Recuperación[Sikki]{+18}

Hacía aproximadamente una semana, de mi encuentro con Nikki, o Sikki, o como fuera, bueno lo cierto es que me daba igual, y por suerte, o por desgracia, no, mejor dicho por suerte, no volvería a verle, había pasado dos día en el hospital después de aquello, ya habían pasado 7 días, había dejado a cargo del restaurante a Derek como siempre, y desde entonces no había salido a la calle para nada, como iba hacerlo? Tenía todo, absolutamente todo el cuerpo marcado, con moratones, mordiscos, cortes, y.. puñaladas en los costados, que más se podía decir? mejor para mi salud no caer en detalle, de cómo estaba mi cuerpo, llevaba desde ese día sin poder mirarme al espejo, ese día llevaba una camiseta negra de cuello alto, y manga larga y unos tejanos largos también, el pelo lo llevaba, recogido en un moño, del que caían mechones como les daba la gana, me pasaba el día limpiando la casa, como podía, porque es que en ocasiones no podía ni andar, me había dolido la entrepierna de una manera inimaginable, pero ahora estaba mejor, solo que de vez en cuando perdía la poca fuerza que tenía, lo dicho, odiaba ser tan débil, una simple humana, que a la mínima, está en situaciones, peligrosas, dolorosas, y porque? Porque no se puede mantener a salvo por sí sola.
Después de estar un rato limpiando, de nuevo me sentí cansada, puse el televisor en marcha y me senté tranquilamente en el sofá, me puse a ver la tele, mientras intentaba no pensar, en todos esos temas que me hacían perder los nervios, y sobre todo me hacia deprimirme, por raro que sonara, mi vida ya no tenía sentido, y era bien cierto, no tenía nada, absolutamente nada por lo que luchar, por mucho que la gente se empeñara en decir lo contrario, lo único que veía de nuevo y me cansaba de repetírmelo a mí misma, eran Shady y el restaurante, Shady tenía su vida montada, y el restaurante… siempre podía venderse o cualquier cosa, mientras pensaba me quede medio adormecida, acurrucada en el sofá.

Hacía apenas un par de días quizá tres como mucho que era libre: Nikki me había cedido el control total de su cuerpo y ahora podía hacer lo que quisiera, cuando quisiera. Y pensar que todo había sido gracias a Amanda. Oh, si, la obejita que había resultado ser una loba disfrazada, pobre Nikki, si el supiera la de cosas que le hice a su chica... Bueno, ahora eso ya daba igual, porque nunca más iba a volver. Y para celebrarlo me había pasado una noche entera masacrando a gente, había acabado con ellos: los había mtado, descuartizado y torturado, había violado a mujeres y me lo había pasado de lo lindo... Joder, echaba tanto de menos la libertad. Por suerte me dio tiempo a pasar por casa para adecentarme un poco, darme una ducha y arreglarme. Había recordado a aquella preciosidad rubia, Ruth, a la que casi había matado pero que no lo hice porque me había gustado como follaba, me lo había pasado tan bien con ella que quería repetir, así que me pasé la mañana siguiendo su rastro preguntando en el local en el que estuvimos por ella, enterandome de que tenía un restaurante... Pregunté allí, puse cara de bueno y me dieron su dirección... Perfeco, simplemente perfecto. Había en el restaurante un chico joven, algo inexperto y que parecía su primer día una idea surgió en mi cabeza... Le seducí, si, no era algo demasiado típico en mi pero acabamos en la parte trasera del restaurante, sus besos igual de inexpertos y deseperados me hacían gracia lo tiré contra el suelo y le hice un corte e el cuello, lo cogí en brazos y empecé a caminar con él por las sombras.... Era mi regalo para Ruth, para demostrarle que la había hechado de menos... Llegué a su casa no mucho después aquel chico aún seguí vivo, lamí la sangre de su cuello y le abrí las muñecas con el cuchillo, también bebi de ellas, llamé a la puerta y simplemente esperé a que ella abrira, con la boca manchada de sangre y el muchacho muriendo en mis brazos...

Me había quedado adormecida, de una manera bastante extraña, escuche el timbre de la puerta, y espere porque no me apetecía abrir, no le había abierto a nadie en toda la semana, ninguna visita, lo había dejado claro en el restaurante, y además como no tenía demasiados amigos, no me hacía falta empezara a llamar para evitar tener visitas, que vida más triste no? Vivir y seguir por tú trabajo, ningún aliciente más, no me extrañaba que me entraran tendencias suicidas de vez en cuando, que le íbamos a hacer… Escuche ruidos en la puerta, al parecer alguien se estaba desesperando, y seguían picando, resople, y me coloque una chaquetilla, tenía un poco de frio, cuando estuve delante de la puerta, respire profundamente, sin ningunas ganas de ver a nadie, absolutamente nadie, sin excepción ninguna, bueno.. quizás alguna sí, pero sabía que esa persona no iba a pasar por mi casa, abrí la puerta lentamente, y me quede extremadamente quieta, al ver la escena que tenía delante de mí, ante mis ojos, estos se abrieron como platos, Frederique el chico nuevo estaba entre los brazos de Nikki/Sikki como se llamara, desangrándose por el cuello y las muñecas, -Que mierda..?- es lo único que pude soltar, mientras le miraba sin saber qué hacer ni que decir, mierda, la policía no ayudaría para nada, no podrían con el, y… joder el pobre camarero nuevo de mi restaurante, había tenido la muy mala suerte de cruzarse en su camino, sin pensarlo dos veces me precipite frente a ellos tomando el pulso de Frederique, -Porque lo has hecho?- pregunte sin entender nada, no estaba asustada pero si repugnada por ver tanta sangre y apenada, él chico no tenía nada que ver con él… no pude evitar mirar a ambos lados, para cerciorarme de que ningún vecino estubiera mirando o hubiera alguien por la calle.

Llamé la puerta una, dos, tres veces... Al parecer a la chica le gustaba hacerse de rogar y allí estaba yo, con un muchacho medio muerto entre los brazos como regalo y la boca manchada de su deliciosa sangre, oh, aquello podría ser perfectamente un cliché, de hecho, lo iba a crear y patentar. Cliché número 666: El asesino psicópata sádico loco y ninfomano llamando a la puerta de una chica guapa con un chico muerto como regalo. Que bien sonaba. Me estaba empezando a desesperar cuando, finalmente, la puerta se abrió y Ruth apareció observando la escena sorprendida. No habló demasiado, simplemente le tomó el pulso al chico que estaba debatiendose entre la vida y la muerte más cerca del otro barrio que de este porque ya había perdido una gran cantidad de sangre, de hecho yo mismo me la había bebido. Le mostré una amplia sonrisa a la rubia que me preguntó por qué lo había hecho, me encogí de hombros y ahciendo que se apartara entré a su casa dejé al chico moribundo sobre el sofá y me giré hacia ella que acababa de cerrar la puerta y me seguía muy de cerca.

-¡Vamos! ¿No te gusta? - pregunté animado. - ¡Es un regalo! Tomalo como un... "Espero que te mejores" o mejor dicho un... "Me alegro de que estés viva". - sonreí y la miré de arriba a abajo. - Porque ya veo que sobreviviste... - me mordí el labio inferior y me acerqué a ella, sin más la besé con pasión haciendo que mi lengua jugueteara en su boca un buen rato hasta que escuché un gemido a nuestro lado. Me separé de Ruth. - Ah, ¿Acaso tú quieres un beso de despedida? - le pregunté al chico. - Bueno... Al menos te iras con un buen sabor de boca. - me encogí de hombros y sonreí.

Me separé de Ruth y me arrodillé junto al sofá, levanté un poco al chaval y le besé con pasión fue un beso largo e intenso, notaba como se estaba ahogando con aquel beso intentaba luchas contra mi pero mientras le besaba acababa con su aire, poco a poco su corazón dejaba de latir y me separé de él cuando dejó de respirar. Alcé la mirada hacia Ruth y puse una cara de inocente, como un niño pequeño que, sin querer, ha matado un puñado de hormigas.

-Que poco aguante tienen los jóvenes de hoy en día... - solté una carcajada y me volví a levantar. Caminé hacia Ruth pero ella dio un paso hacia atrás, hice una mueca y continué caminando hacia ella y ella se alejó hasta que su espalda dio contra la pared. - ¿Qué pre pasa, preciosa? ¿No te alegras de verme?

Me quede mirándole sin saber qué hacer, entonces me apartó y entro a la casa, como perico por su casa sí señor, entre detrás de él y cerré la puerta tras de mí, cerciorándome una vez mas de que nadie les hubiera visto, después le seguí había llegado al salón y había puesto al chico moribundo en mi sofá, me quede mirándole iba a pedirle que se deshiciera de él, no podía dejar un muerto en mi casa! Entonces me preguntó si no me gustaba, le mire con una ceja alzada, cuando dijo “es un regalo, de espero que te mejores, o me alegro de que estés viva” me quede mirándole, dios mío.. estaba loco, realmente lo estaba, sonrió y me miro de arriba abajo, después vi como se mordía el labio inferior, desvié mi mirada, porque mierda sentía debilidad por ese monstruo, es que no podía evitar ponerme cachonda ante su presencia, estaba loca tanto o quizás más que él, se acercó a mí y empezó a besarme con pasión, jugueteando con su lengua en mi boca, no tarde mucho en corresponderle, pero una vez empecé a dejarme llevar, escuchamos un gemido, él se giro y yo también, cuando dijo todo aquello me quede mirándoles, estupefacta, se separó de mi se arrodilló, junto al joven, y empezó a besarle, me quede mirándole, asqueada, si joder, que hacia? Me había besado.. y ahora besaba a un moribundo, me quede mirando a todos lados sin poder fijar mi vista en ellos, al final termine por girarme.

En realidad no sabía porque me molestaba que hiciera, eso, era como si una parte interna de mi que tenía muy escondida, la misma parte que había descubierto con él el sexo salvaje y desenfrenado, estuviera celosa de ver esa escena, y asqueada por pensar en notar la saliva del otro joven sobre mi piel, no tenía derecho a sentirme así, pero eso me confirmaba lo loca que me estaba volviendo, cuando note movimiento me gire de nuevo, y vi como Nikki me miraba con cara de niño inocente, fruncí el ceño ante él, mirándole, se levantó y camino hacia mí, yo di un paso atrás, el se volvió a acercar, y yo retrocedí hasta que choque contra la pared, hice una pequeña mueca, y después murmuro que que me pasaba si no me alegraba de verle, suspire y murmure de una manera extraña -Por..que has hecho eso..? si te lo querías montar con un moribundo.. que no sea delante de mí..!- fruncí el ceño de nuevo y desvié mi mirada y después murmure -Porfavor saca eso de mi casa.. te agradezco el detalle, pero te agradeceré mas que no dejes un muerto en mi casa, no me gustaría ir a la cárcel- murmure la ultima parte, fue en un tono más bien socarrón, poco me importaba, tal vez se cabreaba, pero es que me había sentido molesta por lo que había hecho.

Cuanto estaba besando al chico, noté como Ruth se daba la vuelta... ¿Asco, quizá? Puede, aunque con ella había hecho cosas mucho peores, otra idea se formó en mi cabeza... ¿Celos? Oh, por dios que bien me lo iba a pasar. Estaba deseando demostrarle de lo que era capaz aunque ya podía hacerse una idea, de hecho, había ido a su casa... Quizá para terminar lo que había dejado a medias o quizá... para recordarme la razón por la cual no la maté. El caso era que ahora estaba frente a ella, la tenía acorralada y si yo no quería que saliera de allí, no lo haría. Sonreí. Le había hecho un par de preguntas y esperaba su respuesta que no tardó demasiado en llegar... Primero me preguntó por qué había besado al pobre chico que yacía muerto en su sofá y luego me soltó una perlita envenenada con algo de asco, rabia y celos... Si, sin duda eran celos. La sonrisa de mi cara se hizo aún más amplia... Lo humanos eran tan adorables y previsibles. Estaba intentando no soltar una carcajada pero me costaba mucho contenerme así que me centre en ella y en su cuerpo, la devoré con la mirada una vez más y volví a quedarme fijo en sus ojos. Ella había desviado la mirada justo después de soltar aquello y continuó hablando entre murmullos pero lo capté absolutamente todo gracias a mi buen oído, me encantaba ser medio demonio! Quería que sacara el muerto de su cara decía que me agradecía el detalle... "Oh, si, claro... Pero seguro que te gusta más lo que viene después..." pensé con maldad para mi mismo y por último me dijo que no quería ir a la cárcel... Bueno, siempre podría ir a visitarla y montárnoslo en plan salvaje en las caravanas esas que les dejaban a las parejas... Cuando terminó de hablar solté un suspiro, vaya, ya me había aburrido! Me incliné y empecé a lamer su cuello, deslizando mi lengua por él y mordiéndole el lóbulo de la oreja.

-¿Qué te parece si te sigues quejando después? - le susurré al oído. Le di un lametón en la mejilla y luego la mordí. - Algo me dice que te apetece más hacer otra cosa conmigo que quejarte ni gritarme... Aunque ni siquiera creo que te atrevas a gritarme... Bueno al menos de ESA manera. - le guiñé un ojo. - Creo que el otro día ya te hice gritar lo suficiente... ¿Acaso lo has olvidado? - pregunté frunciendo el ceño. - No sé el alzheimer está muy de moda últimamente... O las pérdidas de memoria... Qué se lo digan a Nikki... - solté una sonora carcajada. - Ese estúpido no sabe lo que estoy haciendo con nuestro cuerpo... - dije aún riéndome, prácticamente hablaba para mi mismo epro con la diferencia de que tenía a Ruth delante.

De nuevo me incliné y empecé a lamerle el cuello notado como se ponía tensa bajo el contacto de mi lengua sobre su piel... ¿Sería el asco por que el muerto me hubiera besado? ¿O quizá le estaba gustando y no quería demostrármelo? Me daba igual porque iba a seguir, es más iba a hacerle lo que a mi me apeteciera y lo mejor era que sabía que le iba a encantar! De nuevo le besé con pasión enredando mis manos en su palo atrayéndole hacia mi para que mi lengua llegara aún más lejos dentro de su boca, donde campaba a sus anchas jugueteando...

Me había acorralado contra la pared, y me miraba mientras sonreía, su sonrisa se hacía más ancha a medida que hablaba, y al final pareció cansarse de mis tontería, que en realidad ni siquiera yo entendía porque le decía todo aquello y sobre todo porque le echaba nada en cara, aunque no había sido exactamente eso, pero si me había dado un asco terrible, verle besar a un hombre, un hombre moribundo por dios! Y además si es cierto me había sentido celosa, y con ganas de meterle una buena patada en el trasero, pero no debía, hacerlo, es mas bueno si lo hacia lo más seguro es que acabara torturada, y si no lo hacía pues acabaría de la misma manera, aunque igual me echaba un buen polvo como el del otro día… solo esperaba no acabar en el hospital igual, y tener un poco más de suerte.

El seguía perdido en sus pensamientos, vete tú a saber, que pensaba, pues su sonrisa se hacía más ancha y sádica en ocasiones, podía imaginarme por donde iban los tiros, soltó un suspiro y empezó a besar mi cuello, resople, no quería ceder a él, pero.. no podía evitarlo, y ni siquiera me apetecía intentarlo la verdad, aunque sí que seguía un poco rehacía, después susurro en mi oído que después podía quejarme, me lamio la mejilla, y me la mordió, quise separarme de él, pero no pude, después me sorprendió que empezara a hablarme, y me dijera todo aquello, sobre todo cuando murmuro de si se me había olvidado cómo me había hecho gritar, y vi su ceño fruncido, y siguió hablando, aunque más para sí mismo que para mí, pero yo lo escuchaba todo, no me atrevía ni a apartarlo ni a mandarle a tomar aire fresco, y la verdad es que tampoco me apetecía apartarle de mí.

Se inclino y volvió a lamer mi cuello, me puse tensa, no podía evitarlo, pensar en que le había comido la boca al moribundo y ahora me pegaba su saliva a mi piel, me repugnaba, pareció parar durante un momento, pero después volvió a besarme y me metió su lengua literalmente hasta lo más hondo de mi boca, emití un pequeño gruñido y lo empuje con suavidad, haciendo una mueca de asco -Tírate al moribundo!- me quejé mirándole con asco, aunque en realidad no era lo que quería, bueno sí, me daba asco y no podía evitarlo, era superior a mí, algo que ni siquiera entendía, di un golpe con mi pierna en la pared, mierda! Odiaba ser tan predecible, y encima todavía mas odiaba desearle, era un monstruo joder!

Seguía empeñado en que se volviera a repetir lo de la otra noche entre nosotros, pero ella parecía no querer lo mismo, de hecho, en un momento dado me apartó de si y me soltó un grito, me dijo que me tirara al muerto y empecé a reírme de una roma sádica y diabólica que no inspiraba nada de confianza. Ella parecía enfadada consigo misma y le pegó a la pared con el pie... Así que la gatita quería jugar, bien, pues entonces íbamos a jugar... Había traido muchos juguetes para aquella noche, y como complemente, atadas en mi cinturión llevaba unas esposas, me las quité en un momento y se las puse en las manos, apretandolas bien fuerte, un problema menos. Ahora podríamos jugar de forma más tranquila, sin arañazos de por medio...

-¿Así que quieres que me tire al muerto? ¿Qué pasa? ¿Eso te pone? - pregunté con una sonrisa. - Lo siento... Pero te prefiero a ti... - me encogí de hombros y le guiñé un ojo.

Acto seguido la cogí en brazos y la dejé en el suelo justo al lado del sofá donde estaba el muerto. Cogí una especie de cuerda, más bien algo de plástico duro que llevaba enganchado en una bota, Nikki siempre lo llevaba ahí porque lo utilizaba para chutarse y le até los pies con ella... Perfecto ya la tenía inmovilizada de pies y manos, saqué el cuchillo con el que había matado al muerto que seguía manchado con su sangre y se lo mostré con una sonrisa.

-¿Prefieres que lo descuartice a él o que te descuartice a ti? - pregunté lamiendo la hoja del cuchillo y cortándome un poco. - La verdad es que sería toda una pena tener que matarte, encima de que te dejé con vida... Lo menos que podías hacer era agradecérmelo... Pero no, eres una maldita orgullosa que no sabe ver las oportunidades que le plantan delante de la cara... - bufé y me incliné pasando mis manos por su cuerpo, recorriendo la de arriba a abajo y después apretándole con fuerza en el costado donde la había apuñalado. Ella hizo una mueca de dolor. - La noche acaba de empezar, pequeña... Yo que tu me relajaría... O sino te dolerá aún más!- me incliné y recorrí su cuello besándolo, con el cuchillo le rompí la chaqueta y la camiseta dejándola en ropa interior. Besé y lamí su cuerpo y cada vez que sentía la necesidad lo mordía aún tenía las amrcas producidas por mi y tenía el torso vendado.

Después de dar un puntapié a la pared, el tomo unas esposas, colgadas de su cinturón, que no había visto que estaban allí, en ningún momento me había fijado en su cinturón, me las puso en las manos, tan rápido que no pude apartarme, las apretó con fuerza, emití un gruñido, después me pregunto si quería que se tirara al muerto, y yo respondí mirándole con ceño fruncido, después dijo que lo sentía pero que me prefería a mí, entonces me quede quieta, sin saber cómo reaccionar, me la estaba jugando?

De repente me cogió en brazos, y me dejo en el suelo al lado del sofá, mire hacia el sofá con cara de asco, definitivamente no iba a aguantar tener un muerto en mi casa, de repente cogió un extraño cable y me ato los pies, le mire cabreada qué coño hacia? Eche la cabeza hacia atrás, apoyándola en el sofá y resople, ni me entendía a mí, ni entendía nada de lo que estaba pasando.

De repente saco el cuchillo, con el que había matado al camarero, al parecer, porque todavía tenía sangre, me lo mostro con una sonrisa, vi que lamía el cuchillo y se cortaba un poco, no sin antes preguntarme si quería que descuartizara al muerto o casi mejor a mí, después me dio una reprimenda, me quede mirándole cabreada, después se inclino y paso sus manos por mi cuerpo, yo moví mi cuerpo bajo ellas, estaba a punto de dejarme llevar cuando apretó el costado donde me había apuñalado, solté un gruñido de dolor, e hice una mueca, me beso el cuello, me hizo una especie de advertencia.

Con el cuchillo, rompió mi chaqueta y mi ropa, suspire esa ropa me gustaba, y no me gustaba ir de compras, esa me la pegaría… me dejo en ropa interior, empezó a besar y lamer mi cuerpo, y de vez en cuando lo mordía, aunque no todo, mi torso seguía vendado, no pude evitar soltar un suspiro de placer, no podía evitarlo y no me apetecía luchar más contra él, ni contra mí misma, me escurrí quedando totalmente tendida en el suelo y le mire con una media sonrisa.

Notaba que aquello estaba empezando a gustarle, suspiró pero no fue un suspiro normal, empezaba a darse por vencida, sí, aquello le gustaba y le excitaba y no podía evitarlo. Noté como es escurría, se quedó completamente tumbada sonriéndome con picardía, ¿Ahora de repente quería que siguiera? Me mordí el labio inferior... Quizá la torturara, sí, la torturaría... Pero una tortura suave la tortura clásica del frío y el calor para luego aprovechar el momento y que ella me rogara que la tomara... Cosa que haría tarde o temprano. La besé de nuevo con la misma intensidad que antes notando como ella me devolvía el beso con la misma intensidad me separé de ella con una sonrisa, mordiendo con fuerza su labio inferior y guiñándole un ojo. No le dije nada más y de repente me levanté y me fui, busqué el baño y finalmente lo encontré lo revolví saqué las cosas de los cajones y las tiré sobre el lavabo o la bañera... La bañera. Abrí el agua y empecé a llenarla. Agua helada. Mientras tanto buscaba un bote de laca finalmente lo encontré y lo preparé todo, fue a la cocina y cogí hielo lo puse en la bañera y una vez estuvo llena volví a por Ruth con una sonrisa en los labios. La cogí en brazos y me la lelvé, ella estaba nerviosa, no tenía ni idea de lo que estaba tramando y mi permanente y sádica sonrisa no ayudaba en anda a que se relajara, cuando llegamos al baño le quité la chaqueta y la camiseta rotas además de los pantalones, quedando así en ropa interior la miré antes de meterla en la bañera con agua helada y hielo, joder, que buena estaba. La metí de golpe y ella soltó un grito.

-¿Está fría...? - fue lo único que dije con una sonrisa. - Tranquila, ahora te daré algo de calor...

Cogí la laca y saqué mi zippo lo encendí y eché algo de laca, formando un lanzallamas, lo acerqué a su cara notando el sofocante calor incluso en mi y sonriendo, lo alejé de ella y le tiré agua por encima y repetí el proceso varias veces acercando demasiado cerca aquel improvisado lanzallamas a su rostro y dejándolo allí. Hice una mueca y apagué el lanzallamas, noté como Ruth estaba temblando de frío y solté un bufido, aquellas torturas no eran lo que solían ser... Ahora si no había sangre de por medio me aburría enseguida... Así que quizá debería torturarla con algo cortante, sí... La dejé en la bañera y volví a marcharme, fui a la cocina y rebusqué por todas partes tenía que haber alcohol por alguna parte, una botella de whisky... ALGO! Encontré unas cuantas botellas a la mitad y una o dos enteras, las cogí con una sonrisa y las dejé en su habitación junto a la cama donde pasaban desapercibidas, me puse el cuchillo en la boca y volví al baño, la cogí y la llevé a su cama, empapando las sabanas. Dios, estaba helada! Pero algo me decía que no tardaría demasiado en aumentar su temperatura corporal... Yo mismo me encargaría de ello. Me coloqué sobre ella con las rodillas a ambos lados de su cuerpo y las manos a los lados de su cabeza, con el cuchillo aún en mi boca, mordiéndolo, haciéndome sangre en la comisura de los labios. Empecé a reírme al ver su casa y cogí el cuchillo en una mano me incliné y le rompí el sujetador dejando al descubierto sus pechos. Empecé a lamerlos y a morderle los pezones que bajo el contacto de mi lengua y mis dientes empezaron a endurecerse... Me aparté de golpe y empecé a hacerle cortes en la clavícula con el cuchillo, alargué el brazo y cogí una de las botellas, le eché alcohol sobre las heridas y empecé a lamer la sangre mezclada con alcohol, debía de escocer mucho pero a mi me daba igual, sabía deliciosamente bien, le di un trago a la botella y la volví a dejar en su sitio, continué haciéndole cortes cada vez más profundos por todo el torso y poniéndole alcohol sobre ellos, luego los lamía mezclando la sangre con el alcohol y deleitándome con aquel maravilloso sabor. Llegué hasta la venda y se la quité sin cuidado encontrándome con las heridas que yo mismo le había hecho, estaban cicatrizando. Empecé a besarle por el torso, pasando mi lengua hacia abajo, cada vez más y le mordí muy cerca de las heridas que ya tenía hechas, mis labios se quedaron en el borde de su ropa interior y la miré con una sonrisa. Por encima de la ropa interior le di un bocado en la entrepierna haciendo que se sobresaltara y sonreí.

-Tranquila... Eso lo dejaremos para más tarde, preciosa... - le guiñé un ojo y volví a subir por su orso llenandolo de mordiscos. Llegué finalmente a sus labios y los volví a besar con pasión. - Ahora tengo algo entre manos... Y sería una pena dejarlo a medias. - le guiñé un ojo. Me encantaba tenerla atada sin poder moverse, sin poder defenderse, sin poder hacer nada....

Me besó, no tarde mucho en reaccionar, y corresponderle, pero de repente, vi como se iba, me quede quieta, mirando hacia la dirección de donde había desaparecido, cuando me di cuenta por el estruendo y ruido de botellas, y agua, que estaba en el baño que hacia?, después se fue a la cocina, hielo? Para que quería hielo? Me quede mirando como campaba a sus anchas por mi casa, era algo que odiaba, la tranquilidad de mi hogar se veía interrumpida por un muerto y un sádico con ganas de matar y de follar de manera salvaje, mierda! Donde me había metido, desde luego aquello me iba a volver todavía más loca de lo que estaba, por no decir, que estaba planteándome suplicarle que acabara con mi vida, una cosa era el sexo salvaje, y otra que me torturara continuamente, mierda las cuchilladas todavía me dolían, volvió y me tomo en brazos, me desnudo, me quede inquieta entre sus brazos, no me fiaba de él, como iba a fiarme con esa sonrisa que esbozaba, escondí mi rostro en su pecho, no quería sufrir, bastante sufría ya con mis mierdas mentales.

De repente me soltó y me dejo caer en la bañera, estaba helada, me encogí sobre mí misma, emití un pequeño grito y murmure entre dientes -mierda!- después vi su sonrisa me pregunto si estaba fría y solté un gruñido, me removí en el agua, enseguida empecé a tiritar, notando incluso dolor por el agua helada, todos los músculos del cuerpo, se me tensaban, y me dolían y él se divertía, vi como cogía la laca, abrí mucho los ojos, al ver su zippo, no sería capaz.. pensé, encendió la laca, y lo acerco a mi cara, yo me retire como pude, y después me tiro agua helada encima, gemí por la molestia y empecé a tiritar violentamente, siguió haciéndolo durante varias veces, al final, se perdió un sus pensamientos durante unos instantes y se fue, otra vez.

Otra vez vino, con un cuchillo en la boca, cortándose la comisura de sus labios, le mire con los ojos como platos, me cogió y me llevo a mi cama, me dejo allí, y deje todas las sabanas empapadas, notaba mi cuerpo como si fuera a romperse en cualquier momento, ya no sentía dolor, y llegaba a preguntarme si también se había dormido hasta el punto de no sentir placer, se coloco sobre mí, al lado de mi cuerpo el suyo, estaba extremadamente ardiente, si que debía estar helada, seguía tiritando, todavía mostraba el cuchillo en su boca, cogió el cuchillo, y rompió mi sujetador, me quede mirándole con el ceño fruncido, empezó a lamer y morder mis pechos, yo di un suspiro, lo cierto es que poco a poco empezaba a notarlo, el calor de su lengua en mi piel me hacia estremecerme, se aparto y empezó a hacerme cortes, me quede mirándole con cautela, cuando tiro el alcohol sobre mí, me moví bajo el cuchillo, mordiéndome los labios con fuerza, escocía muchísimo, cuando empezó a lamer las heridas, suspire, eso lo aliviaba, cuando llego a la venda, intente incorporarme como podía, cuando las levanto con cuidado, lo mire sin entender nada, empezó a besar mi torso, y mordió muy cerca de las heridas, emití un pequeño gruñido, y después vi como bajaba hacia mi ropa interior, me pego un bocado en mi zona, arquee mi espalda, emitiendo un pequeño ruido de molestia y placer, también de sorpresa pues lo que menos esperaba era que me mordiera allí, volvió a subir y me beso con pasión, después soltó algún que otro comentario, y me queje, odiaba estar tan sometida, y sobre todo, el me sometía como quería, pero estar atada, quizás en otra situación me hubiera excitado muchísimo, pero con todas las heridas que tenía, empezaba hasta a dudarlo, le mire, intentando averiguar que quería hacer ahora…

Ruth se quejaba por todo lo que hacía sin palabras, no le estaba gustando nada de aquello, estaba helada, dolorida y lo que menos le apetecía en el mundo era tenerme allí, torturándola y utilizándola como mi juguetito, aún así... Me daba absolutamente igual porque, en el fondo, ambos sabíamos que había una parte de ella que, por pequeña que fuera, estaba disfrutando aquello y si le estaba encantando. Todo su cuerpo estaba lleno de marcas y la verdad, estaba actuando sobre la amrcha, no tenía nada pensado ni premeditado le hacía lo que me apetecía y cuando me apetecía así que la giré en la cama y la puse boca abajo, cogí el cuchillo y en la espalda le dibujé dos alas de ángel con él de las que empezaron a salir sangre, jdoer, si es que tenía vocación de artista... lamí la sangre con avidez mientras gemía por el sabor de esta, estaba deliciosa y no hacía más que excitarme... Mis manos se deslizaron hacia abajo y se deshicieron de su ropa interior dejando su increíble y perfecto trasero al descubierto. Me mordí el labio inferior y sonreí, de repente había encontrado otra cosa que me apetecía hacer con ella. Sin más, me quité las botas y los pantalones y desde detrás le mordí el cuello con fuerza, joder tenía una fijación especial por los cuellos, los pechos y los traseros de las mujeres... En realidad se podría decir que tenía una fijación especial por las mujeres en general.

-Creo que esto te va a doler un poco... - le susurré al oído mordiendole el lóbulo de la oreja y de nuevo lamí su cuello. Notaba lo excitado que estaba, de hecho, mis boxers tenían un gran bulto que pedía a gritos ser liberado, no tardé demasiado en quitarmelos y antes de nada acaricié los labios de Ruth, con la intención de que lamiera mis dedos. Pensaba utilizar su saliva como libricante pero ella se resistió. Me encogí de hombros y lamí mis dedos llenandolos de saliva, acto seguido y sin cuidado alguno se los introduje en su trasero, notando como se ponía tensa de golpe. - Si no te relajas te dolerá más... Ni siquiera he empezado... - dije intentandor elajarla con mi voz aunque en realidad me daba igual si se relajaba o no, pensaba hacerlo igual.

Moví un poco mi mano dentro de ella, intentando que se acostumbrara a ello pero me desesperé y la saqué rápidamente... Sin duda la paciencia no era una de mis virtudes y en momentos así lo dejaba realmente claro. Me encogí de hombros y sin más la penetré por detrás notando su interior tirante y duro, abriendose a mi paso, un nuevo gritó salió de sus labios mientras salía de ella y volvía a entrar, cada vez la penetraba hasta más profundidad y no pude evitar soltar algún gemido de placer, Ruth seguía oponiendo resistencia y si no se relajaba le iba a doler aún más de lo que le podía estar doliendo y sabía que en cuanto se relajara acabaría sintiendo placer, cosa que yo ya estaba sintiendo. Continué entrando y saliendo de ella mientras me inclicé y volví a lamer la sangre que seguía saliendo de los cortes de su espalda, subí un poco más y empecé a morder su cuello y poco a poco fui aumentando más y más la velocidad, joder necesitaba hacerlo estaba tan excitado que sino iba a explotar.



[OFF: Creo que es hora de poner un +18 en el título, no crees? xD Lo siento Ruthy sabes que te adoro!]

No podía evitar quejarme, no me gustaba lo que estaba haciendo, quizás una parte de mi si le gustaba, pero me dolía todo el cuerpo, y lo que menos quería es que me dejara moribunda de nuevo, aunque pensándolo mejor si acababa conmigo, quizás era más fácil, empezaba a estar muy cansada de todo, demasiado, quizás todo aquello era demasiado para una débil humana, de repente me puso boca abajo en la cama, no podía resistirme pues seguía atada de pies y manos, de repente empezó a dibujar con la hoja del cuchillo algo sobre mi espalda, después empezó a lamer la sangre de debía brotar de las heridas, y empezó a gemir, me moví debajo de él, queriendo que me soltara, aunque sabía que no tenía nada que hacer, que no me iba a soltar, se deshizo de mi ropa interior, dejándome totalmente desnuda, yo pude intuir que quería hacer a continuación y a decir verdad, no.. no me apetecía nada que lo hiciera, note como se quitaba la ropa, aunque no supe si toda o solo alguna cosa, las botas sí, pues resonaron al caer contra el suelo, después note como ponía sus dedos en mis labios, yo los cerré y me resistí a lamerlos o hacer lo que él quisiera, así que los saco.

Me susurro que iba a dolerme un poco, me lamio el cuello, me moví molesta, metió sus dedos en mi trasero sin cuidado ninguno, mi cuerpo se tenso, odiando esa sensación, quizás me hubiera excitado si hubiera sido distinto, pero de aquella manera ni me gustaba, ni podía relajarme, aunque quisiera no podía, me dijo que si no me relajaba me dolería mas, movió su mano en mi ano durante unos instantes, y enseguida se debió cansar pues la sacó, di un pequeño suspiro de alivio, ya no sentía si mano intrusa en aquel lugar, de repente me penetro por detrás, hice un movimiento brusco hacia adelante, y gruñí dolorida, mordí la almohada que tenía frente a mí, hundiendo mi cabeza en ella.

No pude evitar gritar de dolor, mientras entraba y salía de mi interior, como quería, empezó a lamer mi espalda, debía seguir sangrando, porque me escocía, siguió moviéndose de manera salvaje, mordí todavía más fuerte la almohada ahogando los gritos de dolor en ella, note como mis dientes perforaban mi propia lengua, y mi boca se inundaba de sangre, no podía escupirla, por lo que tenía que tragármela como podía, empezaba a faltarme el aire, por primera vez en mi vida, me sentía violada, me sentía asquerosa, y me daba grima que me estuviera tocando, le odiaba con todo mi ser, si alguna vez había disfrutado con él, desde luego se había borrado momentánea o permanentemente de mi memoria, todavía no lo sabía, pero esperaba que así fuera, y ahora deseaba con todo mi ser, que me preguntara otra vez si quería que acabara conmigo pues, le diría que sí sin pensarlo dos veces, jamás había sentido tanto dolor aunque en realidad, me sentía mal conmigo misma por llegar a esos extremos…

Escuchaba sus gritos ahogados por la almohada, que me ponían aún más que el hecho de estar violándola de aquella manera, me movía dentro de ella rápidamente, sintiendo como se resistía a mi, a aquella invasión que estaba sufriendo su cuerpo por parte del mio. Yo, por el contrario, estaba excitado y me lo estaba pasando de lo lindo recorriendo su cuerpo con mis manos y besándola y mordiéndola por cualquier rincón donde mis labios se posaran... La verdad era que podía acostumbrarme a aquello, no al hecho de violar y torturar cosa a la que estaba más que acostumbrado sino a ella. A ir a visitarla, a pasármelo bien con ella (al menos yo)... Quizá no era tan mala idea después de todo haberla dejado con vida, al menos la tendría como mi juguete sexual particular, mi mascota... Oh, dios que bien sonaba eso... Oh, dios estaba llegando al clímax! Noté como descendía el cosquilleo de placer y aceleré con fuerza mis movimientos soltando gruñidos, que al final se convirtieron en un ronco y ahogado gemido de placer cuando me corrí dentro de ella. Permanecí un momento más dentro y acto seguido salí de ella. Volví a girarla hacia mi y le desaté las piernas, estaría demasiado cansada y dolorida como para atacarme aunque si lo hacía... Bueno sería mejor que no lo hiciera o lo acabaría pagando. La besé con pasión, notando como ya no correspondía mis besos y desaté sus manos. La miré con una enigmática sonrisa y le mordí el labio inferior.

-¿A qué viene esa cara tan larga? - pregunté con un tono alegre y extraño, que casi sonó inocente, como si acabáramos de jugar al parchís. - Oh... ¿No hace demasiado calor aquí? - me quité la camiseta y por fin estuvimos en igualdad de condiciones, ambos completamente desnudos, me tumbé su lado y empecé a recorrer su cuerpo con mis dedos lentamente. - Y bien... ¿Qué te apetece hacer ahora? Por una vez... te dejaré elegir... - sonreí. Solo haríamos lo que ella quería si a mi me gustaba o me parecía bien. - Oh, tengo una idea!

No dije nada más y la dejé allí sola, tumbada en la cama, desnuda, recién violada y desatada. Mientras tanto yo volví al salón, con mi amigo el muerto. Lo miré bien y sonreí, la verdad es que se parecía demasiado a Tommy... Era una versión más joven y mal hecha de él, con su pelo castaño y sus ojos marrones, aquella expresión de inocencia y aquellas ganas de probar cosas nuevas y llevarlo siempre todo al límite... Sonreí mientras descuartizaba al muerto con mis propias manos manchándome a mi mismo y toda la casa de sangre. Aún recordaba como llamaban a Nikki y a Tommy.... Los Terror Twins... ¿ Encontraría yo a alguien como yo? Lo dudaba pero, de momento, lo más parecido a ello que había encontrado había sido la tal Amanda... Joder aún recuerdo aquella noche que tuvo de todo: Sexo, alcohol, muertes, sangre y mucho más sexo y mucha más sangre... Había sido perfecto. Si... Volvería a verla y volveríamos a pasar una noche como aquella, eso por descontado. Ahora me dediqué a esconder partes del muerto por toda la casa y una vez acabé me encogí de hombros, con una sonrisa maliciosa y volví junto a Ruth me puse de nuevo sobre ella en la cama, que seguía exactamente en la misma posición que antes cosa que me extrañó pero... Me daba absolutamente igual porque yo me lo estaba pasando en grande!

-Ya me he deshecho del cuerpo... - mentí pensando en la cara que pondría cuando su casa empezara a oler y encontrara las partes del muerto por toda su casa, aunque yo estaba manchado de sangre y en cierto modo eso hacía creíble mi historia... O no... - Ahora ya podemos seguir divirtiéndonos. - le guiñé un ojo y mis manos se deslizaron a su entrepierna, empezando a acariciar su clítoris y a masturbarla sin perder el tiempo...

Al final se corrió dentro de mí lo cual no me dio ninguna satisfacción, me giro y pude ver fugazmente la almohada llena de sangre, me desató las piernas, las estire dolorida, y después me desato las manos, llenas de marcas rojas por las ataduras, me besó con pasión pero yo no le mire a los ojos ni siquiera, le correspondí, cuando acabo volví a mirarle él me miro con una sonrisa enigmática, y mordió mi labio inferior, me pregunto a que venía mi cara larga, le mire asqueada, como si no lo supiera, después murmuro o se pregunto a sí mismo, si no hacía calor, se quito la camiseta, se tumbó a mi lado y empezó a recorrer mi cuerpo con sus dedos, me dijo que haríamos lo que yo quisiera, vamos una mentira, o mejor dicho él solito seguro que escogía, y como si no hubiera pensado nada, dijo que tenía una idea, salió de la habitación, me encogí sobre mi misma durante un instante para después volver a la misma posición, que anteriormente, me quede mirando el techo sin ninguna expresión en la cara, simplemente jamás había pensado que llegaría a una situación similar, y dolía, sobre todo, me dolía, por mi orgullo, y la fuerza que solía tener siempre, que parecía haberse desvanecido de una manera extrañamente rápida, escuche ruidos por las otras salas de la casa, pero hice caso omiso.

Volvió y se puso de nuevo sobre mí, en la cama, estaba totalmente salpicado de sangre, trague saliva, aquello me asqueaba y no podía evitarlo, él me asqueaba ahora, dijo que se había deshecho de cuerpo, yo me encogí de hombros, mas lejos de creerme lo que me decía, volví a mirar hacia otro punto de la habitación, después dijo que podíamos seguir divirtiéndonos, bueno mejor dicho él se divertía, pero bueno no me apetecía replicarle, para que para que me torturara? Lo haría igual, pero bueno, empezó a acariciar mi clítoris y a masturbarme rápidamente, a pesar de todo era mujer, y él sabía bien poco dar placer, cogí con mis manos la suya y le pedí que parara -basta.. porque.. no acabas conmigo..?- pregunte, prácticamente sonó como una súplica, como si le estuviera pidiendo que me matara, no quería volver a sentir placer por él, no quería que mi cuerpo reaccionara ante el suyo, al ver su cara de diversión intente zafarme de él, mordiendo mis labios con fuerza, notando como las lagrimas amenazaban en salir de mis ojos, susurre -Te odio…- me gire sin importarme lo que hiciera y me encogí sobre mí misma, me era igual que se enfadara, que me matará que me torturara.. ahora me daba asco, y seguramente le sería igual que yo le odiara, no tenia corazón, ni siquiera debía sentir algo que no fuera diversión por el sadismo y placer por el sexo..

Ruth no me miraba, de hecho, apartaba siempre la mirada y evitaba todo tipo de contacto visual. Me estaba divirtiendo muchísimo con aquello y cuando empecé a masturbarla noté como se resistía (aunque no demasiado, la verdad...), intentaba escaparse del contacto con mi piel, se mordía el labio inferior, estaba a punto de echarse a llorar y se la veía débil, pero sobretodo, frágil. Todo lo que tenía, aquello que en su momento me pareció sexy, provocativo y quizá especial se había desvanecido, antes mostraba su fuerza y no le tenía miedo a nada, de hecho, no me tenía miedo a mi.... Y aunque ahora tampoco me lo tuviera no era lo mismo así que se me pasó por la cabeza matarla y deshacerme de ella d una vez por todas pero... Quizá eso fuera mejor para ella. Así que primero acabaría lo que tenía entre manos y después ya vería lo que hacía... Me pidió, me rogó que parara, me preguntó que por qué no acababa con ella y no le contesté una macabra sonrisa apareció en mis labios "Porque sería hacerte un favor muy grande..." pensé. Continué acariciando su clítoris, y masturbandola, aunque ella no quisiera, su cuerpo reaccionaba ante mis caricias, que se habían vuelto algo más suaves y delicadas, solo por el hecho de saber que ella odiaba aquello. Entonces fue cuando me dijo que me odiaba una amplia sonrisa victoriosa se formó en mis labios y ella de golpe se giró, encogiéndose sobre si misma y haciendo que sacara mi mano de ella. De nuevo, volviendo a mi característica violencia y brusquedad la puse boca arriba como pude y sonreí.

-Vamos... Si lo estás deseando... Tú y yo lo sabemos... - me incliné y empecé a lamer su cuerpo con cuidado a besarlo y, sin poder evitarlo, a darle mordiscos en ciertas zonas. Cogí sus pechos y los apreté una y otra vez masajeándolos, luego le mordí los pezones mientras notaba como su respiración se empezaba a agitar. Deslicé mi lengua por su cuello y le mordí el lóbulo de la oreja antes de susurrarle: - Puedes odiarme todo lo que quieras, no serás la primera ni la última, pero te aconsejo al menos que te dejes llevar y lo disfrutes... Sino... Solo tendrá gracia para mi. - me encogí de hombros y sonreí de forma inocente.

Descendí lentamente por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna y empecé a lamer su sexo con avidez mientras volvía a introducir mi mano en ella, moviendola a un ritmo lento y acompasado que era como el de mi lengua y que, poco a poco iba aumentando. Cuando el ritmo fue bastante rápido aparté mi lengua y saqué mi mano de ella y notando mi pene endurecido y listo la penetré con fuerza y empecé a moverme dentro de ella más salvajemente y más rápidamente que antes...

Le había suplicado que acabara conmigo, pero más lejos de atender mis deseos, él se estaba divirtiendo en gran medida, lógico porque iba a parar ahora, seguía acariciándome hasta que me gire bruscamente, en efecto lo peor era que mi cuerpo le deseaba y cada vez que me tocaba mi mente se desconectaba, mejor para mi salud mental y para mi lógica, que poco a poco parecía desaparecer, me gire de golpe, pensaba que me iba a costar, pero no fue así, el pareció quedarse sorprendido durante un momento, pero justo unos segundos después, me volteó violentamente y me sonrió, me quede mirándole con asco.

Dijo que lo estaba deseando que ambos lo sabíamos, quise escupirle, quise matarle, por todo lo que estaba haciendo, pero en el fondo, tenía razón, empezó a lamer mi cuerpo, a besarlo, lo hacía con cierto cuidado, cosa que me pareció de lo más extraña, incluso mordió varias zonas de mi cuerpo, el cual empezaba a calentarse aunque yo quisiera pararlo de todas las maneras posibles, lo dicho mi lógica ya apenas era patente en mi mente, tomo mis pechos y empezó a masajearlos, también mordió mis pezones, mi respiración empezó a entrecortarse y a volverse más acelerada, conforme seguía tocando mi cuerpo, paso su lengua por mi cuello y me mordió el lóbulo de la oreja para después susurrarme, volvió a sonreírme de manera inocente, que poca inocencia tenia… pero aún así sus caras solían ser muy realistas, volvió a descender sus labios por mi cuerpo cuando llego a mi entrepierna, me cogí a las sabanas, cuando empezó a lamer con avidez mi sexo, incluso introdujo su mano en mi, moviéndola lentamente, y aumentando la velocidad poco a poco, arquee un poco la espalda, no podía mas, debía dejarme llevar o explotaría, de repente metió su pene en mi con fuerza, aquello fue la gota que colmo el vaso, notarle tan duro en mi interior, me hizo gemir de manera estridente, incluso a mi misma me dolieron los oídos al escucharme, empezó a moverse con rapidez y salvajismo, alargue mi mano y la puse en su cara, justo después le abofetee con toda la fuerza de la que fui capaz de sacar, e inmediatamente, le obligue a acercarse a mí y empecé a besarle con lujuria, chocando mi lengua con la suya, y mordiéndola violentamente, haciendo un cambio de actitud radical, como si ya no fuera la misma persona, es mas dudaba hasta que mi parte lógica volviera después de aquello…

Noté como de repente su actitud cambió, con sus manos agarradas a las sábanas empezó a gemir mientras yo la penetraba con violencia y me movía dentro de ella cada vez más rápido, aquello le estaba gustando y lo había estado deseando, su cuerpo me lo había pedido y yo, sin pensármelo dos veces, se lo había dado. Noté como su cuerpo empezaba a moverse contra el mio, y entonces acarició mi rostro, dejó su mano ahí un momento y de golpe, me abofeteó, cruzándome la cara completamente. Empecé a reírme de manera estridente en aquel preciso momento además de embestirle con mucha más fuerza de lo normal y entonces me agarró por el pelo y me acercó a ella con violencia besándome de una forma salvaje, ni ella misma parecía creerse que estuviera actuando de tal manera conmigo, pero yo sonreía con maldad, en el fondo todos somos animales... Nos regimos por nuestros instintos más básicos y en aquel momento acababa de demostrarlo, ella decía que me odiaba y aún así cuando separé mis labios de los suyos y mordí su cuello empezó a gemir sin cesar. Me abracé a ella clavándole mis uñas mientra lamía su cuello y lo mordía con fuerza, haciéndole sangre y pronto noté sus dientes en mi propio cuello, me hizo gemir con aquel mordisco y entonces noté como nuestros cuerpos cada vez se movían más y más rápidos, juntos, acompasados a punto de llegar al clímax y entonces lo noté arañé su cuerpo la mordí, la besé, le hice todo lo ge pude antes de escuchar su gemido y un poco después el mio, terminé corriéndome dentro de ella y me puse a besar y a lamer sus pechos sin siquiera salir de ella, notando su calidez envolviendo mi pene. Salí de ella sin más y cogí el cuchillo que descansaba en la mesita de noche lo lamí y la miré. No sabía que más podía hacerle pero... No quería cansarme de ella demasiado rápido porque entonces terminaría matándola y adiós a la diversión...

-¿Ves? Yo tenía razón.... Lo estabas deseando... - dije lamiendole la cara y dejandole restos de mi sangre en ella, estaba intentando recuperar el aliento, sudaba y las sábanas estaban mojadas y manchadas de sangre. - Quiero que me eches de menos así que... - la atraje hacia mi y la besé con pasión, metiendole la lengua hasta el fondo de la boca y dejándola sin aliento. Me separé de golpe de ella y la miré con una amplia sonrisa en los labios. - Por hoy creo que has tenido suficiente, además... ¿Acaso crees que eres la única a la que quiero torturar esta noche? - pregunté con una sonrisa juguetona. - Aunque si quieres que me quede... Solo tienes que pedirlo.

Pensaba que le entrarían ganas de matarme cuando le abofetee con todas mis fuerzas, que muchas no eran, pero en vez de eso, se puso a reír de manera estridente, en fin igual le hacía gracia y todo, pero le había girado completamente la cara, y me sentía un poco mejor, después de besarle con salvajismo, nos empezamos a mover muchísimo más rápido que antes, como si fuéramos unos animales, beso mi cuello y lo mordió, haciéndome gemir desesperadamente, aunque quisiera reprimirme, ya no había manera, además mi cuerpo le deseaba y mi conciencia se había apagado, ahora mi cuerpo era el único motor, que me llevaba y no me importaba el dolor que pudiera hacerme pasar, era como si ya no lo sintiera, además estaba concentrado en llegar al clímax, llevé mis labios a su cuello y lo mordí con fuerza, finalmente llegamos prácticamente a la misma vez, el gimió esta vez, había llegado antes que yo, aquello me resulto gracioso, claro que el ya se había divertido bastante torturándome, y se había puesto a mil solito, al ver hacerme lo que le había dado la real gana, cosa que no había podido evitar, y la verdad ahora no quería, sentía como si fuera una adicta a su cuerpo, o al sexo, y necesitara más y más y más, y no pudiera parar ni un segundo, el hilo del que pendía mi cordura, se había quebrado y ahora parecía que era un animal en celo, con ganas solo de sexo… después de acabar se puso a besar y a lamer mis senos, cosa que agradecí, porque me encantaba, y gemí de nuevo, pero justo después salió de mí y cogió de nuevo el cuchillo, me dijo si lo veía y que lo estaba deseando, no dije nada me limite a mirarlo, mientras trataba de recuperar el aliento, que se había desvanecido y ahora me acordaba de nuevo de que debía respirar para seguir viviendo, que cómico… después dijo que quería que le echara de menos, no entendí porque lo decía, me movió hacía él y me beso con pasión, cosa que correspondí con sumo gusto, jugueteando con su lengua de manera salvaje otra vez, pero esta vez él, metió su lengua hasta el fondo de mi boca, impidiéndome, respirar, de repente se separo me quede vagamente aturdida, y le mire, como sonreía ampliamente, me dijo que creía que ya tenía suficiente por hoy, y me pregunto si creía que era la única a la que quería torturar, le mire y me encogí de hombros a la misma vez que negaba con la cabeza, es decir que sabía que no, que seguramente se dedicaba a ir torturando a quien le daba la gana y cuando le daba la gana, y a la vez ni lo sabía ni me importaba demasiado, me miro con una sonrisa juguetona, me puse sobre mis rodillas, y me acerque un poco cuando dijo que si quería que se quedara solo tenía que pedirlo, en realidad me debatía interiormente, porque quería más, pero me temía que si le decía que se quedara, no lo haría, porque ya me había dado cuenta, de que no le gustaba acatar los deseos de los demás, solo los suyos, y eso me hacia debatir, que si le dejaba ver que quería mas seguramente se iría, alargue mi mano y lo cogí de la nuca, besándole con lujuria, obligándole a abrir la boca, y metiendo mi lengua en ella con violencia, mientras que después me separaba y le miraba con rabia -Te diga lo que te diga, vas a hacer lo que quieras- me encogí de hombros mi mano todavía seguía en su nuca, la arañe y lo empuje hacia atrás con fuerza, después me senté en la cama alejándome de él, esperando que hiciera lo que quisiera.

Ruth se puso de rodillas sobre la cama mientras me miraba, notaba la rabia en su mirada porque ella misma se había dado cuenta de que no podía luchar contra mi, de hecho, su cuerpo le pedía más. No respondió a mi pregunta y estaba seguro de que no lo haría, era demasiado orgullosa como para reconocer que quería que me quedara pero... Hacía falta ser un completo inútil como para no darse cuenta de algo tan obvio como aquello, sobretodo cuando me cogió por la nuca y me besó de nuevo con pasión y violencia, haciendo que separara mis labios para que pudiera meter su lengua en mi boca. Se separó de mi de repente y me miró con odio y con rabia, notaba todos aquellos sentimientos contra mi persona y sonreía ampliamente por ello, me daban ganas de decirle "Oh, yo también te quiero", la verdad me hubiese gustado ver que me hacía después de soltarle aquello pero estaba seguro de que terminaría decepcionandome. Entonces soltó aquella frasecita que me hizo sonreír aún más, Oh, era tan obvio que quería que me quedara... Pero... ¿No decía que me odiaba? Me encantaba. Se encogió de hombros y me arañó en la nuca, me echó hacia atrás y se sentó en la cama todo lo lejos de mi que pudo... Vaya, vaya... Tenía que reconocer que aquello me daba ganas de quedarme pero sabía que aquello era hacerle un favor y, además, tenía mono de sangre de demonio... Mi cuerpo empezaba a debilitarse y necesitaba sentir aquella fuerza dentro de mi.Gateé por la cama con el cuchillo en mis manos y me abracé a ella por detrás apoyando mi cabeza en su hombro, empecé a lamerle el cuello y con mi mano libre le separé las piernas y empecé a acariciarle el clítoris de nuevo con rapidez mientras besaba y mordía su cuello y en el momento menos oportuno, cuando ella había empezado a abandonarse aquello cogí el cuchillo por la hoja, cortándome y la penetré con el mango que era bastante largo y ancho. Empecé a moverlo dentro de ella que por un momento temía que le cortara pero la sangre que allí había era simplemente la mía, al final se dejó llevar y con mi otra mano acaricié su clítoris mientras la penetraba una y otra vez y ella terminó gimiendo. Lamí su cuello hasta llegar a su oreja y le mordí el lóbulo.

-Algo me dice que ya no me odias tanto... - sonreí y volví a hablar. - Tranquila que ahora viene lo mejor...

Saqué el cuchillo de dentro de ella y lo arrojé lejos, mi otra mano seguía en su clítoris y de un salto bajé de la cama y me puse de rodillas frente a ella, a la altura de su entrepierna manchada con mi sangre, entonces empecé a lamer su sexo con avidez notando como se humedecía con el contacto de mi lengua, me aseguré de lamer toda mi sangre y hacer que, de alguna manera, volviera a mi cuerpo entonces, de nuevo y sin apartar mi lengua introduje mi mano dentro de ella y me empecé a mover rápidamente, esta vez si se corría, quería saborearlo... Y por como estaban yendo las cosas no parecía que fuera a tardar demasiado...

Estaba seguro de que con todo lo que le estaba haciendo no podría olvidarme tan fácilmente, incluso se me pasó por la cabeza volver a visitarla, ser su peor pesadilla personificada, torturarla, darle placer y hacer que me odiara y me amara a la vez... Joder, sonaba tan bien. Sí, sin duda no me vendría nada mal tener una mascota como ella. Continué lamiendo su clítoris a una velocidad realmente rápida mientras mi mano entera entraba y salía de ella rápidamente, estaba empapada con sus fluidos y no pude evitar sonreír cuando se dejó caer sobre la cama y empezó a agarrar las sabanas con fuerza mientra gemía, si aquello era música para mis oídos y además... Significaba que pronto llegaría al clímax. Me esmeré, me empleé a fondo y, al final, mi empeño por hacer que sintiera más placer que en toda su vida, dio sus frutos. Cuando escuché aquel brutal gemido salir de sus labios sonreí y empecé a darle lametones por toda su zona,d e arriba a abajo, cada vez más rápido y entonces se corrió, lamí sus fluidos, notando sabor en mi boca, y le mordí en las ingles con fuerza subí por su cuerpo besándolo y lamiéndolo hasta ponerme sobre ella y agarrarle de las muñecas. La besé con pasión metiendole la lengua hasta el fondo, haciendo que ella misma notara su propio sabor en su boca y me separé de ella sin más, dejando que recuperara el aliento. Me levanté y me puse los boxers y los pantalones de cuero. Cogí las botas y me las colgué a la espalda, entonces me acerqué a ella y le besé en los labios antes de morderle en el cuello y saborear su sangre una vez más, ella aún estaba intentando recuperar el aliento, respirando entrecortadamente sobre la cama.

-Espero que te lo hayas pasado bien, preciosa... - le guiñé un ojo. - No te preocupes, esto no es un adiós... - esbocé una media sonrisa macabra y empecé a caminar directo a la puerta, cuando llegué a ella me giré. - Volveré...

Y sin más salí de allí, dejándola desnuda sobre la cama, cuyas sabanas estaban mojadas, manchadas de sangre y llenas de nuestros fluidos corporales... Vaya, vaya, al final no me lo había pasado nada mal. Me fui de allí con una sonrisa en los labios, pensando en la cara que pondría cuando encotnrara los trocitos escondidos por toda su casa de aquel chico, oh, me encantaría verlo... Pero aquella noche tenía mejores cosas que hacer, tenía pensado beber sangre de demonio y quizá masacrar a algunas monjas o quemar alguna iglesia, oh, dios... Que bien me sentía así, con el control total de aquel increíble cuerpo. Por fin era libre... Y me encantaba!