Psicóticas (Alex ¿Axel?)

Adquirir medicamentos de forma ilegal y a espalda de Jeremy se había convertido en un toda una costmbre tras cuatro años juntos. Él bien sabía que los tomaba, que los necesitaba, pero había tratado de hacer que pareciera que los había dejado y que estaba totalmente limpia... supongo que se podía considerar una mentira justificada, no quería que se preocupara por mi.

Cierto era que las dosis eran menores y las pastillas no eran tan fuertes como al principio, pero también era cierto que estaba borracha la mitad de la semana, así que aunque no abusara demasiado, sabía que la cura me estaba haciendo casi tanto daño como la enfermedad.

Habían vuelto las pesadillas, las voces en mi cabeza, los momentos de bajón sin explicación aparente y sólo me sentía tranquila de dos formas, estando con Jer o estando bajo los efectos de aquellas dichosas pastillas. Tenía un buen contacto en el hospital, me había costado bastante ganarme su confianza después de descubrir que el anterior era un demonio (y en el peor momento, además), así que después de un rápido intercambio y un pago aún más veloz, me dirigí a la máquina de refrescos de uno de los pasillos de la priemra planta, compraría un agua y allí mismo me pondría las pilas.

Después de tanto tiempo en el psiquiátrico mis visitas al hospital eran costantes, después de todo me había comprometido a seguir aquella dieta de narcóticos que me atontaban lo suficiente como para no perder el control de mi misma... lo que era realmente complicado.

Hacía semanas que no dormia, Axel o mi mente, se había encargado de proporcionarme visiones de lo que había hecho años atras, de las personas a las que había matado y de los momentos en los que mi parte oscura había tomado el control

Me quedé esperando a que la enfermera avisara a mi doctor, apoyada en aquella especie de secretaria. El mero hecho de estar en este sitio me ponía de los nervios, y no solo a mi, a Axel también.

"Odio este sitio.." comentó claramente disgustada.

- A mi tampoco me gusta - comenté por lo bajo, hablar conmigo misma no era algo raro en este sitio, a fin de cuentas estaba en el ala psiquiátrica rodeada de gente aún peor que yo.

"Tampoco me gusta esas jodidas pastillas que tomas, no estás loca, solamente tienes demasiada gente en esa cabeza hueca que tienes" evidentemente no respondí a ese comentario, solamente me froté un pcoo la frente para aliviar la migraña que sentía prácticamente todo el tiempo.

Estaba a punto de meterme un par de píldoras en la boca cuando una enfermera pasó a mi lado y me vi obligada a disimular. Bebí un trago de agua y forcé una sonrisa cuando se me quedó mirando.

-¿Esperas a alguien?- preguntó, mirándome de arriba a abajo, descartando que yo fuera una paciente. Me quedé en blanco un instante, pero tenía que decir algo y lo primero que se me ocurrión fue... -Sí, he venido acompañando a una amiga- sí, a una amiga fantasma y tan teñida como yo, quizás - me he despistado y han debido de llamarla...- añadí, al ver las dudas que asomaban en sus ojos. -Espera aquí, ahora mismo tu amiga está en la consulta...- me dijo, antes de darse la vuelta llamando a uno de los médicos que pasaba por ahí ¿y ahora qué? No podía tomarme las pastillas con la enfermera y algún que otro médico cerca, era demasiado recelosa con mi problema como para hacerlo, pero tampoco me iba a quedar esperando a que alguna desconocida saliera de la nada, tendría que marcharme disimuladamente.

No tardó demasido en aparecer el doctor de turno y darme un discurso sobre los medicamentos y preguntarme, como hacía siempre, por mi estado de ánimo. Yo le escuché, tan entretenida como debía estar mi alter ego maligno y deseando que me diera esas jodidas pastillas de las que me había vuelto tan dependiente. Tras entregarme ese cargamento de pastillas me despedí con la mejor sonrisa que pude y caminé de nuevo para marcharme.

- Su amiga la espera fuera - me dijo la enfermera. Me quedé mirándola unos segundos.. ¿amiga?. Ya era raro que alguien como yo tuviera amigas, pero todavía más raro era el hecho de que me acompañaran a ningún sitio.

Caminé al lado de la enfermera, que no me quitaba los ojos de encima, como esperando para ver mi respuesta. Luego señaló a una chica rubia que estaba allí en la sala, con una botella de agua en la mano.

"Creo que nos han usado de escusa" me comentó Axel evidente.

- No empieces - dije para mi misma. Miré a la enfermera que miraba a aquella chica con ojos acusadores - gracias - mostré una sonrisa y caminé hacia la rubia - siento haber tardado

"Nunca pensé que ayudarías a una yonki a escapar de la enfermera monster... vas a prendiendo jejeje"

¿Quién era esa? Mierda, sí, que se suponía que estaba allí esperando a alguien, debía de ser ella. -¿No... importa?- la enfermera seguía sin quitarnos los ojos de encima ¿pero es que no tenía trabajo? Miré a la morena, el ala de psiquiatría me daba escalofríos, a saber con quién me había cruzado sin quererlo. -No preguntes, camina, te lo explicaré fuera- le pedí, caminando hacia la salida. Ella me siguió y una vez en la salida de urgenicas, entre el bullicio, ya me dio un poco más igual tomarme las pastillas, seguramente ella también se tomara caramelitos así. Aún tardarían en hacer efecto, pero el simple hecho de saber que ya me las había tragado me hacía sentir algo más tranquila.

- Bueno me alegra haber ayudado, la enfermera monster está obsesionada con los yonkis y vigila muy de cerca a la gente, sea cual sea esa gente - dije mirándola con total tranquilidad, aunque con un increible dolor de cabeza.

Metí los medicamentos en mi bolso, por suerte había traido una bolso grande, la verdad es que la tonga de medicamente que me metía entre pecho y espalda podrían tumbar a un oso en cualquier momento.

"Genial, ahora además de ayudar a una yonki vas a drogarte tú también... podríamos divertirnos un poco antes de que te dé por quedarte drogui" - me puse la mano en la cabeza, cerré los ojos unos segundos y luego dí un fuerte suspiro, sin duda Axel era un auténtico coñazo de tia, no se callaba ni debajo del agua.

- Será mejor que salgamos de aquí, aquella tia es capaz de estar vigilandonos todavía

No escuché lo último que me dijo, estaba procesando todavía lo primero. -¿Me has llamado yonki?- es que estaba flipando. Puede que fuera una borracha, una maleducada y una chica-vampiro (como ya me habían llamado algunos graciosos) pero todavía no era una yonki ¿no? Otra idiotez en la que pensar, en si estaba enganchada o no, pero había pasado mucho tiempo sin tomarlas, no lo hacía por vicio, podía pasar sin ellas si estaba sola, pero teniendo novio no quería someterle a mi mal estado de ánimo continuado. -Da igual, déjalo, será mejor salir de este lugar- me ponía mala.

No pude evitar sonreir ante su pregunta. Era una chica que se había tomado un par de pastillas nada más salir del hospital o más bien nada más salir de la atenta mirada de la enfermera monster. Aún así no dije nada sino que nos alejamos hacia el aparcamiento, donde yo tenía mi coche.

- Hoy en día cualquier puede ser un yonki, solo hace falta que los demás te vean tomarte más pastillas de las que se tomarían ellos - comenté simple.

"¿Te has fijado la tira de medicamentos que te metes entre pecho y espalda?, al final la yonki vas a ser tú" como de costumbre la voz de Axel daba sus comentarios, por suerte, salvo el dolor de cabeza que me provocaba ya empezaba a acostumbrarme.

¿Y me decía aquello alguien que llevaba encima pastilla como las mías y a la que acababa de encontrarme en el ala de psiquiatría de un hospital, no? Yo sería una yonki, pero seguro que ella no se quedaba muy atrás.

Preferí no seguir dándole vueltas al tema, en cierto modo me sentía en deuda, de no haber seguido el rollo la estúpida enfermera se hubiera metido donde no debía y hubiera tenido problemas... y quizás ella también. -Siento haberte usado de excusa- musité, trantado de mirar para cualquier otro lado, aunque mis ojos se desviaban sin querer a su bolsita de medicamentos. -No tenías que haberme ayudado, y aún así...- lo había hecho.

- No te preocupes, sé lo que es que estén pendiente de tí - dije recordando mis tiempo en aquella ala psiquiátrica - además siempre es divertido fastidiar a las enfermeras - sonreí ligeramente.

Noté como aquella chica miraba mis medicamentos, asíq ue me imaginé que se le pasaría por la cabeza mil cosas sobre mi, al final la que daría mala imagen sería yo y no aquella chica que se había tomado así sin más esas pastillas.

- Por cierto me llamo Alex - me presenté finalmente.

Recordaba con muchísima rabia mis meses ingresada, aunque claro, eso había pasado hacía ya mucho tiempo y muy lejos de ahí y no había tenido ni el más mínimo sentido, pero lo pasado, pasado estaba y era cierto que las enfermeras era un colectivo al que era fácil y divertido jorobar.

-Kyra- dije finalmente, cuando ella se presentó, desviando mi mirada hacia su cara de nuevo, se había dado cuenta de mi indiscrección, a mi me hubiera molestado, así que supuse que a ella también le fastidiaría.