Hearts Burst Into Fire (Ashley!)

Hacía un par de meses, quizá un poco más, que había vuelto a Houston y cada vez que pasaba por el pueblo no podía evitar acordarme de Ruth y de aquel maldito día... Joder, habían pasado cuatro años desde aquello y no podía olvidarlo, no podía dejarlo correr. Aún seguía arrepintiéndome de todo lo que había pasado, de no haberle contado la verdad en su momento pero... Después las cosas se pusieron demasiado feas y fue una buena decisión. Había intentado llamarla cientos de veces, contactar con ella... Pero no daba signos de vida, el primer día que volví de Los Ángeles fui directo a su casa antes de pasar por la mía, llamé a la puerta incesantemente, pero no abrió la puerta fue como si no hubiera nadie, como si se hubiera cambiado de casa. Hice lo mismo varios días a la semana durante el primer mes, el segundo mes tan solo fui un par de veces y, finalmente, dejé de ir, dejé de buscarla... Si se había tanto sus razones tendría, pero... Quería saberlas! Aquello no era justo en absoluto. Joder, por eso mismo estaba ahora frente a su puerta otra vez, exigiendo una explicación, esperando que me abriera la puerta de una vez por todas, deseándolo con todas mis fuerzas. Empecé a llamar a la puerta con los nudillos, primero una vez, de forma tranquila. Luego otra, y otra, y otra... Al final prácticamente acabé aporreando la puerta con todas mis fuerza. Solté un sonoro suspiro y me aparté de la puerta, mirándola con odio por haber permanecido así, cerrada, impasible todas las malditas veces que había ido a aquella casa. Le di un puntapié y empecé a girarme, dispuesto a marcharme a casa, resignado... Otra vez.

No me había ido nada mal, suplantando a Ruth, porque era solo una niñita estúpida y consentida, y yo era mucho mejor, todos sus amigos, habían caído a mis pies, me quedaban algunos, que no me apetecía nombrar, pero caerían seguro, de repente olfatee un olor, y escuche como llamaban a la puerta de la casa, yo me estaba duchando por lo que no abrí, me era bastante igual no creía que fuera nadie interesante, entonces al salir, me di cuenta de que seguían aporreando la puerta cada vez con mas desesperación, quien coño sería? Me seque a toda prisa y me puse la ropa interior, después mire el armario, y observe la ropa, la verdad es que para la ropa la estúpida de mi hermanita tenía buen gusto, y para las joyas, y la decoración, pero nada más, a partir de ahí un santo estorbo, cogí un vestido suyo de color rojo, era bastante sencillo y muy sexy a decir verdad me cepille el pelo, me mire al espejo, estaba genial, después salí hacia fuera, y me dirigí a la puerta, cuando la abrí a toda prisa dispuesta a mandar a paseo a quien fuera, de repente me encontré con el mejor amigo de Ruth, si.. aquel que le había hecho tantísimo daño y no solo eso, si no que.. olfatee, era licántropo, y Ruth no sabía eso.. se me ocurrió una gran idea, para trastornarle, sabiendo que era consciente de lo que había pasado con Ruth y que por sus insistencia tenía muchas ganas de verla, me apoye en la puerta, le mire con severidad, y después me dispuse a cerrarle la puerta en las narices.

Estaba a punto de irme, ya llevaba las manos en los bolsillos y había dado un par de pasos cuando escuché la puerta abrirse y entonces me giré corriendo y la vi... La vi allí abriendo la puerta, con sus increíbles ojos claros, enfundada en un vestido rojo que le quedaba increíblemente y bien y su pelo... su pelo ya no era rubio, ¿Ahora era morena? Me daba igual, estaba preciosa, como siempre. Solo el verla me hizo contener la respiración durante unos segundos y volví a darme la vuelta completamente, quedándome cara a cara con ella. Estaba boquiabierto, sin creerme lo que estaba viendo, seguía igual de increíble que siempre, pero, su expresión había cambiado, ahora más dura y... Una brisa hizo que me llegara aquel olor... Un olor demasiado conocido y familiar como para tener que examinarlo... Era... ¿Era un licántropo? Ella se apoyó en la puerta y me dedicó una mirada que no me gusto anda, enseguida estuvo a punto de cerrarme la puerta en las narices, pero de un salto, golpeé la puerta con mi cuerpo, haciendo fuerza contra ella, impidiendo que la cerrara.

-¡Vamos, Ruth! ¡Abre! Solo quiero hablar contigo... - decía mientras ambos forcejeábamos a ambos lados de la puerta. - ¡Joder, solo quiero saber qué leches te he hecho para que me odies tanto! - ella seguía sin soltar prenda y al final, empujé con todas mis fuerzas haciendo que saliera despedida y abriendo la puerta de golpe. Entré en la casa y cerré detrás de mi, fui directo a salón y me senté en el sofá de mal humor, solo quería hablar, joder... Sabes lo que pasaba y.... Quien la había convertido.

Vi su mirada, como me miraba con admiración, y casi pude adivinar la mitad de sus pensamientos, sin duda debía adorar a Ruth y por eso se me haría muchísimo mas divertido jugar con él, cerré la puerta pero el salto y la golpeo, forcejeamos, yo para cerrarla y él para abrirla, pero sin duda ninguno de los dos estaba usando toda su fuerza ni siquiera una mínima parte de lo que podíamos hacer, después grito que abriera, que solo quería hablar con Ruth? Conmigo, claro estaba yo era Ruth, después dijo que solo quería saber que había hecho para que le odiara tanto, oh dios! Una idea de lo mas estupenda paso por mi mente iba a ser absolutamente genial, pasar tiempo con él, deje de hacer fuerza, entonces él de repente, empujo la puerta con todas sus fuerzas, y me hizo salir despedida, hacía atrás, golpeándome contra una esquina de la mesa del Hall, le vi entrar a toda prisa, cerrando la puerta tras de sí, emití un gruñido y lleve mi mano a mi cabeza, dios, me había golpeado bastante.

Vi como se movía como perico por su casa, y se iba directo al salón, se sentó allí yo me levante, algo aturdida, cogiéndome la cabeza y me acerque lentamente, al ver su cara y ver que estaba enfadado, cogí aire y recordé que tenía que ser exactamente como Ruth entonces le mire y grite -No tienes ningún derecho! Ni a estar aquí ni a cabrearte! Tú mismo me echaste de tu casa, perro estúpido!- grite mientras daba un puñetazo a la pared, con la diferencia de que ahora hice un agujero en esta y no me hice daño en la mano, de haber sido Ruth, me hubiera roto la mano, use la palabra perro estúpido para referirme a él a sabiendas que le molestaría, en mi cadera tenía una borrón, justo donde Ruth debería haber tenido su tatuaje, y tenía el plan perfecto, Ruth quería olvidarle y borro hasta el tatuaje que ese necio le había hecho en la piel.

Ella se golpeó con fuerza contra una pared o una esquina al abrir la puerta pero no me preocupé demasiado por su salud, ahora era como yo y se curaba rápidamente. A cada paso que daba por aquella enorme casa los recuerdos me asaltaban de golpe, viniendo como flashes a mi memoria, no tardé en llegar al salón y me senté en el sofá, sin moverme ni mirar nada, aquel maldito sofá en el que tantas cosas habían pasado... Solté un bufido y me limité a esperar porque sabía que no tardaría en aparecer, Ruth vendría y empezaría a gritarme, era muy temperamental pero no me importaba, además, ahora que ya sabía mi secreto, era como si me hubiera quitado un enorme peso de encima pero... ¿Quién coño la habría transformado? Joder, tenía que haberme quedado con ella, tendría que haberlo impedido... Sacudí la cabeza apartando aquellos pensamientos, había ido por una razón, tenía que descubrir por que estaba aún tan molesta conmigo después de cuatro años sin saber nada de ella... Mi expresión estaba fija, tenía el ceño fruncido y quería gritar pero me había conseguido relajar un poco pero entonces noté su presencia cuando entró en la habitación, más bien, su olor. Me hizo mirarle cuando cogió aire y entonces, empezó a gritarme diciendo que no tenía derecho a estar ahí ni a cabrearme, ya que yo mismo la eché de mi casa y entonces... ¿Me había llamado perro estúpido? Sin darme demasiado tiempo a enfadarme golpeó con fuerza la pared haciendo un enorme boquete en ella mientras me miraba con odio y con rabia. Terminé levantándome, respondiendo a lo que ella quería.

-¡Yo no te eché de mi casa! ¡Precisamente no quería que descubrieras exactamente lo que ya sabes porque tú eres como yo! - le espeté. - ¿Sigues enfadada por aquello? ¿Por lo que pasó hace cuatro años? ¡Joder, Ruthy, pensaba que eras más madura! - me giré, no podía mirarla a los ojos, había algo en ella que era extraño, que me desconcertaba y me hacía pensar que esa no era Ruth, no era mi Ruthy a la que tanto quería. Volví hacia el sofá y le di un puntapié. - Vamos, enana... Esto me duele muchísimo... - dije dándole la espalda, evitando mirarla para que las palabras salieran más fácilmente. - ¿Tanto me odias, de repente, que no eres capaz de recordar todo lo que hemos vivido junto? - pregunté volviendo a girarme y mirándola a los ojos con una expresión afligida.

Entonces dijo lo que ya me imaginaba, pero la estúpida de Ruth jamás habría imaginado, efectivamente el chucho solo quería protegerla de su condición, pero eso me iba como un guante para torturarlos a ambos, Ruthy iba a ver.. como si pequeño perrito, su mejor amigo, caía en las garras de su hermana, después de torturarle mentalmente… mmmm la venganza era lo mejor de lo mejor, espere a que terminara de hablar, después dijo que pensaba que era mas madura, oh la madura de Ruthy? Pues NO! Me precipite cerca de él y espeté –Madura? Tommy? Madura? TÚ! Me echaste de tú casa, porque eras un chucho? No me jodas! Me echaste por verte con otra tía y por tu culpa me atacaron! Me hicieron la vida imposible! Me has desgraciado la vida!- grite mientras las lagrimas corrían por mis ojos, levante la mano y lo abofetee con todas mis fuerzas, girándole la cara, oh si es que servía para actriz era genial, además reproducía con exactitud todos los movimientos, palabras y formas de hablar de la rubia, me llamo enana y dijo que esto le dolía muchísimo, estuve por sonreír, eso no era nada.. mas que le iba a doler, de repente me dijo si tanto le odiaba como para no recordar todo lo que habíamos vivido juntos, ughhh que asco ni ganas que tenía de saberlo todo.

Lo mire y me acerque todavía más a él, mirándole con odio y con rabia tome su mano y murmure -Te odio, te odio y siempre te odiare, no finjas que te importo.. me condenaste.., solo lamento esto..- mi voz se hacía más débil conforme hablaba y las lagrimas corrían por mi rostro, lleve su mano a donde Ruth tenía, bueno tiene el tatuaje, y donde yo, tenía un borrón como si ella se hubiera eliminado el tatuaje, aquello le iba a doler, con su mano apreté esa zona, e hice que el mismo levantara la camiseta para ver su obra de arte inexistente, le mire fijamente, no quería perderme sus expresiones.

Aquello no había acabado, de hecho, no había hecho más que empezar, ahora sería un constante e incesante vuelo de acusaciones y ataques directos que solo tenían como finalidad hacernos daño mutuamente y, en eso, ella estaba ganando. Sobretodo cuando empezó a gritarme que el inmaduro era yo porque seguía con la estúpida teoría de que no la había echado de mi casa por que quería protegerla de lo que era, sino porque había quedado con una mujer. Entonces me culpó de que la atacaran, de que le hicieran la vida imposible... Si, dijo claramente que le había desgraciado la vida. Lo que más me dolió era saber que lo estaba diciendo en serio, que lo creía fervientemente y las lágrimas que ahora bañaban su rostro no hacían más que confirmármelo. Me dio una bofetada con todas sus fuerzas que aguanté a la perfección, ¿Me la merecía? Bueno, puede que si, pero no pensaba darle la razón. No la tenía, al menos, no en todo. Ahí fue cuando me giré y hablé intenté hacer que entrara en razón, solo quería saber el por qué de su odio y de... todo lo que estaba haciendo contra mi, me cansé de darle la espalda, necesitaba volver a mirarla a los ojos, joder, no podía evitar pensar una y otra vez que ella no era mi Ruthy, no era mi rubia(por algo más que obvio), no era mi enana... Se volvió a acercar a mi, haciendo que dejara mis pensamientos de lado para centrarme en ella, que enseguida continuó hablando, gritándome, diciendo que me odiaba y que siempre lo haría, que no fingiera que le importaba, cogió mi mano y me sorprendí, entonces me dijo que le condené y que solo lamentaba una cosa y, entonces, puso mi mano en su costado, donde le había hecho el tatuaje e hizo que le levantara la camiseta. Cuando vi lo que quedaba de mi tatuaje, me puse furioso, algo que le había hecho con todo mi cariño y con todo el esfuerzo del mundo... había desaparecido, no entendía por qué me odiaba tanto pero ahora... No quería hacerlo, estaba cabreado y la rabia me llenaba por dentro. Ella lloraba, dándole aún más dramatismo a la situación pero yo... No sabía que hacer, estaba ardiendo, con ganas de terminar con todo, aparté mi mano de ella bruscamente y giré mi rostro para no mirarla directamente... ¿Cómo había podido hacer aquello? Me daba igual, el caso es que ya estaba echo. Terminé cogiéndole por las muñecas y haciendo que su espalda golpeara contra la pared mientras la miraba con fuego en los ojos. Aquello me había hecho daño, más que cualquiera de sus palabras.

- ¿Así que ahora vamos a jugar a ver quién le hace más daño al otro? - pregunté con una total ausencia de sentimientos en la voz y apreté sus muñecas con fuerza, dejándome llevar por lo que estaba sintiendo en aquel momento. - ¿Enserio? - esbocé una media sonrisa. - Pues juguemos al juego de la verdad... ¿Recuerdas lo que pasó aquel día entre tú y yo, verdad? Oh, ¿Cómo olvidarlo? Nunca hubiera pensado que pudieras ser tan guarra, Ruthy... Lo he hecho con putas más castas y puras que tú!

Continuaba apretando más y más sus muñecas con cada palabra que pronunciaba, al darme cuenta terminé por soltarlas y acabé empujando con fuerza su cuerpo contra la pared mientras me separaba. Le di la espalda y busqué algo que pudiera golpear para soltar toda la ira acumulada pero no encontré nada y si golpeaba la pared, no haría tan solo un agujero como había hecho ella, destrozaría su casa si no tenía cuidado y... Ya me odiaba lo suficiente como para, además, romperle la casa. A cierta distancia de ella me giré aún cabreado y la miré.

-Entonces... ¿Ya está todo dicho? Me odias y no puedo cambiarlo... Bueno, eso es lo que tu te piensas, porque haré que vuelvas a ser tu ... Cueste lo que cueste. - espeté con rabia. - Ahora creo que es hora de que me largue de aquí...

Pude notar su ira, se estaba cabreando, aquello iba a ser realmente divertido entonces, cuando empezó a hablar, me tomo de las muñecas con una fuerza increíble, y haciéndome que me golpeara contra la pared, estaba alucinando la verdad, porque si un mejor amigo trataba así a su mejor amiga, apaga y vámonos, de veras sería capaz de tratar a Ruth de aquella manera¿? Sin duda sí, porque él pensaba que yo era Ruth, y ella lo estaba viendo todo, se estaba dando cuenta de que Tommy pensaba que ella solo era una zorra, una puta casta, mas guarra que cualquier puta de lujo, dios! Aquello me ponía a cien, siguió apretando mis muñecas, tanto que creí que iba a rompérmelas, pero total, sanarían rápido, parecía realmente trastornado y no solo eso, sino que estaba fuera de sí, porque ya no habían sentimientos ni en sus ojos ni en su voz, solo odio, rabia, y rencor, SII JODER SI! La zorra de Ruth se iba a enterar, me gustaría ver su carita de perra abandonada cuando lo viera TO-DO, finalmente a cabo por soltar el veneno de su boca, y me estampo contra la pared, yo deje caer mi cabeza hacia adelante, a la vez que caía al suelo y como el cabello me tapaba, no pude evitar sonreír.

Entonces note como se giraba, me puse a llorar de nuevo, de rabia oh, ahora iba a ver lo que era bueno, me dijo que le odiaba que no podía cambiarlo, efectivamente, iba a flipar, si se pensaba que Ruthy su Ruthy se iba a quedar quieta sin más, después dijo que haría que volviera a ser yo, costara lo que costara, y que se largaba, ooh no no no perrito, aparecí rápidamente tras de él y lo tome del cuello estampándolo contra el suelo con todas mis fuerzas, me coloque sobre él a horcajadas y lo inmovilice, seguía cogiéndolo del cuello con fuerza sin dejarle respirar -Soy una guarra Tommy? Repite eso, soy una guarra? OH! Vamos, tú siempre has sido tan casto.. no eres más que un desgraciado- murmure con todo el odio del mundo me acerque a su oído y susurre -Mereces morir, por todo el daño que me has hecho…- en ello lamí el lóbulo de su oreja y después baje con la punta de mi lengua, insinuantemente por su cuello, note al instante crecer un bulto entre sus pantalones -Si.. la guarra soy yo.. pero tú quieres follarme no es así Tommy?- me retire para mirarle, sin borrar el odio de mi cara, y moví mis caderas sobre su miembro provocándole, para después apartarme de golpe.

Empecé a caminar en dirección a la puerta, ya estaba todo dicho y tenía que largarme de allí, aún no podía creerme lo que acababa de hacerle a Ruth ni lo que le había dicho, joder cuando me ponía furioso era cuando sacaba lo peor de mi y no pude evitar sacarlo delante de ella... Sabía que no le había hecho daño, al menos no físicamente, porque ahora ella era un licántropo y se curaba enseguida y no le causaría nunca un daño irreversible pero... Cuando aún me quedaban apenas nos metros para llegar a la puerta noté una fuerte presión en mi cuello y caí al suelo. Ruth me había agarrado del suelo y me había tirado, ahora estaba sobre mi, con las rodillas a ambos lados de mi cuerpo apretando con fuerza mi cuello, impidiéndome respirar. Joder, ahora me daba cuenta de que, en estos cuatro largos años yo no era el único que había cambiado, Ruth también lo había hecho y su cambio había sido tan grande que, a veces, me costaba reconocerla... Algunos de sus actos... No eran propios de ella, como aquel. Me preguntó con odio que si era una guarra, me dijo que se lo repitiera y volvió a hacer la pregunta, entonces soltó, con mucha ironía que yo siempre había sido muy casto... Vale, aquello era jugar sucio pero yo, desde siempre había sido así... ella no. Entonces se acercó a mi oído, involuntariamente, mi cuerpo se tensó, al sentirla tan cerca de mi, su cuerpo sobre el mio y su aliento sobre mi oído... Me susurró que merecía morir por todo el daño que le había hecho, seguía sin entender aquello pero... No sabía siquiera si preguntar, quizá aquello no fuera una buena idea... Quitándome las ganas de preguntar del todo, empezó a lamer el lóbulo de mi oreja y luego descendió por mi cuello con su lengua, tragué saliva y me odié a mi mismo porque noté como mi cuerpo se empezaba a calentar... y no solo eso, había conseguido que me pusiera cachondo y que entre mis piernas apareciera una inoportuna erección... Joder, estaba enfermo! Ella, obviamente, se dio cuenta y me lo echó en casa, diciéndome que si, que la guarra era ella pero que yo quería follármela. Iba a hablar, iba a defenderme, a decirle algo pero movió sus caderas contra mi enorme erección que no hizo más que crecer por culpa de aquella fricción de nuestros cuerpos, la sangre del cerebro se me bajó a la entrepierna y por un momento jadeé, Ruth se apartó de golpe dejandome en el suelo, con aquella enorme erección y sin poder pensar con claridad. Joder, Ruthy! Eso no se hace! Me levanté d golpe poniéndome frente a ella.

-¡¿Pero de qué coño vas?! - le grité intentando pensar con claridad, cosa extremadamente difícil en ese momento. - ¿Qué? ¿Ahora también te ha dado por ser una calientapollas? - estaba ardiendo, no se podía estar más caliente ni más cachondo, aún así, intentaba contenerme, intentaba controlarme por ella... por mi. Porque sabía que con solo un roce más, acabaría manadándolo todo a la mierda pero, no podía hacerlo, quería luchar... por ella. -¿Qué te ha pasado, Ruthy? - dije casi en un susurro, sin creerme nada de lo que estaba pasando. - Has cambiado tanto... yo... No te reconozco.

Vi su incertidumbre, su sorpresa en su rostro, no podía creerse todo lo que estaba pasando y sobre todo podía ver un sus ojos lo que le dolía haber tratado así a Ruth, claro que él no sabía que yo no era Ruth, ni lo sabría, o quizás.. después de torturarle se lo diría, en plan.. “Lo siento chucho acabas de follarte a la hermana gemela de Ruthy.. y ella lo ha visto todo..” DIOS.. como molaba, tenía que ser genial, perfecto, aquello iba a ser divertido y lo mejor es que él, me deseaba, se había puesto cachondo y yo tan solo le había susurrado aquello, que además no era precisamente algo agradable, vi su mirada y como intentaba hablar, pero le era imposible ya que mis acciones y mi lengua en su cuello lo provoco hasta tal punto, de perder el control sobre parte de su lógica, después cuando me moví contra sus caderas, note como su miembro se endurecía mas, joder.. el mejor amigo de la mosquita estaba muy bien dotado, cuando de repente me levante dejándole allí, con todo el calentón, yo tenía muy claro que no le iba a durar mucho pero quería ver cómo reaccionaba, y no tardo mucho, en levantare y ponerse sobre mí, entonces me grito de coño iba, y que si ahora también me había dado por ser una calientapollas, y después su voz cambio totalmente y me pregunto que me había pasado, y me dijo también que había cambiado tanto que él no me reconocía, yo baje mi cabeza, la agache como si estuviera triste, de repente al ver su despiste me presente frente a él, pegándome a su cuerpo, tome con mi mano la línea de su mandíbula, apretándolo con fuerza y de repente lo estreche contra mi cuerpo, en un brusco pero dulce abrazo -Tommy..- susurre, lo abrace de manera más dulce, después tal y como había visto en varias ocasiones hacer a Ruth, me separe con suavidad, lo mire a los ojos y lo bese, dulcemente, atrapando su labio inferior entre mis labios, para después, separarme y suspirar como si estuviera afectada, como si no supiera que hacer, me gire, aproveche que no me veía para poner cara de poco amigos, joder, odiaba tener que ser tan ñoña para conseguir mi objetivo, estaba segura de que este perrito podía ser mucho mas salvaje que no ese moñas que mostraba de vez en cuando.

Lo siguiente que pasó me desconcertó, haciéndome ver resquicios de la antigua Ruth en la "desconocida" que tenía ante mi. Justo después de hablar, de decirle lo que había cambiado y que y no la reconocía, ella bajó la cabeza, con una expresión afligida en su rostro. Luego, sin más, se acercó a mi, poniendo su mano en la parte baja de mi rostro, en mi mandíbula y me abrazó con fuerza, de una forma brusca pero dulce y cariñosa que me sorprendió por ser un contraste tan fuerte con su actitud de antes, le devolví el abrazo, estrechándola con fuerza entre mis brazos, poyando mi cabeza sobre la suya y cerrando los ojos, dándome cuenta de lo muchísimo que la había echado de menos, a ella y esa clase de abrazos que me hacían sentirme bien de repente. Susurró mi nombre relajando un poco su abrazo para que fuer más dulce y se separó de mi. Como tantísimas otras veces había hecho me miró fijamente a los ojos y no pude evitar sonreír "Ahí estás, enana..." pensé. De repente, me besó sin previo aviso, sorprendiéndome y haciendo que la excitación de apenas segundos antes y de la que me había logrado olvidar por un momento, volviera y esta vez, se hiciera tan insoportable e incontrolable que intenté alargar el beso, incluso hacerlo más intenso, pero ella se separó y suspiró, me dio la espalda, haciendo que pidiera pensar con claridad por un momento pero... De nuevo, la sangre había abandonado por completo mi cerebro y, esta vez, no me podía controlar. Le puse una mano en el hombro y la giré para que mirara directamente y, entonces, cogiendo su rostro entre mis manos la besé con pasión, haciendo que mi lengua se abriera paso dentro de su boca y jugueteara con la suya. Me separé y me quedé mirándola con una media sonrisa.

-Te he echado mucho de menos, enana... - le susurré al oído y, devolviéndole la jugada, le mordí el lóbulo de la oreja y empecé a bajar por su cuello besándolo y mordiéndolo sin parar, intentando hacer que su cuerpo reaccionara ante aquello.

Me correspondió el abrazo de forma dulce, dios, es que era demasiado moñas, pero tenía un polvazo.. de tres pares de narices, en fin, le deje que me abrazare después le bese de aquella manera y él intento alargar el beso, hacerlo más intenso pero yo enseguida me separe, de repente me di cuenta de que efectivamente, mi actuación, le había hecho ver de nuevo a esa Ruth que tanto quería y mientras pensaba que hacer, para divertirme con el perrito de repente para mi sorpresa, puso su mano en mi hombro y me giro y tomando mi rostro entre mis manos, y de repente comenzó a besarme con pasión, metiendo su lengua en mi boca, y entrelazándola con la mía propia, fue increíble, aquel beso me dejo perpleja, lo que yo decía el chuchillo, era más salvaje y sexy de lo que pensaba, se separo y me miro con una media sonrisa, entonces me dijo que me había echado mucho de menos, me lo susurró al oído, me quede quieta, sin poder predecir lo que iba a decir, o hacer, me mordió el lóbulo de la oreja, y comenzó a bajar sus besos por mi cuello, mordisqueándolo, notaba su excitación y estaba segura, de que hacía todo aquello para calentarme a mí también y demonios, lo conseguía y de muy buena manera, suspire, y le deje hacer después de manera dulce lo separe de mi cuerpo tomando su rostro entre mis manos y acariciándolo, para después susurrar mirándole a los ojos directamente -Yo también te extrañado T, perdóname..- susurre dulcemente, y notablemente arrepentida, si señor era jodidamente clavada a mi hermanita, que asco, por dios… pero bueno el lobito estaba de buen ver, y parecía saber muy bien como divertirse, después me separe lentamente de él y comencé a desvestirme mirándole con deseo, provocándole.

Como si lo que había pasado nada más abrirme la puerta no hubiera existido o lo hubiéramos soñado, ahora Ruth cada vez se parecía más a ella misma, a la Ruth que había conocido, a la que había querido, la que había protegido de todo... Si, mi mejor amiga. Aunque de nuevo y por culpa de que no sabía controlar mis instintos y estaba cachondo perdido, habíamos acabado besándonos un par de veces y ahora estaba besando y mordiendo su cuello con el único y claro objetivo de calentarla y hacer que ella llegara a estar tan excitada como yo. Suspiró y no hizo nada, es más, me dejó hacer y ni siquiera me apartó mientras yo seguía recreándome en su cuello, aunque enseguida de separó, no fue brusca, más bien, todo lo contrario y cogió mi rostro entre sus manos, acariciándome y mirándome fijamente a los ojos, aquellos enormes ojos claros que hacía tantos años que no veía, tragué saliva. ¿Como era posible que cada vez que la veía estaba más guapa? Quizá era yo, que cada vez estaba más enfermo y era más jodidamente pervertido... Aquello también era posible, por desgracia. Entonces dijo que ella también me había echado de menos, casi en un susurro. Se separó lentamente de mi y cuando nos separaba apenas un metro empezó a quitarse la ropa de forma lenta y sugerente, haciendo que la mirara perplejo y tragara saliva... No tardó demasiado en quedarse en ropa interior, me estaba dando la espalda cuando se había quitado la camiseta y, cuando se giró, mi vista se fue incontrolablemente a su costado, a aquel borrón de tinta que tenía en la piel y, de nuevo, no pude evitar que toda aquella furia volviera a mi cuerpo y tomara el control de mis actos. Fui hacia ella y la empujé contra el sofá donde quedo tendida boca arriba mirándome extrañada y sorprendida. Me tiré sobre ella y le arranqué el sujetador entonces empecé a besarla con lujuría mientras mis mano recorrían todo su cuerpo y, al llegar a su costado, lo arañé con fuerza, clavándole las uñas y haciéndole sangre, una herida que en muy poco tiempo desaparecería por su nueva condición de licántropo. Abandoné sus labios para bajar a sus pechos y los mordía con avidez, joder, los había echado de menos, lamí sus pezones y jugueteé con ellos, los mordí y los pellizqué y terminé por mirarla con una media sonrisa pícara en los labios. Por un momento me pregunté si aquello que estábamos haciendo (OTRA VEZ) estaba bien, recordé lo que pasó la última vez y me di cuenta de que, aún podía parar si me lo proponía pero... ¿Realmente quería hacerlo?

Ambos, sobre todo él, estaba haciendo como si los golpes que me había proporcionado, y toda aquella disputa anterior, no hubiera pasado, y aquellos besos, sí definitivamente lo estaba haciendo bien y aquello iba a ser genial, cuando me gire para mirarle, en ropa interior, ya, vi como su mirada se dirigía, al lugar donde debería haber tenido el tatuaje Ruth , y yo tenía un borrón de tinta, aquello le había molestado muchísimo de repente vino hasta mí y me proporciono un fuerte empujón, dejándome tirada boca arriba en el sofá, le mire sorprendida, sin palabras, aquello me ponía a mil, se tiro sobre mí, me arranco el sujetador, dios aquello sí que molaba, empezó a besarme con lujuria encendiéndome, haciendo que mi cuerpo se moviera bajo el suyo deseoso, de más, sus manos me acariciaban, de repente las note en mi costado, me araño con fuerza, y yo me arquee y gemí desesperada, DIOS! Sus labios bajaron por mi cuerpo, hacia mis pechos, y los mordía, los lamía, note su lengua en mis pezones, los mordió y pellizco, por un momento, odie muchísimo más de lo habitual a Ruth, por tener amigos de ese calibre , no los merecía, ella no merecía nada bueno, y joder iba a disfrutar muchísimo con aquello, quizás.. hasta le perdonaba la vida al lobito, salí de mis pensamientos cuando le vi sonreír de medio lado y de forma picara, vi de nuevo una especie de duda en su rostro, pero yo lo hice subir, y lo bese con lujuria de forma algo brusca, para después cambiar el rol y saltar, para colocarle debajo de mí, le quite la camiseta a toda prisa, estaba totalmente tatuado, aquello me ponía todavía más cachonda, era increíble, viendo su torso desnudo, lo acaricie con fuerza con mis manos, arañándole de vez en cuando, y moviéndome de nuevo sobre él, pero esta vez, no iba a escapar, ni siquiera a dejarle con las ganas, esta vez íbamos a llegar al final y comprobaría en mis propias carnes como el lobito hacía delirar a las mujeres.

Las respuestas de su cuerpo a mis estímulos no hacían más que confirmarme que, como aquella vez, nuestros cuerpos estaban deseosos el uno del otro. Y su gemido, que esta vez no se preocupó en reprimir, me hizo darme cuenta de que estaba irremediablemente perdido y que, por mucho que quisiera creer lo contrario, la cruda realidad era que ya no podía parar aunque quisiera. Cuando la duda me asaltó ella me hizo subir de nuevo a sus labios y me besó con lujuria haciendo que las dudas se perdieran en lo más profundo de mi mente y me abandonara a aquel increíble beso que terminó con un cambio de posiciones ya que, sin saber como, se colocó rápidamente sobre mi y me quitó la camiseta sin perder más tiempo. Al ver mi torso se quedó por unos segundos mirando con deseo mis tatuajes como ni no los hubiera visto nunca y fruncí el ceño pero de nuevo, hizo que mis pensamientos se esfumaran cuando acarició mi torso, arañándome y haciéndome jadear pero aquello solo era el principio... Volvía a mover sus caderas contra las mías haciendo que, de nuevo, y por si acaso se me había bajado por casualidad la erección que tenía entre las piernas volviera a excitarme por culpa de aquella fricción de nuestros cuerpos que me volvía loco y más ahora que ella solo llevaba puesta sus bragas y yo... Aún tenía mis pantalones y mis boxers, mierda, aquello no podía seguir así! Haciendo más fácil aquello me desabroché los pantalones y, con su ayuda, me los quité para quedar por fin en igualdad de condiciones y entonces me incorporé un poco pegando nuestros cuerpos, mi cabeza estaba a la altura de sus pechos y los volví a morder con fuerza mientras mis manos acariciaban su espalda bruscamente y bajaban por ella hasta llegar a su culo, que apreté con fuerza. Era un momento íntimo y realmente excitante aunque no pude evitar hacerle una gran confesión...

-Dios... No sabes la de veces que he soñado con esto... - susurré. - Oh, Ruthy....

Ella me empujó haciendo que mi espalda volviera a estar contra el sofá y volvió a besarme con pasión y mientras, una de mis manos se deslizó dentro de su ropa interior porque no podía aguantarlo más, así que empecé a acariciarle el clítoris con brusquedad, haciendo que desde el primer contacto, la recorriera una oleada de placer, ella empezó a moverse contra mi mano al notarla entre sus piernas lo que me calentó aún más si es que era posible porque ya lo dudaba, después de todo, había empezado a dolerme la maldita erección que crecía y crecía sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo y no es que quisiera hacerlo, pero cuando dolía tanto tenía que calmar mi cuerpo como fuera, ya fuera con ayuda de otra persona... o matándome a pajas. Por suerte para mi, Ruth parecía estar realmente dispuesta a acallar mi cuerpo y obedecer mis deseos... Oh, Dios, casi había olvidado lo increíble que era esta mujer!

Era increíble la química sexual que parecía tener Tommy con Ruth, dado que yo ahora era idéntica a ella, y él así lo creía, yo simplemente me dejaba llevar por mi cuerpo y por mis deseos, baaah no me apetecía mas pensar, ni recordar a la estúpida de mi hermanita, ahora solo estábamos él lobito y yo, y aquello iba a ser increíble, lo hice subir para besarlo con lujuria, cambie nuestras posiciones me deshice de su camiseta, disfrute de su torso desnudo, de sus tatuajes, que le daban un aspecto más peligroso, y que lo hacían realmente atractivo almenos a mis ojos, me tome la libertad de arañarle y de acariciarle intensamente, al escuchar sus jadeos, no pude evitar sonreír para mí misma, me dejaba claro cuánto le gustaba aquello y no tarde en comenzar a moverme con intensidad sobre sus caderas, rozando nuestros sexos sedientos el uno del otro, el seguía todavía con los pantalones y sus bóxers, pero no tardo mucho en hacer indicios de querer deshacerse de ellos, y yo le ayude gustosa, estábamos en las mismas condiciones ahora, al ver que se incorporó, pegando nuestros cuerpos, de repente comenzó a morder de nuevo mis senos, haciéndome jadear y desearle todavía más, sus manos acariciaron mi espalda, bruscamente por raro que pareciera, el lobito ya no parecía nada moñas, ahora me gustaba de verdad, de repente bajo sus manos a mi trasero y lo apretó, y cuando fui a acercarme para besarle, dijo que no sabía las veces con las que había soñado con esto, me quede mirándole, y no pude evitar sonreír pícaramente, oh sin duda no creo que soñara precisamente con esto… cada vez se volvía más divertido, SIIII la venganza es lo mejor, y mas si es de este estilo, de repente me cansé y lo empuje contra el sofá, iba a saber lo que era bueno.

Me acerque y lo bese de nuevo con pasión y también con violencia, me pillo por sorpresa cuando coló su mano en mi ropa interior, al instante empezó a acariciar mi clítoris con brusquedad, haciendo que me moviera bruscamente contra su mano, deseosa de más, suplicándole con mi propio cuerpo más, note su duro miembro contra mi sexo, madre mía parecía crecer y crecer sin fin, al notarlo quise ayudarle por el bien de ambos, nos daríamos una buena fiesta, baje mi mano, ha su miembro y comencé a masturbarle con intensidad, moviendo mi mano lo mas deprisa que podía quería oírle gritar, íbamos a disfrutar, como animales.