Exorcismo final (Varios)

¡Si alguien quiere cambiar su posición, que avise pero creo que es la mejor manera!

- 1º Shady Vengeance
- 2º Jake Tayler
- 3º Sam Winchester
- 4º Lestat
- 5º Synyster Gates


Había pasado mas de un mes desde que había recibido la paliza de aquellos dos demonios con los que me había encontrado en el cine. Desde entonces Jake había pasado muy poco tiempo por mi casa y ese tiempo solo lo pasaba pendiente de que mi vida no corriera ningún peligro aparente aunque yo, no hiciera mas que buscarlos por todos los lados.
No habíamos tenido conversaciones muy intensas, y no le había contado las múltiples amistades que había hecho... bastante "curiosas", pero no creía necesario que tuviera que protegerme de ellos.

Esa tarde llego Jake algo decidido y con bastantes nervios. Le vi entrar con algunas cosas metidas en una mochila y dejar caer la misma en la mesa del salón mirándome con el ceño fruncido.
- Buenas Jake, ¿que pasa?
Dije mirándole de la misma manera... Sabia que pasaba algo pero no podría imaginar que hoy era el día que mas había esperado desde que había sabido que mi hermana estaba poseída por ese maldito demonio. Suspire y me deje caer en la mesa a su lado mentalizandome de ese hecho.

Lo haríamos hoy, liberaríamos a mi hermana del demonio esa misma noche con la ayuda del otro cazador que se había prestado a hacerlo. Sin esperar ni un minuto mas, peine un poco con los dedos mi pelo y prepare algo rápido para comer ambos. Un nudo en el estomago se había puesto desde que el había aparecido y ninguno pronunciamos palabra durante la "cena"
Me enfunde en unos vaqueros desgastados y rajados. Salí de mi loft tras de Jake lanzandole las llaves de mi moto y saliendo disparados para el bosque.

Pronto llegamos y nos adentramos en una zona oscura pero algo desolada de arboles. Comenzó a pintar algo en el suelo con un spray de color blanco y yo me cruce de brazos mirando a todos lados esperando ver alguna silueta y temblando de miedo por la situación.

Comencé a hacer trampas para demonios por todas partes, algunas eran muy vistosas y otras no tanto. No me quería arriesgar, cuantas más hubiera mejor. Shady parecía un tanto nerviosa y es que era normal después de todo, no solo la vida de su hermana corría peligro sino la de ella también.

-Sam, tiene que estar al llegar-dije mirando la hora de mi reloj- ¿estás bien?-le pregunté a ella aunque ya sabía la respuesta.

Me senté en la tierra, al pie de un árbol, con la escopeta en mano, no me gustaba separarme demasiado de ella. A pesar de que no sirviera de mucha ayuda.

Mi cabeza comenzó a divagar. Nicole había sido muy importante para mí y me preocupaba verdaderamente que este pudiera ser su final. Intenté quitarme esa idea de la cabeza, tenía que confiar en que todo saldría bien. Por un momento, me entraron ganas de abrazar a Shady, que se hallaba de pie junto al árbol incapaz de sentarse. ¿Pero era a ella a quién realmente tenía ganas de abrazar en ese momento? Verdaderamente, estaba confundido.

De repente, la maleza se movió entre la penumbra y unos pasos nos alertaron. Me puse en pie y me preparé para lo peor. Para nuestra sorpresa, se trataba de Sam y no pudimos reprimir un suspiro de alivio.

El momento había llegado. Llevaba cerca de un mes planeándolo, tratando de hallar la mejor manera de exorcizar a Nicole sin que ella resultase dañada. Sabía, por supuesto, que la forma más segura era empleando mis poderes demoníacos, pero esa vía la había descartado por completo. Lo haría como siempre se había hecho, con el apoyo de Jake y tal vez el de Shady, y lograríamos salvar a Nicole.

Avisé a Jake del lugar y el momento, indicándole los preparativos clave por si acaso yo llegaba tarde o cualquier cosa sucedía. Estaba preocupado por él y por lo que podía pasarle, sobre todo teniendo en cuenta lo que ahora sabía tras la charla con Lestat. Tarde o temprano tendría que avisarle, ayudarle a protegerse y a esconderse para siempre, porque para él ya no habría tregua nunca más. No ahora que los demonios habían fijado en él su mira.

Pero para esa conversación ya habría tiempo más tarde. Tenía que mantenerme concentrado en Lestat, y mantenerles a ellos centrados también. Hablaríamos cuando todo hubiese pasado, y ya veríamos lo que se podría hacer por él y por su destino. Ya cruzaríamos ese puente cuando llegase el momento.

Me dirigí al punto de encuentro con todos los materiales preparados y la mente fija en la idea de salvar a Nicole. Cuando llegué, Shady, la hermana, y él, ya estaban esperándome allí. Estaban tensos e inquietos, y no pudieron reprimir un suspiro de alivio cuando me vieron atravesar la maleza. ¿Se habrían pensado que era el demonio?

-¿Cómo estáis? -pregunté, mirándoles a ambos.- ¿Habéis empezado ya?

Llegue al final, donde se suponía que iban a darle fin a Lestat. Largue un suspiro, puesto que me gustaba su compañía pero... Nicole era mucho mejor compañía que ella, o el, no sabía muy bien como describir a los demonios.

Simplemente me escondí tras un arbol a observar como la...¿ Desposeían?

Estreché la mano de Sam y contesté a su pregunta:

-Estamos bien, esto está casi listo, falta el toque Winchester-guiñé un ojo.

Entonces Shady se me acercó de forma muy curiosa y me susurró algo al oído. La pregunta me desconcertó, ¿realmente se había preocupado por mí todo este tiempo? Pensaba que la distancia había sido suficiente para marcar nuestras diferencias, para aclararnos un poco. Estaba claro que igualmente había algo en nosotros que nos atraía. Descarté ese último pensamiento de mi cabeza, no era momento de venirse abajo ahora que parecía haberlo superado. Después de la gran discusión quise dejarla libre y dejar de atosigarla pues, eso me pareció que pedía a gritos. No pensé que nunca llegaría a preocuparse por mi paradero.

Lo pensé mucho antes de contestar. Realmente quería hacerme el interesante y dejarle con la curiosidad para hacerme el misterioso. Mi orgullo siempre me podía, pero en esta ocasión no quise buscarme problemas pues ya habíamos tenido suficiente en la bronca anterior como para generar otra. Además, no era momento de discusiones.

-Fui a hacer un encargo a Inglaterra, el caso me llevó más tiempo del esperado-dije en voz baja, aunque lo suficientemente alto como para que Sam nos escuchara. Al fin y al cabo no había nada que ocultar. No obstante, a él no pareció importarle, pues estaba bastante concentrado en las trampas que yo había dibujado.

Suspiré profundamente para relajarme, mientras esperaba su respuesta.

Ella parecía estar dispuesta a sacarme toda la información posible. Su última pregunta me intrigó, ¿realmente le preocupaba que volviera a aquel lugar?

-En principio no, a menos que salga algún otro caso. Solo tuve que resolver un sucio asunto de vampiros. Voy a quedarme un tiempo a resolver los problemas de Townhidden y los míos propios antes de buscar en otro sitio.

Ahora le habría preguntado el por qué de su pregunta, pero eso solo generaría más preguntas y controversias. No estaba dispuesto a entrar en un debate, así que; me limité a contestar sin dar demasiados rodeos.

Sam parecía estar analizando aún todas mis trampas, estaba claro que no quería ver ningún fallo. Probablemente tuviera algún plan para deshacerse del maldito demonio pero siempre había que tener más de un as en la manga, sólo por si a caso.

Ambos parecieron algo aliviados al verme aparecer, pero me dio la sensación de que había una cierta tensión entre ambos, como un asunto aún pendiente o sin resolver. Daba igual, no era cosa mía. Yo estaba allí para exorcizar a Lestat, salvar a Nicole...y contarle a Jake que su vida se había arruinado por completo, ya para siempre.

-Me alegro... Le echaré un ojo a esto y entonces podremos empezar -dije, con una sonrisa algo forzada, tras darle un par de besos a Shady y estrechar la mano de Jake.

Ella le preguntó algo en un susurro, así que yo me puse manos a la obra con la revisión de las trampas para darles intimidad. Obviamente no querían que yo me enterase de nada de lo que iban a hablar, por lo menos en el caso de Shady, así que no iba a incomodarles quedándome rondando a su alrededor. Me encaminé a la zona más alejada de todas, para repasar los trazos más débiles de cada trampa, comprobar que todo estaba en su lugar y dispuesto para el momento que se avecinaba.

Todo debía estar al milímetro si queríamos que aquello saliese bien pasase lo que pasase. Por supuesto que iba a salvar a Nicole, pero en caso de que no fuese posible, por cualquier causa, al menos iba a asegurarme de que Jake y Shady salían ilesos de aquel lugar. Por ello, también iba a revisar las reservas de agua bendita, sal y demás productos contra demonios al acabar con aquello.

De pronto, sentí una mano apoyándose sobre mis hombros, y a continuación vi cómo Shady se agachaba a mi lado. Al parecer, ella y Jake se habían ido acerando poco a poco a mi posición. Alcé la cabeza hacia ambos, para comprobar si ya habían terminado de discutir.

-Por lo que veo, todo está en orden. ¿Tenéis suficiente agua bendita y sal? -pregunté, incorporándome poco a poco.

Los miraba a todos ellos con los ojos bien abiertos...¿¿A que esperaban, por que no actuaban de una maldita vez?? Me estaban poniendo de los nervios. Espere un poco mas paciente y calmado tras un árbol, mas bien sobre la rama superior de esta, observándolos detenidamente cada paso y movimiento que daban.

El modo en el que Shady se tomó mi respuesta no me extrañó en absoluto, notaba cierta preocupación en su interior, pero no era por mí o por mi paradero exactamente. Parecía estar dándole vueltas a otro tema, así que se limitó a mirar como Sam comenzaba el ritual. Quizá se tratara de su hermana, ¿realmente estaba preocupada por ella o por otra cosa? Fuera lo que fuera, ambos sabíamos que la relación que tuvimos se había quedado muy atrás y que el tiempo la había enfriado. Probablemente lo mismo me pasara a con Nicole. ¿Qué iba a decirle si despertaba? Se acordaría de mí…

Miré a Sam apesadumbrado y apreté la mandíbula algo enfadado. No quería saber que pasaría a continuación… realmente, me daba miedo…

La tensión casi se palpaba en el ambiente, el nerviosismo por lo que estábamos a punto de hacer y los intereses de las diferentes partes se hacían patentes en cada gesto y en cada miradas. Y la incertidumbre, las dudas de si aquello iba a salir bien o mal, el miedo a que algo no marchase como debía y que todo se complicase, corría por el interior de cada uno. Especialmente por el mío: a pesar de que no era la primera vez que hacía algo semejante, que probablemente era quien más experiencia en esta clase de cosas de todos los presentes, no podía evitar sentir aquel pánico que me atenazaba por dentro. Miedo a traicionarme a mí mismo, a no ser capaz de hacer lo que debía, a dejarme llevar por aquellos poderes y emplearlos; miedo a no ser lo suficientemente hábil como para impedir que Lestat matase a Nicole antes de salir de su cuerpo, a no poder salvarla ni siquiera a ella. Miedo a decirle la verdad a Jake. A destruir su vida de una vez por todas, al igual que había destruido cientos de vidas y esperanzas con todo aquello del Apocalipsis. Miedo a mí mismo.

Se agazaparon, cada uno a un lado y un par de pasos por detrás de mí. Listos para enfrentarse a lo que estaba a punto de pasar, y al mismo tiempo aterrados de que pasase.

-¿Listos? -pregunté.- Ya es hora de que empecemos. No os preocupéis, todo va a salir bien -prometí; pero la triste realidad era que no sabía si estaba mintiendo o no.

Cogí aire profundamente y traté de serenarme. Todo iba a salir bien...Tomé el libro de invocaciones y lo sostuve frente a mí, mientras recitaba las palabras que atraerían a Lestat al centro de aquella trampa.

No tardó en hacer efecto el ritual de invocación pues cuando Sam apenas había terminado las últimas palabras, Lestar apareció ante nosotros con expresión confusa.

Me acerqué al demonio con la mirada fija en sus ojos y apreté los puños con fuerza intentando frenar mis impulsos.

Lestat se percató de mi presencia y enseguida mostró su más rebelde sonrisa. Sabía perfectamente porqué estábamos allí reunidos y no parecía importarle lo más mínimo.

-Vamos a acabar con esto de una vez por todas-mascullé.

Entonces, comencé a recitar las palabras que había aprendido de memoria, aprovechando que el demonio había aparecido sobre la trampa. No podía esperar ni un segundo más:

“Regna terrae, cantate Deo,
psallite Domino, Tribuite virtutem Deo.
Exorcizamus te,
omnis immundus spiritus,
omnis satanica potestas…”

La invocación había funcionado. Segundos antes de que Lestat hiciese acto de presencia, un fuerte viento se levantó y comenzó a agitar las hojas de los árboles que circundaban el claro. Entonces, en un instante de calma que precede a la tormenta, todo se detuvo y, en medio del silencio imperante, Lestat apareció, encerrado en la trampa que habíamos pintado para él.

Durante unos instantes pareció confuso. Nos miró uno a uno, tratando de reconocer a todos los que estábamos en aquel lugar, y me pregunté si se acordaría de mí. ¿Cuál era el nombre falso que le había dicho? No me acordaba, pero a decir verdad eso daba igual. Íbamos a librarnos de él de una vez por todas, no le íbamos a dar tiempo a decir nada.

Jake se adelantó, poniéndose de frente al demonio que había arruinado su vida y que, aunque él no lo supiese, era el encargado de despejarle el camino a otro demonio más poderoso del cual el chico era el recipiente. Tarde o temprano iba a saberlo, tenía que hablarlo con él en cuanto todo hubiese acabado.

Me uní a sus salmos en latín, continuando con el exorcismo:

Omnis incursio infernalis adversarii,
omnis legio, omnis congregatio et secta diabolica
Ergo perditionis venenum propinare
Vade, satana, inventor et magister omnis fallaciae,
hostis humanae salutis.

En un abrir y cerrar de ojos, habiéndome cogido desprevenido Lestat apareció en medió de su trampa para demonios. Algo sorprendido abrí los ojos como platos. Dibuje una pequeña sonrisa al ver que ella estaba ya allí, y observe como empezaban a exorcizarla.

Entonces, empece a concentrarme en el cuerpo de Nicole, centrándome en que su cuerpo, su mente, su alma fuese mucho mas fuerte que el de Lestat. Deseaba que ella sobreviviese. Si hiciera falta, la devolvería desde el mismísimo infierno.

El exorcismo parecía funcionar correctamente y más aún cuando Sam unió sus fuerzas al rito. Todo parecía ir a la perfección aunque Lestat no dejaba de hacer comentarios extraños que no conseguía entender. ¿Quién vendrá? Realmente no quería saberlo, lo único que importaba ahora era intentar salvar a Nicole.

Entonces, en cuestión de segundos Lestat se clavó un puñal en el vientre haciendo que la sangre se derramara. Yo me quedé pálido e incapaz de reaccionar en ese momento. Sam completó el exorcismo y Lestat abandonó su cuerpo. La adrenalina recorrió mi cuerpo cuando la vi caer de rodillas y acudí a agarrarla con mis brazos antes de que acabara en el suelo. Por instinto, puse mi mano sobre su vientre y apreté con fuerza.

-¡Nicole!-grité con todas mis fuerzas.

Shady y Sam estaban tan absortos como yo, ninguno esperábamos esta sorpresa. Realmente no sabíamos qué hacer. Comprobé su estado pero no había señal de vida en su cuerpo, su corazón no latía y su piel estaba muy fría y pálida. ¿Así era como iba a terminar?

Una rabia me invadió por dentro y no pude evitar dar un grito desgarrador al aire.

Todo parecía ir sobre ruedas. Nicole reunía fuerzas en su interior, haciendo que Lestat tuviese realmente miedo. Pero hizo algo que me saco de mis casillas. ¡¡¡¿¿QUE??!!! Grite en mi interior sin ser capaz de reaccionar hasta ver su cuerpo desplomado sobre los brazos de Jake. Actué raudo y rápido y salí de entre los arboles.

Me arrodille al lado de Jake, pasando por completo de Shady y de Sam, no me importaba en lo mas mínimo que fuese lo que quisieran hacer. En este preciso instante lo que mas me alertaba y preocupaba era Nicole. Mire a Jake por unos segundos.

- Aparta, déjame hacerlo a mi.

Le pedí con un tono de preocupación, y sin esperar permiso alguno tome su cuerpo entre mis manos. Coloque una mano en su nuca, y la otra sobre su herida. Con el roce de mis dedos su herida iba despareciendo. La sangre desaparecía, su corazón volvía a latir mucho mas fuerte. Suspire de nuevo aliviado.

Entonces levante la mirada hacia ellos dos, y luego mire a Shady, y dibuje una media sonrisa.

- Esto...¿Hola?

Durante unos segundos mi menté se inundó de un profundo vacío, sin pensamientos. Luego, bruscamente, el pensamiento de nuevo, un temor que me producía escalofríos y un esfuerzo ardiente por comprender mi verdadero estado. Después un vivo afán de caer en la inestabilidad. Entonces, volví en sí cuando me la arrebataron de las manos. Aunque mi mente estaba junto a mi cuerpo, este no podía moverse. Tenía todos los músculos en tensión por el esfuerzo del momento y mis ojos no querían ver lo que estaban viendo.

Ante mí un hombre, que sostenía a Nicole con los brazos como si de ello dependiera su vida. Sin dar crédito a lo que mis ojos veían, enseguida la herida comenzó a recuperarse. Su pálida piel se terció de rosa y su respiración volvió a surgir de sus labios.

¿Estaba viva?

Con una angustia en el corazón miré a aquel extraño hombre. No sabía si estaba agradecido o enfadado por el modo en que me la había arrebatado, pero algo en mi se alegraba de que hubiera venido.

Me levante poco a poco cuando ella me grito como si fuese un insecto, o algo peor. Con Nicole entre brazos baje la mirada hasta sus ojos, y dibuje una pequeña sonrisa. Tome mi sombrero con una mano, colocándoselo sobre su rostro.

"Duerme."

Pensé. Luego alce la mirada hacia Shady.

- Un gracias no vendría mal.

Dije, luego tense mi rostro. La mire unos instantes.

- ¿Nunca pensaste el por que de que no deje que te matase?¿O que no te matase yo mismo?

Pregunte, luego deje que un suspiro saliese de mi boca.

- Me la llevare conmigo, sera lo mejor, para todos... Para vosotros.

Miré la escena desorientado. No conseguía entender nada por más que escuchara. ¿A caso Shady conocía a este hombre? Por lo que veo, me lo había escondido muy bien.

-¿Qué coño está pasando aquí?-sin darme cuenta mi voz se elevó demasiado-, ¿Cómo que te llevas a Nicole, pero quién te crees que eres? ¡Shady! ¿Qué está pasando aquí?

Me levanté del suelo y miré a Sam en busca de respuestas, el no quiso contestar, se encogió de hombros. Probablemente no fuera él el que me tenía que responder, sino Shady. Ella me había estado ocultando algo todo este tiempo.

-¡Tú no te la llevas a ninguna parte!-grité y volví agacharme junto al cuerpo de Nicole para llevármela.