito o una revelación que le diera, por una vez, la razón el algo. No era una chica de mucha paciencia. -¿Vas a soltarme o tengo que obligarte yo?-

No me conviencieron nada sus palabras y no las creí. Sin duda quería que dejara elt ema y que la soltara. La miré alzando una ceja y no me moví de donde me encontraba. En silencio intercambiabamos miradas, por su aprte llenas de odio y quizá algo de rabia, por la mia la estaba retando y enconces volvió a hablar. Esbocé una media sonrisa, no pude evitar soltar uno de mis típicos comentarios que tantas bofetadas me habían hecho recibir...

- ¿Estás segura de que queires que te suelte? Seguro que acaba gustandote... - le guiñé un ojo pero la solté enseguida. - No hace falta que te pongas así... Era una broma. - me encogí de hombros. - Pero no me creo lo que me has dicho... En fin, supongo que me da igual pero... - me callé de repente y me giré alerta. Había escuchado un ruido justo detrás de nosotros.

Otro engreído sadomasoquista que pensaba que iba a dejarme hacer sólo porque me guiñana un ojo mientras hacía un comentario estúpido aunque, para ser sincera, era el primero que lo hacía que llevaba ese ¿peinado?¿Se lo podía llamar peinado?

Daba igual, porque al fin me soltó y di por hecho que podía irme en paz al motel hasta que escuché un ruido, eso de querer bajar la guardia no iba a poder ser nunca, siempre iba a haber algo o alguien cerca para tocarme las narices.

Instintivamente me situé entre el heavy y el peligro ¿por qué había ciudadanos a los que daba tanto coraje proteger? -No te muevas...- le advertí, acercando la mano a donde llevaba escondida un arma de pequeño calibre.

Enseguida la chica adoptó una pose de Lara Croft y se puso delante de mi, diciendome que no me moviera como si fuera un idiota al que tenía que proteger y que no podía cuidarse solo, la miré molesto e iba a empezar a habalrle y a soltarle algo como que podia cuidarme yo solo hasta que de repente un cuchillo salió volando en nuestra dirección, nos apartamos a tiempo y el cuchillo se clavó directo en el árbol. Mientras la chcia se dedicaba a buscar el origen del cuchillo yo lo coí y lo examiné, no se parecía a la navaja que había usado el supuesto asesino, era de plata y estaba decorada con frases extrañas en algo que supuse que sería latín, intenté cogerlo pero un nuevo cuchillo voló por lo aires y me rajó la mano.

-Ahhhhh. - solté un alarido y al ver la sangre, instintivamente, mis pupilas se dilataron haciendo que el verde de mis ojos desapareciera. En silencio escuché y esperé, entonces una rama rota a nuestra espalda me alertó, salté sobre los matorrales y empecé a darle una paliza tremenda a aquel tipo, fuera quien fuera, no podía pararme, le destrocé la cara y la sangre empapó todo el césped, perdió el conocimiento pero yo no podía parar....

Logramos esquivar el cuchillo a tiempo y en vez de escapar, el listo se dedicó a jugar con él hasta hacerse daño. Todo pasó muy rápido, parecía un ataque aislado, quizás quería asaltarnos, o quizás era el tipo de antes, fuera quien fueara, tal y cómo le había dejado la cara heavymetal no lo iba a reconocer ni su madre.

Le pedí que parara, pero no me hizo caso, así que no tuve más remedio que acercarme y apuntarle a la cabeza. No iba a disparar, pero eso él no podía saberlo. -Bien, puños de acero, empieza a tranquilizarte o te tranquilizo yo- le advertí, quitándole el seguro a la pistola. -Apártate muy despacito- le pedí, observando al tipo cubierto de sangre que yacía tirando en el suelo ante nosotros. -¿Quién coño es este?-

Para variar, no podía parar de golpearle, la sangre salía a borbotones de todas sus heridas y ahora estaba empapado en ella, no podía controlar mi cuerpo, ni siquiera controlaba mi mente, mis instintos primarios me pedían sangre, muerte y destrucción y no podía escuchar las palabras de la chica pero eso si, noté el contacto de la pistola en la sien y luego el sonido al quitarle el seguro, por lo que paré. Definitivamente, no era una deportista normal pero... ¿Qué clase de persona normal llevaba un arma para ir a correr? Aquella sería una interesntísima pregunta si es que acaso la recordaba después. Me hizo varias preguntas y me limité a responderle con gruñidos o sonidos extraños que ni siquiera se como consigo hacerlos y entonces, al parecer, se cansó de aquello y me dio un golpe en la cabeza con la culata de la pistola dando en el lugar preciso y exacto para que me dejara inconsciente durante... Ni siquiera sé el tiempo.

Busqué algún tipo de documentación en el atacante, que tenía la cara hecha un mapa, pero no llevaba nada encima, ni carnet, ni permiso de conducir... si era socio del videoclub tampoco llevaba encima la tarjeta. Tendría que dejarle allí, pero eso sí, la daga se venía conmigo, sería interesante estudiarla, un criminal de poca monta no iba por ahí rajando a la gente con cuchillos ceremoniales, eso estaba claro.

Iba a marcharme y dejar al chico allí, pero no pude hacerlo, toda esa mierda de moralidad me lo impedía, así que traté de despertarle, esperaba no habere golpeado demasiado fuerte, porque no me apetecía nada tener que arrastrarle, así que me guardé también la pistola y comencé a zarandearle para que despertara. -Arriba heavymetal, tenemos que irnos-.

Noté como alguien me levantaba y me intentaba despertar, abrí los ojos de golpe y la luz de la mañana me dio una bofetada que me hizo cerrarlos enseguida y abrirlos de nuevo poco a poco hasta acostumbrarme a ella. Entonces vi a la chica de ojos claros, la Lara Croft y me llevé una mano a la cabeza, me dolía mucho.

-¿Qué... Qué ha pasado? - pregunté mientras ella me ayudaba a levantarme. Parecía que tenía prisa por salir de allí, yo no entendía el por qué hasta que sin saber por qué me giré y vi allí tirado el cuerpo de un tipo con la cara destrozada. Los ojos casi se me salen de las órbitas y estube a punto de vomitar ya que una argada me recorrió la garganta por culpa de la sangre. - Oh, Dios. ¿Qué...?

No terminé la pregunta ya que la chica me cogió por el brazo y terminó por llevarme lejos de allí, yo aún seguía en shock y no entendía nada, recordaba que nos habían atacado pero... ¿Sería aquel tipo el atacante? ¿Le habría dado ella semejante paliza? Para variar, no entendía nada y quería, no, más bien necesitaba un trago.

Prácticamente tuve que llevarlo en brazos para sacarlo del parque, ni siquiera se esforzaba por caminar, parecía sorprendido por lo que acababa de ver, como si no lo hubiera hecho él, había que joderse.

Lo dejé tirado en un callejón y comencé a caminar de un lado a otro tratando de encajar las piezas. Supiera o no lo que había hecho una cosa era clara, o iban a por mi o a por él y me daba la sensación de que él era el objetivo. -¿Quién eres? Quiero un nombre, nada de gruñiditos, y quiero saber por qué te buscaba aquel tipo-.

La chica me llevó a un callejón y prácticamente me soltó en el suelo, me apoyé en la pared y ahí fue cuando miré mis manos con detenimientos, tenía los nudillos destrozados y llenos de sangre, aunque la mayoría de sangre no era mía. *Otra ves no....* pensé. Hacía mucho tiempo que aquello no pasaba y lo tenía controlado y ahora... Había pasado a pleana luz del día y tenía testigos, si esta vez no iba a la cárcel ya no iría jamás. Ella empezó a hacer pregutnas nerviosa, como si yo fuera una fuente de sabiduria y pudiera explicarlo todo, ahora tenía la mirada perdida en el horizonte y cuando acabó de preguntas y de hablar con un tonode voz bastante nervioso y agitado la miré desde abajo, con expresión de cachorrillo abandonado.

-Mi nombre es... Nikki Sixx. Soy de Los Ángeles y no llevo aquí demasiado tiempo... - empecé a explicarle. - No sé quie era ese tipo... Aunque con como tenía la cara tampoco podía reconocerlo ni yo ni su madre. - me encogí de hombros e hice una mueca. - Podría ser un camello, un traficante de droga, un motero, algún tipo de una banda, algún novio celoso... No lo sé hay mucha gente que quiere matarme, pero ya paso de ellos. - hice una pausa y la estudié con la mirada frunciendo el ceño. - ¿Y tú? - pregunté de repente. - No eres policía, pero sabes defenderte, vas por ahí con un arma y además no dejas de hacer preguntas... Es, cuanto menos, extraño.

Me estaba cuestionando a mi, no, eso sí que no se lo iba a permitir. Me tranquilicé, no podía dejar que pensara que podía dominar aquella situación. - De momento tú eres el sospechoso de asesinato que va por ahí dando palizas a tipos en el parque, así que mis peculiaridades no son las importantes- dije, agachándome a su lado y examinando las heridas de sus manos. -Y bien, Nikki de Los Angeles ¿qué piensas hacer ahora? Porque el hospital no es una opción.-Seré una perra, pero eso me divertía.

Pasó enseguida a la defensiva y me di cuenta de que, de momento, no iba a soltar prensa y no tenía ninguna intención de hablarme sobre ella. Hice una mueca de fastidio y se inclinó para verme las manos, que estaban algo magulladas. Cada vez que hablaa parecía como si se burlara de mi o me tomara como a un borracho estúpido y aquello no me gustaba nada, de echo estaba empezando a molestarme mucho. La miré, inclinando un poco la cabeza hacia un lado y apreté los labios.

-Son heridas de nada, no creo que me vaya a morir ni desangrar por esto. - dije alzando los puños. - Un poco de alcohol y unas vendas y arreglado... - hice una pausa repasando sus palabras. - Entonces... he sido yo... ¿Verdad? ¿Qué ha pasado? Quiero decir... ¿Has visto algo raro en mi? - al hacer aquellas preguntas me sentí muy incómodo y decidí que ya había habladod emasiado y que ella ya había visto demasiado. - Bah, olvidalo... Será mejor que me marche.

Alcé los ojos y me puse en pie, no iba a rogarle que se quedara, aquel chico no era más que una fuente de problemas. -¿A parte del peinado? Bueno, has enloquecido y has detrozado a ese tipo, pero por lo demás todo normal, la resaca debe estar matándote- a no ser que ya estuviera acostumbrado, aunque el alcohol siempre tiene la capacidad de sorprendernos. -Te estaré vigilando- le advertí, sonó más mafioso de lo que pretendía, pero aquello no había sido normal y no iba a dejarlo pasar.

El comentario que hizo sobre mi pelo no me hizo nada de gracia e instintivamente empecé a tocarme el flequillo y arreglarme un poco el pelo como pude. La poca información que me dio fue suficiente para confirmar mis sospechas, había vuelto a pasar y esta vez casi mataba a un tipo, perfecto, ahora también me estaba conviertiendo en un asesino. No pude evitar girarme y fruncir el ceño cuando me dijo que estaría vigilandome, ¿De qué iba? ¿Quién se creia que era un agente de la CIA o algo así? Solté un bufido y me volví a peinar el pelo.

-Si, bueno... Pues la próxima vez ten cuidado, quizá se me vaya la mano y acabes como el tipo de antes... - sonó a amenaza, pero en realidad lo dije con seriedad porque estaba realmente preocupado por lo que podría llegar a hacer. - Nos veremos... Mmmmm... - me rpegé pensativo intentandor ecordar su nombre pero no lo había mencionado. - Cuidate, preciosa. - guiñándole un ojo salí de allí lo más rápido que pude auqneuq con todos los sentidos alerta, no quería que me volvieran a atacar y mucho menos que se me volviera a ir la olla, una vez aquel día era suficiente.

Que majo, parecía un perrillo tratando de colocarse el pelo. No me tomé demasiado en serio su amenaza, él por su lado y yo por el mío... al menos por un tiempo, aquel encuentro no había sido para nada normal y ese chico no me daba buena espina.

-Preocúpate de tu seguridad, no de la mía- dije mientras me alejaba rápidamente. Tenía que ducharme, deshacerme de la ropa ensangrentada y, por supuesto, estudiar aquella daga.

((Un placer, nikki!!))