Reencontrandonos nuevamente (Sam)

Llevaba meses buscando a Sam y llamandole a su móvil pero siempre me decia la misma voz que ese numero no existia.Me asuste y comenze a llamar a los Hospitales con el corazón en un puño rogando que no se encontrase ingresado.

Y por dios,menos aun en el deposito de cadaveres esa idea me dio escalofríos.Busque por todas partes una manera de localizarle incluso pense en avisar a la policia de que habia desaparecido.

Tenía que tranquilizarme y no ponerme tensa,al final obte por contratar un detective que me ayudase a encontrarlo.

Llevaba semanas sin una noticia,una simple carta del agente Murphy diciendome algo acerca del paradero de Sam.

3 semanas mas tarde al fin recibí noticias al parecer Sam se enontraba en este pueblo y habia cambiado de numero hace batante tiempo. Cuando el agente Murphy me dijo esto note algo raro en su voz pero preferí no preguntar.

Tenia muchas preguntas sin resolver y nisiquiera sabia por que se habia marchado y no habia vuelto.
¿Es que ya no me quería ? ¿Y porqué no me lo dijo? -eran las preguntas que se formaban en mi mente sin respuesta alguna.

Tenía que saber la verdad y supuse que tal vez no quisiese hablar conmigo asi que cuando el detective Murphy me dio su direccion escribi atraves de una maquina de escribir la nota y me asegure de que nadie podia verme para para meterla por la rendija de debajo de la puerta...

Ahora me encontraba en el lugar donde habiamos quedado a la espera de que apareciese,''si es que aparecía'' -pensaba aterrada

Estaba confuso, extrañado y aterrado mientras caminaba hacia el parque del pueblo con aquella nota apretada en un puño. ¿Podía ser verdad? Sentía el corazón acelerado, debatiéndose entre la dolorosa esperanza y el terrible temor que me había invadido desde que aquella nota había ido a parar a mi poder.
Pero, ¡no podía ser cierto! Ella había muerto, había ardido en el techo de nuestra casa la noche que regresé de la caza con Dean. Azazel la había quemado para que yo me mantuviese alerta, él lo había confesado.
Entonces, ¿cómo se explicaba que de pronto me pasase una nota por debajo de la puerta citándome en aquel parque y suplicándome una explicación por mi súbita desaparición?
Maldita sea, ¡llevaba muerta 6 años!
Aunque a decir verdad, podía tener una explicación: ¿y si los ángeles la habían revivido? ¿Y si había sido algún demonio mediante un trato? Pero, ¿quién habría hecho ese trato? O, ¿por qué la traerían de vuelta los ángeles?
Sentí que la respiración se me cortaba al verla allí, su inconfundible figura sentada en el banco y con expresión de ansiedad en su sobradamente conocido rostro.
La misma angustia que ahora me atenazaba por dentro, más y más a medida que los pasos me acercaban a la mujer a la que más había amado en toda mi vida.
-¿Jess? -murmuré, al acercarme lo suficiente.
No podía creer lo que mis ojos me mostraban. Y, sin embargo, allí estaba ella.

No quería mirar hacia el lugar por donde Sam debia entrar,me aterraba la idea de que no fuese a aparecer.Pero también la idea de que lo hiciese,
¿por qué me dejó? ¿ lo de su hermano fué solo una excusa para largarse ?

No,no podia ser,recordaba perfectamente la cara de sorpresa de Sam cuando le vio alli en nuestra cocina.
¿ Entonces que pasaba ? ,sentía un tremendo dolor que me apretaba el pecho.

Mis ojos se llenarón de lagrimas de la misma manera que durante estas semanas mientras estaba sin noticias del agente Murphy sobre su paradero.

Intentaba tranquilizarme cuando escuche su dulce voz pronunciando mi nombre en un murmullo.
No sabía si quería girarme o preferíria seguir dandole la espalda.

Me reí de mi misma,yo que siempre le habia hechado coraje a todo y habia afrontado todo ahora me encontraba paralizada y muerta de miedo por lo que ocurriese ahora que Sam había aparecido.

Con voz temblorosa y intentando tragar mis lagrimas conteste a la llamada girandome lentamente.

-Sam... -solo pronuncie su nombre y le mire y mis fuerzas me abandonarón cayendo vencida ante las lagrimas.

No reaccionó, ni se movió. Pareció que contenía el aliento, que iba a desmayarse o algo semejante, y en mi mente vi una vez más aquella terrible imagen:

Jess, pegada al techo de nuestro dormitorio, su hermoso rostro contraído en una mueca de terror. Aquella visión duró unos instantes, antes de que de pronto se prendiese fuego a su alrededor y las llamas comenzasen a devorarla, sin que yo pudiese hacer nada más que observar horrorizado y chillar su nombre. De pronto Dean irrumpía en la habitación y me sacaba de allí.

Aquella visión que siempre me perseguiría, que siempre me atormentaría: la de la mujer amada ardiendo, siendo asesinada cruelmente por un demonio que venía tras de mí. Una mujer dulce e inocente, desconocedora del oscuro mundo en el que me había movido hasta dos años antes de aquello...

Y que ahora reaparecía, seis años después, como si nada de aquello hubiese sucedido, pensando que la había abandonado.

Se dio la vuelta lentamente, y vi aquel bello rostro que tantos sentimientos despertaba en mí, girándose rodeado de la luz del parque. Sus hermosos ojos rompieron a llorar, y yo no pude contenerme más: me acerqué a ella, las lágrimas comenzando a resbalar por mis mejillas, y la estreché entre mis brazos, musitando:

-Jess, Jess, Jess, eres tú...

Sentir su cuerpo pegado al mio me provoco un escalofrío.
Cuanto echaba de menos que sus brazos me abrazarán y oir su voz...

Durante semanas intente guardarla dentro de mi cabeza recordando siempre momentos juntos.

Ahora le escuchaba de nuevo pronunciando mi nombre,me deje llevar por sus brazos y enterre mi cabeza en su pecho aspirando su olor.

Mi mente me decia que queria respuestas y que las queria ahora,pero no queria separarme de él.

Al diablo las preguntas en este instante ahora solo queria aprovechar ese momento unico e irrepetible.

Me separe un poco de él elevando mi rostro para mirarle a los ojos,y con una mano acaricie su bello rostro dibujando con mis dedos su forma.

Quería besarle... pero me daba miedo ser rechazada,pero si eso tenia que pasar que ocurriese pronto no valia la pena prolongar el momento.

Me acerque a su boca instintivamente y di pequeños besos en la comisura de sus labios.
Si él queria aceptaria la invitación y dejaria que nuestros labios volviesen a explorarse mutuamente.

Respiré profundamente, enterrando mi rostro entre sus cabellos y dejando que las lágrimas fluyesen libremente de mis ojos, aspirando el aroma que creí que jamás volvería a oler. Desde hacía más de seis años que no lo olía, y me di cuenta de que en todo aquel tiempo lo había extrañado muchísimo. No había cambiado en nada, era el mismo que había quedado gravado en mi mente tras tantos hermosos recuerdos juntos.

En mi mente bullían las preguntas: ¿qué le había pasado? ¿Cuánto recordaba? ¿Cómo estaba allí ahora mismo, conmigo? ¿Quién me la había devuelto?

Suspiré con suavidad, apartándolas todas de mi mente. Ahora mismo solo tenía un pensamiento: estar junto a ella, abrazarla y estrecharla contra mí una vez más. Lo que más me había dolido de su muerte, aparte de no ir a verla nunca más, había sido el no poder darle un último beso y abrazarla.

Parecía que mi sueño se había hecho realidad, y suspiré una vez más cuando ella se apartó de mí y acarició mi rostro con una mano. Yo hice lo mismo con suavidad, acariciando su pelo, su rostro, sus mejillas, y enjugando una de sus lágrimas con un dedo.

Sus labios se posaron con suavidad en la comisura de mis labios, una y otra vez, invitadores. Miré fijamente sus hermosos ojos, hundiéndome en ellos una vez más y buceando en sus profundidades. Ansiaba besarla una vez más, sentir el sabor de sus labios, pero no podía apartar la vista de sus ojos.

Poco a poco, me incliné sobre ella y uní nuestros labios, por fin. Por primera vez en seis años, me sentí lleno de una inmensa alegría que me calentaba el corazón.

Mi mideo se alejo de mi al ser correspondida por los labios de Sam...
Unos labios que habia extrañado muchisimo todo este tiempo y que ahora exploraban el interior de mi boca al igual que yo exploraba la suya.

Nuestras lenguas danzando en el rito,y mis manos se fuerón hacia su cuello atrayendole mas para profundizar mas el beso.

Sentia su cuerpo rozarse con el mío. Y derepente me parecio como si nunca se huviese marchado, aunque en mi mente comenzarón las dudas a martillearme.

Me separe poco a poco de él dando un ultimo beso a la comisura de sus labios.Antes de separarme de él por completo y mirarle a los ojos.

Sabia que si seguia de aquella manera dejandome hipnotizar por sus ojos no hablaría nunca y acabaría por olvidarlo y dejarlo estár como si nunca se huviese marchado.

Con tenerle de nuevo era feliz,pero tenía que saber que ocurrio...

-Sam... -dije apartando la vista al suelo-¿ por qué no volviste ?
¿Acaso ... ahi...otra? -mis ojos comenzaron de nuevo a llenarse de lagrima,las mismas que minutos antes Sam habia limpiado-

No sabia que hacer no queria mirarle y me daba miedo oir lo que tuviese que decir pero espere tratando de guardar la compostura y no dejandome llevar por las tremendas ganas de llorar por no saber que ocurrió a que contestara...

Sentí sus labios vacilantes al principio, como temerosos, pero pronto se relajó y me regaló uno de aquellos besos que me solían hacer flotar. Así, nuestros labios unidos en aquella mutua muestra de amor, daba la impresión de que nunca nos hubiésemos separado; que su cruel asesinato tan solo había sido un mal sueño y que cuando abriésemos los ojos íbamos a estar en casa.

Sus manos se enterraron en mi cuello, atrayéndome hacia ella, y yo deslicé las mías en torno a su cintura, abrazándola con cariño. Nos separamos lentamente, con un último beso en las comisuras de mis labios, y nos miramos largamente a los ojos. En sus ojos, en su mirada clara, podía ver todavía a la mujer que un día me había enamorado y a la que no quería volver a ver sufrir por causas sobrenaturales.

Prolongamos aquel instante de reencuentro tanto como pudimos, pero ambos sabíamos que no podía aplazar por más tiempo la hora de las respuestas. No sabía a ciencia cierta qué era lo que iba a contarle, ni lo que ella recordaba. La otra vez la había perdido por Azazel, sin darle ni una explicación. ¿Iba a cometer el mismo error otra vez?

Su pregunta me destrozó el corazón. ¡Cómo si hubiese existido un modo de que la abandonase, de que no la amase!

Tomé su barbilla para hacerle alzar la cabeza, y le sequé las lágrimas, una a una.

-Jess -murmuré; su nombre me parecía la palabra más hermosa del mundo.- Jess, nunca hubo otra yo...Cuando volví a casa...-musité, las palabras se atascaban en mi garganta.

El reflejo de dolor se hizo presente en la cara de Sam cuando comenzo a hablar.

No entendia que pasaba,pero preferi callar y dejar espacio a Sam para que hablase con calma.

-¿Qué paso Sam?-pregunte calmadamente mientras deslizaba mi manos yl a enlazaba a la suya para que sintises mi apoyo.

El saber que no habia sido por otra persona por lo que me dejo me tranquilizo.

Di un suave apreton a su mano y espere paciente con la mirada que no podia ocultar que le seguia queriendo.

Tenia la impresión que pareceria estupida pero no me importaba,le queria y él me queria era todo lo que necesitaba saber.

Tomó mis manos y las enlazó con las suyas, aguardando. En sus ojos veía la necesidad de respuestas, junto con un cierto alivio que casi me resultó doloroso. ¿De verdad, aunque solo fuese por un instante, ella pudo pensar que ya no la amaba y que me había ido con otra? Ella era la única que había tocado mi corazón, y su falta se había vuelto una espina clavada en mi corazón que dolía, aunque en los últimos tiempos el daño se había mitigado un tanto.

Pero, al volver a verla, la espina había desaparecido como si nunca hubiese estado allí, y los sentimientos que creía perdidos para siempre comenzaban a aflorar de nuevo.

Ella esperaba pacientemente una respuesta, pero ¿cómo explicarle a una persona que lleva seis años muerta y que no entendía cómo había vuelto a la vida, por algún misterioso motivo?

Suspiré y tomé aire varias veces, no sabía cómo empezar.

-Jes...Cuando llegué a casa tú no estabas -comencé. Después me detuve, incómodo-. No me vas a creer... -agregué, esquivando su mirada.

Observe a Sam aguardando una respuesta,aunque intentaba mostrarme serena y calmada por dentro estaba hecha un completo lio.

Con millones de preguntas golpeando mi cabeza y queriendo saber que paso.
Por que no entendia absolutamente nada,pensaba que se marcho por otra chica y ya tenía esa idea a fuego grabada en mi cabeza.

Durante mucho tiempo me mentalize en ello para que al oirselo decir a Sam no me hiciese tanto daño.

Pero ahroa que me habia confesado que esa no fué la causa estaba desconcertada.
¿Qué paso entonces??! ¿Por qué no regreso?! -me repetia una y otra vez

Sam comenzo a hablar duditativo,no sabia como decirme lo que fuese que pasara.
Guarde silencio,pero lo que me dijo me dejo perpleja.

-¿¡Cómo que no estaba en casa?! -pregunte sin entender nada y algo enojada-.

Solo queria saber la verdad,no hacia falta que me mintiese

-Sam,tú nunca regresaste!! -dije algo irritada-

No permitiria que Sam me tomase por una idiota,no entendia nada de lo que estaba diciendo pero...¡¡¡que yo no estaba en casa!!! ¡¡¡Si fué él quien se marcho y no volvio!!! -pensaba irritada.

Intente tranquilizarme,respire hondo varias veces y le pedi que continuara hasta que acabase de hablar. Despues ya juzgaría lo que tenia que decir.

Me miraba con una fachada de calma y tranquilidad solamente traicionada por sus ojos, que eran una ventana a su confusión y tribulación. Ella quería respuesta, quería saber por qué yo "no había vuelto nunca". Sabía que creía, aún muy dentro de sí, que la había abandonado por otra, una idea dolorosa para ambos. Dolorosa por lo falsa y lo imposible que resultaba. ¿Sabía acaso ella lo mucho que me había costado concebir un mundo sin Jess? ¿La de meses que había tardado en comenzar a hacerme a la idea de que estaba muerta y no iba a volver? Todo el tiempo que había tardado en permitirme a mí mismo acercarme a otra mujer, y solamente para sentir ni la décima parte de lo que ella me había hecho sentir. Ella, la chica de mis sueños, a la que iba a pedirle matrimonio, la que me habían arrebatado porque sabían que perderla haría que me revolviese contra todo y contra todos y me mantuviese alerta...

La mujer a la que amaba y a la que no quería volver a perder, y sin embargo intuía que tanto si no le daba una respuesta pronto, como si le contaba la verdad, la iba a perder irremediablemente. La sola idea era aterradora, desgarradora, pero ¿qué hacer si no? La quería demasiado como para mentirle una vez más.

Se irritó ante mis palabras, lo veía en sus ojos: no me creía, ni me iba a creer. Apoyé mis manos sobre sus hombros, acariciando su mejilla con los dedos y grabando su imagen en mi memoria para siempre: tal vez aquella fuese la última vez que la veía. Memoricé cada detalle de su rostro, iluminado por la luz del sol, y aquella dulzura de sus ojos que siempre estaba allí para mí, por muy irritada que estuviese conmigo. La suavidad de su piel, el olor de sus cabellos y el perfume de sus labios iban a ser el único consuelo que me quedase tras su marcha, junto con la certeza de que al menos, esta vez ella estaría bien. No más demonios intentando matarla para dañarme; no más mentiras y engaños. Ojalá encontrase un buen hombre que la quisiese y la hiciese feliz, que la tratase como yo no había podido hacerlo y la protegiese de todo mal del modo en que a mí me gustaría haberlo hecho. La amaba lo suficiente como para desearle lo mejor para siempre, aunque yo quedase destrozado y muerto por dentro. Me bastaba la felicidad de haber vuelto a verla una vez más, viva y llena de vitalidad, y el recuerdo de aquel fugaz beso que habíamos compartido llenaría las noches heladas que se avecinaban en mi futuro, y bastaría para consolarme en los peores momentos.

Tomé aire profundamente y comencé a hablar:

-Jessica, cielo... Te voy a contar la verdad, toda la verdad que debí contarte hace tiempo y que nunca fui capaz de hacerlo. Sé que va a parecerte una locura, y que después no querrás volver a verme nunca más. Por muy raro que te parezca todo, te juro que es verdad. Lo sé, sé que vas a odiarme y a marcharte sin más, y te deseo lo mejor en tu vida, pero antes quiero que me escuches hasta el final, y que me prometas que no me vas a interrumpir.

Miré fijamente sus ojos, grabándolos para siempre en mi retina y buscando en ellos la fuerza necesaria para comenzar mi declaración, tal vez la más sincera y dolorosa que nunca había hecho.

Las palabras de Sam me taladraban el alma,queria respuestas pero no quería separarme de Sam por nada del mundo.
Le amaba demasiado y el dolor que sentía en el pecho con cada palabra que Sam decia estaba desgarrandome.

Guarde silencio ante lo que me acababa de decir,sin palabras casi sin aliento.
Comenze a respirar cuando empeze a notar que me ahogaba.
Mire a Sam a los ojos intentando ver a tra vez de ellos.Y lo que vi fué miedo y dolor,un dolor inimaginable.

No sabia que hacer,que decir ...
Y sus palabras me asustaban ¿por qué iba a comportarme de la manera que habia descrito?

-Sam, yo... -coji aire cuando note que me estaba faltando.

No fui capaz de acabar esa frase ¿que le iba a decir?
Me moria por decirle que le amaba,queria abrazarle y sentirme protegida entre sus brazos,besarle hasta quedarnos sin aliento...

Pero no podia,sentia la necesidad de saber antes de poner entregarme a Sam en cuerpo y alma como lo habia hecho hasta ahora.

Intente mentalizarme.... pero no sabia a que debia atenerme estaba muy confusa.
Decidi no marear mas el asunto.

-Sam, habla -trague saliva- di lo que tengas que decir porfavor.

Casi podía ver cómo las palabras salían de mi boca, una por una, construyendo poco a poco una barrera que nos iba a separar a ambos. Las sílabas se clavaban lentamente en mi corazón y en el suyo, destrozando el mio y sembrando en el suyo una incertidumbre aún mayor que la que ya sentía de antemano. Qué fácil hubiese sido mentirle, decir que todo iba bien y que nunca más me separaría de ella, que tan solo me había ido porque mi padre no estaba bien...Pero no, no podía hacerle eso, no. Ella se merecía la verdad, solo la verdad en estado puro.

Sabía que estaba confusa, aturdida, que no comprendía mis palabras y que la estaban asustando mucho. Más me asustaba a mí la idea de perderla de nuevo, tan solo unos instantes después de haberla recuperado de las garras de la muerte. Tenía que acabar con aquello cuanto antes, arrancarnos la espina de cuajo para que pasase lo que tenía que pasar, para que la vida siguiese su curso para los dos. Las cosas difíciles, cuanto más rápido pasasen, mejor.

Y sin embargo, era tan cruel...El destino, que por una vez parecía haberme sonreído, de nuevo me mostraba su faceta más dura. ¿Por qué, me pregunté, por qué era tan pérfido conmigo? Mi nacimiento y mi infancia, toda mi existencia había consistido en una serie de reveses y piedras en el camino. ¿Es que no merecía ser feliz? ¿Es que la sangre de demonio que corría por mis venas me negaba esa simple posibilidad?

No parecía justo, y sin embargo así era.

Por un momento, me permití a mí mismo juntar mis labios con los suyos una vez más, el beso de despedida que de otro modo quizá nunca nos diésemos. La dulzura y el sabor de sus labios era un bálsamo para mi corazón magullado y a punto de romperse en dos, pero sabía que era tan solo una cura temporal y que pronto quedaría lejos de mi alcance para siempre. Me aparté de nuevo, prendido en sus ojos.

-Te quiero Jess -susurré.- Siempre te he querido y nunca voy a dejar de quererte. Nunca lo olvides, por favor.

La angustia me atenazaba el pecho, me congelaba la sangre en las venas y parecía haberse hecho dueña de cada fibra de mi ser. Mi respiración parecía haberse convertido en apenas un débil jadeo, y un nudo en la garganta reclamaba su parte de protagonismo en mi interior. Luché contra mí mismo, contra mi deseo de abrazarla fuerte contra mí, de sucumbir a las lágrimas y de no dejarla partir nunca más. Y en sus palabras vacilantes, temerosas, encontré las fuerzas que necesitaba.

Por Jess, me dije. Por el daño que le he hecho, para enmendar mis errores.

-Verás, Jess. Ésto es extraño, la verdad. Hace mucho que quería habértelo contado todo, pero nunca encontré el momento ni el lugar. Siempre me decía: "ahora no, más tarde", y más tarde tampoco lo hacía. Jessica, lo que voy a contarte es la historia de mi vida, de todas las mentiras que te he dicho y del mundo en el que estoy metido desde casi el mismo instante en el que nací. El mundo de lo sobrenatural.

Siempre supe que habia cosas de Sam que no sabia,pero durante casi dos años nunca le pregunte salvo una vez al principio de nuestra relación sobre su familia o sobre las pequeñas ingconitas que le envolvian.
Siempre pense que era por que no queria tener obligado a Sam a hablar de algo que le incomodase.Pero ahora que lo pensaba realmente era yo la que no queria indagar sobre su vida demasiado, por miedo a perderle.

Cuando Sam llego a la universidad al principio no hablaba con nadie se sentaba en su mesa contestaba a las preguntas cuando le preguntaban y atendía en clase pero no lo vi relacionarse con nadie.
Me parecio un chico solitarío y realmente hermoso,me sonrojaba cuando pensaba alguna excusa para hablar con él.
Pero poco a poco fue como si consiguiese abrirse a mi y pude disfrutar mas calmadamente y mas a menudo de su sonrisa que me envolvia.

Todo marchaba bien entre nosotros hasta la llegada de Dean esa noche a casa.
Y ahora me iba a contar lo que no me habia contado en casi dos años!!
Mi corazón se acelero,mire a Sam a los ojos y me senti aun mas austada.
Abri la boca varias veces en un intento por contestarle algo a ... lo que estaba diciendome.
Pero de mis labios no salian palabras,no sabia que decirle mi corazón latia aceleradamente y mi carebro no marchaba a la misma velocidad.

Tome aire varias veces para tranquilizarme,o al menos intentarlo

-Por qué estaba tan asustada?! -me recriminaba a mi misma mentalmente.

No podia hablar,no podia, el miedo me tenia paralizada sin dejarme ni siquiera decir ''adelante Sam,te escucho''.Mi fuego interno gritaba que se callara que prefería no saber la verdad que olvidasemos todo o solo me abrazara.

Esperaba a que Sam pudiese hablar para que me contase lo ocurrido.
Ahora aunque asustada deseaba aun más saber la verdad aunque por otro lado no quisiese y despues me arrepintiese de haverla sabido.

Vi su expresión, la angustia de sus ojos mezclada con una cierta ¿comprensión? Tal vez era así. Desde el principio, yo nunca había hablado mucho de mi pasado, de mi familia. Cuando ella hacía preguntas, yo le daba las respuestas con cuentagotas y trataba de evitar el tema siempre que podía. Pero eso a Jessica le bastaba; parecía intuir que había algo más tras todas esas medias verdades cuidadosamente compuestas, que no podía contárselo todo sobre mí. Cada vez que respondía con evasivas, ella solamente sonreía y me dejaba hacer.

Ya había sido así la primera vez que hablamos en la universidad: ella era una chica preciosa, encantadora y muy popular, y yo...yo era el bicho raro, el recién llegado que se automarginaba en un rincón y solamente hablaba con los demás por temas de clase. Por alguna extraña razón que yo nunca había alcanzado a comprender, ella me había escogido a mí, al más extraño y advenedizo de todos, para centrar su atención. Tras nuestra primera conversación, un poco incómoda, habían venido muchas más. Pronto ambos buscábamos escusas tontas e inverosímiles para poder hablar un rato: por algún motivo, estar con ella me hacía olvidar que ya no estaba con mi hermano y mi padre, y al sonreír conseguía que todas las criaturas malignas fuesen tan solo una mala pesadilla.

Pronto había descubierto que me había enamorado por primera vez y que, gracias a alguna deidad benévola, ella parecía sentir lo mismo por mí. Los días pasados a su lado ahora volvían a mi mente, retazos de un tiempo feliz en el que los demonios y los fantasmas parecían ser solo sombras de mi pasado. En aquellos dos años, durante aquel maravilloso periodo de tiempo, había creído que podría ser feliz a su lado.

Hasta que llegó Azazel y lo estropeó todo.

Vi que estaba a punto de derrumbarse, que el aire le llegaba a trompicones y que no sabía que decir. Resistí el impulso tan fuerte de abrazarla, y en su lugar la tomé por los hombros con suavidad y la llevé hasta un banco, donde la ayudé a que se sentase e hice otro tanto. Tal vez fue la mejor decisión, pues mis propias piernas amenazaban con dejar de sostenerme de un momento a otro.

-Sé que parece una locura, pero es la verdad. El mundo de lo sobrenatural engloba a casi todas las criaturas de las leyendas y de los cuentos: fantasmas, hombres lobo, vampiros...También demonios y ángeles. A decir verdad, los demonios son el origen de toda esta conversación, ya que uno mató a mi madre cuando yo era un bebé, y por ello mi padre se convirtió en un cazador. No era un tratante de seguros, más bien no; se dedicaba a dar caza a todas esas cosas de las que te he hablado.

No la miré, no me sentía capaz de hacerlo. No quería ver el rechazo pintado en sus ojos, ver venir el grito de "¡estás loco!". No me sentía capaz de contemplar cómo la perdía una vez más, apenas la había recuperado. Solamente deseaba conservar en mi mente aquella última imagen de Jess: viva, sana, y con esa dulce luz en la mirada que solo estaba allí para mí.

Y que pronto dejaría de lucir en ellos por mi causa.

Por mi mente paso la idea de que se trataba de una broma pesada.
¡¿Qué los hombres lobo,demonios y demás seres fantasticos existian?!
No pude evitar reirme,y la idea de pensar que todo era una broma de mal gusto me cabreaba y al mismo tiempo me daba paz.
Al poco tiempo estaba riendome a carcajada delante de Sam sin poder evitarlo.

Intente contener la risa y mirar a Sam a los ojos me imaginaba que se pondria a reirse de un momento a otro.
Pero cuando le mire vi que no era así...
Su rostro reflejaba dolor y verguenza,deje de reirme al ver su rostro demacrado por el dolor.

-Hablas en serio...-dije casi en un susurro mientras con mis ojos recorria cada gesto que hacia.

Pero habia algo más...algo que Sam no me estaba contando y no era tonta conocia muy bien los aspectos de Sam y sus gestos.Y algo le estaba destruyendo.
Finalmente y al ver que Sam no reaccionaba ni siquiera cuando me rei a carcajada limpia.
Decidi hablar nuevamente:

-Hay algo más....¿verdad Sam? -dije clavando mi mirada en sus ojos- algo que no me has dicho. ¿De que se trata? dimelo Sam!! -dije elevando un poco el tono de mi voz inconsientemente- Perdona... no queria ...exigir.

Esto era de locos,pero parecia que Sam no lo veia asi,hablaba completamente en serio.
Mi mente no daba credito a lo que escuchaba,no podia creerlo.
Sam era algo asi como un superheroe que luchaba contra mostruos?
Mi mente se negaba a creer y incluso relacionar a Sam con .... eso.

No me había esperado que me creyese, eso lo tenía claro: ¿qué persona, en su sano juicio, iba a creer semejante disparate? De no haber estado yo mismo inmerso en aquella porquería desde el mismo día de mi nacimiento, habría considerado inverosímil cualquier historia semejante. Más aún: habría llamado loco al que me la contase y después me hubiese marchado lo más aprisa posible de allí.

Esa sería la reacción lógica de una persona racional, y Jessica lo era.

Pero no había previsto que se echase a reír, de aquel modo tan doloroso para mí. Me había prometido no mirarla, recordarla para siempre de un modo hermoso, pero el sonido de sus carcajadas fue como un puñal que se clavaba violentamente en mis entrañas y que me impulsaba a girarme hacia ella. El dolor asomó a mi rostro, junto con la vergüenza por aquel rechazo tan obvio y humillante, y contuve el deseo de marcharme en aquel momento: ella se merecía escuchar la verdad, aunque no la creyese y se burlase de mí con todas sus fuerzas.

Me llevé una mano al pelo y sonreí con tristeza cuando ella comprendió la verdad, mirándome fijamente.

-Me temo que sí, Jess. Todo eso es cierto, aunque parezca un absurdo. Comprendo que no me creas, que te parezca una locura. ¿Quién lo creería, por el amor de Dios? Ni yo lo haría si no lo hubiese vivido en primera persona con la educación que me dio mi padre, el adiestramiento de un cazador. A los nueve años, aprendí a disparar, y a los diez aprendí a fundir plata para hacer balas. A los dieciocho estaba tan harto de todo aquello que discutí con padre y me largué a la universidad a estudiar derecho. Fue la mejor decisión que nunca habría podido tomar: allí te conocí a ti y me enamoré por primera vez. Eras la personas más maravillosa que jamás hubiese conocido, encantadora, guapa, lista, amable...Y por algún milagro, me amabas. Durante dos años fui la persona más feliz del mundo por tenerte a mi lado...

De nuevo esquivé su mirada, no podía sostenerla por más tiempo. No, no podía hablar de aquello, no era capaz. ¿Cómo le dices a una persona que lleva muerta seis años, maldita sea? Nada de aquello tendría que haber pasado nunca...

La miré automáticamente cuando alzó la voz, mis ojos clavados en los suyos azules. No podía, no podía...

Pero tampoco podía contarle una mentira.

-Tienes razón, Jess... Hay algo más pero...

Suspire con resignación todo esto me parecia absurdo,era de locos,sacado de una pelicula de terror de los sabados por la noche.
Pero sin embargo me estaba pasando a mi.Mi ex pareja me estaba diciendo que los seres que usan los padres para asustar a los niños cuando son pequeños son reales ''que locura''-pense mientras sonreia para mis adentros.

Me senti mal cuando le alze la voz a Sam,jamas lo habia hecho hasta ahora.
Agache la cabeza jugando con mis dedos nerviosamente sin atreverme a mirarlo.

La incertidumbre me estaba matando,¿que era eso que ni el propio Sam podia contarme?, por que le costaba tanto decirme las cosas.
Siempre pense que nuestra relación era diferente por que habia entendimiento entre nosotros y que nunca nos ocultabmos nada,salvo las cosas de su pasado.A las cuales yo misma fui cobarde de preguntar.
Asi que no podia reprocharselo,me arme de valor y eleve mi vista mirandole a la cara que tenía una muca de dolor.

El corazón se me encojio,tal vez estaba siendo demasiado dura.No me habia parado a pensar en lo mal que Sam podia estar pasandolo realmente con este tema.
Estaba duditativa,queria darle mi apoyo pero no sabia como reaccionaría.
Me arme de valor y volvi a cojer sus manos enlazandoles con las mias fuertemente.
Esta vez no las soltaría,no hasta no haver acabado al fin de saber todo lo que Sam me tenia que decir.

El tacto de su piel,su calor me hacian perder la noción del tiempo.
Por unos instantes mientras sentía su tacto mi mente dibago en mis recuerdos con lo que yo mas deseaba en el mundo.A él.
Trague saliva y intente despejar mi mente de esos pensamientos
No es momento para esto Jes -me recremine mentalmente.

Trague saliva y mire a Sam que continuaba con esa mueca de dolor en su rostro.No dije nada,simplemente espere pacientemente mientras le acariaba con la llena de mis dedos la palma de su mano.

Una locura, aquella situación era una terrible locura. Mi vida a diario ya lo era, pero no la suya, o al menos no solía serlo antes de aquella fatídica noche; tal vez a partir de ahora las cosas no fueran a irle tan bien como debiesen...

No, me dije a mí mismo, haría todo lo necesario para que ella fuese feliz y tuviese la vida que se merecía, lejos de toda aquella mierda de la caza y de la guerra entre ángeles y demonios. Aunque no sabía si sería posible, ya que actualmente el mundo se estaba yendo por el desagüe a una velocidad terrible. Aún así, encontraría la forma, haría todo lo que estuviese en mi mano para evitarlo aunque solo fuese por ella. Aunque tan solo fuese por el amor que había sentido, que aún sentía por Jess y que recorría mis venas como fuego líquido, atormentándome con la sola idea de perderla de cualquier modo, y más aún con la posibilidad de que ella resultase dañada por cualquier causa. Sabía que, si de nuevo le sucedía cualquier cosa, fuese de quien fuese la culpa, lo pagaría caro, al igual que lo había hecho Azazel.

Azazel...

Pensar en aquel demonio, cuya sangre corría por mis venas, hizo que mi corazón se llenase de odio e ira. ¡Maldito bastardo! Había sido culpa suya que mi amada y mi madre muriese, solo porque venía tras de mí. Si él no me hubiese buscado, nada de esto habría sucedido, nada de esto estaría pasando. Lo único bueno que había tenido fue el poder conocerla a ella, pero hasta aquel único rayo de esperanza y felicidad se había mancillado y destruido por su ambición y su maldad.

Mi alma se calmó cuando noté cómo ella enlazaba sus manos con las mías, dándome su apoyo y dejándome sentir su calor y la suavidad de su tacto una vez más. Me permití a mí mismo el cerrar momentáneamente los ojos y esbozar una leve sonrisa, antes de abrirlos de nuevo y posar la mirada en sus ojos.

-La noche en que mi hermano vino a buscarme fue para que lo ayudase a encontrar a papá: él se había marchado a una caza en solitario, y cuando volvió papá no estaba. Le había llamado al móvil, dejándole un mensaje extraño en el que se oía una psicofonía. Me convenció para ayudarle, durante el fin de semana nada más, y fuimos al sitio que papá dijo; no había nada muy complicado, lo resolvimos enseguida, pero papá no estaba allí. El fin de semana había pasado, y Dean me trajo de vuelta...

Parecia que Sam buscase las palabras exactas para contarme que paso sin que me partiese.
¿Tan terrible era eso que me tenia que contar?

Lo unico que recuerdo fué marcharme a dormir el domingo por la noche y....
Abri los ojos de par en par,no recordaba más apartir de que me marche a dormir.
Lo ultimo que recuerdo fué ue desperte en un hospital hace unas semanas.Me dijerón que tuve un accidente,me atropello un coche.

Pero yo no recuerdo a donde me dirijia ni...por que.
Cada vez todo era mas confuso,primero Sam un heroe,ahora yo no recordaba nada de lo ocurrido despues de averme marchado a dormir el domigo por la noche.

No,no puede ser Jess, te estas poniendo paranoica -me repetia una y otra vez-.Tiene que aver una explicación a todo esto...

Decidi escuchar a Sam antes de decir nada sobre esto.No queria que me tomase por loca,aunque dada las circustancias eso no era posible.

-Sam,porfavor....-dije nerviosamente y asustada- necesito saber.

Vi la confusión en su rostro, el miedo que empezaba a hacer mella en ella lentamente, y una inquietud más que comprensible. Jess quería saber, necesitaba saber, pero ¿cómo decirle que llevaba seis años muerta, que había sido asesinada aquella noche?

¿Cómo iba a creérselo ella?

Pensándolo bien, ¿qué recordaría Jessica de aquella fatídica noche? Parecía confundida, perdida, y según ella llevaba meses buscándome. ¿Solamente meses? ¿No deberían haber sido años? ¿Suponía ella que no había advertido mi desaparición en todo aquel tiempo? Si era así, quería decir que me quería bien poco, y eso resultaba doloroso.

Había vuelto, pero, ¿había vuelto por completo? ¿Había estado en el cielo, en el infierno, en dónde? Pocos meses despues de su muerte un demonio en un avión me había dicho que estaba ardiendo y sufriendo; ¿significaba eso que había estado en el infierno?

Y, por algún motivo, la duda que más me corroía era: ¿me seguía amando igual que antes? ¿Sólo fingía? ¿Le habían hecho algo para que nos debilitase a Dean o a mí, o que interrumpiese nuestra labor?

Centré los ojos en mis manos.

-Lo sé, Jess, pero es difícil de contar...

Y más aún de creer.

-Cuando llegué la casa estaba a oscuras. Tú me habías dejado galletas recién hechas en un cuenco en la cocina, junto con una nota -sonreí al acordarme; ella siempre tenía detalles como ese, pequeños gestos que me alegraban el día.- Me fui a acostar, porque tú no estabas por allí y ya era tarde. Estaba cansado, por el viaje y la caza y todo, pero quise esperarte despierto. Luego algo me cayó encima y pensé que había goteras...

Tragué saliva, tratando de reunir fuerzas para las siguientes palabras. Levanté la mirada, respiré hondo y hablé con un susurro estrangulado:

-Cuando miré, no eran goteras. Eras tú, estabas muerta en el techo...De pronto todo comenzó a arder, pero yo no me podía mover de allí, no podía apartarme de tu lado... Dean llegó corriendo y me sacó de la casa. De eso hace ya seis años.

Me quede sin palabras ante aquella confesión sin sentido,realmente Sam habia perdido el juicio.
Que llevaba muerta 6 años!! ¿pero quien se va a tragar semenjante mentira?

Abri los ojos de par en par completamente equivocada de lo que pensaba de Sam.
¿¡Qué le habia ocurrido!? ¡¿Acaso no tenía una excusa mejor para decirme que ya no le importaba?!

Mi cabeza comenzo a darme vueltas,Sam estaba completamente loco
Me invadio la rabia y el dolor y comenze a gritarle a Sam de un modo que nisiquiera yo me huviese imaginado.

-Muerta!! ¿de que diantres hablas Sam!! -gritaba mientras le miraba taladrandole con la mirada-. Como voy a estar muerta,es que acaso no ves que estoy aqui!!. -baje un poco el tono de mi voz,cuando me di cuenta de que nos miraban aunque eso poco me importase-.
Estás loco! -exclame dolida.

Durante todo este tiempo creia conocer a Sam,podria haverle perdonado cualquier cosa,ue me huviese abandonado por otra,o simplemente que se canso de mi.
En ese caso me resignaria y solo le pediria de ser amigos,pero eso...
Eso era demasiado,eso estaba fura de toda logica y lo peor era que Sam lo decia completamente en serio.

Ladee la cabeza y le retire la mirada,intente pensar con calma algo convincente que decirle.Pero lo unico que deseaba era gritarle...
No podia sostenerle la mirada,agarre fuertemente mi bolso y sin mediar palabra me dispuse a alejarme.
Aquello habia llegado demasiado lejos...

No debía haber mirado mientras hablaba, de ese modo me hubiese ahorrado el dolor de ver aparecer la furia y el dolor en su rostro. Si esa iba a ser nuestra última conversación, lo mejor hubiese sido conservar en mi mente la imagen de una Jess sin odio en la mirada.

No debería haber contemplado la desaparición de la luz de sus ojos, ahogada por la ira de lo que ella creía una mentira, pero que no era nada más que la triste realidad.

En realidad, la comprendía. ¿Quién, en su sano juicio, se lo iba a creer si alguien le contaba que llevaba seis años muerto? Máxime tras haber soltado antes un montón de historias extrañas acerca de demonios y fantasmas y demás criaturas. No era lógico, coherente, realista.

Desgraciadamente, el mundo real no lo era tampoco.

A pesar de que sabía de antemano que eso pasaría, no pude evitar el sentir el dolor por dentro, cómo mi corazón se rompía en silencio mientras contemplaba cómo perdía a la mujer amada. En mi corazón se estaba abriendo una herida que nunca se iba a cerrar mientras viviese.

El destino era cruel; a los pocos momentos de recuperarla, ya me la estaba arrebatando de nuevo, pero esta vez al menos tenía un vano consuelo: ella estaba viva y estaba a salvo. Al menos me quedaba una última imagen de ella, el recuerdo del sonido de su voz, que ya antes había comenzado a olvidar y temía no volver a recordarlo nunca, y el sabor de sus labios quedaría en los míos por mucho tiempo.

Aunque sabía que era inútil, hice un esfuerzo por hacerle ver que era verdad, que no le mentía. No soportaba ver el dolor en sus ojos, el que se creyese traicionada y engañada por mí.

-¿Cuánto recuerdas, Jess? ¿Has hablado con tu familia desde entonces? No estuve en tu funeral, no pude...Pero sí vi tu tumba y te llevé flores. Tus padres pusieron una foto en ella, una foto tuya de cuando tenías doce años. Nunca me habías contado que por entonces tenías el pelo un poco más claro y que te gustaba llevar trenzas...-sonreí levemente al recordar aquel detalle.

Estaba muy enfadada,m esperaba que si al menos me mentia cosa que ya por si me defraudo y me hizo perder la confianza y el respeto a Sam al menos me contase algo creible.
Pero estaba claro que su mente no era tan brillante como parecia.

Estaba marchandome mientras escuchaba a Sam hablar sobre mi ''supuesta muerte''
mientras me marchaba ladeaba la cabeza,no sabia que le habia pasado a Sam pero estaba realmente loco.

Me quede sorprendida ante la confesión de que yo de pequeña solia llevar trenzas y que mi pelo era mas claro.Todo era verdad,pero eso jamas se lo conte a Sam.
Me daba algo de verguenza hablar de ello por eso nunca se lo conte,tampoco lo vi algo tragico,todo el mundo tiene sus secretos en especial Sam.
Y yo no me quejaba de ello,me pare en seco en algo si habia tenido razón,mis padres no me habian llamado desde hace bastante tiempo y no habia hablado con ninuno de ellos.Toda mi obsesión era encontrar a Sam.

Rei y me recremine ser tan dejada con mi familia por un chico que parecia estar loco y querer volverme loca a mi tambien.
Pero lo de mi pelo....y las trenzas....
Me gire a enfrentar a Sam con una mirada fria y sin ningun tipo de sentimiento aparte de engaño en mi rostro.

-¿Cómo sabes tú eso? -pregunte mirandole friamente-.

Su mirada me partia el alma,estaba desolado y parecia un cachorro abandonado,suplicando que no lo dejaran tirado en una calle.
Instintivamente desvie mi mirada a mis manos,sostenerla en los ojos de Sam me era imposible.

-Sam,¿qué te a pasado? no entiendo porque nos estas haciendo esto.-dije sollozando sin poder evitar que las lagrimas se formaran en mis ojos impidiendome ver bien.