adios.. mon ciel

Los humanos eran los seres mas interesantes que he conocido, desde los mas avaros asta los mas bondadosos, realmente una sínica combinación de personalidades pero al final comprendí que todos tienen un precio…

Por mis viajes por el mundo, había llegado a la conclusión de que estos seres imperfectos era una sínica broma de aquel patético ser que llamaban “Dios” entendía a mi padre, entendía mas de lo que quisiera…

La perfección no existía

Mire la enorme iglesia que se asaba en mi frente, esta noche aria arder en fuego aquel lugar sagrado para muchos ¿Por qué? simplemente por que era divertido, acomode mis ropas para tronar los dedos y aparecer uno de los cigarrillos que tanto me gustaban entre mis dedos..

3:35 de la madrugada

En diez minutos.. el cielo se pintaría de rojo…

-y dios no lo vendrá venir- susurre en una sonrisa siniestra mientras jugaba el cigarrillo, era tiempo de darme a conocer….-

Me aburría quería diversión, y que mejor que salir de copas, después de tomar dos, me aburrí, demasiado idiota suelto, la gente normal me aborrecía, gusto sobre las 3:38 pase por delante de una enorme iglesia, me quede mirando la entrada, que tal si me confesaba al humilde cura? Y después me divertida con él, lo torturaba y mancipaba la casa de dios, no tenía nada en contra de él, pero.. que demonios, me apetecía pasar un buen rato.

Afine el oído y escuche unos pasos en la iglesia, quizás tenía hasta suerte y tenía público, y más gente para torturar, me relamí los labios, llevaba un vestido rojo, ceñido al cuerpo, rojo color sangre, así si me divertía y me manchaba bueno, no se notaría tanto.. almenos así no llamaría la atención, aunque como podía ir deprisa me era igual, porque conseguiría llegar al hotel antes de que nadie se diera cuenta, abrí las enormes puertas de par en par.

detrás de mí las cerré y observe las personas que habían allí, de repente un hombre trajeado, con el típico atuendo de cura, apareció en la parte final de la iglesia, sonreí de manera encantadora, y lentamente me adentre, hacia dentro, pasando por los asientos, y rozándolos con la yema de mis dedos, note que había alguien más allí y le busque con la mirada.

Aquella noche no estaría solo, entre todos esos humanos, algo mejor dicho alguien, me obligo a buscar cierto olor peculiar, observe de reojo el entrar de una bella señorita, a primera vista me hubiese resultado como cualquier humana norma, boba sosa y sin nada que me pudiera interesar realmente no le hubiese echo caso, mas, como si fuera algún tipo de atracción mi mirada no se despego de aquella mujer

Su vestido rojo, su figura, todo, ejercía como imán una sensación
magnética, pronto me coloque a su lado, sentándome en aquella banca y así curve una sonrisa seductora mientras que sacaba uno de lo cigarros que siempre guardaba en mi pantalón para poder prenderlo sin importarme las miradas ajenas –

-¿Sabes por que se inicio la ultima guerra mundial? –Pregunte con suavidad- por una discusión sobre cuantos postes telegráficos le debía Alemania a sus acreedores de guerra ¡postes telegráficos…. Jhumm, hahaha –solté una suave risa seductora- todo es una broma –di mi ultima calda al cigarro y así troné los dedos, las pocas personas que aun nos miraban con mala , explotaron dejando un baño de sangre regadas, todas menos dos la señorita que tenia a mi lado y el padre… que aterrado miraba la escena –

-¿puedo invitarla a divertirse?- pregunte para topar mi mirada con la de ella, sonriendo con un toque seductor- después de todo el color rojo le queda bien

Después de buscar con la mirada la presencia que notaba, finalmente lo encontré, un chico rubio, alto… me miraba, espere y no hice nada, como si lo hubiera visto sin más, desvié mi mirada lentamente para posarla de nuevo en el padre, que miraba el lugar con un extraño presentimiento, fíjate tú que iba a ser listo y todo el pobre diablo.

No tardo mucho en colocarse a mi lado, se sentó en la misma banca, donde yo había decidido observar antes de empezar a jugar, gire lentamente mi rostro para observarle y vi su sonrisa seductora, que yo por mi parte formule, pero la mía era más bien picara, saco un cigarro, y lo prendió, delante de las miradas asombradas, y cabreadas por mancillar, la bonita iglesia con el humo de un cigarro, pues bien queridos, eso no era nada, lo que les esperaba.. aquello sí que era bueno..

De repente me empezó a hablar de la guerra mundial y de su inicio, yo alce una ceja y me acomode en el banco, para poder verle mejor, era verdaderamente un hombre de lo más atractivo, de repente el chico trono sus dedos y las personas que habían en la iglesia explotaron de manera de lo más divertida, me reí con suavidad y al ver la mirada de pánico del pobre padre, relamí mis labios.

Cuando me dijo si podía invitar a divertirme, sonreí con suavidad y deslice mis labios hasta su rostro, rozando su mejilla lentamente hasta llegar a su oído y en él susurre -Al fin.. alguien interesante…- mordí con suavidad el lóbulo de su oreja, me levante y me dirigí hacia el padre con cara inocente, y moviéndome de manera sensual, cuando llegue a su altura le mire y vi que me miraba aterrorizado y le susurre -No tenga miedo… usted cree en dios verdad?- el padre asintió -Pues todo irá MUY bien..- mi sonrisa se torno sádica, y me gire hacía el chico mordiéndome con suavidad mi labio inferior esperando que se uniera a la fiesta.